Hoy más que nunca votaré por el NO. En
procesos electorales tan polarizados como el que estamos viviendo es
fundamental poder escuchar a las partes, y reflexionar sobre sus
planteamientos. Yo, como muchos otros, me tomé el trabajo de informarme para
emitir mi voto. Ayer, fecha en la que se llevó a cabo el “debate” entre el SÍ y
el NO, no pude sino confirmar lo que muchos ya sabíamos: “Esta revocatoria no
tiene ni pies ni cabeza, no existen razones de fondo para revocar a los
cuarenta miembros del Concejo Metropolitano de Lima”.
No me pronunciaré sobre el triste y
bochornoso espectáculo que los “revocadores” (es decir, los empleados de
Castañeda y García), nos brindaron a los ciudadanos al no asistir al debate
(correrse cobardemente, diría yo) a pesar de haberse comprometido a hacerlo en
la mañana del día de ayer. La miseria moral de estos oscuros personajes, sicarios
de los verdaderos “titiriteros”, ha sido tan evidente que sólo un mononeuronal
podría creer que para ellos lo más importante es el bienestar de nuestra Lima.
Las personas debemos responder por
nuestros actos, nuestra conducta pública es la que se expone al escrutinio
ciudadano. Únicamente quiero dejar en claro que resulta muy peligroso para un
país el que su clase dirigente no sea capaz de respetar los acuerdos y reglas
de juego a los cuales se comprometen de manera voluntaria. Esto es así porque
el cumplimiento de las reglas es lo que garantiza el orden y la estabilidad de
una sociedad.
Querer cambiar lo acordado a medio
camino, pretender hacer añicos las promesas y tirarse abajo una negociación
pone en evidencia la informalidad e improvisación de aquellos que han llevado a
Lima a una situación tan peligrosa como la que ahora estamos viviendo. Así han
actuado desde un inicio los revocadores. Esto es algo que debemos tomar en
cuenta al momento de votar este 17 de marzo.
Yo votaré por el NO porque considero
que esta gestión, a pesar de haber cometido errores que están siendo
corregidos, no es, ni por asomo, la más ineficiente de la historia, como maliciosamente
los “revocadores” han venido sosteniendo desde el momento en el que Susana
Villarán asumió el cargo.
Porque hay que decir las cosas como son,
a SV la quisieron fuera del municipio desde el preciso instante en el que ella
decidió declararle la guerra frontal a la corrupción. Ellos no quieren una
gestión decente y honesta, ellos quieren de vuelta a los defensores del “arreglo,
la cutra y el tanto por ciento”. Esta es una verdad que ni el más fanático del
SI puede negar.
Los revocadores han señalado, una y
otra vez, bajo el lema “miente, miente que algo queda”, que la ineficiencia de
esta gestión la coloca como la más precaria de los últimos años. Sin embargo,
publicaciones independientes como la Revista Poder, difundieron un estudio en
el cual se puede apreciar dos cosas: 1) La gestión de SV no es la más
ineficiente; y 2) Si comparamos los dos primeros años de gestión de SV y los
confrontamos con lo que sus antecesores hicieron en ese mismo periodo, podemos
decir que SV supera con creces el desempeño de varios de ellos.
Durante la elección municipal en la que
resultó elegida SV, sus opositores la tildaron de comunista, marxista, e
incluso de pro terrorista (infamia, que nunca fue rectificada, dicho sea de
paso), los mismos que hoy en día pretenden revocarla dijeron que si ella ganaba
la elección terminaría espantando a la inversión privada y que ello generaría
un profundo retroceso para la ciudad.
Las mentiras en la política, como en la
vida misma, tienen patas cortas. La verdad siempre se termina imponiendo, al
menos para aquellos que no tienen miedo de aceptarla. La gestión de SV ha
promovido una inversión privada por 7 mil millones de soles para obras de
infraestructura (5 grandes proyectos viales). ¿Dónde está entonces la señora
pro terrorista que desplomaría la estabilidad económica del municipio? No está,
y nunca estuvo, porque SV hace rato ha demostrado ser una mujer de una
izquierda democrática que reconoce la importancia de las asociaciones
público-privadas para el desarrollo de un país.
También han dicho los revocadores, más
de sus mentiras, que esta gestión no ha hecho obras, que Lima se ha paralizado
desde que esta gestión comenzó, que las inauguraciones de obra física han
brillado por su ausencia. Bueno, para demostrar rápidamente que eso también es
mentira, debemos decir que esta gestión ejecutó en dos años el mantenimiento de
300 km de vías (cifra récord si tenemos en cuenta la lentitud con la que se
maneja el Estado). Además, es increíble que los revocadores no reconozcan la
importancia que para la salud de los más pobres tiene la construcción de 4
hospitales llevados a cabo por esta gestión a la cual ellos pretenden “interesadamente”
revocar.
A diferencia de lo que ocurrió en la
gestión pasada, SV entendió que las obras de un municipio “no se miden
únicamente en toneladas de cemento”. Por eso, esta gestión, con el apoyo de
todos los regidores, ha promovido programas como Barrio Mío y Chicos Chamba,
destinados a capacitar a jóvenes para el ejercicio de un empleo y oficio,
además de brindarles ayuda psicológica, una tarea fundamental en una ciudad tan
violenta como la nuestra. Al mismo tiempo, se implementó un programa de ayuda
para las mujeres víctimas de violencia familiar, el cual además de darles
cobijo les ofrece asesoría legal a la hora de denunciar y procesar a sus
victimarios. ¿Es que acaso este esfuerzo no es digno de ser reconocido?
Lo mismo ha ocurrido en el campo de la
cultura y el arte en los cuales la gestión actual ha llevado adelante
importantes iniciativas para que los limeños, especialmente los más jóvenes,
puedan tener acceso a espectáculos culturales que enriquezcan sus vidas como
fue la organización del Primer Festival de Artes Escénicas de Lima. Es una
verdadera pena que quienes promueven la revocatoria crean que el teatro, la
música, o la danza, son pasatiempos reservados únicamente para los ricos y que a
las clases medias y populares estas actividades no les interesan.
Esta gestión tiene el enorme crédito de
haber enfrentado un problema que tenía 40 años sin ser resuelto. Con decisión
política y diálogo (hasta donde se pudo) se logró el traslado del mercado de “La
Parada” al nuevo Mercado Modelo de Santa Anita. Esto es muy importante, pues
además de formalizar el comercio de alimentos en la ciudad, asegura los
derechos de sus trabajadores y preserva la salud de quienes a diario consumimos
estos productos.
Combatir la informalidad en el
transporte fue una de las ofertas de campaña de SV, esta propuesta ha sido
cumplida con decisión. Problemas complejos como este no pueden ser
resueltos en dos años, pero qué duda cabe que esta gestión ha tenido el coraje
de salir al frente y combatir a las mafias que organizaron 9 paros, a todos
ellos SV les puso el pecho, y todos ellos fracasaron. Hoy en día la reforma del
trasporte avanza a mayor velocidad. Esta es la gran reforma que los revocadores,
los mismos que por puro cálculo político nunca quisieron hacerla, pretenden
paralizar.
Finalmente, yo también votaré por el
NO, porque creo que es necesario apostar por el fortalecimiento de las
instituciones democráticas. Vivimos en un país en el cual el respeto por las
reglas democráticas es casi nulo. Vivimos en un país en el que se premia la
pendejada y la viveza de quienes “como sea” y al “precio que sea” quiebran el
orden democrático y minan a las autoridades cuando estas resultan incómodas y
no quieren formar parte de los “negocios
bajo la mesa”.
Yo votaré por el NO porque SV es una
mujer decente y honesta, y eso para mí, en un país acostumbrado a los Fujimori,
los García, los Castañeda, entre tantos otros de la misma gavilla, es un mérito
digno de resaltar. Susana Villarán ha demostrado en dos años que en el Perú
robar NO es la regla, y que se pueden hacer obras “sin mancharse las manos con
el sucio dinero de la corrupción”.
Etiquetas: REVOCATORIA DE LIMA METROPOLITANA 2013
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