lunes, 27 de junio de 2011

¿Qué está haciendo Alan García en el sur del país?





El gobierno ya está de salida. A pesar de ejercer funciones hasta el 28 de julio de este año, el presidente Alan García ha abandonado el rol de jefe de Estado que constitucionalmente le corresponde. Preocupado por elevar sus índices de popularidad, ocupa su tiempo en la inauguración de obras monumentales que puedan quedar grabadas en la memoria de los peruanos, en especial de los electores, de cara a la elección del año 2016. El presidente busca la popularidad y el aplauso a través del cemento. Inaugurar calles, pistas, plazas, monumentos, estadios, es la fórmula mágica que cree haber encontrado García para conquistar el corazón de los peruanos y su lugar en la historia. A Alan poco o nada le importa el Cristo del Pacífico, mucho menos la remodelación del Estadio Nacional o la reconstrucción del Hospital del Niño, a nuestro presidente de ego colosal y figura elefantiásica solo le importa fortalecer su figura frente a los adversarios del futuro próximo.




Mientras el Cristo de García recibía la bendición del amiguísimo de los presidentes, Cardenal Juan Luis Cipriani, mientras en el partido oficialista se esfuerzan por promocionar las grandes obras de concreto que este gobierno le deja como legado al Perú, la macroregión Sur se enciende como un polvorín, se convierte en un campo de batalla, en tierra de nadie en la cual el Estado no existe, las autoridades son de papel, la policía trata infructuosamente de controlar el orden público, la propiedad pública y privada es violentada por una masa enardecida que siente que durante todos estos últimos años el sillón de Pizarro fue ocupado por un señor que gobierna dándole la espalda al país y que defiende los intereses solo de un muy pequeño grupo. Por la razón o por la fuerza parece ser el lema de García cuando se trata de restaurar el orden o imponer una política. El gobierno, su clase política, pero en especial García y el Apra, otrora el partido del pueblo, parecen haberse convertido en los afanosos gestores de intereses de algunos pocos, y si para ello hay que tildar de “hortelano” a todo el Perú, eso se hace, sin el menor pudor y con el mayor voluntarismo, al fin y al cabo la plata llega sola y uno no puede darse el lujo de perder a los amigos poderosos, menos en el Perú, en donde al parecer todo se compra, se alquila o se vende.




Más de una decena de muertos y varios heridos es el saldo que la protesta social generada en Puno, Huancavelica y Huancayo dejó en esta última semana. Las razones de cada conflicto son diversas, varios son los motivos por los cuales la población decide salir a las calles para mostrar su indignación frente a lo que consideran un abuso, un atropello. Olvidados durante gran parte de nuestra historia por los gobiernos de turno, violentados en sus derechos, despojados de su condición de ciudadanos, recurren a la violencia para hacer sentir su voz, para hacerse escuchar, con el aval claro está, de los agitadores de siempre, que mas allá de sentir como suya la indignación de la población se esmeran por desestabilizar a quien este al frente de la conducción del Estado pues viven de eso, porque capitalizan el caos, lo convierten en bandera de lucha y adquieren un protagonismo social que en las urnas no se traduce jamás, pues el ciudadano promedio no cree en proyectos violentistas, pero tampoco en gobiernos de posición genuflexa frente a determinados intereses, grupos o personas.




En Huancayo, la Universidad Nacional del Centro era tomada por los estudiantes, este hecho ocurrió el 15 de mayo de este año, en demanda de mayor presupuesto para el comedor y la renuncia del rector de dicha casa de estudios al cual se lo acusa de malos manejos, de irregularidades en el ejercicio de sus funciones, de corrupción, entre otros muchos cuestionamientos. A eso se sumó la toma de la carretera durante la huelga, hecho que como todos sabemos ocasiona un enorme perjuicio económico y comercial para esta provincia. El gobierno sabía de la presencia de este conflicto, conocía las razones del descontento, sin embargo fue incapaz de tomar las acciones preventivas y correctivas necesarias para evitar que la sangre llegase al rió y el enfrentamiento en las calles. El resultado ya es conocido, una policía desbordada por los centenares de alumnos en pie de lucha, heridos, daños a la propiedad, y la profundización de las contradicciones entre el Estado y su sociedad. Al final de todo ello, y tras casi un mes de confrontación, la Asamblea Nacional de Rectores decidió intervenir dicha universidad, debido al desgobierno que allí se vive, nombró una comisión que se encargará de dirigir la institución por 180 días hasta que la calma vuelva a instalarse y se solucionen los problemas que detonaron el problema.




Y como para demostrar que la incapacidad no solo está en el ejecutivo sino también en otros poderes del Estado, nuestro Parlamento promulga una norma mediante la cual eleva el número de universidades a 104 con la creación de la Universidad de Tayacaja la cual no contaba con un estudio técnico que la avale, con presupuesto propio que haga posible el financiamiento de sus actividades y sobre todo, con el respaldo social de la población estudiantil. El Congreso decidió destinar parte del presupuesto de la Universidad Nacional de Huancavelica para hacer viable esta torpe idea. Este hecho fue el que generó la encendida protesta y manifestación de más de 5000 mil estudiantes que sienten que se estaba atentando contra los intereses de su universidad. Al final de la protesta el saldo fue de tres muertos y decenas de heridos, la población además de exigir la derogatoria de esta medida solicitaba la renuncia inmediata del presidente de la región Maciste Díaz Abad a quien se lo acusa de haber impulsado la creación de la universidad de Tayacaja y haber movido influencias en el Congreso para evitar que la ley se discuta de manera adecuada. Al parecer las denuncias parecen tener cierto grado de verosimilitud teniendo en cuenta que el proyecto de ley de creación de la mencionada universidad no fue discutido en la Comisión de Educación del Parlamento, se lo dispensó de dicho trámite y pasó de frente al pleno. Para coronar la tristemente célebre respuesta del gobierno, el Ejecutivo promulgó el Decreto de Urgencia 030-20011, que le asigna un presupuesto propio a la Universidad de Tayacaja, es decir, el gobierno no es capaz de fortalecer a las universidades públicas existentes, no es capaz de elevar su presupuesto, no es capaz de mejorar el funcionamiento de los comedores universitarios, la inversión en ciencia y tecnología, infraestructura, pero está presto a solventar medidas tan disparatadas como esta con el dinero de todos los peruanos. Y luego de esta actuación, el gobierno pretende que la población lo aplauda y guarde quietud y silencio frente a la arbitrariedad e indiferencia.




Superados, aunque quizá la palabra utilizada peca de optimista, el último sábado los diarios daban cuenta de la tragedia vivida en Juliaca. Mientras en Lima las autoridades confirmaban la cancelación del proyecto Santa Ana y se elaboraban los dispositivos legales que paralizaban las concesiones mineras en Puno, obligando al Estado a que en un futuro todo proyecto de extracción sea consultado a la población tal y como lo dispone el Convenio 169 de la OIT, miles de pobladores tomaban el aeropuerto de Juliaca entre el fuego desatado por las fuerzas del orden en resguardo de dichas instalaciones. Luego de las primeras horas de enfrentamiento se conocía de 6 muertos, algunos desaparecidos y una gran cantidad de heridos. Esta vez la protesta exigía que el Estado ponga en marcha un plan de recuperación del río Ramis, cuyas aguas están siendo afectadas por la contaminación provocada por la minería informal, la misma que pone en peligro el ecosistema del lago Titicaca pues el Ramis es uno de sus principales afluentes. Asimismo, de acuerdo a la propia información dada a conocer por el general Herbert Rosas Bejarano, se supo que la comisaría de Azángaro también fue atacada sufriendo la quemadura de sus instalaciones, y además señaló que un efectivo policial está en condición de desaparecido desde la mañana del viernes cuando se produjo la toma del aeropuerto.




Lo indignante de todo esto es saber que el gobierno tenía o debía tener conocimiento de todos estos conflictos sociales en actividad o latentes, tal y como lo demuestran los informes de la Defensoría del Pueblo. Al parecer, al gobierno hace ya algunas semanas dejó de interesarle la solución de los verdaderos problemas del país. El presidente Alan García en una clara muestra de egoísmo y deslealtad hacia el nuevo gobierno y hacia todos los peruanos pretende legarle a Ollanta Humala un país en el cual el conflicto social y la protesta en el sur son capaces de llegar a niveles insospechados desatando la furia de una población enardecida que se lanza contra todo aquello que represente a la autoridad estatal. No me cabe la menor duda sobre la presencia de personas infiltradas, violentistas que se camuflan entre la multitud civil para hacer fechorías y cometer delitos con la impunidad que te da la turba llamando protesta y reivindicación social a aquello que es vandalismo y crimen puro. Sin embargo, el Estado debe tener la suficiente capacidad para dar respuesta a esta problemática, identificar a estos subversivos, a estos delincuentes que pretenden ganar a río revuelto. El Estado debe tener la inteligencia y sensatez de anticipar las acciones de estos criminales, ya que de no ser así las localidades, calles y plazas, caerán presas del pánico, la violencia y el miedo. El presidente debe saber, o recordar que su principal misión es asegurar el orden, la tranquilidad, la paz y el progreso. Alan García debe entender que ese Cristo que acaba de inaugurar no le devolverá la vida a los peruanos que mueren en este tipo de confrontaciones sociales, por más que él y Cipriani le recen con todas sus fuerzas.

Etiquetas: , , , , , , , ,

martes, 21 de junio de 2011

Las promesas electorales que Ollanta Humala no deberá olvidar




Crecimiento económico con inclusión social, la honestidad marcará la diferencia. Esas han sido las dos grandes líneas maestras que sintetizan la propuesta de gobierno que el electo presidente Ollanta Humala le presentó al país como oferta electoral durante la última campaña presidencial en el Perú. Ollanta Humala cree que la gran transformación social en nuestro país es posible, sí si lo es pensamos también algunos, pero no en un periodo de gestión tan corto como 5 años. Es necesario mirar al país con optimismo pero a su vez con objetividad e inteligencia, para que luego la realidad y sus frías cifras no terminen por despertarnos de nuestro sueño de un brutal cachetazo. Para ello, es perentorio que el presidente comprometa a todos sus colaboradores en este propósito, es necesario que todos los actores de gobierno y de la sociedad civil miren con esperanza el futuro y contribuyan con el desarrollo del país, mejorando de ese modo la calidad de vida de las grandes mayorías, solo de ese modo el Perú podrá cambiar, dejará de ser un país tan hostil, injusto y marginal, y podrá convertirse en una sociedad mucho más justa, libre y democrática. Es esa la gran tarea del próximo gobierno, implementar en la medida de lo posible todas y cada una de las propuestas ofrecidas durante los últimos meses, elevando los niveles de vida de los peruanos, sobre todo de los más pobres, pero siempre con responsabilidad y con un manejo equilibrado y responsable de los temas económicos, basado en políticas fiscales, cambiarias y monetarias inteligentes capaces de generar estabilidad y confianza en el inversionista nacional y extranjero cuyos recursos son fundamentales para el progreso de toda la nación.




Hemos dado una mirada bastante atenta al Plan de Gobierno de Gana Perú, ese plan que ha sido materia de tantos ajustes y afinamientos, ese plan que ha sido modificado tantas veces, y que hoy en día presenta una serie de propuestas que lo tornan mucho más viable y mucho más atractivo para el país. Ollanta Humala sabía que de continuar con la lógica del plan original las posibilidades de sumar esfuerzos a su proyecto serían bastante escasas, por ello ha sido crucial hacerle todos los ajustes posibles con el ánimo de lograr la confluencia y adhesión de una mayor cantidad de sectores sociales y políticos que en estas últimas semanas han venido sumándose al proyecto del nacionalismo. Es necesario cambiar, claro que sí, es positivo corregir errores, desde luego, dicen que solo Dios y los idiotas no cambian, esperemos en todo caso que el nuevo rostro e imagen que Ollanta Humala presentan sean producto de una reflexión honesta y crítica en torno a la irresponsabilidad e insensatez puestas de manifiesto en la elaboración del documento original que su partido presentara al Jurado Nacional Elecciones, sin olvidar, claro está, que su propuesta de cambio e inclusión social deben marcar el camino y la dirección de su gestión gubernamental, evitando de ese modo que la propuesta electoral sea borrada de un plumazo desde el primer día en el gobierno, tal y como ocurrió con el presidente Alan García Pérez, quien ganó las elecciones del 2006 enarbolando las banderas de la centro izquierda, para una vez instalado en Palacio de Gobierno, gobernar desde la diestra, a pesar del reclamo y la crítica que el electorado que lo premió con su confianza le hace llegar día a día a través de todos los medios posibles.





Son diversas las propuestas de gobierno que Gana Perú le ha expuesto al país. Por razones de espacio y tiempo, me limitaré a mencionar solo algunas. He querido recoger y dejar constancia de este grupo de iniciativas para una vez llegado el momento poder evaluar la gestión del electo presidente con mayores elementos de juicio. Recordar este conjunto de promesas servirán para que en un futuro podamos verificar si en el caso de Ollanta Humala la regla generalizada en la política nacional se quebró, si este fue un presidente que con honestidad y mesura sacó adelante la mayor cantidad de propuestas de campaña, o fue uno más en la lista de políticos electos que terminaron por convertir a su discurso de campaña en una gran y vil mentira.





En materia social podemos decir que Ollanta Humala basa su propuesta en las siguientes iniciativas. Primero, el programa Pensión 65, con el cual se señala se dará una pensión de 250 nuevos soles mensuales a casi un millón y medio de ancianos mayores de 65 años que no aportaron para su jubilación. Segundo, el aumento del salario mínimo de 600 a 750 nuevos soles, iniciativa que impulsará la economía y elevará el nivel de gasto de un gran número de peruanos colocando más dinero en el bolsillo que quienes menos tienen. Tercero, la puesta en marcha del programa Cuna Más, que consiste en una red de guarderías para cuidar a niños entre 0 y 3 años de madres trabajadoras en las cuales se les brindará cuidado, alimentos y pañales gratuitos.





En materia de salud y lucha contra la pobreza, la propuesta de Ollanta Humala presenta cuatro grandes objetivos. El primero, la construcción de un hospital general en cada provincia. El segundo, la implementación del Servicio de Atención Móvil de Urgencia (SAMU), mediante el cual médicos capacitados, gracias a la puesta a disposición de vehículos modernos, acudirán a atender a los pacientes en todo el país, acercando la salud a todos los peruanos, y ampliando la cobertura que el Estado hoy en día ofrece. El tercero, la implementación del Programa de Nutrición Infantil, a través del cual se darán desayunos, almuerzos y material didáctico a los alumnos de los colegio estatales. Finalmente, se fortalecerá y ampliará el presupuesto del programa Juntos, creado durante la gestión del presidente Alejandro Toledo, catalogado por el Banco Interamericano de Desarrollo como el programa social estrella de nuestro país. Juntos pretende elevar su cobertura a 900 mil familias. A todo ello debemos sumar la propuesta de mejorar el presupuesto de los comedores populares, el vaso de leche, el abastecimiento de las postas médicas y la cobertura universal de salud para todos los peruanos, empezando por aquellos que se encuentran por debajo de la línea de pobreza.





En materia educativa, los planteamientos fundamentales de Gana Perú son los siguientes. Primero, la creación del Ministerio de la Ciencia y Tecnología, pues la revolución educativa del siglo XXI debe ir acompañada de una apuesta seria que el Estado decida hacer en proyectos de investigación en estas áreas. Segundo, la contratación y capacitación de una mayor cantidad de maestros, sobre todo la de aquellos que desempeñan labores en las 9 mil escuelas unidocentes de la república. Tercero, mejorar la infraestructura y los servicios básicos de los centros educativos, pues tal y como lo señalan numerosos informes, en el Perú existe un gran números de escuelas y colegios que no cuentan con agua, desagüe, luz y otros servicios. Cuarto, la puesta en marcha del programa Beca 18, a través del cual el Estado peruano premiará a los mejores estudiantes de los colegios públicos financiando sus estudios en universidades nacionales y extranjeras, a ello se sumará el programa de otorgamiento de créditos para los estudiantes universitarios que les abra la posibilidad de cursar estudios en el extranjero mediante las becas de posgrado que el Estado entregará a los estudiantes de universidades públicas o privadas que acrediten un muy destacado rendimiento académico. Finalmente, la promesa de poner a la cultura más cerca de los estudiantes, todo ello, logrando que el carné universitario le permita el ingreso al estudiantado al cine, teatro, opera u otro espectáculo análogo a precios y tarifas preferenciales.





En materia de lucha contra la criminalidad y seguridad ciudadana. Lo primero ha señalado Ollanta Humala será mejorar el salario de la Policía Nacional del Perú y respetar la cédula viva. Segundo, y así lo ha reiterado en numerosas oportunidades, la creación de una red de comisarías interconectadas, mejorando la coordinación entre la policía y el serenazgo. Tercero, la creación del servicio policial voluntario, para quienes aspiren a ingresar a una escuela policial, y asimismo, el mejoramiento del servicio militar, manteniendo su carácter voluntario, pero haciéndolo más atractivo, otorgando una formación de carrera técnica que le brinde al personal mayores posibilidades en el campo laboral. Cuarto, la creación del alto comisionado presidencial, organismo que se encargará del diseño, elaboración, coordinación y conducción de la lucha contra el narcotráfico, controlando la comercialización de productos químicos utilizados en la elaboración de la cocaína así como de la lucha frontal contra el lavado de activos.





En materia laboral, el líder de Gana Perú, plantea 4 granes iniciativas. Primero, la eliminación de los services y la regularización de la situación laboral de miles de jóvenes subempleados. Segundo, el paulatino nombramiento de cientos de trabajadores que prestan servicios al estado mediante la modalidad CAS, a través de la cual se pretendió solucionar la dramática situación de quienes prestaban servicios no personales en el sector, pero que aun resulta ser tremendamente injusta. Tercero, la defensa y tutela de los derechos laborales en el Perú, supervisando el cumplimiento de la jornada laboral de 8 horas, el pago de horas extras, el respeto por el derecho a contar con un día de descanso, el pago de las gratificaciones y el reparto de utilidades. Por último, la restitución de la hora de la lactancia materna y la promoción e incentivo a aquellas empresas que abran sus puertas a los jóvenes del Perú, todo ello a través de beneficios e incentivos tributarios.





Finalmente, el último eje temático que he querido abordar en esta oportunidad es el vinculado a las reformas del sistema político. Primero, se impulsará una reforma parlamentaria que sancione a quien incurra en actos de trasfuguismo traicionando la confianza del electorado. Segundo, se ampliará el mecanismo de revocatoria de autoridades haciéndolo extensivo también para el Presidente de la República y los congresistas. Tercero, la inhabilitación para el ejercicio de cargo público alguno para quien sea sentenciado por actos de corrupción. Cuarto, la promulgación de una ley que torne imprescriptibles los actos de corrupción en el Estado.





Como hemos podido apreciar, se trata de un conjunto de propuestas que configuran el grueso del programa de gobierno del presidente electo. Muchas de ellas deberán ser aplicadas de manera gradual con el objetivo de no generar un desequilibrio fiscal que a su vez repercuta en la salud económica de todo el país. Para muchas de ellas es necesario contar con el respaldo de las fuerzas políticas representadas en el parlamento, sobre todo en lo concerniente a aquellas que exigen reformas legislativas a nivel del sistema educativo, salud o el propio sistema político. Desde luego, tenemos propuestas mucho más viables que otras, seriamos bastante ilusos al pensar que todas ellas pueden ser concretizadas en los primeros años de gobierno. Estoy seguro que algunas quedarán inconclusas, siendo el gobierno que lo suceda quien asuma la responsabilidad de apuntalarlas, sin embargo, y esperemos gracias al concurso de la gran mayoría de los peruanos, el partido de gobierno, el presidente Ollanta Humala sea capaz de cumplir con su promesa electoral en el mayor grado posible, ello generará estabilidad, reducirá el nivel de violencia y confrontación presentes en nuestro país, le devolverá la fe al elector en el sistema político y en el sistema democrático, tantas veces puesto en peligro en nuestra patria. En suma, le deseo suerte y éxito a Ollanta Humala, deseo que pueda cumplir con el sueño, que no es solo suyo, de transformar al Perú en un país menos hostil. Debemos recordar que el éxito del presidente electo, será el éxito de todos los peruanos, sobre todo el de los que menos tienen, de aquellos que con su voto decidieron respaldar su candidatura, frente a lo que sin lugar a dudas hubiese sido significado para el Perú un profundo retroceso y la reinvindiación de una dictadura asesina, corrupta y mafiosa.








Etiquetas: , , , , , , , , , , , ,

martes, 14 de junio de 2011

¿Por qué perdió Keiko Fujimori la presidencia del Perú?



Dicen los especialistas que la llegada de la segunda vuelta en el Perú marca el inicio de una campaña absolutamente diferente a la que se sostuvo durante las semanas y meses anteriores a la primera elección. La dinámica, el vértigo, la polarización que se vive en este segundo tramo electoral exigen por parte de los candidatos y de sus respectivos equipos de campaña una redefinición un nuevo diseño en torno a la estrategia que deberán utilizar con el objetivo de capturar el voto de aquellos que en un primer momento optaron por otra candidatura.



En la segunda vuelta el candidato debe centrar su mirada en aquellos sectores de la población a los cuales su discurso en primera vuelta no logró seducir, el electorado que le brindó su apoyo en el pasado seguramente le renovará su respaldo en el tramo final camino a la presidencia, es por ello que el giro en torno a las propuestas, la moderación del discurso político y las alianzas que puedan formarse en el camino resultan ser fundamentales en este tiempo, la finalidad de todo esto es posicionar al candidato lo más al centro del escenario político, el objetivo es convertir al candidato de derecha o izquierda, en un candidato de centro diestro o zurdo, pues esa será la única manera de llegar a ese elector indeciso que en situaciones como estas suele optar por aquel hombre o mujer que le genere menos temor, el elector de segunda vuelta no gusta de los candidatos radicales o extremos, que se comprometan con un solo sector de la sociedad, el elector de segunda vuelta, y así lo muestran las estadísticas en las últimas elecciones en el Perú elige siempre a un candidato de centro.




Fueron precisamente estas consideraciones las que en mi opinión no fueron calibradas adecuadamente por Keiko Fujimori y por su equipo de campaña. Sabido es que el porcentaje alcanzado por esta candidata en primera vuelta corresponde a ese voto duro fujimorista que la figura del dictador Alberto Fujimori logró consolidar a lo largo de los años, el mismo que en esta oportunidad volvió a ponerse de manifiesto, más aun cuando la candidata del fujimorismo resultó ser la hija de su “querido presidente”. El equipo cercano a Keiko no logró hacerle entender que si en primera vuelta había sido Alberto el verdadero artífice de ese más de 20% de votos obtenido, en este segundo tramo era ella quien debía salir a conquistar la emoción de los electores. El triunfo o derrota en este tramo serian responsabilidad exclusiva de la candidata y de los actores que la acompañasen en esta nueva aventura.




Creo que un primer error en la campaña de Fuerza 2011 es no haber logrado posicionar en el imaginario de la gente dos o tres propuestas atractivas con las cuales el elector indeciso y otros sectores del país además de Lima y ciertas capitales de provincias costeras lograran verse identificados. En ese sentido, era muy poco lo que el equipo de marketing publicitario podía hacer cuando en el plan de gobierno de Keiko no se encontraba más que un conjunto de buenas intenciones y metas con las cuales nadie podía estar en desacuerdo, pero ninguna propuesta concreta que le hiciera pensar al elector que era esta candidatura y no la otra la que podía mejorar su situación personal. Ahora bien, y para ser justos con los que rodearon a la candidata, es cierto también que los publicistas del fujimorismo no tuvieron el tino para diseñar o crear un spot publicitario en el cual se mostrara a la candidata como una figura cercana a la mayoría de peruanos y no solamente a aquellos que se habían visto favorecidos por el gobierno de su padre. En palabras de Fernando Rospigliosi podríamos decir que mientras la campaña de Ollanta Humala fue diseñada por profesionales, la campaña de Keiko Fujimori fue planeada y ejecutada por aficionados, por gente que no sabe de elecciones.




Un segundo error que creo termina por costarle la elección a Keiko Fujimori fue la poca capacidad que demostró su partido en la dura tarea de remozar y modernizar su organización. Keiko Fujimori volvió a reclutar a viejos personajes del fujimorismo de los noventa, cada uno más cuestionado que otro, se rodeó de las mismas caras que tan negativo recuerdo le traían a la mayoría de peruanos, figuras que defendieron el golpe de estado del 5 de abril, que bloquearon toda investigación posible sobre los crímenes del Grupo Colina, ejerciendo presión política en el Congreso y en el Poder Judicial de aquella época, que se valieron de su influencia en el círculo de poder más inmediato de Alberto Fujimori para cumular, casi siempre de manera deshonesta, grandes cantidades de dinero a costa de todos los peruanos, que defendieron la reelección fraudulenta del dictador en el año 2000, entre otras atrocidades más que son de público conocimiento. Dicho de otro modo, a Keiko Fujimori la terminó venciendo el peso de la historia pasada, de una historia plagada de corruptelas, asesinatos, atropellos, que al final del día terminaron por eclipsar la sonrisita simpática de la candidata.




Un tercer error, ligado a la poca capacidad de Keiko Fujimori y su grupo, para desmarcarse de la figura del dictador, fue no tender puentes de diálogo y entendimiento con otros grupos, movimientos políticos o sectores de la sociedad civil que ayudaran a colocar a Keiko en una posición de centro, alejándola de esa derecha autoritaria que tan poco rédito le terminó brindando el día de la elección. El fujimorismo, necesitaba urgentemente de este tipo de alianzas que le propinase ese aire de frescura y renovación que el elector reclamaba, más si se tiene en cuenta, como ya se dijo en líneas anteriores, que eran las mismas caras, la misma comparsa que acompañó al dictador la que en esta oportunidad oficiaba de “desinteresado grupo de asesores” de Keiko Fujimori. El fujimorismo, de manera incomprensible creo yo, se creyó autosuficiente, pensó que el temor y el miedo que la otra candidatura generaba era condición suficiente para llevarse por delante a su rival y alcanzar la presidencia, nada más alejado de la realidad, basta con leer las cifras obtenidas por Ollanta Humala en 2006 para que cualquier asesor de campaña, medianamente informado, se diera cuenta que la campaña era mucho más dura de lo que Keiko pensaba, que Ollanta Humala había consolidado un bastión electoral muy sólido en la sierra sur y central, y que por tanto ese miedo que desde los medios de comunicación capitalinos se pretendía infundir tenia poco o casi nulo efecto en un amplio sector del electorado. Si queremos ser más gráficos podríamos decir que mientras Ollanta Humala recibía el respaldo de gremios, de movimientos de la sociedad civil, de partidos y personalidades de distinto tinte político, de intelectuales y líderes políticos, como Mario Vargas Llosa o Alejandro Toledo, respectivamente, la señora Keiko Fujimori se quedaba huérfana de amigos, y al voltear la mirada no veía sino a los mismos amigotes de su padre de siempre, que tanto conocía y a los cuales, en gran medida, les debe su derrota.




Un cuarto error de la candidata y de su equipo fue la estrategia con la cual Fuerza 2011 llegó al último debate. En una elección tan cerrada y tan polarizada como la que hemos vivido, un debate televisado de alcance nacional puede inclinar la balanza o consolidar las tendencias a favor de uno u otro candidato. En mi opinión creo que Keiko Fujimori equivoca la posición y la actitud con la cual enfrentó a Ollanta Humala ante miles de televidentes. Para ser más explícitos podríamos recurrir a una frase deportiva que se suele emplear en el fútbol, Keiko Fujimori cometió el error que cometen aquellos equipos que por querer salir a empatar un encuentro, pues es solo un punto el que necesitan para alcanzar el campeonato, terminan por perder el encuentro, pues entregándole todo el terreno al rival terminan por ser devorados por el ímpetu de quien tienen enfrente. De eso fuimos testigos todos los peruanos, mientras el candidato de Gana Perú fue ganado terreno a medida que transcurrían los minutos, mostrando un discurso mucho más articulado, con una actitud mucho más agresiva, punzante, con un inteligente ataque, la candidata de Fuerza 2011 se iba desinflando poco a poco, mostrando una imagen de niña asustadiza que no puede dar respuesta a los cuestionamientos y preguntas que le hace su maestra de historia. La estocada final vino sin lugar a dudas con el tema de las esterilizaciones forzadas, Keiko Fujimori no tuvo el aplomo ni la inteligencia para sortear ese obstáculo, Ollanta había dado en el clavo, el golpe había sido certero, días más tarde muchas mujeres indignadas por el recuerdo de tamaño crimen migrarían hacia las filas de Gana Perú haciendo estériles los esfuerzos de Keiko por recobrar su confianza.




Un quinto error de Fuerza 2011, llegó en los días posteriores al debate, en el último tramo, los voceros del fujimorismo se esforzaron por dinamitar su propia candidatura desde adentro, escuchar las declaraciones e intervenciones de Martha Chávez, Rafael Rey o Jorge Trelles, era como imaginar a Keiko Fujimori con una Magnun armada disparándose a la sien, y si de un disparo, por fortuna u obra divina puedes librar tu intento suicida, tres disparos de esa envergadura no los resiste ni Superman. El señor Trelles en pleno debate sobre la política antiterrorista y sobre la pacificación del país durante los noventa suelta una frase épica ¡Nosotros matamos menos!, la señora Chávez, como para no olvidar lo que hizo el fujimorismo con las instituciones del Estado, nos refresca la memoria y sentencia ¡El señor César San Martín tendrá que responder a partir de 28 de julio por sus actos!, finalmente, el señor Rafael Rey, con la frase más celebrada por el humalismo, refiriéndose a las esterilizaciones forzadas lanza una reflexión de antología: ¡Una cosa es esterilizar sin la voluntad de la mujer y otra es contra su voluntad! Luego de ello a Keiko no le quedó más que darle de baja a Trelles como vocero oficial, encerrar bajo siete llaves a Chávez para evitar sus exabruptos y tragarse el sapo de ver como Rafael Rey, reclutado para dar una imagen de honestidad y seriedad, se convertía en el mejor guionista de los programas humorísticos.




Finalmente, la cereza al pastel de nombre fracaso la pondría la propia Keiko Fujimori el día en el cual en pleno mitin de cierre de campaña recibió el abrazo de PPK, lo peor que le podía pasar a Keiko Fujimori era recibir el saludo y el respaldo de un personaje tan vinculado a la derecha más conservadora y mercantilista de este país. Todos los esfuerzos, porque algunos hizo, por centrar su candidatura alejándose de las antípodas de la derecha e izquierda se iban al agua. Keiko Fujimori se convertía en la candidata de los grupos de poder, de los grandes intereses económicos, de los poderes fácticos, representados por su mensajero y lobista preferido, Pedro Pablo Kuzcynski. Ello sumado al respaldo desvergonzado e indigno que durante esta campaña la candidata que representaba al gobierno más corrupto de la historia republicana de nuestro país recibía por parte de los medios de comunicación generó un efecto de rechazo inverso del electorado a favor de Ollanta Humala. ¿Por qué solo atacan a Humala? ¿Por qué los diarios que tildaron de corrupto, ladrón y asesino a Alberto Fujimori hoy en día se olvidan de ese pasado y defienden a Keiko? ¿Algo oscuro debe estarse maquinado en esa candidatura? Estas preguntas taladraron la mente de los electores, de muchos indecisos que en la misma cola de la votación le dijeron no a Keiko Fujimori, pues su memoria puedo más que la campaña de miedo desatada por la gran prensa nacional, con su decano en la primera línea de fuego. La suerte estaba echada, Keiko Fujimori perdía las elecciones, para tristeza de los grandes amigos del fujimorismo que durante una década contribuyeron de manera directa o con su silencio cómplice al envilecimiento de la política nacional, saqueando las arcas del Estado y violando el derecho de cuanto peruano tuvo el coraje de decirles basta.

Etiquetas: , , , , , , ,

lunes, 6 de junio de 2011

Señor Ollanta Humala y señora Keiko Fujimori: la tarea ahora es la reconciliación





Felicitaciones señor Ollanta Humala Tasso, ha sido elegido nuevo presidente del Perú, en el marco de un proceso electoral transparente, sin objeciones ni hechos lamentables de ningún tipo que empañen su victoria. Felicitaciones compatriotas, el día de ayer hemos ido multitudinariamente a las urnas a cumplir con nuestro derecho y deber cívico con tranquilidad, calma y creo yo mucho respeto. Seguramente en algún lugar del país, de manera aislada y esporádica se habrá registrado algún hecho que lamentar, esperemos que los mismos con el correr del tiempo se conviertan en parte de una historia, una historia que los peruanos queremos dejar atrás para construir una nueva, una historia mejor.



Se cierra un capítulo y se abre otro en la historia política de nuestra república, el anuncio de la ONPE (Oficina Nacional de Procesos Electorales) al 84,4% no hace sino confirmar lo que todas las empresas encuestadoras no tardaron en afirmar hacia las 8 de la noche del domingo que pasó, el candidato de Gana Perú y nuevo Presidente de la República, Ollanta Humala vencía, en una de las elecciones más ajustadas de nuestra historia a la candidata del fujimorismo e hija del ex dictador Alberto Fujimori, Keiko Fujimori, por un margen que fluctuará entre 1,5 y 2,5 puntos porcentuales en la medida que los resultados vayan acercándose al 100% de las actas procesadas. Este capítulo, el de las elecciones presidenciales 2011 se cerró, nos guste o no nos guste, el líder del nacionalismo ha vencido en las urnas y esa es una verdad incontestable.



Para aquellos que se sienten perdedores, para aquellos que ven o siguen viendo en el señor Humala al mismísimos demonio, los días siguientes a esta elección deben servirles como una etapa de reflexión crítica y aguda en torno al porqué de este resultado. No debe caber en la cabeza de muchos peruanos, al menos por ahora, el hecho que la candidata mejor posicionada y favorita de los medios de comunicación, protegida de los grandes grupos de poder económico y mejor vista en la capital haya perdido esta partida. Quizá sea interesante que este mismo sector revise el comportamiento electoral en esta jornada, observe con detenimiento que la representante de la derecha solo ganó ampliamente en Lima, y en otros 5 departamentos aproximadamente pero por muy estrecho margen, porqué el resto del país le dio la espalda de manera contundente con cifras en las cuales Gana Perú superaba el 70% de la votación. Keiko Fujimori, el fujimorismo, y el sector al cual ella representó en esta jornada deben repensar el Perú y darse cuenta que la mirada del país no puede ser tan centralista, que el Perú es un país cuya complejidad y contradicciones son muy agudas y que por tanto requiere de una mirada mucho más integral.



Por su parte, Ollanta Humala, vuelve a capitalizar, vuelve a fortalecer a los departamentos del sur y la sierra central como verdaderos bastiones electorales. Ya en el año 2006, cuando compitiera con Alan García, había obtenido un importantísimo respaldo en estas zonas, el mismo que ha vuelto a ponerse de manifiesto en 2011, el mismo que hoy en día lo coloca en el sillón de Pizarro, para tranquilidad de algunos y para conmoción de otros tantos. Pero el señor Humala deberá formularse preguntas similares, deberá repensar su relación con la capital, deberá usar toda la inteligencia posible y la de sus asesores y equipo técnico para establecer una relación mucho más directa y cordial con el votante capitalino y el votante de las grandes capitales de departamentos, los mismos que en esta oportunidad decidieron girar su voto hacia su derecha. Lima, sigue siendo, y entiendo por mucho tiempo, el centro del país, es muy difícil que un presidente realice una gestión exitosa sino cuenta con un apoyo, con redes y alianzas que le permitan mantener el orden y la tranquilidad social en esta gran urbe de más de 8 millones de peruanos.



En síntesis, tanto Ollanta Humala como Keiko Fujimori deben hacer su tarea, deben tomarse un respiro para analizar el resultado de estas elecciones, con frialdad y mucha madurez política, hacer el control de daños correspondiente, y sentar las bases de lo que se tendrá que hacer en los próximo 5 años, Ollanta Humala, como presidente del Perú, y Keiko Fujimori, como líder de la oposición, nos duela a quien nos duela. Pero el deber sobrepasa a las personalidades de ambas figuras. La clase política en general, si es que la tenemos y eso lo dudo hace ya algunos años, deberá sumar esfuerzos para reconciliar el país. Esta elección deja abierta muchísimas heridas, muchísimos frentes de batallas en los cuales los sobrevivientes siguen dispuestos a blandir las espadas. La clase política debe ser coherente y madura, hacer saber a la población que en una democracia la participación se somete a determinadas reglas de juego, que el que pierde debe reconocer la victoria del vencedor, y que el que se alza con el triunfo debe ser grande y reconocer al otro como un rival político pasajero que desde el minuto uno del gobierno se convierte en su aliado hacia la construcción de un país mejor.



El Perú, y esa ha sido la voluntad ciudadana expresada en las urnas, tanto en primera como en segunda vuelta, requiere de un gobierno de ancha base. El Perú requiere del nuevo presidente la capacidad para dialogar y generar consensos con las diversas fuerzas políticas y sociales a fin de establecer un acuerdo programático en el cual se fijen los objetivos del Estado para los próximos años, metas en el sector educativo, salud, lucha contra la pobreza, seguridad ciudadana, fortalecimiento de la institucionalidad democrática y crecimiento económico con un manejo fiscal y monetario coherente, deberán ser los temas en torno a los cuales gire la discusión en los próximos meses. La campaña electoral ya terminó, los adversarios del ayer están cada uno en sus respectivos lugares, de lo que se trata en adelante es de sumar esfuerzos con el nuevo gobierno, lo que no supone complicidad con actos innobles en los cuales pueda incurrir, pues lo peor que nos puede pasar en esta hora es creer que quien es elegido goza de total libertad para hacer y deshacer en el Estado como mejor le plazca, esa historia es la que el Perú dejó de lado en esta elección, esa historia es la que no debemos volver a repetir nunca más.



Pero esta elección nos deja tres importantes ideas que a mí me gustaría sólo mencionar, seguramente habrá tiempo para un análisis muchísimo mayor, con el correr de los días podremos estudiar y leer con mayor frialdad el panorama político y social que esta elección nos deja, y seguramente volver a discutir y confrontar opiniones, espero ya no con el ánimo de polarizar el país sino con el firme deseo de establecer entre todos nosotros vasos comunicantes que nos acerquen y nos conviertan en ciudadanos de una misma nación, pero por el momento permítanme marcar tres reflexiones.



Ollanta Humala es el tercer Presidente de la República elegido democráticamente de manera consecutiva. Esto que podría parecer algo usual en cualquier país medianamente civilizado en el mundo es digno de resaltar en el nuestro, hasta diría es motivo de aplauso, orgullo y satisfacción. Un país acostumbrado a ver interrumpidos sus ciclos democráticos de manera abrupta, ya sea por la intervención violenta y arbitraria de los militares, llevados de la mano de un caudillo uniformado o civil, sea de derecha o izquierda, de derecha en más oportunidades para ser más fieles con nuestra historia, debe sentirse, por lo menos satisfecho al ver que el señor Ollanta Humala coronará el periodo más extenso de continuidad democrática y respeto por el orden constitucional de nuestra historia, al menos eso esperamos todos, todos los que en esta oportunidad le dimos nuestro respaldado, a pesar de los temores, fundados creo yo, que esto implicaba.



En el Perú, es la primera vez que la izquierda, o una confluencia de movimientos de izquierda o centro izquierda en la base de la plataforma política de segunda vuelta, llega al poder por la vía de las elecciones libres. Por vez primera, la izquierda, o los movimientos progresistas dan el salto a Palacio de Gobierno, es un dato no menor, que como tal corresponde destacar, sobre todo si se tiene en cuenta que hace 6 meses nadie le apostaba dos centavos a ese caballito de paso un tanto torpe y a veces desatinado llamado Ollanta Humala. Siendo ello así, espero, de todo corazón y con profunda honestidad, sobre todo por el bien de todos los peruanos, que la izquierda peruana, no desperdicie, no desaproveche la gran oportunidad que la generosidad del pueblo peruano le ha conferido en la hora actual. Quiero pensar que los líderes y personalidades que se han sumado, directa o indirectamente, al proyecto de Gana Perú serán lo suficientemente inteligentes para seguir la línea de una izquierda democrática, liberal, moderna, capaz de generar confianza en los inversionistas, generando nuevos puestos de trabajo, recaudando mayores ingresos, para ponerlos al servicio de todos los peruanos, en especial en manos de los que menos tienen, de los pobres del Perú, que para horrores de todos nosotros, aun siguen siendo una inmensa mayoría. Que Humala se parezca más a Lula y no a Chávez dicen algunos, yo creo, o en todo caso, a mi me gustaría que se parezca mucho más a la izquierda uruguaya de Tabaré Vasquez o la chilena del presidente Lagos.



Por último, esta elección nos deja una lección mucho más importante, una lección que debe hacer suya no solo la élite política sino todos los peruanos, debemos preguntarnos no por el resultado, sino por las razones que están detrás del mismo. Algo debe andar mal en el país para que el candidato al cual todos calificaron como el antisistema en primera vuelta (me incluyo, aunque Keiko también lo era y mucho más creo yo) le haya ganado la partida a la defensora de ese modelo económico al cual tantos endiosan y al cual nadie se atreve a criticar porque lo cree perfecto. Algo debe andar mal en el Perú para que a pesar de generar cifras de crecimiento mayores al 7% durante más de 5 años, casi un 50% de peruanos haya optado por el cambio (hablo de los porcentajes obtenidos por Ollanta y Keiko en primera). Algo debe andar mal en el Perú para que a pesar de las cifras de pobreza y pobreza extrema que tenemos exista un importante sector de ciudadanos, especialmente del sector empresarial y financiero que se oponen frontalmente al cambio con el único deseo de mantener el orden establecido, un orden que les permite vivir cómodamente de espaldas a un país y a una realidad que parece serles ajena, o en el peor de los casos y en el colmo del egoísmo parece simplemente no importarles. Algo debe andar mal en el Perú, para que la candidata que para muchos representaba el retroceso moral, la reivindicación de la dictadura, la representante de la corrupción, esa que amamantó con beneplácito y hasta con deleite a esos grupos de poder que pusieron a su servicio periódicos, radio y televisión, ayer y ahora, hace algunas horas nada más, haya estado a punto de alzarse con la victoria. Algo debe andar mal en Perú para que a quienes hablamos y defendemos principios éticos o creemos que la política no debe estar desligada de la moral, se nos tilde de cojudos, y a quienes cuestionamos el modelo imperante, y apostamos por un crecimiento y una economía con rostro humano o sostenemos la necesidad de empoderar al ciudadano fortaleciendo sus derechos y libertades, se nos tilde de izquierdistas, subversivos, marxistas, o en el lenguaje fujimorista, “caviares”. Suerte al próximo presidente, y que sus promesas se conviertan en realidades, algunos, no puedo decir todos, trataremos de ser su más férrea oposición si las circunstancias así lo exigen. Pues el ciudadano no debe perder ni renunciar jamás a su sagrado derecho a la crítica.

Etiquetas: , ,