miércoles, 27 de marzo de 2013

UN NUEVO RETROCESO: SERVICIO MILITAR OBLIGATORIO





En nuestro país, ese que en el extranjero es visto como la joya de América del Sur, las autoridades se esfuerzan por demostrar que seguimos siendo una sociedad profundamente atrasada. Digo todo ello, por la descabellada idea que ha tenido este Gobierno, a través del Ministro de Defensa, de restablecer en el Perú el “servicio militar obligatorio”, disfrazado esta vez de sorteo público.
 
El atropello a la libertad individual de los jóvenes (de los más pobres, eso lo veremos luego) se configuró con la promulgación del Decreto Supremo 001-2013-DE-EP, el mismo que a la letra dice así:
 
-      Artículo 1: Apruébese el llamamiento extraordinario de personal de la Clase 1995 y clases anteriores, para la incorporación voluntaria al Servicio Militar Acuartelado correspondiente al año 2013, en caso de que con el llamamiento ordinario no se logre alcanzar el número de seleccionados necesarios.
 

-      Artículo 3: Si, con el llamamiento extraordinario no se logre alcanzar el número de seleccionados voluntarios necesarios para el Servicio Militar Acuartelado, se procederá de inmediato con el sorteo establecido en el artículo 50 de la Ley del Servicio Militar, modificado por el Decreto Legislativo Nº 1146.
 

Las justificaciones de este atentado contra la libertad

Los defensores de esta aberración jurídica, entre ellos el congresista Luis Iberico, que ha demostrado que de Derecho no conoce absolutamente nada, dicen que como este supuesto estaba previsto en una ley entonces no hay nada que discutir, y por ende, los chicos no tienen otra opción que servir a la patria les guste o no.
 
El problema con este tipo de justificaciones es que la misma lógica nos puede llevar a defender atrocidades contra los derechos y libertades de las personas amparándonos en la existencia de una ley que como esta tiene serios vicios de inconstitucionalidad. ¿Se puede obligar a un muchacho a exponer su vida sin su consentimiento? ¿Puede el Estado disponer alegremente del futuro de los más jóvenes sin importar lo que ellos quieren? Yo creo que no.

Las autoridades castrenses han señalado que en la actualidad se requieren 60 mil voluntarios que presten servicio militar para cubrir todas las necesidades que la institución demanda. Asimismo, han afirmado que hoy en día el número de jóvenes que prestan servicio militar voluntario no llega ni a la mitad de la cifra antes mencionada. ¿Y quién es el responsable de esta situación? ¿Quién debió generar una política de defensa inteligente que corrija este problema? Adivinaron, el único gran responsable es el Estado.

¿Por qué en nuestro país se desactivó el servicio militar obligatorio?

Como bien nos lo recuerda Wilfredo Ardito, profesor de Derecho de la Pucp, el servicio militar obligatorio se abolió debido a las graves violaciones a los derechos humanos que se cometían contra los reclutas. Muchos casos fueron denunciados pero en muy pocos se sancionó a los verdaderos responsables, los cuales, en más de una oportunidad, fueron impunemente encubiertos por los jefes de los cuarteles.  

Pero lo más terrible de todo esto era que si uno analizaba el perfil de los jóvenes que cumplían con el servicio militar obligatorio encontraba que la mayoría de ellos provenían de familias pobres que no contaban con los recursos necesarios como para iniciar acciones legales contra aquellos que agredían a sus hijos al interior de los cuarteles. Eso no ocurría en el caso de las familias de clase media o alta, pues siempre encontraban la manera de evitar que sus hijos fuesen seleccionados para esta tarea. En otras palabras, sólo los hijos de las familias pobres eran “seleccionados” para servir obligatoriamente a la patria.

¿Queremos soldados baratos y sin derechos laborales?

Han pasado quince años desde que en el Perú se instauró el servicio militar voluntario. Muchos dicen que eso ha sido un fracaso y que a los jóvenes no les interesa servir a la nación. Yo me pregunto: ¿Cuántos jóvenes están dispuestos a poner su integridad en peligro a cambio de una propina de S/. 400 nuevos soles? ¿No es mejor acaso diseñar una política de incentivos que haga mucho más atractiva la opción de servir voluntariamente al Perú?

Si analizamos con atención este asunto nos daremos cuenta de que lo que en realidad quiere el Estado es contar con muchachos que trabajen para él a cambio de una propina que no llega ni siquiera al sueldo mínimo vital. Dicho de otro modo, el Estado quiere soldados baratos, personal al que no le tenga que garantizar los derechos laborales mínimos que todo trabajador merece. ¿Tan poco valora el Estado a nuestros jóvenes?

Otros defensores de este atentado contra el sentido común afirman que servir a la patria es un honor y que todos estamos obligados a dar la vida por nuestro país. La reflexión que hacen estos señores es tan estúpida que no me detendré a rebatirla porque sé que a toda persona con más de dos neuronas este argumento le ocasionará una muy fuerte carcajada. No obstante ello, quiero plantear tres preguntas: ¿El patriotismo nace con la promulgación de una ley? ¿El amor a la patria puede ser declarado por decreto? ¿Se puede obligar a una persona a querer algo cuando este sentimiento no surge de manera espontánea? Naturalmente que no. Por eso esta posición es tonta e inútil.

Las excepciones

Ahora bien, la norma (inconstitucional desde todo punto de vista), señala que están exonerados de este proceso de selección: 1) Personas con discapacidad física o mental grave y permanente, 2) Aquellos que acrediten ser los responsables del sostenimiento del hogar; 3) Jóvenes que estén cursando estudios universitarios; 4) Los que sufren pena privativa de libertad (era más que obvio), 5) Residentes en el extranjero; y 6) Los que acrediten estar prestando servicios a la comunidad.

Muy bien, si esas son las excepciones, por qué no incluimos también a los jóvenes que son padres de familia, a los que estudian una carrera técnica y no universitaria, a los que sin tener a cargo el sostenimiento de su familia contribuyen económicamente con la misma dentro de sus posibilidades, o simplemente a aquellos que trabajan dignamente porque así lo han decidido hacer. ¿Es que acaso estos supuestos no son igual de atendibles como los que la citada norma establece? He allí el problema de promulgar una norma con tantos vicios de inconstitucionalidad y con tan escaso rigor técnico.

¿Qué pasa si un muchacho que es seleccionado no se presenta?

Para coronar el disparate cometido, la norma señala que estos jóvenes serán sancionados con una multa del 50% de la Unidad Impositiva Tributaria. Es decir, si usted tiene un hijo que ha sido seleccionado para el servicio militar obligatorio y no quiere que este lo cumpla, debido a los serios riesgos que ello trae consigo para su vida, o por cualquier otra razón, simplemente deberá acercarse al lugar que corresponda (intuyo que será el Banco de la Nación) y pagar S/. 1850 nuevos soles.

Esto último hace que la norma en sí misma sea absolutamente discriminatoria. Volveremos a épocas pretéritas en las cuales los hijos de los más pobres eran quienes cumplían el servicio militar obligatorio. Estoy seguro de que cualquier padre que tenga la posibilidad económica de librar a su hijo de este atentado contra su libertad personal estará gustoso de pagar esa suma de dinero.

Más aún, si tomamos en cuenta los serios problemas de infraestructura de nuestras Fuerzas Armadas y el escaso nivel educativo que estas brindan a sus propios agentes: ¿Qué cosas positivas aprendería un joven que fue obligado a estar en un cuartel en contra de su voluntad? Si yo tuviera un hijo, no lo dudaría dos veces y empezaría ahora mismo a juntar el dinero requerido para pagar la dichosa multa.

Reflexión final

El Gobierno vuelve a caer en el efectismo, cree que con salidas torpes podrá corregir problemas estructurales. Al Gobierno parece no importarle el respeto por los derechos de sus ciudadanos, pretende violar la libertad de los jóvenes para cubrir las necesidades que su incapacidad y desinterés le han impedido atender.

Las Fuerzas Armadas, como la Policía Nacional del Perú, requieren una urgente reforma, un cambio de timón que las lleve por el camino de la modernización y profesionalización. Necesitamos contar con personal altamente calificado, gente con formación especial que sea capaz de enfrentar a la criminalidad,  el terrorismo y el narcotráfico. No podemos obligar a los jóvenes a pelear una batalla que los adultos no hemos sido capaces de afrontar con valor y decisión.

El Gobierno, con este tipo de medidas, nos demuestra que estamos muy lejos de ser una sociedad medianamente civilizada en la cual el respeto por los derechos y las libertades marcan la conducta de los poderes públicos. Por eso, esta iniciativa supone un retroceso en ese duro proceso que ha empezado el país para la construcción de una mejor y mayor ciudadanía para todos los peruanos.

Nota: Este artículo también ha sido publicado por el Observatorio Constitucional (Editorial Palestra) dirigido por César Landa Arroyo, ex presidente del Tribunal Constitucional.

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domingo, 24 de marzo de 2013

LOS IDIOTAS DE LA TRIBUNA




El fútbol, como dice un narrador televisivo, es el deporte más hermoso del mundo. El fútbol es la pasión de multitudes por excelencia. Las batallas épicas de la historia se ven representadas en el verde con gladiadores y generales que vestidos de corto dejan la piel en el gramado ante la mirada de un público deseoso de gritar gol.

Todos los hombres y mujeres que amamos este deporte, hemos soñado alguna vez con llegar a ser jugadores profesionales, vestir las sedas de nuestro equipo, defender los colores de nuestro pabellón y ser los protagonistas de una victoria épica que nos convierta en héroes nacionales y en ejemplo para las nuevas generaciones.

Yo tengo en la vida dos grandes aficiones, una de ellas es el fútbol. La felicidad que siento cuando veo a mi equipo sacar los tres puntos, a mi selección vencer al rival de turno, o a mi jugador favorito haciendo diabluras en el área del oponente, coronando su actuación inflando las redes, es un sentimiento indescriptible. ¿A quién no se le ha paralizado el corazón viendo un gol de chalaca?

Esta pasión se la debo a mi padre. Él puso en mis manos mis primeros diarios deportivos, las revistas de fútbol de la época, y con él me sentaba frente al televisor, el único que teníamos en aquellos años, a ver cómo el equipo de mis amores se jugaba el todo por el todo en cada clásico. Responsable de este sentimiento irracional es también mi tío, el hermano de mi madre, gran entendido de este deporte, y para mí, uno de los hinchas de Alianza Lima más fieles que yo conozco. Junto a él aprendí que la transmisión por radio es más emocionante que la televisiva, y por eso, incluso ahora, con todo el avance de la tecnología encima, sigo bajando el volumen del televisor para encender mi radio y disfrutar del deporte rey en la voz de estos encantadores de serpientes que siempre nos dicen: “la gordita pasó besando el palo”.

¿Por qué les digo todas estas cosas? ¿Por qué les cuento lo que el fútbol para mí significa? Lo hago porque desde hace mucho tiempo quería denunciar, como hincha que ama a este deporte, y lo ama desde que era chiquitito, a estos “idiotas de la tribuna” que se esconden en la multitud para lanzar gritos racistas en contra de los jugadores que visten la camiseta del oponente. Estas son las actitudes que no podemos permitir los que verdaderamente sentimos placer de compartir por noventa minutos una tribuna con otros hinchas que únicamente buscan felicidad al momento de comprar su boleto de entrada.

El racismo en el fútbol es un mal que está presente en muchas partes del mundo. Tanto en Europa como en América del Sur, las hinchadas, plagadas de cobardes e imbéciles, profieren insultos racistas con total impunidad. En Europa, sin embargo, sobre todo en los últimos años, muchos equipos han sido sancionados por las autoridades deportivas con la pérdida de puntos o el cierre temporal de sus estadios, por permitir este tipo de actos deleznables.

En América del Sur la situación es diferente. Los dirigentes actúan como si el insulto racista fuese parte de la cultura deportiva de nuestro pueblo, y lejos de tomar cartas en el asunto para corregir este problema, lo promueven tácitamente al seguir entregando entradas gratuitas a miembros de la barra, que apañados por ellos mismos, incurren en actos de vandalismo criminal cada domingo por la tarde. Ellos, los cabecillas de las barras, saben quiénes son los criminales disfrazados de hinchas. Ellos podrían identificarlos. Pero no lo hacen por un motivo: saben que su conducta será siempre impune porque los dirigentes no tienen el coraje para imponer el principio de autoridad en la tribuna.

En nuestro país la cosa no es menos preocupante. El día 15 de marzo estuve en el Estadio Nacional, junto a este tío con el que tantos clásicos he visto (en todos perdieron los míos, este no fue la excepción), y fui testigo de este racismo y de una violencia verbal inaceptable en un mundo civilizado. ¿Soy acaso un tonto al pensar que el hincha promedio en nuestro país debe ser un tipo civilizado?

No teníamos ni cinco minutos de partido y los gritos racistas bajaban de la tribuna con una virulencia capaz de asustar al más duro de los antropólogos. Bastaba que el jugador más habilidoso de Alianza Lima toque el balón para que los racistas vestidos de crema empezaran el griterío al que hace ya tiempo nos tienen acostumbrados: ¡Negro de mierda! ¡Negro bruto! ¡Mono, regrésate al zoológico!, entre otras estupideces. Lo más triste de todo esto es que estas frases aberrantes son escuchadas por niños y jóvenes adolescentes que creen que esto forma parte de la atmósfera del fútbol, y que el insulto  racista sirve para darle color a un espectáculo que en realidad debería ser una fiesta de paz y concordia.

Pero lo más triste no es el insulto racista que algunos desadaptados lanzan en contra de los jugadores. Lo más triste es que este tipo de frases causan risa y son celebradas por otros hombres y mujeres, cuyo tamaño de su cerebro no debe superar el de una mosca. De eso estoy seguro, porque hay que ser bastante imbécil como para que el racismo y el insulto sean motivo de celebración y de júbilo. ¿Cuál es el mensaje que le damos a la niñez cuando celebramos este tipo de “chistes”? Es un mensaje bastante peligroso. ¿Acaso no nos damos cuenta de la profunda humillación que deben sentir las víctimas  de este tipo de agresiones?

El racismo es una forma de negación del otro. Insultamos a las personas, hacemos referencia a su color de piel, las menospreciamos porque simplemente no las consideramos nuestros iguales. ¿Acaso el color de piel de alguien debe ser motivo de burla o de agresión? ¿Qué clase de sociedad queremos construir si nosotros mismos nos quedamos callados y no denunciamos o sancionamos moralmente estos actos?

El fútbol es un fenómeno social, como tal reproduce muchas de las taras que como sociedad venimos arrastrando a través de nuestra historia. El racismo y la discriminación en nuestro país siguen vigentes. Ahora el racismo se disfraza y las formas de discriminación se han vuelto más sofisticadas. Pero es en la tribuna, en momentos en los cuales lo más irracional del ser humano aflora, en donde el inconsciente racista que todos, en mayor o menor medida, llevamos dentro se torna evidente, descubriéndonos como una sociedad profundamente atrasada y violenta.

Yo tengo un sueño, como dijo Martin Luther King, yo sueño con una sociedad en la que chicos blancos, negros, cholos, mestizos puedan convivir en paz sin ningún prejuicio que los separe. Yo sueño con una sociedad en la que las personas no sean juzgadas por su color de piel sino por la fuerza de su espíritu. Yo sueño con que los hinchas del mañana no incurran en este tipo de actos que denigran la dignidad de la persona. Para alcanzar ese sueño, es preciso que los padres de familia que llevan a sus chicos al fútbol, que hacen el esfuerzo por ir a ver los partidos de Universitario de Deportes, Alianza Lima o de mi querida UTC de Cajamarca, impidan que las frases racistas de los “idiotas de la tribuna” contaminen el alma de sus muchachos. Solo así le diremos NO al racismo en el fútbol.

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lunes, 18 de marzo de 2013

¿QUÉ NOS DEJA LA VICTORIA DEL NO?





Susana Villarán puede respirar tranquila, al menos por unos días. Los resultados no se moverán. Lima, mayoritariamente la ratificó en el cargo de alcaldesa para el que fue democráticamente elegida en 2010. Pero SV debe ser cautelosa y humilde en esta hora. Ha llegado el momento de leer con inteligencia los resultados del día de ayer y replantear algunas estrategias que le permitan terminar su mandato sin mayores sobresaltos.

SV sabe, al menos eso parece, que una de sus primeras medidas a tomar será ampliar el espectro político y convocar a personalidades de diversas tendencias para darle mayor respaldo a su gestión. Tenemos un 48%  de limeños que creen que su gestión es deficiente. Esta es una llamada de atención severa para ella. La única manera de recuperar credibilidad frente a estos electores es con la presencia de nuevos cuadros que oxigenen y mejoren la calidad técnica de su administración. Por eso, de acá en adelante, la colaboración del PPC será vital en este terreno.

Por tal motivo, no resulta extraño que SV haya anunciado que hoy mismo se reunirá con Raúl Castro, líder del PPC, para hacer una evaluación de lo que dejó la jornada electoral, pensando ya en lo que se viene más adelante. Más aun teniendo en cuenta que las cifras del conteo rápido de varias empresas encuestadoras (Apoyo y Datun), señalan que existe la enorme posibilidad de que todos, o casi todos los regidores de Fuerza Social sean revocados. En este escenario, la participación del PPC será fundamental para darle a SV el respaldo que perderá con el éxodo de sus regidores, en especial, con la partida de Eduardo Zegarra, su teniente alcalde, y Marisa Glave, la regidora con mayor presencia mediática y su principal defensora.

¿Quiénes votaron por el NO? Yo diría que dentro del electorado que decidió por el NO, tenemos a cinco grandes grupos: 1) Los que no querían que Lima sea presa del caos e ingobernabilidad con una victoria del SI, 2) Los que advirtieron que esta revocatoria tenía el objetivo de favorecer los intereses políticos de algunos (Castañeda y García) en desmedro del interés de la ciudad, 3) Los que pensaron en lo costoso que resulta para el país organizar una nueva elección cuando falta muy poco para los comicios en 2014; 4) Los que respaldan la gestión de SV y se identifican con su manera de entender y hacer política; y 5) Los que están en contra de la revocatoria (de esta en particular) por considerar que debilita a la institucionalidad democrática y socava el poder de la autoridad.

En otras palabras, SV no debe interpretar que el 52% de apoyo al NO significa un respaldo mayoritario a su gestión. De hecho, un importante sector del electorado que marcó por el NO declara haberlo hecho a pesar de considerar que la gestión no ha sido la más eficiente. Para este sector, el peligro de una victoria del SI, una que hubiese ocasionado la salida de SV del cargo era mucho mayor al “supuesto” beneficio que la ciudad de Lima obtendría si esa posibilidad lograba concretarse.

Siendo ese el imaginario político de quienes la respaldaron, SV debe idear la manera de articular un discurso que sea capaz de hacer que la confianza recibida se mantenga hasta el final de su mandato. Esa será la única manera de poder hacer frente a las críticas que seguramente no tardarán en llegar de parte de los perdedores. Además, si su gestión se ve debilitada con la salida de un grueso de sus regidores, ella debe buscar fortalecer su imagen a nivel de la opinión pública, pues esa será la manera más inteligente de ganar el apoyo que necesita para seguir impulsado las grandes reformas que Lima exige.

Muchos analistas y políticos dicen que en la jornada de ayer no hemos tenido ganadores ni perdedores. Incluso han señalado que la democracia ganó. Frases hechas que en términos políticos no tienen mayor sustento. Toda elección deja resultados positivos y negativos para los que compitieron en ella. Eso es así desde que la política se llama política.

SV se ha visto fortalecida, eso está fuera de discusión, pero debe tener en cuenta lo antes señalado para que ese apoyo no se pierda en menos de lo que canta un gallo. No podemos decir lo mismo de sus regidores. Muchos de ellos han sido percibidos por la población, incluso por los que apoyaron el NO (y marcaron SI en sus casilleros), como personalidades que no aportaban mucho a su gestión. A muchos se los vinculó con grupos radicales y de izquierda recalcitrantes. Eso no quiere decir que esto sea verdad, pero la política es el terreno de las percepciones y las imágenes creadas. La gente vota no por lo que es, sino por lo que aparenta ser una persona o por lo que cree ver.

También han resultado ganadores los partidos que decidieron apoyar la campaña del NO a pesar de las cifras negativas con las que comenzaron esta aventura. Recordemos que el NO llegó a estar 25% abajo del SI hacia apenas un par de meses. ¿Quién sería tan loco como para arriesgarse a quemar su nave política en una batalla en la que tiene todas las de perder? Muy pocos. Por eso resulta destacable la posición asumida por Alejandro Toledo, Fernando Andrade, Javier Alva Orlandini, PPK, César Acuña y otros líderes que trajeron para el NO los votos de sus respectivas agrupaciones.

Pero la gran ganadora de la jornada fue Lourdes Flores, y con ella el PPC. Lourdes demostró ser una verdadera estadista, una demócrata a carta cabal que más allá de las diferencias políticas es capaz de tender puentes de diálogo para la defensa de las instituciones y principios democráticos. Su participación le dio un empujón a la campaña de SV que fue decisivo en la última semana. Además, ha logrado posicionar en el imaginario colectivo de los electores a una nueva camada de dirigentes pepecistas que seguramente serán las voces de su partido en los próximos años. Ahora, si las cifras se confirman, será el PPC el partido con mayoría en el Concejo Metropolitano, y a su vez, tendrá  muchas posibilidades de triunfo de cara a las municipales de 2014. Recordemos que históricamente Lima siempre fue pepecista.

Por otro lado, los grandes perdedores han sido Luis Castañeda y Alan García. Al final, los ciudadanos, muchos de ellos, terminaron por darse cuenta de que Marco Tulio, Patricia Juárez, Nidia Vilchez y Mauricio Mulder, no eran otra cosa que personajes de segundo rango que respondían a los intereses y directivas de ambos. Ellos se colocaron detrás de bambalinas, jamás quisieron dar la cara, prefirieron intrigar desde las sombras, y mandaron al paredón de fusilamiento a sus “colaboradores”. Pero a última hora, en especial en esta última semana,  los ciudadanos corrieron el telón de fondo, los dejaron al descubierto y los sancionaron por su pusilanimidad y cinismo político. ¿O alguien cree que el Apra decidió apoyar la revocatoria sin pedirle permiso para ello a Alan García?

Finalmente, y este es un comentario más personal que político, el gran sacrificado de esta campaña terminó siendo Luis Castañeda Pardo, hijo del ex alcalde, pues las cifras lo dan como el regidor que con mayor claridad terminó siendo revocado. Es una pena por este joven muchacho, pues terminó poniendo la cara y peleando una batalla que no era la suya, todo por querer salvarle el pellejo a su padre. Padre e hijo fueron por lana y salieron trasquilados, aunque la infamia del padre fue mayor: ¿Qué padre expone a su hijo de esa manera? ¿Qué padre le pide a su hijo pelear combates que no le competen a sabiendas de que puede salir herido de muerte? Saque usted sus propias conclusiones, y recuerde este hecho el día en que el señor Castañeda decida volver a postular a un cargo público.

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jueves, 14 de marzo de 2013

Jorge Mario Bergoglio: la vida pública del nuevo Papa




El mundo está feliz. Los 1200 millones de católicos celebran el nombramiento del nuevo Papa, el argentino Jorge Mario Bergoglio, quien será llamado por sus fieles con el nombre de Francisco I. La algarabía ha sido general, pero ese júbilo, sin lugar a dudas, es mucho mayor en América Latina, en especial, en su natal Argentina. Cientos de argentinos tomaron las calles de Buenos Aires para celebrar dicha designación y desearle al nuevo Papa el mayor de los éxitos. Pero no todos comparten esa misma felicidad, algunos medios en ese país recuerdan el papel que la Iglesia, y en especial Bergoglio, cumplió durante los años de la dictadura argentina (1976-1983).

Cuando los curas jesuitas decidieron denunciar los abusos del régimen militar, el nuevo Papa optó por asumir una posición timorata y permisiva frente a los atroces crímenes que la Junta Militar cometía a diario en este país. Bergoglio guardó silencio, y se mantuvo alejado de los asuntos políticos, para luego alegar desconocimiento de lo que ocurría durante los años oscuros del régimen de facto. La frase que marcó la conducta de Bergoglio en esos años fue: “el lugar de los sacerdotes eran las iglesias”.

Bergoglio y la dictadura

El 15 de noviembre de 1976 se llevó a cabo una reunión entre la Junta Militar y la Conferencia Episcopal argentina, en ella los representantes del clero dejaron sentada su posición frente al proceso iniciado por los militares luego del golpe de Estado de 1976. La posición de la Iglesia fue la siguiente: “de ninguna manera pretendemos plantear una posición crítica a la acción del gobierno  dado que un fracaso llevaría, con mucha probabilidad, al marxismo, por lo cual acompañamos al actual proceso de re-organización del país”.

Es decir, en forma clara y explícita se menciona la adhesión y aceptación episcopal de la dictadura que acabó con la vida de miles de argentinos so pretexto de librar al continente de los peligros que el ateísmo marxista traía consigo. Así consta en los archivos del episcopado de la calle Suipacha en Buenos Aires. Esta es la verdad que Bergoglio pretendió encubrir con la publicación del libro “Iglesia y Democracia en la Argentina”, que él editó en 2006.

Bergoglio, en el libro antes citado, señala que la Iglesia “fue conociendo de a poco el proceder de la Junta Militar”. Esto que pudiera parecer cierto, contrasta con lo que miembros de la propia Iglesia argentina como el cardenal Raúl Primatesta y los obispos Vicente Zazpe, Miguel Hesayne y Enrique Angelelli, informaron el 10 de mayo de 1976 en la Asamblea Plenaria del Episcopado. En esta reunión los sacerdotes dijeron: “se han producido numerosos despidos en las fábricas, secuestros, ejecuciones llevadas a cabo por grupos parapoliciales y desapariciones forzadas”. También hablaron de corrupción, torturas policiales y una numerosa cantidad de personas detenidas injustamente.

El obispo Hesayne, con una mayor firmeza que los demás, señaló que la “Iglesia debía apoyar a los familiares de las personas detenidas-desaparecidas, y lamentaba que el Episcopado estuviera dividido y los militares pudieran valerse de unos obispos en contra de otros”. Entonces, siguiendo a Bergoglio: ¿podemos creer que la Iglesia argentina no sabía de los actos de violación contra los derechos humanos cometidos por la dictadura a la cual ella decidió apoyar? ¿Él no sabía sobre los crímenes que a diario eran cometidos por los militares en contra del pueblo argentino?

Pero las acusaciones más duras contra Bergoglio llegaron luego de la publicación de su libro “El Jesuita”. En este texto, Bergoglio explicó que su misión como provincial de la Compañía de Jesús entre 1973 y 1979 fue la de ayudar a los más pobres y necesitados. Sin embargo, Emilio Mignone, fundador del CELS, recuerda que ese periodo estuvo manchado por las denuncias de los sacerdotes Orlando Yorio y Francisco Jalics, quienes afirmaron que fue Bergoglio quien los entregó a los militares. Ambos estuvieron secuestrados durante cinco meses.

En ese operativo también fueron detenidos cuatro catequistas y dos de sus esposos. Estos no tuvieron la misma suerte de los obispos pues hasta el día de hoy permanecen desaparecidos. Entre estas víctimas se cuentan a Candelaria Mignone, hija de Emilio, y María Vásquez Ocampo, hija de Martha Ocampo, presidenta de Madres de Plaza de Mayo. Estas denuncias, hasta el día de hoy, no han sido esclarecidas.

Bergoglio y la libertad de los hombres

Pretender que alguno de los cardenales “papables” tenga una posición mucho más flexible y tolerante sobre temas como la unión homosexual, el aborto o la eutanasia, es una ingenuidad. En este tipo de controversias la jerarquía eclesial tiene un discurso monocorde que no admite prueba en contrario. No importa si el mundo cambió, si la realidad se impone sobre los dogmas o si las sociedades han empezado a reconocer que todas las personas, sin distinción de ningún tipo, tienen derecho a ser felices. Nada de eso importa. Para las autoridades eclesiásticas las verdades divinas no admiten discusión. “Existen modos de vida que simplemente no están dentro del plan que Dios quiere que los hombres sigan”. ¿Quién sabe qué cosa Dios quiso para los hombres? Pues ellos mismos, y así será por los siguientes dos mil años.

Más allá de ello, resulta interesante hacer referencia a la manera cómo Bergoglio ha encarado estos temas durante sus años como Cardenal en Argentina. Dicen que el lenguaje de los hombres es el mundo que ellos conocen, por eso es importante recordar algunas de sus más polémicas intervenciones en torno a estos temas.

Bergoglio es reconocido como un opositor tenaz y acérrimo al matrimonio igualitario y al aborto no punible. Hace algún tiempo, durante el debate que generó el proyecto de ley impulsado por el oficialismo argentino que buscaba legalizar el matrimonio homosexual, Bergoglio redactó una carta de rechazo dirigida a los cuatro monasterios de Buenos Aires. En esta comunicación Bergoglio dijo lo siguiente: “no seamos ingenuos: no se trata de una simple lucha política; es la pretensión destructiva al plan de Dios”. Es decir, en la filosofía del nuevo Papa, las luchas por el reconocimiento de derechos civiles en países como Argentina no son otra cosa que planes diseñados por el demonio para acabar con la obra perfecta de Dios.

Sobre este mismo asunto, Bergoglio también afirmó que el proyecto de ley presentado constituía una “movida” del padre de la mentira que pretende confundir y engañar a los hijos de Dios. Para Bergoglio, todos aquellos que apoyamos la adopción de medidas igualitarias por parte de los gobiernos de nuestro continente en favor de minorías sexuales históricamente discriminadas y perseguidas, hemos sido engañados por el Demonio y hemos sucumbido ante los artilugios de sus promotores en la tierra. Es decir, los movimientos de derechos humanos que han enarbolado las banderas del igualitarismo son para el nuevo Papa algo así como los “jinetes del apocalipsis del siglo XXI”.

Bergoglio y la política

Estas declaraciones y su posición militante en contra de la propuesta (la cual al final terminó por imponerse), motivaron una dura respuesta por parte del gobierno argentino. Dicho sea de paso, la relación de Bergoglio con la pareja Kirchner no ha sido de las mejores. En alguna oportunidad, Néstor Kirchner llegó a decir que los obispos, con Bergoglio a la cabeza, eran un factor de cuestionamiento a su gestión. ¿No era acaso que el papel de los obispos está en las Iglesias y no en la política? Para Néstor, Bergoglio, así lo señaló públicamente, era el verdadero representante de la oposición.

Luego llegó Cristina a la presidencia, y la polémica por el matrimonio homosexual agudizó la tirante relación que siempre existió entre ellos. Bergoglio afirmó que quienes apoyaban esta propuesta se ponían al servicio del demonio, pues arteramente atentaban contra la imagen de Dios: hombre y mujer que reciben el mandato de crecer, multiplicarse y dominar la tierra. La respuesta de Cristina no se haría esperar: “me preocupa el tono que ha adquirido el discurso, se plantea como una cuestión de moral religiosa y atentatoria del orden natural, cuando en realidad lo que se está haciendo es mirar una realidad que ya está”, señaló. Al poco tiempo, la presidenta calificaría a este tipo de discurso como desfasado y lo comparó con el que se tenía en la época medieval e Inquisitorial.

Bergoglio y los derechos de la mujer

A pesar de haber invocado  a Dios muchas veces, Bergoglio no pudo impedir la promulgación del matrimonio igualitario en Argentina. Pero los encontronazos con el Gobierno de su país no acabaron allí. De hecho, Bergoglio siguió criticando duramente las decisiones que el Gobierno de Cristina adoptó con relación a temas vinculados a los derechos sexuales y reproductivos de la mujer.

Todos recuerdan su oposición a que el Estado promoviera campañas de educación sexual, planificación familiar y entrega de anticonceptivos para las mujeres a nivel nacional. Esa misma actitud de rechazo presentó cuando Cristina decidió dar luz verde a la promoción de programas de inseminación artificial gratuitos. No hace falta señalar que Bergoglio se opuso ferozmente a debatir la posibilidad de que las parejas homosexuales puedan adoptar niños como ocurre en otras partes del mundo.

Pero el repertorio de declaraciones de Bergoglio sobre los derechos de las mujeres llegó a su clímax el 4 de junio de 2007. En plena campaña presidencial, refiriéndose a la candidatura de Cristina, el nuevo Papa dijo (tomen nota): "las mujeres son naturalmente ineptas para ejercer cargos políticos. El orden natural y los hechos nos enseñan que el hombre es el ser político por excelencia; las Escrituras nos demuestran que la mujer siempre es el apoyo del hombre pensador y hacedor, pero nada más que eso”. Y finalizó diciendo: “hay que tener memoria; tuvimos una mujer como Presidente de la Nación y todos sabemos qué pasó”, en clara alusión a la viuda de Perón, Estela María Martínez. 

A modo de conclusión

Los argentinos parecen tener una muy buena memoria, y le recordaron a Bergoglio que el gobierno de Estela fue interrumpido de manera violenta por las armas de los militares golpistas a los cuales la Iglesia y él con su silencio cómplice apoyaron.

Esta es también la historia del nuevo Papa. Historia que seguramente muchos prefieren no recordar. Los hombres somos esclavos de nuestras palabras. Nuestra conducta es consecuencia de la personalidad que nosotros tenemos. Por ello, quienes asumen que la llegada de Jorge Mario Bergoglio a Roma abrirá una nueva etapa en la historia de la Iglesia están profundamente equivocados. Nada cambiará, y así será, por los siglos de los siglos. Amén.

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lunes, 11 de marzo de 2013

Marca cuarenta veces NO





Hoy más que nunca votaré por el NO. En procesos electorales tan polarizados como el que estamos viviendo es fundamental poder escuchar a las partes, y reflexionar sobre sus planteamientos. Yo, como muchos otros, me tomé el trabajo de informarme para emitir mi voto. Ayer, fecha en la que se llevó a cabo el “debate” entre el SÍ y el NO, no pude sino confirmar lo que muchos ya sabíamos: “Esta revocatoria no tiene ni pies ni cabeza, no existen razones de fondo para revocar a los cuarenta miembros del Concejo Metropolitano de Lima”.

No me pronunciaré sobre el triste y bochornoso espectáculo que los “revocadores” (es decir, los empleados de Castañeda y García), nos brindaron a los ciudadanos al no asistir al debate (correrse cobardemente, diría yo) a pesar de haberse comprometido a hacerlo en la mañana del día de ayer. La miseria moral de estos oscuros personajes, sicarios de los verdaderos “titiriteros”, ha sido tan evidente que sólo un mononeuronal podría creer que para ellos lo más importante es el bienestar de nuestra Lima.

Las personas debemos responder por nuestros actos, nuestra conducta pública es la que se expone al escrutinio ciudadano. Únicamente quiero dejar en claro que resulta muy peligroso para un país el que su clase dirigente no sea capaz de respetar los acuerdos y reglas de juego a los cuales se comprometen de manera voluntaria. Esto es así porque el cumplimiento de las reglas es lo que garantiza el orden y la estabilidad de una sociedad.

Querer cambiar lo acordado a medio camino, pretender hacer añicos las promesas y tirarse abajo una negociación pone en evidencia la informalidad e improvisación de aquellos que han llevado a Lima a una situación tan peligrosa como la que ahora estamos viviendo. Así han actuado desde un inicio los revocadores. Esto es algo que debemos tomar en cuenta al momento de votar este 17 de marzo.

Yo votaré por el NO porque considero que esta gestión, a pesar de haber cometido errores que están siendo corregidos, no es, ni por asomo, la más ineficiente de la historia, como maliciosamente los “revocadores” han venido sosteniendo desde el momento en el que Susana Villarán asumió el cargo.

Porque hay que decir las cosas como son, a SV la quisieron fuera del municipio desde el preciso instante en el que ella decidió declararle la guerra frontal a la corrupción. Ellos no quieren una gestión decente y honesta, ellos quieren de vuelta a los defensores del “arreglo, la cutra y el tanto por ciento”. Esta es una verdad que ni el más fanático del SI puede negar.

Los revocadores han señalado, una y otra vez, bajo el lema “miente, miente que algo queda”, que la ineficiencia de esta gestión la coloca como la más precaria de los últimos años. Sin embargo, publicaciones independientes como la Revista Poder, difundieron un estudio en el cual se puede apreciar dos cosas: 1) La gestión de SV no es la más ineficiente; y 2) Si comparamos los dos primeros años de gestión de SV y los confrontamos con lo que sus antecesores hicieron en ese mismo periodo, podemos decir que SV supera con creces el desempeño de varios de ellos.

Durante la elección municipal en la que resultó elegida SV, sus opositores la tildaron de comunista, marxista, e incluso de pro terrorista (infamia, que nunca fue rectificada, dicho sea de paso), los mismos que hoy en día pretenden revocarla dijeron que si ella ganaba la elección terminaría espantando a la inversión privada y que ello generaría un profundo retroceso para la ciudad.

Las mentiras en la política, como en la vida misma, tienen patas cortas. La verdad siempre se termina imponiendo, al menos para aquellos que no tienen miedo de aceptarla. La gestión de SV ha promovido una inversión privada por 7 mil millones de soles para obras de infraestructura (5 grandes proyectos viales). ¿Dónde está entonces la señora pro terrorista que desplomaría la estabilidad económica del municipio? No está, y nunca estuvo, porque SV hace rato ha demostrado ser una mujer de una izquierda democrática que reconoce la importancia de las asociaciones público-privadas para el desarrollo de un país.

También han dicho los revocadores, más de sus mentiras, que esta gestión no ha hecho obras, que Lima se ha paralizado desde que esta gestión comenzó, que las inauguraciones de obra física han brillado por su ausencia. Bueno, para demostrar rápidamente que eso también es mentira, debemos decir que esta gestión ejecutó en dos años el mantenimiento de 300 km de vías (cifra récord si tenemos en cuenta la lentitud con la que se maneja el Estado). Además, es increíble que los revocadores no reconozcan la importancia que para la salud de los más pobres tiene la construcción de 4 hospitales llevados a cabo por esta gestión a la cual ellos pretenden “interesadamente” revocar.

A diferencia de lo que ocurrió en la gestión pasada, SV entendió que las obras de un municipio “no se miden únicamente en toneladas de cemento”. Por eso, esta gestión, con el apoyo de todos los regidores, ha promovido programas como Barrio Mío y Chicos Chamba, destinados a capacitar a jóvenes para el ejercicio de un empleo y oficio, además de brindarles ayuda psicológica, una tarea fundamental en una ciudad tan violenta como la nuestra. Al mismo tiempo, se implementó un programa de ayuda para las mujeres víctimas de violencia familiar, el cual además de darles cobijo les ofrece asesoría legal a la hora de denunciar y procesar a sus victimarios. ¿Es que acaso este esfuerzo no es digno de ser reconocido?

Lo mismo ha ocurrido en el campo de la cultura y el arte en los cuales la gestión actual ha llevado adelante importantes iniciativas para que los limeños, especialmente los más jóvenes, puedan tener acceso a espectáculos culturales que enriquezcan sus vidas como fue la organización del Primer Festival de Artes Escénicas de Lima. Es una verdadera pena que quienes promueven la revocatoria crean que el teatro, la música, o la danza, son pasatiempos reservados únicamente para los ricos y que a las clases medias y populares estas actividades no les interesan.

Esta gestión tiene el enorme crédito de haber enfrentado un problema que tenía 40 años sin ser resuelto. Con decisión política y diálogo (hasta donde se pudo) se logró el traslado del mercado de “La Parada” al nuevo Mercado Modelo de Santa Anita. Esto es muy importante, pues además de formalizar el comercio de alimentos en la ciudad, asegura los derechos de sus trabajadores y preserva la salud de quienes a diario consumimos estos productos.

Combatir la informalidad en el transporte fue una de las ofertas de campaña de SV, esta propuesta ha sido cumplida con decisión. Problemas complejos como este no pueden ser resueltos en dos años, pero qué duda cabe que esta gestión ha tenido el coraje de salir al frente y combatir a las mafias que organizaron 9 paros, a todos ellos SV les puso el pecho, y todos ellos fracasaron. Hoy en día la reforma del trasporte avanza a mayor velocidad. Esta es la gran reforma que los revocadores, los mismos que por puro cálculo político nunca quisieron hacerla, pretenden paralizar.

Finalmente, yo también votaré por el NO, porque creo que es necesario apostar por el fortalecimiento de las instituciones democráticas. Vivimos en un país en el cual el respeto por las reglas democráticas es casi nulo. Vivimos en un país en el que se premia la pendejada y la viveza de quienes “como sea” y al “precio que sea” quiebran el orden democrático y minan a las autoridades cuando estas resultan incómodas y no quieren formar parte  de los “negocios bajo la mesa”.

Yo votaré por el NO porque SV es una mujer decente y honesta, y eso para mí, en un país acostumbrado a los Fujimori, los García, los Castañeda, entre tantos otros de la misma gavilla, es un mérito digno de resaltar. Susana Villarán ha demostrado en dos años que en el Perú robar NO es la regla, y que se pueden hacer obras “sin mancharse las manos con el sucio dinero de la corrupción”.

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lunes, 4 de marzo de 2013

¿Qué hacemos los peruanos para proteger a mujeres como "Bibi"?





Una mujer afgana, Bibi Aisha Mohammadzai, tenía apenas 12 años cuando  su padre la comprometió para que contraiga matrimonio con un combatiente del movimiento talibán. Cuando cumplió los 14 años, ella fue obligada a casarse con el combatiente. Así se inició el infierno trágico que le tocaría vivir por cometer el pecado de querer ser una “mujer libre”.

Desde que contrajo nupcias, Bibi fue víctima de violencia física y psicológica. No existen males que duren cien años, ni cuerpos que los resistan, eso Bibi lo entendió a punta de golpes y humillaciones, por eso, al cumplir los 18 años, se escapó de su casa para salvar su vida. Lo peor vendría después, al cabo de unos días, Bibi fue detenida y encarcelada por las fuerzas del orden de su país, quienes no tuvieron mejor idea que ponerla en manos de su desquiciado esposo.

La violencia que su esposo practicaba en contra suya llegó a límites insospechados, a Bibi le cortó la nariz y las orejas, para luego dejarla abandonada a su suerte como si fuera un animal degollado. Pero Bibi fue rescatada y atendida en un hospital estadounidense y pasó a ser protegida por una fundación dedicada a defender los derechos de las mujeres de esta parte del mundo.

Luego de muchas operaciones reconstructivas Bibi tiene una nueva nariz, sus cicatrices en su cuerpo desaparecen lentamente, no podemos decir lo mismo de las heridas que ella lleva grababas en el alma, tampoco de los traumas que su mente y su memoria no pueden olvidar. A pesar de todo su dolor, Bibi está decidida a luchar por salvarles la vida a los cientos de miles de mujeres afganas que en estos momentos padecen el martirio que a ella le tocó vivir.

¿Por qué ocuparnos de una historia que ocurrió a miles de kilómetros de nuestro país? ¿Por qué nos debería interesar conocer la historia de Bibi y de tantas otras mujeres que sufren a diario la violencia a manos de sus enfermas parejas? La respuesta es muy simple: en el Perú tenemos a miles de “Bibis” que por diversas razones son víctimas de humillaciones y vejámenes sin que ello genere mayor indignación en nuestra sociedad. De hecho, cuántas veces son los propios familiares de las víctimas los que justifican esta insana violencia y encubren a los responsables de tanta barbarie.

La realidad afgana, la vida de las mujeres y la violencia que contra estas se practica en esta región del globo no son ajenas a lo que ocurre en nuestro país, más aún si tomamos como referencia las cifras que las propias entidades de nuestro Estado han hecho públicas dando cuenta de los delitos que se cometen en contra de las mujeres y de la vida miserable a la cual ellas están condenadas sino se someten a las órdenes de sus captores, a los cuales ellas llaman esposos, novios o ex parejas.

De acuerdo a estadísticas oficiales elaboradas por instituciones como el Ministerio Público (no es la única), tenemos que en el Perú  se han registrado 135 (2009), 117 (2010), 64 (2011), 97 (2012) casos de feminicidio durante estos 4 años.

El feminicidio es el asesinato evitable contra la mujer por razones de género. Los estudios arrojan que en más de un 80% de los casos el victimario es la pareja o ex pareja de la víctima. Además, se sabe que muchas veces son los policías, jueces y fiscales los que terminan responsabilizando a las mujeres de los actos de violencia que ellas sufren. Frases como: ¿Quizá tú tuviste la culpa? ¿Por qué haces enojar a tu marido? ¿Qué ropas usabas cuando tu esposo te golpeó por celos?, terminan evidenciando la miseria moral y estrechez mental de los que tienen la misión de procesar las denuncias que las mujeres hacen en contra de sus agresores.

Asimismo, los informes señalan que en la mayoría de los casos las mujeres mueren acuchilladas, estranguladas, baleadas o golpeadas hasta su muerte. Nadie podría imaginar que el escenario en el que se cometen estos sangrientos delitos es el domicilio de la propia víctima (duermen con sus verdugos). Lo peor de todo esto es que en muchos casos las víctimas denunciaron a sus agresores por actos de violencia física, psicológica o sexual cometidos de manera reiterada por estos, sin que ello motivara a las autoridades a tomar las medidas necesarias para poner punto final a tanta violencia. Los agresores son tratados con benevolencia y al poco tiempo vuelven al hogar para seguir ensañándose con sus víctimas. En otras palabras, estos asesinatos se pudieron evitar. Esa es la dura y cruda realidad en nuestro país.

En el año 2012, Lima registró 24 víctimas de feminicidio, seguida por los departamento de Junín (9), Puno (6), Tacna (6) y Lambayeque (5). Es decir, en estos departamentos se registró el 51.6% de los casos de feminicidio a nivel nacional. Cifra que grafica la magnitud de este problema social cuyo saldo final arroja el estremecedor número de aproximadamente 410 mujeres asesinadas en los últimos 4 años por razones de género.

¿Qué hace el Estado para frenar esta violencia y proteger adecuadamente a sus mujeres? Al parecer, los esfuerzos que se han venido dando en los últimos años no han dado los frutos que todos esperaban. Falta una política integral que ataqué el problema de modo estructural. Se requiere de una coordinación y cooperación constante entre las instituciones involucradas. Además, es necesario que la sociedad sancione y repudie drásticamente este tipo de actos atroces, y para eso, no existe otra fórmula que no sea la de fomentar una educación con enfoque de género a nivel nacional.

Los peruanos y peruanas debemos exigir sanciones ejemplares no sólo para ladrones o delincuentes, sino también para esos maridos o ex parejas cobardes que violentan a las mujeres. Mientras no seamos capaces como sociedad de entender que nadie tiene derecho a maltratar a una mujer, que ningún marido celoso puede agarrar a trompadas a su esposa, que ningún novio o enamorado puede destrozarle la cara a su pareja en un arranque de cólera, no lograremos vencer a este problema que trasciende la esfera de los estrictamente penal, y nos muestra la peor cara de lo que somos como sociedad, y de lo que debemos dejar de ser. No es posible hablar de un país que crece y se desarrolla cuando tenemos una de las tasas de violencia contra la mujer más altas del continente. Decir eso es una infamia.

Nota: Este artículo será también publicado en http://elcristalroto.pe/ portal institucional de la Facultad de Derecho de la Universidad del Pacífico.

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