miércoles, 22 de septiembre de 2010

Susana Villarán y Lourdes Flores: los miedos y temores del gran capital




Hasta hace algunas semanas doña Susana Villarán era conocida como Villarán la 5%. La candidatura de Susana no pegaba. Ni en el sector A, B, C, D, E o Z asomaba Susana como una candidata de fuerza. Delante de Villarán aparecían dos candidatos fuertes que concentraban a la mayor cantidad del electorado limeño: Lourdes Flores y Alex Kouri. Este último, que durante largo tiempo había encabezado las encuestas de opinión, vio cómo su sueño de convertirse en el próximo alcalde metropolitano de Lima se iba esfumando poco a poco. Lourdes Flores había decidido participar en las elecciones y con ello los temores de enfrentar a una candidata de peso, con un pasivo político mucho menor al suyo, comenzaban a resquebrajar su confianza. Lourdes, cuyas condiciones y habilidades políticas son indiscutibles fue poco a poco escalando posiciones y en pocas semanas le arrebató el cómodo primer lugar. Además, y ese creo fue el punto de quiebre en la contienda Flores-Kouri, el buen Alex fue identificado por el electorado como el candidato de la corrupción, y entre el mote de Alex el corrupto, Alex el fujimontesinista, Alex el cobra peajes, y las apariciones diarias del Francotirador tildándolo de ladrón, asalta caminos, pilluelo, etc., la candidatura de Kouri fue decayendo día a día. El epílogo electoral para Kouri llegó el día en el que el Jurado Nacional de Elecciones tachaba su candidatura y lo dejaba fuera de carrera. Ese mismo día comenzó la pesadilla de Lourdes Flores.

Con Kouri fuera de camino, Lourdes debía esperar con tranquilidad y confianza el 3 de octubre para saborear la miel de la victoria, una miel tantas veces esquiva para ella y para su partido en los últimos años. Lourdes, la candidata que había logrado consolidar un importante 30% de adhesión entre los limeños veía desde lo alto las fugaces apariciones de algunos otros candidatos que a duras penas superaban los dos dígitos. Es importante señalar que la aprobación de Lourdes, incluso luego de las críticas recibidas por sus vínculos con Cesar Cataño y luego de la difusión del audio en el cual nos invita a todos los votantes a meternos la elección municipal por el poto, no sufrió mayor merma, siempre estuvo por encima del 30% o 28%, en su peor momento. Lo que Lourdes jamás imaginó es que Susana iniciaría un vertiginoso repunte en la intención de voto. Susana en menos de un mes pasó de un magro e insignificante 4% a 42%, repunte que es capaz de sacar de quicio a cualquier mortal, sobre todo a una mortal como Lourdes que en las dos últimas elecciones presidenciales vio frustrado su sueño de llegar al sillón de Pizarro por casi nada, casi 60000 votos en la última elección. Lourdes debía de replantear la estrategia y el discurso mediático, contra la Villarán la línea divisoria entre la corrupción y la decencia no funcionaba, más cuando las críticas y los vínculos de Lourdes con Cataño se tornaban mucho más evidentes. Entonces, el ajedrez político exigía un reacomodo de piezas, no era necesariamente Villarán la candidata que era cuestionada por sus juntas y vínculos poco decentes con personajes ciertamente oscuros. Ese reacomodo, esa redefinición y reperfilamiento de campaña, en mi modo de ver las cosas, jamás llegó.

Lo curioso es que el repunte de la Villarán no creo se deba al hecho de contar o no con un mejor plan de gobierno municipal, ni a la presentación de un mejor equipo de campaña, ni a un mensaje o conjunto de propuestas que llegan con mayor facilidad al electorado. Son 9 los candidatos que se presentan en estas elecciones municipales. Evidentemente, con ciertos matices y algunas casi imperceptibles diferencias, el diagnóstico y las soluciones en torno a los problemas que debe afrontar Lima se parecen mucho entre sí. La campaña municipal, al menos esta campaña municipal no da mucho espacio para la imaginación o la propuesta innovadora. Pero si el despegue de la Villarán no se debe a su mejor posicionamiento o mejor capacidad de exposición de su programa de gobierno, pues mucho menos se debe a una corriente ideológica creciente a favor de los valores e ideales de la izquierda en el Perú. Creer que la candidatura de Villarán es el resultado de un reposicionamiento de la izquierda nacional en el escenario político es una ingenuidad. El votante en el Perú, sobre todo el elector municipal o vecinal es el menos ideológico de todos. Nadie vota por afinidades ideológicas o de orden programático. Nadie vota por Lourdes por compartir los valores de la democracia cristiana conservadora. Nadie vota por Villarán por la defensa que ella hace de los principios de la social democracia liberal. Nuestro electorado se mueve en torno a las simpatías, afectos y pasiones que el candidato genere. Como diría el gran Víctor Raúl Haya de la Torre: el candidato debe ser capaz de ganarse el corazón de la gente. Así, el discurso debe moverse en el terreno de las emociones.

Entonces, si la explicación de este fenómeno no tiene un trasfondo ideológico o programático, cuál es la razón del mismo. Comparto la opinión de analistas como Carlos Basombrío cuando preguntado por el particular señala que el electorado peruano, elección a elección, suele identificarse con rostros nuevos, con caras nuevas, con figuras nuevas que doten de una bocanada de aire fresco a nuestro escenario político nacional. Lourdes creyó que el electorado limeño premiaría con su voto al candidato que le asegurase una continuidad en torno a los lineamientos y proyectos iniciados durante la gestión de Castañeda. Es cierto esa percepción inicial no resultaba ser descabellada, sobre todo si se tiene en cuenta que el actual alcalde, a pesar del escándalo desatado por el caso Comunicore y las irregularidades en la construcción del Metropolitano, mantuvo siempre una aprobación mayor al 60%. El problema es que a pesar de la nota aprobatoria con la que los electores evalúan la gestión del actual alcalde, estos mismos electores están deseosos de algo nuevo. Susana llegó con ese mensaje, ofrece dar continuidad a lo positivo de la gestión de Castañeda, pero a su discurso le agrega la prédica de la gestión sin corrupción, de transparencia y mayor comunicación en torno a las obras que se hacen y al gasto público. Susana no tuvo mayor reparo en denunciar las irregularidades del caso Comunicore, prometió fiscalizar y auditar la gestión de Castañeda y denunciar todo aquello que tenga contenido delictivo. Lo mismo ha prometido Lourdes Flores, pero al parecer el electorado no le cree, o no en la misma medida que a Susana, sobre todo si tomamos en consideración que Lourdes lleva en su lista de regidores a uno de los hijos de Castañeda.

A pesar de ello, la figura de Susana aún no lograba el posicionamiento mediático necesario para despertar mayores simpatías entre el electorado. O incluso, para muchos el nombre de Susana Villarán era aún desconocido. En muchos sectores de la gran Lima, nadie hablaba de la Villarán, para bien o para mal, ya sea para criticar o defender su candidatura, para muchos la Villarán seguía siendo una perfecta desconocida. Pero con el repunte llegaron los ataques mediáticos. Periodistas como Aldo Mariátegui, diarios como Correo, le dedicaron una serie sucesiva de portadas agraviantes y difamatorias, estoy siendo bastante cauto en el uso de los calificativos, porque la frase que mejor grafica el proceder de Aldo es: la quería hacer mierda a la terruca Villarán. Pero contra todo pronóstico, el impacto de esta brutal campaña fue absolutamente inverso al pensado por sus promotores. Los insultos de Mariátegui, ya sea en su periódico o en el noticiero en el cual juega a ser conductor, contribuyeron con Villarán y su persona comenzó a hacerse notablemente conocida. Si a ello le sumamos el caso Cataño, los audios, los minutos que Jaime Bayli dedica en su programa a criticar a Lourdes, dicho sea de paso mientras Jaime le profesaba su respaldo personal y su simpatía política a Lourdes nadie puso en duda la objetividad y neutralidad de Jaimito, pero esa es harina de otro costal, y la innegable simpatía que Susana, la mamá de los rojitos, la terruca, la tía bacán, la tía marimba, despierta entre los limeños, no resulta descabellado pensar en que la respuesta al porqué del repunte de Villarán y al estancamiento de Lourdes gire en torno a estas consideraciones y nada tenga que ver con lo ideológico, lo político o lo programático.

Por todo ello resulta casi un chiste, una broma de mal gusto pensar que a razón de la publicación del reporte de Barclays Capital titulado “Ruido político acercándose”, se hayan despertado los temores entre los inversionistas nacionales y extranjeros, por el posible triunfo de la izquierda en las municipales, triunfo que podría ser la antesala de la victoria de un antisistema en las presidenciales del próximo año. Como ya señalé anteriormente, si los señores inversionistas, los cuales muchas veces se han comportado como simples mercantilistas en nuestro país, creen que esta elección municipal supone el inicio de un giro hacia la izquierda en el electorado peruano están incurriendo en un tremendo, en un monumental, en un gigantesco error. A pesar de ello, estoy seguro que muchos de estos grandes señores se apresuraron y acudieron a la farmacia más cercana en búsqueda de agüita de azahar para calmar sus nervios. Para tranquilidad de ellos, y mejor que la agüita de azahar, han sido los resultados de la última encuesta de Apoyo en la cual el señor Humala, es decir el más antisistema de los candidatos presidenciales, aparece en cuarta ubicación detrás de Alberto Fujimori, perdón de Keiko Fujimori, de Castañeda y de Alejandro Toledo.

Entonces señores inversionistas, señores empresarios, no tienen porqué alarmarse cuando el suelo está parejo y sin sobresaltos. Estas elecciones no marcan un reacomodo o la consolidación de un bloque de izquierda radical sólido capaz de ser gobierno el 2011. Señores mercantilistas, perdón inversionistas, estén tranquilos, Keiko va primera en las encuestas, y ella y su familia saben mejor que nadie como cuidarle el dinero al empresariado, y cómo hacer que ese dinero sea invertido en beneficio de todos los peruanos. Aunque si los señores inversionistas tuviesen una mirada política mucho más aguda deberían saber que no solo el señor Humala es un antisistema, los Fujimori son los antisistema por excelencia, acaso siempre no han estado fuera del sistema democrático, acaso no se trajeron abajo el sistema democrático de nuestro país durante una década.

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miércoles, 15 de septiembre de 2010

El efecto Vargas Llosa: la derogación del Decreto Legislativo 1097


“Señor Presidente de la República, renuncio al cargo de Presidente de la Comisión encargada del lugar de la memoria. La razón de mi renuncia es el reciente Decreto Legislativo 1097 que, a todas luces, constituye una amnistía apenas disfrazada para beneficiar a un buen número de personas vinculadas a la dictadura y condenadas o procesadas por crímenes contra los derechos humanos, entre ellos al propio ex dictador y su brazo derecho”. Con esas palabras don Mario Vargas Llosa hacia pública su renuncia mediante una misiva dirigida al mismísimo Alan García Pérez.

El mencionado decreto fue promulgado como parte de un paquete legislativo elaborado por el Poder Ejecutivo previa delegación de facultades otorgada por el Congreso de la República. Esta norma pretendía el archivamiento (sobreseimiento en lenguaje jurídico) de los procesos en los cuales se hubiera excedido el plazo de la etapa de instrucción o investigación del delito (14 meses). Es decir, la mencionada disposición le otorgaba al juez la facultad de archivar el proceso seguido en contra de militares y policías acusados de cometer delitos contra los derechos humanos como el asesinato, secuestro, desaparición forzada, violación o tortura por el sólo hecho de haberse vencido el plazo de la etapa de investigación. En otras palabras, la disposición bajo comentario pretendía impedir, o al menos, entorpecer u obstaculizar el juzgamiento y sanción de los presuntos responsables de delitos tan execrables como los anteriormente descritos.

Como se puede apreciar de su sola lectura, la inconstitucionalidad de la disposición resulta tan evidente que las críticas al gobierno llegaron desde distintos sectores de la comunidad nacional e internacional. Las organizaciones no gubernamentales vinculadas a la defensa de los derechos humanos en el Perú hicieron sentir su voz de protesta, tildando a la iniciativa del gobierno como una forma encubierta y torpe de amnistiar a policías y militares procesados por su participación en una serie de eventos cuyo resultado fue la violación sistemática y generalizada de los derechos de las personas durante el conflicto armado interno vivido por nuestro país entre los años 1980 -2000. Como para que no quepan mayores dudas en torno al rechazo que la norma generó en la opinión pública y en otras instituciones del Estado, tanto la Conferencia Episcopal, como la Defensoría del Pueblo hicieron evidente su preocupación por los efectos jurídicos que un dispositivo como el 1097 pudiera traer consigo para el sistema de protección de los derechos humanos en nuestro país. A su turno, a nivel internacional, tanto el Relator de Naciones Unidas como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos le pidieron al gobierno del Perú la derogatoria del decreto por constituir un claro y evidente retroceso en el proceso de fortalecimiento de la democracia en la región y en el esfuerzo por alcanzar justicia en todos aquellos supuestos en los cuales la población civil fue víctima de crímenes contra la humanidad.

A pesar de ello el gobierno, ya sea mediante el titular de Defensa, Rafael Rey o, a través del ministro de justicia, Víctor García Toma, cada uno en su estilo y con sus limitaciones, pretendió defender la constitucionalidad de un decreto a todas luces indefendible. A pesar de ello, poco pudo hacer la presión mediática en este caso para obligar al gobierno a dejar sin efecto tan absurda normativa. Fue así que cuando todos pensábamos que la solución a esta problemática, innecesariamente creada por el gobierno, vendría de lado de lo que el Poder Judicial o el Tribunal Constitucional decidieran al momento de analizar la inaplicación o expulsión del decreto del ordenamiento jurídico por resultar contrario a la Constitución y a los Tratados en materia de Derechos Humanos de los cuales el Perú es parte (Convención Americana de Derechos Humanos, Convención sobre imprescriptibilidad de los delitos de guerra y delitos de lesa humanidad, entre otros), como consecuencia de la publicación de la carta de Mario Vargas Llosa en los medios locales, en los términos antes señalados, el gobierno decidió enviar al Congreso un proyecto de ley buscando la derogatoria del decreto 1097, la misma que había sido pedida por propios y extraños desde el día siguiente a la publicación de tan aberrante norma jurídica.

Dicho de otro modo, una vez más el gobierno tuvo que retroceder ante la andanada de críticas que su accionar irresponsable generó a nivel nacional e internacional. Resulta casi inexplicable que el gobierno insista en este tipo de iniciativas que han sido, como lo recuerdan con bastante acierto algunos medios y especialistas en la materia, proscritos por el sistema internacional de protección de los derechos humanos. Basta recordar que en el periodo 2001-2006 nuestro país ya había sido sancionado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos por la incompatibilidad de las leyes de amnistía dictadas por el gobierno del ex dictador Fujimori con el contenido de la Convención Americana o Pacto de San José. Tanto en el caso Barrios Altos (2001) como La Cantuta (2006) la corte había señalado que “son inadmisibles las disposiciones de amnistía, las disposiciones de prescripción y el establecimiento de excluyentes de responsabilidad que pretendan impedir la investigación y sanción de los responsables de las violaciones graves de los derechos humanos tales como la tortura, las ejecuciones sumarias, extralegales o arbitrarias y las desapariciones forzadas, todas ellas prohibidas por contravenir derechos inderogables reconocidos por el Derecho Internacional de los Derechos Humanos”. Con lo cual, aún cuando desde el punto de vista formal el decreto no sea denominado ley de amnistía, era en el fondo, una manera vedada de cubrir con una manto de impunidad a todas aquellos que deben responder por sus acciones ante la justicia de nuestro país. Lo contrario, supondría dejar en un estado de indefensión absoluto a las víctimas y familiares de las víctimas que por mucho tiempo aun esperan justicia, situación que resulta inadmisible en un Estado Constitucional como el que dice ser el peruano, en el cual se coloca en el centro del orden jurídico a la defensa de la persona y el respeto de su dignidad.

Siendo ese el panorama legal de la actualidad jurídica de nuestro país y regional en materia de protección de derechos humanos resulta, como ya señale anteriormente, incomprensible la vigencia de una norma como el decreto 1097. ¿Por qué se insiste en este tipo de medidas que únicamente buscan la impunidad para los perpetradores de delitos contra los derechos humanos? ¿Por qué siguen siendo los de siempre aquellos que desconociendo todo deber jurídico y ético asumido por el Estado en esta materia quienes continúan alentando desde algún ministerio, el de Defensa para ser exactos en este caso, medidas que favorecen de manera cómplice a los sectores que sirvieron de bastón de apoyo a la dictadura más pérfida que ha tenido nuestro país durante los 10 años del fujimorismo? ¿Por qué el Presidente de la República, al cual a pesar de todo sigo considerando un demócrata, permite y legitima con su firma una aberración jurídica como esta que se pretendió incorporar al orden jurídico nacional con fines poco sanos y democráticos?

No cabe duda en torno al poder y presión que algunos sectores de las Fuerzas Armadas de nuestro país siguen ejerciendo sobre la autoridad política democráticamente elegida. Lo curioso es que este sector cuenta, a diferencia de los demás sectores de la sociedad, con lobbistas institucionales al interior del propio Poder Ejecutivo. Ahí surge la figura de Rafael Rey o del controvertido Vicepresidente Luis Giampietri, conocido por su posición dura, intransigente, autoritaria y antidemocrática; y por el odio personal que generan en él todos aquellos que defienden los derechos humanos y le recuerdan sus cercanías con el otrora dictador.

El proceso de consolidación democrática en nuestro país y en la región, al igual que el proceso de fortalecimiento de una cultura en favor de los derechos humanos en América latina y en el mundo es un proceso complejo y arduo el cual requiere de un compromiso y una fortaleza capaces de hacer frente a todo tipo de presiones de orden político, económico o militar. Queda claro que a diferencia de lo que ocurre en otros ámbitos del desarrollo, como el económico o el comercial, cuando se pone en la agenda nacional iniciativas destinadas a fortalecer los mecanismo de protección de los derechos humanos contra actos violatorios de los mismos, de inmediato surgen las voces que nostálgicas de épocas pasadas en las cuales la corrupción campeaba y el asesinato, la tortura o el secuestro se habían convertido en parte de los mecanismos que el poder político empleaba en su quehacer diario, complotan y se reagrupan en torno a la palabra olvido e impunidad. Sólo ello explica que al mismo tiempo que nuestro país se abre hacia el mundo, mediante la firma de numerosos convenios destinados a agilizar las transacciones comerciales de bienes, servicios, capitales o inversiones, llegado el momento de sentar posición sobre materias vinculadas a la protección de los derechos humanos, en temas como la protección de la libertad de expresión o los derechos medio ambientales, el proceso se vea entorpecido por este tipo de retrocesos que minan la credibilidad y ponen en entredicho el compromiso del Estado peruano con los derechos humanos y la democracia.

En esa misma línea, y para finalizar, mención aparte merece la coherencia exhibida por don Mario Vargas Llosa, quien lejos de verse seducido por los encargos o distinciones que el gobierno de turno le hubiera podido prodigar con su nombramiento como Presidente de la Comisión encargada del Lugar de la Memoria, en un acto de consecuencia moral y política, el cual lo enaltece, mediante frases como esta: “Ignoro qué presiones de los sectores militares que medraron con la dictadura y no se resignan a la democracia, o qué consideraciones de menuda política electoral lo han llevado a usted a amparar una iniciativa que sólo va a traer desprestigio a su gobierno y dar razón a quienes lo acusan de haber pactado en secreto una colaboración estrecha con los mismos fujimoristas que lo exiliaron y persiguieron durante ocho años”, deja relucir su vena libertaria y democrática, así como su compromiso con la defensa de ideales de justicia que algunos en el gobierno al parecer olvidan. Para don Mario, tal y como lo ha dejado saber en su misiva, resultaba un acto contradictorio e inadmisible, por un lado, auspiciar un monumento en homenaje a las víctimas de la violencia política que azotó nuestro país por casi dos décadas y, por el otro, abrir la puerta de la impunidad para quienes cometieron también delitos horrendos y contribuyeron a sembrar de odio, sangre y sufrimiento a la sociedad peruana. Qué diferente sería el panorama si el Presidente y sus más cercanos colaboradores tuvieran la mitad de la coherencia que exhibe nuestro laureado escritor.

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miércoles, 8 de septiembre de 2010

Elecciones municipales 2010: lo bueno y lo malo de esta campaña política


A menos de un mes de celebrarse los comicios municipales del 2011, la campaña electoral se va poniendo cada vez más interesante. Al margen de la crítica que se hace al desempeño de los candidatos en cuanto a su capacidad para diseñar y dar a conocer un plan de gobierno municipal coherente para Lima, creo que nadie puede decir, luego de dar una mirada aguda a los sondeos electorales que esta contienda política nos ofrece, que se trata de una campaña más, que se trata de una típica contienda vecinal que de entretenido tiene poco y que será, como tantas otras veces ha sido, olvidada el mismo 3 de octubre, luego que la autoridad competente de a conocer al país los resultados oficiales de esta jornada.


Mas allá de las preferencias personales que cada uno pueda tener en torno a algún candidato en especial, incluyendo las mías claro está, el mapa electoral y las intenciones de voto nos dejan, en mi modesto modo de ver las cosas, dos puntos que valen la pena resaltar como el saldo positivo de esta campaña municipal 2011. El primero de ellos se encuentra relacionado a las dos personalidades que encabezan las preferencias electorales según los estudios de opinión realizados por diversas empresas encuestadoras. El segundo se encuentra vinculado al talante progresista, moderno y democrático que todos los candidatos, unos en mayor medida que otros, han dejado exhibir en cuanta aparición pública han tenido la oportunidad de figurar.


Con respecto al primer punto, resulta esperanzador y hasta reconfortante, que en un país tan machista y profundamente conservador y sexista como el nuestro, los candidatos que hasta el día de hoy, y parece que esa tendencia no ha de variar, encabezan las preferencias electorales para asumir la alcaldía de la capital de la república sean dos reconocidas mujeres. Más allá de las simpatías que uno pueda tener por tal o cual, más allá de la ideología política que tanto Villarán como Flores presenten, nadie puede poner en duda las bondades personales y el espíritu democrático de ambas. Siendo de izquierda o de derecha, conservadora o liberal, progresista o tradicional, tanto Susana como Lourdes, se han hecho merecedoras del respeto y la consideración de la mayoría de ciudadanos que el día 3 de octubre decidiremos a quién entregarle nuestro voto. Sin ánimo de tomar partido por alguna de ellas, puedo decir a título personal que tanto Susana como Lourdes son, sin lugar a dudas, las mejores candidatas que esta elección nos ofrece. Mención aparte merece el candidato de Acción Popular, Gonzalo Alegría, a quien le reconozco innegables virtudes y talentos personales y profesionales, pero a quien el apoyo orgánico de un partido o agrupación detrás suyo y el carisma que todo hombre o mujer debe de tener para cautivar la confianza de la gente parecen no estar dentro de su larga lista de activos, situación, que sin lugar a dudas, lo pone en desventaja frente a las dos candidatas más fuertes.


Este dato, saber que la persona que asumirá la alcaldía de Lima, salvo ocurra una verdadera catástrofe, será una mujer es sin lugar a dudas un acontecimiento para el aplauso. Digo ello pues si tomamos en cuenta que las mujeres vienen haciendo uso de su derecho al sufragio desde 1955-1956, y que luego de aproximadamente 55 años, la comuna limeña elegirá por vez primera mediante votación directa y universal a una mujer como la conductora de los destinos de la ciudad, este hecho debe, por muchas razones, invitarnos a una reflexión más profunda. Estoy seguro que esta elección marcará un antes y un después en la historia electoral de nuestro país. Sobre todo si esta elección del 3 de octubre, independientemente de quien resulte ser la ganadora, es acompañada por una gestión municipal honesta, eficiente y democrática, en la cual la transparencia y el respeto por el vecino sean la base del trabajo en el municipio capitalino.


Con respecto al segundo punto que considero positivo y necesario resaltar en esta campaña, debo decir que la tendencia electoral y el perfil de los otros candidatos que aparecen detrás de Villarán y Flores, me devuelve la tranquilidad en torno al objetivo primordial de consolidar el Estado de Derecho y la institucionalidad democrática en nuestro país. Tanto Fernando Andrade, el pastor, Humberto Lay, como Luis Iberio, son personas a las cuales uno les puede criticar ciertas posiciones políticas, pero son, al mismo tiempo, personas que a lo largo de su vida han demostrado un compromiso sincero con los valores democráticos. El primero, acompañó al ya desaparecido Albero Andrade en la dura tarea de construir un partido político democrático (Somos Lima y luego Somos Perú) en una época en la cual enfrentarse al régimen fujimorista era todo un acto de valentía y coraje. El segundo, ha sido miembro de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, y mediante una prédica en la cual la defensa de ciertos valores éticos y morales ha estado siempre presente, ha contribuido en el proceso de transición democrática de nuestra patria. Finalmente, Luis Iberio, como seguramente lo recordaremos todos, fue quien sacó a la luz el video Kouri-Montesinos, el cual a la postre sería el que motivara la caída de la dictadura fujimontesinista. Atrás quedaron las candidaturas improvisadas, de vena autoritaria, antisistema que de cuando en cuando amenazaban con hacer retroceder al Perú, y en este caso a Lima. Esta elección demuestra que el espacio para los antisistema, para los radicales, para los improvisados, al menos a nivel de Lima metropolitana, se va acortando cada vez más y más.


Pero como no todo en esta vida es felicidad, y de eso sabemos mucho los peruanos. Esta campaña electoral también nos deja elementos negativos que debemos subrayar. Esta campaña nos refriega en la cara la enorme tarea de docencia política, cultura ciudadana y educación cívica que aun resta por hacer a nivel municipal y nacional. En esta campaña todos, absolutamente todos, candidatos, ciudadanos y medios de comunicación hemos vuelto a incurrir en conductas francamente irresponsables, poco serias, agraviantes en muchas casos. Dos son los elementos negativos que estimo necesario apuntar cono el saldo negativo de esta contienda. El primero es el pobre nivel del debate político exhibido por quienes aspiran a alcanzar el sillón municipal. El segundo está relacionado con la labor comunicacional que hacen los medios de prensa, radial, escrita y televisiva en nuestro país, la manera como cubren la noticia y el pobre aporte que estos hacen en el análisis y difusión de las principales propuestas de campaña ofrecidas por los candidatos.


Con respecto al primero debo decir que no he podido percibir ninguna propuesta realmente innovadora e integral capaz de dar solución a los problemas más importantes que hoy en día afronta la capital de nuestro país: transporte, seguridad ciudadana, desarrollo medioambiental y crecimiento planificado. Al parecer, los candidatos creen que dar a conocer un plan de gobierno municipal consiste en lanzar algunas ideas bastante vagas que por lo general se pierden o diluyen con facilidad y no logran calar en el imaginario colectivo o, peor aún, asumen que la mejor forma de obtener el respaldo de la gente es convirtiendo el mensaje de campaña en un verdadero festín de críticas y calificativos dirigidos contra los adversarios, forzando a la gente a votar por el mal menor, de eso también los peruanos sabemos mucho, sino recordemos las elecciones generales del 2006, o instalando el pánico en el elector, que estando expuesto a un comportamiento de este tipo, no sabe si creer en la decencia de la defensora de narcos como Cesar Cataño o en el compromiso de la alidada de los radicales de Patria Roja. No creo pecar de ingenuo, no quiero salir con el cuento que es un acto inmoral lanzar algunos ajos y cebollas durante una campaña. Los epítetos, los calificativos, las denuncias, son parte del debate político aquí, en la China y en la Conchinchina. El problema está cuando los candidatos creen que la única arma de seducción del votante es a través del agravio y la difamación.


Con respecto al segundo punto negativo de esta campaña. Teniendo en cuenta el poco deseo de la clase política de asumir una labor educativa y de docencia política a través del mensaje de campaña ha sido el comportamiento de la prensa capitalina. Es menester hacer un serio llamado de atención a los medios y directores de medios de comunicación de nuestro país. Ellos, y en este punto si me permito generalizar, debieran ser los llamados a dejar de lado los dimes y diretes y el lenguaje de plazuela de algunos candidatos, y dar paso a las preguntas y críticas en torno a las posiciones programáticas de los planes que los candidatos hoy en día le ofrecen a la ciudadanía. ¿Qué hará usted en el tema de la seguridad ciudadana? ¿Cuál será su posición frente a la corrupción en la gestión municipal? ¿Investigará las cuentas y el manejo de recursos de su antecesor? ¿Qué acciones tomará frente a casos como Comunicore? ¿Piensa construir otro corredor vial como el Metropolitano? ¿Cuál es la visión que usted tiene de Lima hacia futuro? Esas son las preguntas que los ciudadanos que vivimos en Lima quisiéramos que los candidatos respondan. Nada de eso hemos tenido en esta campaña. Los tiempos en los cuales nos podíamos jactar de contar con una estirpe de periodistas de investigación y analistas políticos de fuste han quedado atrás. A los medios les interesa el chisme, la menudencia, los decires que se escuchan por aquí, por allá o aculla. El análisis serio no vende, la crítica informada menos, las interrogantes sobre planes de gobierno son una excentricidad. Basta con una buena foto, con una imagen picaresca o, lo que es peor, con un reportaje tendencioso para que los medios sientan que han cumplido su misión informativa. Basta con enlodar algún nombre, lanzar algún puñal venenoso, maquillar alguna información para que algunos personajes se autodenominen periodistas. Esta actitud de los medios es preocupante, en un país como el nuestro en el cual los niveles de lectura son bajísimos, en el cual el interés por los asuntos públicos y por la información política brillan por su ausencia, en un país en el cual la gran mayoría de votantes deciden el voto en la cola, minutos antes de entrar en la cámara secreta, la labor informativa de los medios de prensa es fundamental para que el ciudadano se pueda formar una opinión informada y pueda ejercer su derecho al voto de manera seria y responsable. Ante ello, entristece ver nuestro panorama informativo actual, algunos personajes a los cuales uno les tenía cierto respeto y estima, se han convertido en verdaderos mercenarios de la información, sentados detrás de la pantalla, detrás de un micrófono o desde un sillón en la sala de redacción de algún periódico contribuyen día a día con la banalización de la política y la estupidez del elector.


A pesar de ello, haciendo sumas y restas, frase que se está poniendo de moda últimamente, e incluso algunos la usan para justificar a los que roban, a los que matan, a los que delinquen, a los que hacen obra, y por eso tienen derecho a quedarse con alguito, creo que podemos mirar con optimismo el futuro. Quiero creer eso, debo creer eso, necesito creer eso, de no se así, como reza el viejo dicho popular, apaguemos las luces, bajemos el telón y vámonos todos.

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jueves, 2 de septiembre de 2010

La verdad de las mentiras: medios de comunicación y democracia


Llego a Lima luego de un breve viaje por el norte del país y veo con estupor y hasta con un poco de asco la portada de un diario en la cual, al puro estilo de los panfletos que empezaron a colorear de rojo y amarillo los puestos de periódico de nuestra ciudad durante la década de los noventa, se pretende manipular y sembrar el miedo en los electores, apelando a todas las artes de la guerra sucia y mediática a la cual todos, incluso, el director de este medio, tildábamos en aquel entonces de herramientas de embrutecimiento colectivo, digitadas desde el Servicio de Inteligencia Nacional, destinadas a perpetuar al dictador de ese entonces en su trono, demoliendo sistemáticamente a cuanto opositor le salía al frente. Para estos mercaderes de la información la ética periodística no era sino un curso de primeros ciclos el cual se debe sortear si o si; aun cuando el hacerlo pueda costar algún regalito, dádiva o prebenda para el profesorcito de turno de algún instituto de tres por medio o de una universidad del más alto rango. Total, a diferencia de los periódicos, panfletos o revistas, los valores éticos no se compran en el supermercado de la esquina. No sorprendía entonces que estos medios apelasen a la difamación, la injuria, la calumnia para lograr sus objetivos, aunque ello supusiese el desconocimiento del sacramento más importante de la labor periodística: la búsqueda de la verdad informativa y la transparencia en el quehacer diario.

Algunos ilusos pensamos que con la recuperación de la democracia estos medios serían heridos de muerte. Qué tontos fuimos algunos en pensar eso, qué falta de capacidad demostramos para identificar la real magnitud de la herencia de don Alberto y don Vladimiro, el agravio, el insulto, la mentira, eran ya parte del quehacer político y periodístico de nuestro país, y nosotros ni siquiera nos habíamos dado cuenta de ello. Gracias señores mafiosos he dicho varias veces, no sólo se levantaron en peso al país, no sólo se llenaron los bolsillos con los millones de dólares provenientes del proceso de privatización, también nos convirtieron en una sociedad en la cual los medios de comunicación no tienen el menor reparo al momento de lanzar estiércol con ventilador a cambio de unas monedas o en defensa de sus intereses particulares, intereses tantas veces contrarios a los de la nación. Acá no se trata de buscar la verdad de la información, tampoco se trata de tener respeto por el lector difundiendo datos previamente verificados, tampoco se trata de evitar caer en el populismo o demagogia mediática apelando al fotomontaje para convertir a algunas figuras políticas en diablos y a otras en angelitos vestidos siempre de blanco. Acá de lo que se trata es de hacer lo que el patrón quiere, de canjear ética por popularidad, de bajarse el pantalón y renunciar a los principios éticos más elementales si lo que está en juego son los intereses de los grupos de poder de siempre.


Este diario nos da un primicia calientita, o al menos eso pretende hacer, utilizando unas reveladoras fotos jamás antes vista, las cuales muestran a la candidata que va segunda en las preferencias electorales de cara a las elecciones municipales de octubre con el brazo levantado y el puño en alto, pretende poner en alerta a los votantes y darle un mensaje a toda la ciudadanía: no voten por esta señora marxista, hermana de los radicales de izquierda y prima de los terrucos, no se dan cuenta que saluda igualito que Abimael, Evo, Chávez o Fidel, ese ha sido el mensaje, no nos hagamos los tontos, no nos hagamos los Chichi Valenzuela. Qué flaco favor le hace este diario a la inteligencia de todos los peruanos. Me pregunto: qué pensarán los hermanos de otras latitudes que hoy en día visitan nuestro suelo. Debemos ser el hazme reír de todos ellos. Qué clase de sociedad es esta en la cual los medios, sin ningún tipo de pudor ni vergüenza, manipulan la información, la maquillan, la prostituyen, con el único afán de bajarle la llanta, por medios absolutamente reñidos con la ética y la decencia, al candidato o candidata, en este caso, que no comparte su misma línea política o ideológica. Aunque creo que hablar de ideología y programas en este caso resulta una exageración, qué ideología puede tener un señor, que jactándose de ser periodista, no es más que un mentiroso, un titiritero de medias verdades, puestas al servicio del grupo de poder que hace algún tiempo lo emplea.


Pero el asunto va más allá del olor a hollín al cual nos tiene acostumbrados la prensa escrita, claro que sí, la podredumbre y el aroma a alcantarilla ahora también se siente en internet. La señora, que hace algún tiempo tenía un programa de televisión con nombre de película de Hitchcock, la misma que tuvo que dejar la tele y retirarse a sus cuarteles de invierno luego de tildar de terrorista a una estudiante san marquina sin prueba alguna, vuelve por el mismo sendero, un sendero que en su caso si es luminoso, pues se ilumina con la cantidad de desatinos y torpezas en las cuales ella y su equipo periodístico suelen incurrir cuando de atacar al político de enfrente se trata. Presa de los odios y complejos de alguien que hasta ahora no entiende que el pluralismo y la tolerancia son principios básicos y necesarios en una democracia, que ser demócrata no solo es oponerse a Fujimori y sus secuaces, sino a toda forma de amponería política, persevera en el error. Para ella, demócratas son únicamente los que piensan, sienten y viven como ella. El que no comparte el pensamiento Chichi, gracias a la vida yo no sufro de ese mal, son terroristas, violentistas o revoltosos. Ahora me explico porque perdió la mordacidad e ironía exhibida en el gobierno de Toledo el primer día que García asumiera la presidencia. Chichi tiene un mérito, es la lectora más acérrima del Perro del Hortelano. Chichi dejó de ser Chichi, ella se convirtió en la vocera de García. Pruébenme lo contrario.


Por eso Chichi ahora tilda de terroristas, de defensores de movimientos terroristas como las FARC a 5 personas vinculadas al proyecto político de la candidata a la cual el medio de comunicación escrito trató de hacer ver como la quinta espada del marxismo, leninismo, maoísmo, gonzalismo, pensamiento Villarán. Muestra la prueba Chichi, muestra la firma de los militantes del MNI que se pronunciaron a favor de las FARC. Qué ocurrencia, ni ella, ni los pelotudos que trabajan a su lado confirmaron la información. Una vez más, los medios se burlan, se burlan de los candidatos, si, pero también de todos nosotros. Pero qué importa, total se trata de lectores y ciudadanos tercermundistas deben pensar estos fariseos disfrazados de periodistas. Me apena por Chichi, nadie duda de su trabajo durante la época oscura del fujimorismo, el problema es que de un tiempo a esta parte, se ha convertido en el más claro ejemplo de lo que un periodista ético y responsable no debe ser. Si alguien quiere saber qué significa patinar periodísticamente, consiga los videos de la entrevista que sostuvo con Villarán o del reportaje en el cual llamó terrorista a una joven poeta de San Marcos. Se los recomiendo.


Pero volviendo al asunto del diario. De ese diario que el día de ayer convirtió en letrina a su portada, sin mayor reparo, pudor o vergüenza. Me quedan algunas dudas que me gustaría compartir con ustedes. Dicen los voceros de dicho medio de comunicación que su compromiso es con la estabilidad de nuestro sistema democrático. Que es necesario mantener los ojos bien abiertos sobre la persona que aspira llegar al sillón de Pizarro y sobre la gente que la acompaña. Dicen que ellos no se casan con nadie, que se deben al lector. Dicen que su labor como periodistas es hurgar e identificar hasta los agujeros de las pantaletas de las candidatas. Yo digo que no les creo. Digo que cuando se trata de hacer periodismo de investigación y emitir juicios de valor suelen ser bastante complacientes con algunas y muy punzantes con otras. Digo que cuando a la otra candidata se le enrostró el haber recibido dinero de manos de un procesado por narcotráfico decidieron maquillar la noticia, e incluso hacer defensa de la labor que todo abogado realiza. Dijeron en su momento que los abogados no están obligados a defender únicamente a los buenos, y que cualquier persona, por más narcotraficante que esta sea, tiene derecho a contar con la defensa y patrocinio de un letrado. Lo que no dijeron es si resulta ético defender a una persona, sobre la cual hace más de 20 años existen fundadas sospechas de sus vínculos con el negocio de las drogas, y tampoco dijeron si resulta ético que la mujer que se dice ser la representante de la moral y la decencia en el país, haya decidido, mucho tiempo después de asumir su defensa judicial y de conocer el historial de Cataño, ser su empleada en la aerolínea de su propiedad. Qué hubiera ocurrido si la que hubiera recibido el dinero de manos de este angelito hubiera sido la Villarán y no la Flores. Seguramente la hubieran llamado, además de terrorista, aliada de los narcos y enemiga de la juventud en nuestro país.


En una democracia los medios de comunicación cumplen una misión fundamental. Los medios de comunicación ponen a disposición de las grandes mayorías la información necesaria para la formación de la opinión pública. Si esa labor es de por sí importante, lo es más en periodos cercanos a los comicios electorales, en los cuales es necesario que el ciudadano esté adecuadamente informado para poder ejercer responsablemente su voto. Por eso la importancia de exigirle a los medios un comportamiento ético y transparente. Por eso la necesidad de exigir rigurosidad y objetividad en la información que se propala. No dudo que en aras de la libertad de expresión y opinión de las cuales todos gozamos los medios de comunicación, escritos, radiales o televisivos, puedan apoyar a los candidatos de su preferencia. Tomar partido por un candidato en una democracia es algo legítimo. Lo que no se puede hacer es convertir a la libertad de expresión en libertinaje puro, convirtiendo a la libertad de prensa en la mejor excusa para agraviar, vejar, difamar al candidato que no es de nuestro agrado. El compromiso de todo periodista está ligado a la defensa de sus ideales y principios, pero sobre todo, su compromiso está ligado con la verdad. Hacer de la información un medio de embrutecimiento colectivo es envilecer la naturaleza de un quehacer que debe estar siempre enfocada al fortalecimiento de los valores que el sistema democrático reclama: verdad, tolerancia y pluralismo. Ojalá Valenzuela y Mariátegui puedan reflexionar sobre sus acciones. La historia y el tiempo han sido siempre los mejores jueces. Espero que el veredicto para ellos no sea condenatorio.

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