miércoles, 30 de abril de 2014

LOS SILENCIOS DE GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ

GGM ha muerto, poco a poco las grandes figuras de nuestras letras nos dejan. A él, como a otros gigantes de nuestra literatura los extrañaremos siempre, pues el genio creativo de GGM tiene ya un lugar privilegiado en la historia de América Latina; y otro, en el corazón y en la memoria de quienes literalmente “devoramos sus obras”.  
Esa es una verdad innegable, pues más allá de nuestros juicios sobre la posición política o ideológica de GGM, lo cierto es que él, como otras grandes plumas de nuestra lengua como Mario Vargas Llosa, será recordado siempre como el gran fabulador y contador de historias que fue, un hombre capaz de crear y recrear mundos alternativos en los cuales rehízo la obra de Dios. Por eso GGM es un deicida.
Para él, como para todos los grandes escritores que ya no están entre nosotros, nuestro agradecimiento eterno, pues la lectura de sus novelas, cuentos y ensayos, estoy seguro que nos convirtieron en mejores seres humanos.

El periodista Gabriel García Márquez
Pero ahora quiero recordar a GGM periodista, es decir, quiero recordar al hombre que se ocupó y escribió sobre los sucesos políticos más importantes de su tiempo. Porque valgan verdades, la obra periodística de GGM es vastísima, quizás en América Latina sólo comparable con la de MVLL. Y para ello, tomaré como referencia el ensayo escrito por Krauze el mismo que forma parte de su notable libro titulado “Redentores”.

La obra periodística de GGM abarca por lo menos ocho gruesos libros que van de 1948 a 1995, afirma Krauze. La primera parte nos permite conocer un poco de su “gimnasia esencial” lo que el ensayista mexicano llama su “carpintería literaria”. La segunda (1955-1957) tiene un mayor contenido político, en ella se ocupa de los hechos más importantes acontecidos en Europa y América. Pero los reportajes políticos más importantes, escritos entre 1974 y 1995, son aquellos reunidos en “Por la libre”, y “Notas de Prensa” (mil páginas en total), libros de necesaria consulta para quienes estén interesados en conocer el pensamiento político del Nobel colombiano.
Es muy difícil darle una mirada general a ambos libros y reseñarlos de manera breve, la cantidad de artículos compilados, la diversidad de temas tratados, los cientos de personajes citados, tornan imposible esta tarea, al menos en un espacio tan corto como el de esta columna. Sin embargo, lo que sí podemos hacer es elegir uno de los temas predilectos de GGM, y ocuparnos de lo que el Nobel dijo sobre este, pero sobre todo prestar atención a lo que GGM nunca dijo ni denunció: La Revolución Cubana.

Cuba de cabo a rabo
Tres fueron los despachos más notables que GGM escribió tras una larga estancia en la isla en 1975 a los cuales tituló “Cuba de cabo a rabo” (la elección fue hecha por Gerald Martin, biógrafo de GGM). Estos fueron publicados en la revista “Alternativa” (agosto-setiembre), que fundó en Bogotá en 1974. En palabras de Krauze, se trata de reportajes memorables y sabrosos, como todos aquellos en los cuales GGM declaraba una profesión absoluta de fe en la Revolución encarnada en la heroica figura del Comandante. “Cada cubano, decía GGM, parece pensar que si un día no quedara nadie más en Cuba, él solo, bajo la dirección de Fidel Castro, podría seguir adelante con la Revolución hasta llevarla a término feliz. Para mí, sin más vueltas, esta comprobación ha sido la experiencia más emocionante y decisiva de toda mi vida”.
La figura de Fidel ha sido trascendental en la vida de GGM, el modo como el Nobel idealizó al Comandante revela un fanatismo casi religioso, una adoración mesiánica, que le ha impedido a lo largo de más de 50 años criticar o denunciar las atrocidades cometidas por el régimen totalitario en la isla. Para Krauze, lo único que GGM quiso ver en Cuba fueron los logros tangibles de salud y educación, aunque nunca se preguntó si para ello, era necesario instaurar un régimen de terror fanático en el cual las personas veían a diario cómo los líderes castristas acababan con las libertades y los derechos civiles de los disidentes.


Cuba será el primer país desarrollado de América Latina
En 1980, GGM profetizó que Cuba sería el primer país desarrollado de América Latina. Vio escuelas para todos, restaurantes tan buenos como los mejores de Europa. Vio la instauración del poder popular mediante el voto universal y secreto desde la edad de dieciséis años. En suma, vio lo que ninguna dictadura totalitaria como la cubana está en condiciones de lograr. Lo que GGM vio fueron los espejismos creados por un patriarca autoritario al que en más de una oportunidad elevó a la categoría de “súper hombre”. Fidel, fue visto por GGM, como la representación de su propio abuelo, el único hombre a quien no podía, no pretendería y ni siquiera querría vencer, afirma Krauze.
Pero, ¿qué cosas no vio o qué cosas no quiso ver GGM? No quiso ver la presencia e influencia de la URSS (otro imperialismo) en la isla, salvo como desinteresada proveedora de petróleo (ahora el benefactor es Venezuela). No quiso ver los privilegios individuales de la familia Castro (la nueva aristocracia). No quiso ver la represión policial y la tortura a los disidentes como el poeta Heberto Padilla (cuyo caso originó el rompimiento de importantes intelectuales latinoamericanos con el régimen –MVLL, uno de ellos-). No quiso ver los campos de concentración para homosexuales, antisociales y disidentes creados en 1965, llamados por la dictadura castrista con el nombre de Unidades Militares de Ayuda a la Producción.
A pesar del horror vivido por los opositores al castrismo, y del dolor de los familiares de las decenas de víctimas a las cuales la familia Castro condenó a morir en vida, recluyéndolas en cárceles inmundas, en las cuales a diario eran violados sus derechos humanos básicos (esos que la izquierda latinoamericana suele defender en la actualidad). A pesar de todo ello, GGM afirmaba que el pueblo cubano era el más y mejor informado del mundo, pues gracias a los discursos de Fidel (-reportajes hablados- los llamaba el Nobel), el poblador de la isla podía conocer sobre todos los grandes hechos, antecedentes, detalles, significación y perspectivas históricas de la revolución.

La dictadura no puede ocultar la verdad
Sin embargo, años más tarde, nos recuerda Krauze, en una entrevista para The New York Times, Alain Riding le preguntó, ¿por qué, si viajaba tanto a la Habana, no se establecía allí? La respuesta fue más que contradictoria para alguien que había considerado que el pueblo cubano era el más informado del mundo: “Extrañaría demasiadas cosas. No podría vivir con falta de información”, señalaba sin rubor GGM.

Así, a lo largo de los años GGM se fue convirtiendo en algo más que un simpatizante de la Revolución Cubana. GGM ha sido panegirista, consejero aúlico, agente de prensa, representante plenipotenciario, jefe de relaciones públicas, defensor excelso, todo eso ha sido GGM para Fidel. ¿No existe acaso una contradicción esencial entre el oficio de escribir y la defensa cínica de un régimen autoritario?
Citando a Orwell, el autor de “Redentores” nos dice al respecto: Cualquier escritor que adopta el punto de vista totalitario, que consiente la falsificación de la realidad y las persecuciones, se destruye a sí mismo en ese instante. ¿Qué pensar entonces de un escritor que no solo adopta el punto de vista totalitario sino que lo justifica, promueve e induce? GGM selló con sus reportajes sobre Cuba un pacto de complicidad absoluto con la dictadura castrista, pues la historia que contó, y que siguió contando a lo largo de los años, fue la de quienes disfrutan y abusan del poder. GGM aceptó plácidamente el veredicto del poder, la sentencia del patriarca a quien él siempre adoró.

Los sucesos de “La Primavera Negra”
El ensayo sobre GGM culmina con los sucesos de 2003. En marzo de ese año, en la llamada Primavera Negra, el régimen cubano desató toda su furia contra 78 disidentes condenándolos a penas de entre 12 y 27 años. Además, ordenó la muerte de tres muchachos que querían huir de la isla en lanchón. La noticia dio la vuelta al mundo provocando un rechazo generalizado por parte del movimiento internacional por los derechos humanos. Ese mismo año, nos lo recuerda Krauze, en el marco de la Feria del Libro de Bogotá, la escritora Susan Sontag confrontó a GGM diciendo: “Es el más grande escritor de este país y lo admiro mucho, pero es imperdonable que no se haya pronunciado frente a las últimas medidas del régimen cubano”.

El genio literario vs el hombre público
GGM, en un intento por refutar lo dicho por Sontag, volvió a usar el argumento que para muchos, no hace otra cosa que desnudar, aún más, la adoración y el sometimiento adicto del escritor a la figura de Fidel: “No podría calcular la cantidad de presos, de disidentes y conspiradores, que he ayudado, en absoluto silencio, a salir de la cárcel o a emigrar de Cuba en no menos de veinte años”.

Krauze se pregunta, algo que estoy seguro cualquier lector lo haría, ¿absoluto silencio o complicidad absoluta? ¿Por qué los habría ayudado GGM a salir de Cuba si no es porque consideraba injusto su encarcelamiento? ¿No hubiera sido más valioso para un escritor “libre” denunciar públicamente estos abusos cometidos en contra de presos disidentes o críticos opositores? ¿Cuántas muertes son necesarias para que un escritor como GGM denuncie la barbarie de un régimen totalitario como el dirigido por Fidel? Al parecer muchas más de lo que todos podemos imaginar.
Existe una gran diferencia entre el periodismo y la literatura. Las novelas y los cuentos nos permiten falsear y modificar la realidad. El mundo de la ficción es justamente ese en el cual la realidad se confunde con lo irreal, permitiéndonos vivir como nuestras las vidas de personajes que nunca serán de carne y hueso, simplemente porque no existen En cambio, el reportaje periodístico exige un compromiso absoluto con la verdad, y para ello, quien lo ejerce debe tener la suficiente capacidad como para darle voz a todos los actores del proceso, no solo a aquellos con los cuales paseó en bote, compartió banquetes y agasajos, o celebró el Premio Nobel.
GGM siempre se sintió orgulloso de su oficio periodístico, pero ¿cómo conciliar los valores y la ética periodística con su defensa cerrada de una dictadura como la cubana? ¿Cómo justificar el silencio cómplice de un genio de la palabra como GGM frente a los abusos del poder? ¿Cómo hacer para que la figura del deicida literario no se contamine con las fidelidades del adorador del patriarca cubano? Quizás la respuesta sea más sencilla de lo que parece: saber distinguir entre el valor de la obra literaria de un genio y la vida pública del hombre que con absoluta libertad, decidió justificar día a día, a lo largo de más de 50 años, la vigencia de la dictadura más antigua de América Latina.


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lunes, 21 de abril de 2014

EL REFERÉNDUM DE MONSEÑOR CIPRIANI


En el Perú, país en donde el promedio de lectura por habitante es de un libro por año, las propuestas más descabelladas suelen tener una resonancia que en otras latitudes no harían otra cosa que arrancar una sonrisa.

Monseñor Cipriani (MC), Cardenal de Lima, y uno de los más insignes representantes del sector más conservador del catolicismo nacional, ha propuesto que el Proyecto de Ley (PL) que busca la “Legalización de las Uniones Civiles No Matrimoniales entre las personas del mismo sexo”, sea sometido a referéndum. En otras palabras, lo que propone MC es que todos los ciudadanos decidan “democráticamente” si este PL, que busca ampliar y reconocer derechos a una minoría históricamente discriminada (los homosexuales) debe o no ser aprobado.

La justificación de quienes apoyan la propuesta de MC es básicamente la siguiente: “siendo un tema que cambia profundamente la naturaleza de la familia, este debe ser sometido a consideración de todos los ciudadanos. Además, el PL viola las convicciones religiosas más profundas de nuestro país. Por tanto, si lo que se busca es un cambio tan drástico en nuestra sociedad, entonces la propuesta debe contar con la aprobación de la mayoría de los peruanos”.

MC no es jurista, y muchos de los que secundan la propuesta tampoco lo son, por lo que no tienen la obligación de conocer sobre Derecho Constitucional o Derechos Humanos. Sin embargo, quienes sí hemos recibido esta formación, tenemos el deber de explicarle a la ciudadanía por qué la propuesta del Cardenal es totalmente inconstitucional. Veamos a continuación las razones que sustentan nuestra posición.


Los límites del Referéndum en la Constitución

Nuestra Carta Política (artículo 32) señala expresamente que no puede someterse a referéndum la supresión o disminución de los derechos fundamentales, y tampoco los tratados en vigor. Eso quiere decir, que no es cierto que el poder legislativo originario (el que tiene el pueblo) sea ilimitado, y que en una democracia todo asunto pueda ser sometido al voto de la mayoría. Pongamos un ejemplo: en nuestro país, tampoco sería posible someter a referéndum, la ampliación de los supuestos para la aplicación de la pena de muerte. Algo que todos los juristas saben, pero que algunos ex presidentes quieren ignorar.

Sin embargo, los defensores de la propuesta de MC señalan que esta prohibición constitucional no aplica para este caso, pues lo que busca este PL es reconocer “nuevos” derechos en favor de personas que no los tienen, y que por tanto, este referéndum no tiene por finalidad la supresión o disminución de ninguna libertad fundamental, sino todo lo contrario.

Este razonamiento, que parece “lógico”, no es otra cosa que un sofisma para desconocer algo que para muchos nos resulta evidente: si todos los ciudadanos tenemos los mismos derechos (libre desarrollo, intimidad, identidad, entre otros), ¿acaso una propuesta como la de MC, no busca el recorte de los mismos  o impide su pleno reconocimiento (para esta minoría), pero esta vez a través del voto ciudadano?

Evidentemente que sí, por eso quienes leemos la Constitución de manera sistemática y reconocemos el conjunto de valores, derechos y principios (libertad, dignidad e igualdad) que esta consagra, estamos plenamente convencidos de que la prohibición recogida en este artículo constitucional hace que la propuesta del Cardenal sea inconstitucional por donde se la mire.


Los derechos de las minorías

Además de ello, es preciso saber que los derechos humanos de las personas, sobre todo los de las minorías, operan siempre como un límite al poder mayoritario (público o privado). Los derechos humanos son, como la doctrina lo señala, instituciones de naturaleza contramayoritaria, que le aseguran a la persona un espacio de protección frente a la sociedad y al Estado. Eso ha hecho que a lo largo de la historia, el reconocimiento y ampliación de derechos en favor de las minorías hayan surgido siempre a partir de movimientos de reivindicación de éstos, que se oponían a la opinión de las mayorías interesadas en mantener y perpetuar cualquier discriminación y trato asimétrico.

¿Qué hubiese pasado si en el siglo XIX se sometía a referéndum la abolición de la esclavitud? ¿Qué hubiese pasado si en las primeras décadas del siglo XX se sometía a referéndum el reconocimiento del derecho al sufragio de la mujer? ¿Qué hubiese pasado si en la primera década del siglo XX se sometía a referéndum el derecho al sufragio de los analfabetos? ¿Qué hubiese pasado si en los albores del siglo XX se sometía a referéndum el derecho de la mujer a usar anticonceptivos?

La respuesta es muy sencilla: todas esas propuestas que buscaban reconocer o ampliar derechos en favor de una minoría y/o grupo en desventaja, habrían sido rechazadas por el voto de las mayorías. De hecho, ninguna de estas iniciativas, que buscaban universalizar y generalizar el ejercicio de estos derechos fue aprobada por voto ciudadano. Siempre, a lo largo de la historia, han sido los órganos legislativos y/o jurisdiccionales los que partiendo del reconocimiento de la naturaleza contramayoritaria de los derechos humanos, decidieron aprobar este tipo de medidas en favor de los grupos minoritarios y/o en desventaja.

El Estado y la protección de los grupos en desventaja

A propósito de lo que acabamos de señalar, es importante recordar que frente a los grupos en desventaja (afroamericanos, analfabetos, homosexuales, etcétera) que son objeto de marginación y exclusión, no basta la aplicación “formal” del principio de igualdad y no discriminación. Eso quiere decir, que en una democracia, para que el Estado cumpla con su obligación de tutelar el derecho a la igualdad, no basta con sancionar a quienes discriminan o atropellan los derechos de las minorías. En una democracia, es fundamental que los poderes públicos favorezcan a estos grupos adoptando políticas públicas y normativas efectivas. Es decir, el apoyo que el Estado debe brindarles a estas minorías se logra a través de una legislación (como el PL) que reconoce y amplía el catálogo de derechos en beneficio de los grupos tradicionalmente discriminados.



El Estado y el principio de no discriminación

Por tanto, someter a referéndum una propuesta como la que se plantea en el PL, cuyo fin es reconocer derechos en favor de esta minoría homosexual, supondría la violación directa de los principios de igualdad, no discriminación y apoyo de los poderes públicos a los grupos en desventaja, reconocidos por nuestro país a nivel constitucional (artículo 1, 2, 44 y 4 DFYT, entre otros) y supranacional (artículo 1 y 24 de la Convención Americana de Derechos Humanos, entre otros); y al mismo tiempo, hace que esta condición de grupo vulnerable se perpetué, pues el Perú seguirá contando con un porción de su población a la cual el Estado no le reconoce los mismos derechos que a la mayoría, únicamente en razón de su orientación sexual, tal y como lo señaló en su oportunidad la Sala Constitucional de Costa Rica (sentencia del año 2010), al declarar inconstitucional un referéndum como el que ahora MC propone.

La fe religiosa y la moral civil

Los seguidores del Cardenal han señalado que lo que está en juego con este PL es el futuro de nuestra especie, pues Dios creo al hombre y a la mujer para que se reproduzcan, oponiéndose a las relaciones entre personas del mismo sexo. Y que por tanto, todos los que comparten esa fe (nuestra mayoría católica) deben respaldar la propuesta de referéndum.

Como podemos apreciar, queda claro que la motivación que impulsa a los promotores de esta propuesta es esencialmente religiosa, que obedece a las creencias de un sector que, además, se opone, abiertamente a las relaciones entre personas del mismo sexo pues la considera pecaminosas y contrarias al “modelo de vida” impuesto por el Divino Creador, algo que no resulta acorde con los valores de tolerancia y pluralidad que todo sociedad democrática y libre debe defender. Como si en el mundo contemporáneo (real) existiese una única manera de ser feliz o un solo modelo de familia.


La democracia contra la democracia

MC y sus acólitos, también han señalado que no hay nada más democrático que pedirle al pueblo que legisle directamente sobre este tema. Como ya lo hemos advertido, el poder legislativo (pueblo y parlamento) tiene límites, y uno de esos límites lo constituye el respeto por los derechos humanos.

Si en el Perú la propuesta de MC fuese llevada a la práctica, lo que estaríamos haciendo en realidad  sería “usar una figura de una profunda finalidad democrática y participativa” para desconocer los derechos de un grupo minoritario, algo que trastoca el núcleo ontológico de nuestra Constitución, pues estaríamos manipulando a una institución que promueve la participación,  justamente para evitar que algunos  peruanos ejerzan y gocen de los mismos derechos que todos nosotros. Este fraude, como también lo señaló la Corte en Costa Rica, se torna más evidente en este tipo de casos en los cuales el referéndum es promovido por grupos que pertenecen a la mayoría y adversan abiertamente la reivindicación de los derechos de una minoría.

Los tratados deben cumplirse

Si el PL fuese rechazado por la mayoría de peruanos en un referéndum, ¿eso no supondría la violación de los tratados ratificados por el Perú en los cuales nuestro país se comprometió a remover todo tipo de práctica discriminatoria basada en la orientación sexual de las personas? Nosotros creemos que sí. Ya que como se sabe, los Estados deben hacer todos los esfuerzos por dar cumplimiento al objeto y fin de los tratados (no discriminar); y no pueden invocar normas o procedimientos de derecho interno, en este caso el referéndum, para incumplir con sus obligaciones internacionales asumidas.


Por todas estas consideraciones, creemos que un referéndum como el que propone MC, no sólo violaría normas constitucionales, sino también internacionales, por lo que legalmente es inviable. Por eso, para nosotros, la propuesta de MC no es otra cosa que un llamado abierto para discriminar. 

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jueves, 10 de abril de 2014

EL AMPARO DE ALAN GARCÍA PÉREZ (PARTE II)



El Poder Judicial, específicamente el juez Hugo Velásquez (el juez), titular del Quinto Juzgado Especializado en lo Constitucional, ha vuelto a favorecer a AGP al declarar la NULIDAD de los informes finales emitidos por la Megacomisión en los cuales se recomienda acusar al ex Presidente por diversos delitos, faltas y/o infracciones constitucionales.

En esta oportunidad, y como ya lo hiciéramos en una columna anterior en donde expliqué las razones que llevaron a este mismo juez (y a la Primera Sala Civil) a declarar fundada la demanda de Amparo que AGP presentó el año pasado en contra de la Megacomisión (el fallo que ahora comentaremos está directamente vinculado al proceso antes mencionado), trataré de exponer brevemente los argumentos constitucionales que justifican este nuevo fallo.

Sentencia de primera instancia

El 19 de Setiembre del año pasado, este mismo juzgado constitucional, declaró FUNDADA en parte la demanda interpuesta por AGP, al haberse acreditado la violación de su derecho al debido proceso por parte de la Megacomisión, declarando la NULIDAD de lo actuado por esta Comisión Investigadora Multipartidaria encargada de investigar la gestión del ex Presidente.

En esa oportunidad, el juez ordenó a esta Megacomisión que “proceda a citar a AGP con el mayor detalle posible sobre los hechos que consideren pertinente respecto a las posibles conductas ilícitas, ya sean penales y/o infracciones constitucionales que deben ser materia de investigación; asimismo se le permita tener acceso a la documentación obrante en la investigación y se le ponga en conocimiento de los medios probatorios que respalden las imputaciones (excepto los reservados), a fin de ejercer su derecho a la defensa y efectúe los descargos en un plazo razonable”.


Como era de esperarse, la emisión de dicha sentencia generó una tremenda polémica política en nuestro país, llegando a señalarse que el Poder Judicial estaba blindando a AGP impidiendo que el Congreso cumpla con su labor de fiscalización. Para un sector político, particularmente para el partido de Gobierno, el Poder Judicial cubría con un manto de impunidad la gestión desempañada por el ex Presidente durante su segundo Gobierno.

En mi opinión, si uno lee este fallo, podrá darse cuenta de que estas declaraciones no tenían ningún asidero. Lo que el juez había señalado (lo mismo diría la Sala) era básicamente lo siguiente: El Congreso tiene la facultad de investigar a AGP, pero debe hacerlo respetando escrupulosamente las garantías del debido proceso. Ni más ni menos.

Sentencia de segunda instancia

Dicha decisión fue apelada por ambas partes (Congreso y AGP), por lo que la Primera Sala Civil, emitió una nueva sentencia CONFIRMANDO el fallo de este juez (el mismo que amparó la demanda del fallecido Javier Diez Canseco Cisneros en un caso similar). Lo que la Sala señaló en esa oportunidad cobra importancia pues no solo se limitó a tutelar el derecho al debido proceso de AGP sino también reconoció la facultad del Congreso para investigar al ex Jefe de Estado. La Sala, además de repetir lo ya señalado por el juez, dijo:

1)    Que la Megacomisión es competente para investigar la gestión de AGP como presidente de la República, dentro del plazo encomendado o prorrogado por el Pleno del Congreso, por tanto, AGP podrá ser sometido a dicha investigación, pero respetándose el debido proceso.

2)    Que el Presidente de la Megacomisión (por quien tengo el mayor de los respetos), y sus otros miembros, no pueden ser removidos, salvo que así lo decida el pleno del Congreso de la República, siempre velando, claro está, por la imparcialidad de los órganos de investigación.

3)    Que la Megacomisión puede incluir el asunto denominado BTR y/o Petroaudios como materia de investigación, respetándose el debido proceso.

Como se puede apreciar entonces, en ambos fallos lo que se buscaba era encontrar un equilibrio entre la defensa del derecho al debido proceso de AGP y la facultad de fiscalización (investigación) del Congreso de la República.


La Megacomisión vuelve a citar a AGP

De acuerdo a lo expuesto tanto por el Procurador del Congreso de la República como por el Presidente de la Megacomisión, el 04 de octubre del 2013, esta Comisión volvió a citar a AGP, y lo hizo mediante carta cuyo contenido a continuación reproducimos:

“En el marco del derecho fundamental y constitucional al debido proceso, estoy en la obligación de informarle que se le convoca por su vinculación con los hechos materia de investigación, debido a que usted ocupó el cargo de Presidente de la República en el periodo objeto de mandato asignado por el Pleno del Congreso (20006-2011). Por tanto, el interrogatorio versará sobre los procedimientos y acciones que llevó a cabo, ordenó, permitió u omitió como Presidente de la República, en el marco de las funciones y competencias inherentes al cargo en cuestión, y que estén relacionados con los casos referidos previamente. Su declaración es indispensable para identificar o descartar la existencia de presuntas irregularidades”.

AGP cuestiona el tenor de esta citación

Para el ex Presidente, esta citación no cumplió con lo dispuesto por el Poder Judicial (leer lo señalado por el juez y la Sala, respectivamente). Pero además, afirma AGP (y este es el argumentó que el juez hace suyo), la CARTA-CITACIÓN adolece de un defecto sustancial insubsanable que automáticamente conlleva a su nulidad, por cuanto en ella “no se precisó el STATUS JURÍDICO de AGP dentro de la investigación que realiza la Megacomisión”.

En otras palabras, no se señaló si AGP era citado como INVESTIGADO o como TESTIGO. Por tanto, siendo que este error vicia de nulidad a la citación, la misma también se hace extensiva a todos los informes elaborados por esta Comisión y enviados al pleno del Congreso.


Análisis del presente caso

Luego de leer con atención el tenor de la CARTA-CITACIÓN que la Megacomisión le cursara a AGP nos queda claro, como le ha quedado claro también al juez (que valientemente ha emitido este fallo), que “no se advierte que se haya precisado si AGP era citado en calidad de INVESTIGADO o TESTIGO”. La terminología utilizada es VINCULADO, la misma que resulta ser muy genérica, y por ende, no cumple con lo que en su momento ordenó el Poder Judicial para este mismo caso.

Primer argumento

Tanto para el juez, como para cualquier hombre de derecho que conozca mínimamente la jurisprudencia de nuestro Tribunal Constitucional (Caso César Humberto Tineo Cabrera y otros) y de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Caso López vs Venezuela y otros), un error de este tipo es sumamente grave ya que al no conocer su STATUS JURÍDICO la persona no puede ejercer su derecho de defensa a plenitud, ya que como es razonable suponer, la defensa de una persona cambia o depende de si ésta tiene la condición de INVESTIGADO o TESTIGO. Decir lo contrario, abre la posibilidad para la violación flagrante del debido proceso, tal y como ha sucedido en este caso.

Segundo argumento

Pero además, señala el juez, en opinión que también compartimos, “si bien en la carta del 04 de octubre de 2013, sí se precisan los temas que son materia de investigación y las razones que justifican las investigaciones, sin embargo no se precisa de manera puntual la conducta ilícita que habría cometido AGP en cada tema de investigación; tampoco cuál es el presunto delito y/o infracción constitucional que se le imputa en cada tema de investigación”. Esta situación, como también se señaló en los anteriores fallos, no permite que AGP ejerza su derecho de defensa a cabalidad, vulnerando su derecho al debido proceso.


Reflexión final

Nosotros consideramos que el Parlamento tiene la facultad (poder-deber) de investigar todos los casos en los cuales presuntamente el ex Presidente haya podido incurrir en actos reprochables jurídicamente (delitos, faltas administrativas o infracciones constitucionales). Sin embargo, ello no quiere decir, que avalemos y aceptemos que en el marco de este tipo de Comisiones Investigadoras se vulneren las garantías mínimas del debido proceso, las mismas que deben ser tuteladas para todos y cada uno de los ciudadanos de nuestro país.

A propósito, quiero terminar esta columna llamando la atención sobre 3 máximas que el Congreso parece desconocer:

1)    En un Estado Constitucional todos los poderes públicos (también el Congreso) están obligados a respetar los derechos de los ciudadanos, y cuando ello no ocurre, el Poder Judicial está obligado a corregir dicha situación de anormalidad jurídica. Como bien lo ha señalado el TC: no existen zonas exentas de control constitucional.

2)    Las investigaciones parlamentarias deben respetar escrupulosamente el derecho al debido proceso no solo cuando la persona tenga la condición de acusado sino también de investigado. Sobre todo, si tomamos en cuenta que muchas veces el citado (vinculado) puede pasar de testigo a investigado en un abrir y cerrar de ojos.

3)    El derecho de defensa aparece y debe poder ejercerse desde la primera citación. Decir lo contrario, supone un grave recorte al ejercicio de esta garantía, y pone en peligro la libertad y los derechos fundamentales de la persona.


Cierro con una frase: “Creo que existen razones más que suficientes para investigar a AGP y a muchos de sus más cercanos colaboradores. Pero si el Congreso, o cualquier otra instancia desean hacerlo, deben respetar todas y cada una de las garantías del debido proceso. Son estas investigaciones (garantistas) las que fortalecen verdaderamente a la democracia. Lo otro, es persecución política pura”. 

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viernes, 4 de abril de 2014

REDENTORES LATINOAMERICANOS



“Redentores” (Debate: 2012), es el título del libro de Enrique Krauze, notable historiador y ensayista mexicano, fundador de “Letras Libres”, una de las más importantes (sino la más importante) revista cultural de nuestro continente. El título del libro, según palabras del propio autor, se lo debe a Mario Vargas Llosa, quien luego de revisar el texto original, le señaló que en cierto modo, todos los personajes cuyas biografías se condensan en esta obra buscaron la redención latinoamericana, ya sea a través de la reforma o de la revolución.

“Redentores”, es un libro sobre la historia de las ideas políticas en América Latina desde fines del siglo XX hasta nuestros días, una obra en la cual el autor analiza la lógica y la relación existente entre el pensamiento reformista y revolucionario de nuestra región que marcó el devenir de la actividad política latinoamericana. Por ello, algunos críticos, entre ellos el propio Mario Vargas Llosa, han señalado que esta obra constituye un aporte invaluable para quien se proponga realizar un estudio riguroso sobre la política en nuestro continente.


El libro nos invita a conocer sobre la vida de doce figuras trascendentales en la historia política de nuestra región, y también nos permite conocer la posición ideológica, formación política y rasgos psicológicos de quienes desde la academia (Mario Vargas Llosa, Octavio Paz y Gabriel García Márquez)  o la política activa (El Che Guevara, Eva Perón o Hugo Chávez), impulsaron los más importantes proyectos reformistas y revolucionarios en nuestras tierras.


Las ideas como protagonistas

Además de ello, el autor, con gran sutileza y conocimiento, pone al descubierto el vínculo existente entre las historias personales de estos personajes y las ideas que nutrieron la actividad política de su tiempo. Como si en muchos casos (sino en todos), el devenir personal de cada uno de ellos haya sido el motor que impulsó su propuesta política e ideológica. 

Pero el lector no debe confundirse con “Redentores”. Como bien lo apuntó Paul Berman, esta obra no es una compilación de biografías de personajes notables. Para Berman, son las ideas las verdades protagonistas de este libro, pero no las ideas en abstracto sino encarnadas en personas con vidas tocadas por la pasión del poder, la historia y la revolución; y también por el amor, la amistad y la familia.

Krauze señala que su obra se inspiró en los libros de Isaiah Berlin y Edmund Wilson, respectivamente. En el primero de ellos, “Los pensadores rusos”, Berlin nos permite conocer a los intelectuales rusos que prepararon el camino de la Rusia moderna acabando con el absolutismo de los zares. En el segundo, “Hacia la estación de Finlandia”, Wilson realiza un soberbio estudio sobre la tradición socialista en Europa.


Doce grandes personajes

El libro de Krauze se divide en seis partes, en las que se suceden doce grandes biografías. Como ya lo señalamos, el autor usa la historia personal de estos personajes para acercarnos a las ideas que cada uno de ellos defendió y combatió en un determinado espacio y tiempo.
El primero de ellos es el heroico José Martí (Martirio e independencia), lo siguen José Enrique Rodó (La homilía hispanoamericana), José Vasconcelos (El caudillo cultural) y José Carlos Mariátegui (El marxismo indigenista).

Luego, surge la figura de Octavio Paz (El poeta y la revolución), figura central del libro, cuya vida abarcó casi todo el siglo XX encarnando a la más notable tradición revolucionaria moderna. En palabras de Richard Feinberg, la afectuosa oda de Krauze a su amigo y mentor Octavio Paz es una contribución mayor a la literatura mexicana sobre el siglo XX.

El libro continúa con dos figuras gigantes de la revolución: Eva Perón (La madona de los descamisados) y el Che Guevara (El santo enfurecido). Para luego, dar paso a los dos grandes novelistas de nuestro siglo: Gabriel García Márquez (La sombra del patriarca) y Mario Vargas Llosa (Parricidios creativos).

Al final, el autor busca entrelazar las vidas del teólogo Samuel Ruiz (El apóstol de los indios) y el guerrillero Subcomandante Marcos (Ascenso y caída de un guerrillero). Para concluir, el autor le dedica un capítulo al siempre y eternamente polémico Hugo Chávez (La historia como biografía) a quien describe y caracteriza como la representación más gráfica del caudillismo postmoderno.




Los personajes elegidos

¿Por qué elegir a estos doce personajes y no a otros? ¿Por qué Fidel Castro, o Haya de la Torre, y tantas otras personalidades latinoamericanas se quedaron fuera de esta selección? El propio Krauze nos advierte que su elenco de personajes no es, por supuesto, exhaustivo, pero aspira a ser representativo de los temas políticos centrales en América Latina.

De hecho, esta selección de personajes, le ha permitido a Krauze, nos dice Feinberg, estudiar el impacto de la derrota española en la guerra de 1898, como de la Revolución mexicana, el surgimiento del nacionalismo cultural y político, la atracción de la Revolución Rusa, la incidencia de las corrientes fascistas y populistas, el desarrollo del indigenismo, la ilusión y el desencanto por la Revolución cubana, las promesas redentoras del sandinismo y el neozapatismo, la aparición de la revolución bolivariana hasta llegar al movimiento democrático que parece predominante en nuestros días.

Del mismo modo, Krauze reconoce que entre sus personajes (once hombres y una mujer) existen obvias diferencias, pero que esa variedad es en sí misma significativa de la diversidad de orígenes y experiencias que han arraigado las principales ideas de nuestro continente. Para Krauze, todos sus personajes vivieron apasionadamente el poder, la revolución y la historia, pero al mismo tiempo fueron personajes de la vida real, no ideas andantes, desprovistas de toda pasión amorosa o familiar.


De José Martí a Hugo Chávez

Los doce capítulos, algunos más logrados que otros, son de una extensión y profundidad diversa. Así, tenemos capítulos con un análisis mucho más exhaustivo como es el dedicado al notable poeta Octavio Paz, frente a otros más cortos como son los referidos a la vida de Eva Perón, José Martí o el Che Guevara, en los cuales, la brevedad de sus páginas, es magistralmente compensada con el relato épico de las aventuras y peripecias que estos personajes experimentan a lo largo de sus vidas, las que parecen más cercanas a ese realismo mágico propio de nuestra literatura que a una realidad científicamente documentada.

¿Redención o democracia? Éste ha sido, según Krauze, el dilema central de América Latina. La mayor parte de nuestras naciones, afirma el autor, han optado por la democracia, y por el retorno a los valores liberales y republicanos que les dieron origen.


Un pasado que nos explica el presente y proyecta hacia el futuro

En suma, creo que la lectura de “Redentores” nos permite comprender que la historia de América Latina no es obra de la sinrazón, del instinto, la violencia o la casualidad. El libro permite darnos cuenta que la evolución histórica y política latinoamericana resulta ser una especie de compleja novela movida por ideas y convicciones que escondidas detrás de líderes carismáticos, dictaduras asesinas o discursos rimbombantes y gaseosos, le dan sentido, coherencia y racionalidad a la misma.

No obstante lo señalado, en esta obra el autor también hace una apuesta explícita por la democracia y la libertad en Latinoamérica. Pero lanza con total claridad y visión histórica, una advertencia que todos los gobernantes deberían tomar en cuenta: “Para que la democracia se fortalezca y perdure, y para que a través de ella (con sus leyes, instrumentos e instituciones) nuestros pueblos puedan enfrentar los males del nuevo siglo, los gobiernos deben desplegar una efectiva vocación social. De no hacerlo,  sentencia Krauze, la región volverá a buscar la redención, con todo el sufrimiento que conlleva”.


A modo de conclusión, podríamos decir que el libro de Krauze no solo nos ofrece una mirada de un pasado latinoamericano de marchas y contramarchas, reformistas y revolucionarias, que fueron delineando el rostro de nuestro continente, sino también una lectura optimista en torno al futuro de la región. Un futuro que debemos empezar a construir, nutriéndonos de las reflexiones e ideas, que con tanta solidez se expone en libros como “Redentores”, cuya lectura y estudio recomiendo a todos los interesados en la historia de las ideas políticas que hicieron latir el corazón la patria grande. 

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