jueves, 28 de noviembre de 2013

¿PRESIDENTE DEL CONSEJO DE MINISTROS O SECRETARIO FAMILIAR?




¿Tiene el Perú a un Presidente del Consejo de Ministros? Yo diría que no, al menos no en términos reales. Hace mucho que en nuestro país no contamos con una figura política capaz de desempeñar este importante cargo con el talante y la autoridad que la política de Estado así lo exige. Lo que hemos tenido no es otra cosa que un puñado de figuras decorativas, cuadros pintados en la pared de Palacio de Gobierno, que no han hecho otra cosa que seguir a pie juntillas lo que su empleador les ordena. Sin embargo, y a sabiendas de que puedo ser tildado de apristón (sobre todo por mis amigos de la izquierda) diría que el último Presidente del Consejo con peso político propio en nuestro país fue Jorge del Castillo Gálvez.

El premierato en el Gobierno de la familia Humala

En todo caso, y la experiencia última así nos lo demuestra, la Presidencia del Consejo de Ministros de este Gobierno, ha sido un cargo reservado para aquellos hombres dispuestos a convertirse en los primeros secretarios de la familia Humala/Heredia. Porque vamos, nadie podría negar, sin ser tildado de mentiroso, cándido o sobón, que los cuatro presidentes del Consejo de este gobierno familiar, han sido personajes fantasmales a los cuales pocos peruanos recuerdan. Más aún, si revisamos las encuestas de poder, podremos observar que ninguno de ellos apareció jamás en una posición expectante en este cuadro de honor, pues todos ellos, sin excepción, estuvieron siempre opacados por los vestidos luminosos de la primera dama.


Ahora bien, si a ello le sumamos que el tiempo de vida de estos cuatro presidentes del Consejo, ha sido de apenas 8 meses (promedio), no resulta extraño que la mayoría de peruanos haya olvidado, por ejemplo, que Salomón Lerner fue el primero en esta lista, y que Juan Jiménez Mayor acaba de cederle la posta a César Villanueva. O que Óscar Valdés (el segundo) complotó desde las entrañas del propio gobierno para tumbarse a Salomón Lerner, mientras este se esforzaba por solucionar el conflicto social en Cajamarca generado por la implementación del proyecto minero Conga. Como verán, estas historias son ya parte de nuestro pasado, de un pasado que se ve muy lejano, pero al que siempre volvemos, porque si algo hemos demostrado los peruanos, es nuestro talento innato para tropezar siempre con la misma piedra. Sobre todo cuando de política se trata.

¿Qué esperar de César Villanueva?

La verdad yo no espero nada, el señor será más de lo mismo, una figura opaca, gris, dispuesta a cumplir sin chistar lo que el gobierno familiar le señale. Y si por si acaso, en alguna oportunidad, al señor se le ocurre decir NO, estoy seguro de que la familia Humala/Heredia tendrá listo el nombre de otro personaje (igual o más pequeñito que él) para colocarse el fajín y presentarse ante el Congreso de la República a suplicar (no a pedir) el voto de confianza de la representación nacional. Aunque para ello tenga que pasarle la franela al fujimorismo y al aprismo, fuerzas políticas que, apelando a nuestra falta de memoria, hoy se autoproclaman defensores de la moralidad pública, y acusan al gobierno familiar de “ollantamontesinismo”. ¿Acaso el fujimorismo ya olvidó su videoteca en las salitas del SIN? ¿Acaso el aprismo olvidó que Agustín Mantilla recibió dinero de manos de Montesinos para invertirlo en el partido?


Pero como algunos peruanos somos masoquistas, y vivimos esperando la llegada de una personalidad capaz de marcarle el norte a un gobierno familiar que hace mucho tiempo perdió la brújula, y que le ha entregado la conducción del país a un piloto automático programado por los grandes grupos de poder económico, yo me tomé la molestia de seguir la presentación de este nuevo Presidente del Consejo ante el Parlamento de la República.

¿Cómo resumir la presentación de César Villanueva?

Muy simple, luego de decirle al país que lo que no debemos perder es la fe y la esperanza (¿en qué?, me pregunto yo), el señor Villanueva se atrevió a decirnos que la receta para sacar al Perú adelante es la que él implementó en la Región San Martín, en donde se desempeñó, hasta antes de aceptar ser el secretario de Nadine Heredia (perdón, el titular del Consejo), como Presidente Regional. Lo dijo sin ruborizarse, lo afirmó sin sonreír, lo señaló como creyendo que esta “idea revolucionaria” arrancaría el aplauso general del auditorio congresal. ¿Es que acaso este señor piensa que los peruanos vivimos en la más completa y supina ignorancia? ¿Será posible tanta arrogancia? ¿O es que acaso ese libreto se lo dejó escrito Adrián Villafuerte antes de “dar el paso al costado”?

No señor Villanueva, usted está completamente equivocado. El modelo de su región no puede ser aplicado a todo el país. ¿Y sabe por qué? Para citar a César Hildebrandt: “porque los problemas de nuestro país no se arreglarán con plata del exterior y convenciendo a los cocaleros a que le vendan cacao mejorado a la Nestlé”. Como si el desarrollo dependiese únicamente de la actividad agroexportadora, que sin lugar a dudas es importante, pero no lo suficiente como para decir que el Perú despegará siguiendo el modelo San Martín. ¿Y los problemas estructurales? ¿Y los problemas institucionales? ¿Y la gran corrupción que infecta a todo el aparato público? ¿Y la debilidad de nuestro Estado de Derecho? ¿Y la informalidad de nuestra economía? Díganos señor César Villanueva, ¿cómo solucionó esta problemática en su región? Vendiéndole cacao a la Nestlé no creo.



La precariedad de nuestra clase política

Dicen las abuelas que “en el país de los ciegos, el tuerto es rey”. Bueno, creo que la familia Humala/Heredia, se ha tomado muy a pecho este dicho popular, pues en lugar de buscar a una personalidad con trayectoria política y cualidades de estadista para conducir y articular el Consejo, el Presidente de la República y su “siempre presente” esposa, se han esforzado en nombrar como Presidentes del Consejo a los hombres más improvisados, y a la vez, a los más pusilánimes de nuestra política. Está bien, entiendo que en nuestro país no abundan los líderes, pero creo que sí era y es posible buscar el concurso de hombres y mujeres con una hoja de vida que despierte mayores entusiasmos.

Técnico o político

Cierto sector del país, sobre todo los empresarios, señalan que el Presidente del Consejo, como casi todos los ministros, debe ser un “tecnócrata independiente”, que no le deba favores y lealtades a nadie, que no provenga de la clase política tradicional, porque esa es la única manera de asegurar “eficiencia y celeridad” en el manejo de la cosa pública y en la toma de decisiones. Cuando escucho estas opiniones, o leo este tipo de afirmaciones en la prensa, no puedo hacer otra cosa que asombrarme y reírme de la ignorancia política, y al mismo tiempo, del cinismo de nuestros empresarios (sobre todo de los grandotes). Escucharlos decir que quieren a un “independiente”, cuando son ellos los que siempre han tratado de manipular y doblegar a quien tiene una posición política autónoma frente a sus intereses (pregúntenles por Salomón Lerner), es algo francamente inadmisible.


La política se hace desde los partidos no en contra de ellos

¿Dónde se forman los políticos? En toda democracia, los políticos se forman y hacen carrera al interior de los partidos. Son los partidos los que educan, instruyen y desarrollan a su militancia. Son los partidos los que forman a los cuadros políticos que luego conducirán los destinos del país cuando lleguen a ser gobierno o sean convocados por los demás partidos para desempeñar estas funciones.

Entonces, en un país como el Perú, que no cuenta con partidos políticos sólidos e institucionalizados, es muy difícil encontrar a hombres o mujeres con las capacidades necesarias para desempeñar funciones de Estado. Por eso es importante que en el Perú se retome el debate sobre el fortalecimiento de los partidos políticos. Una democracia sin partidos, es como un club de fútbol sin categorías inferiores. ¿De dónde sacamos a los jugadores? Por lo que la estabilidad del Gobierno termina dependiendo de la llegada de un “independiente” sin formación, trayectoria y peso político propio para hacerle frente a las presiones que vienen desde adentro y desde afuera del Gobierno.

¿Por qué es importante la figura del Presidente del Consejo de Ministros?

La formación y las habilidades políticas del Presidente del Consejo son vitales, por la sencilla razón de que constitucionalmente, esta persona tiene la facultad, junto al mismísimo Presidente de la República, de nombrar y remover a los demás ministros. Y porque además, y eso es algo que a veces se olvida, se trata de la persona que coordina las funciones de los demás ministerios (incluyendo al de economía, aunque decir eso en el Perú parezca una ironía), convirtiéndose, después del Presidente de la República, en el portavoz autorizado del gobierno.


Dicho todo ello, debo expresar que espero estar equivocado con respecto a César Villanueva, espero que sea un magnífico ministro, y que trabaje mejor de lo que expone. Aunque para ser sinceros, creo que el señor Villanueva es el más minúsculo de todos sus colegas. Por eso esta vez quisiera estar completamente equivocado.

Etiquetas: , , , , , ,

viernes, 22 de noviembre de 2013

LA CENTRO IZQUIERDA VOLVERÁ AL GOBIERNO EN CHILE (2013)


El Centro de Estudios Públicos ya lo había pronosticado, Michelle Bachelet (MB) ganaría la primera vuelta electoral con el 47% de los votos frente a los 8 candidatos restantes, en el marco de la primera elección general con voto voluntario e inscripción obligatoria en Chile. Cabe señalar que en estos comicios también fueron elegidos sus 120 diputados y 20 de los 38 senadores. Así, al escribir este artículo, y habiéndose contabilizado el 83,04% de las mesas de votación, según los datos oficiales publicados por el Servicio Electoral, la ex presidenta alcanzaba el 46,74% (Nueva Mayoría), frente a un 25,12% de Evelyn Matthei (EM), candidata oficialista (Alianza Conservadora) y ex Ministra del Trabajo de Sebastián Piñera.

Habrá segunda vuelta en Chile

Con lo cual, la contienda electoral se prolongará hasta el 15 de diciembre, fecha en la cual se llevará a cabo la segunda vuelta presidencial, y en la que al parecer, salvo ocurra un milagro para EM, MB será nuevamente elegida presidenta de Chile con una amplia ventaja sobre la candidata derechista. Desde ya, se sabe que el resto de candidatos presidenciales (6 de los cuales son de centro izquierda) le brindarán su apoyo total a MB, y que incluso, el derechista independiente Franco Parisi (10,17%), ha señalado categóricamente que jamás apoyaría la llegada de EM al Palacio de la Moneda.

Los programas de Gobierno

MB, candidata del bloque opositor de centro izquierda Nueva Mayoría, centró su propuesta de campaña sobre la base de tres ejes centrales: 1) Educación de calidad y gratuita para todos los chilenos; 2) Reforma tributaria profunda (para que los ricos paguen más de lo que ahora pagan); y 3) Nueva Constitución (que sirva como elemento político y constitucional para dejar atrás los rezagos pinochetistas todavía vigentes en la Constitución chilena). Por su parte, la conservadora EM, ofreció llevar adelante un Gobierno que privilegie tres temas fundamentales: 1) Orden; 2) Seguridad; y 3) Crecimiento económico. Destacando el impulso económico obtenido durante el Gobierno del cual ella formó parte como ministra de Estado.
De allí que las palabras que ambas candidatas pronunciaron luego de conocerse las proyecciones oficiales hayan guardado total coherencia con las ideas que a lo largo de toda la campaña se encargaron de explicarle a los electores chilenos.


Diferencias ideológicas

MB, dijo: “esta amplia votación refuerza nuestra certeza de que Chile puede hacer las transformaciones para ser una mejor patria. Hoy día los chilenos votaron por una educación de calidad y gratuita, por una reforma tributaria justa y por una nueva Constitución democrática”. Además, señaló que “estos resultados demostraban que en Chile no habían dos lecturas políticas, porque la Nueva Mayoría se había impuesto en las quince regiones del país y con mayoría absoluta en nueve de ellas, prueba suficiente de que los chilenos quieren un país desarrollado, justo y solidario para todos”.

A su turno, EM aprovechó las cámaras para lanzar duras críticas al programa de Gobierno de la centro izquierdo, al señalar que MB y sus jueces izquierdistas, protegen con leyes y dictámenes los derechos de las personas que han cometido delitos (los protestantes), mientras que ellos se comprometían a defender los derechos de los chilenos que desean vivir en paz. Además, señaló que el programa de MB eleva el riesgo de perder el progreso y crecimiento logrado durante el Gobierno de Piñera, todo ello debido a su propuesta de promulgar una nueva Constitución, algo que para la derecha, generará un clima de incertidumbre, polarización  e inestabilidad para los inversionistas.


Como se puede apreciar, a nivel programático e ideológico, en Chile, las posiciones antagónicas entre las dos confluencias partidarias han quedado visiblemente expuestas en este proceso. Así, mientras la centro izquierda propone un programa de cambio, basado en el fortalecimiento de los servicios sociales como la educación, la redefinición de la renta tributaria y la apuesta por un diseño constitucional democrático que quiebre, entre otras cosas, con ese binominalismo pernicioso que recrea un bipartidismo ficticio; la centro derecha pretende asegurar valores netamente conservadores como el orden social, la seguridad jurídica y el crecimiento económico, en el entendido de que las mejoras sociales caerán por añadidura si el PBI chileno sigue subiendo.

Chile cuenta con una élite política seria

En todo caso, y para la envidia de muchos en nuestra región (incluyendo a los peruanos), este proceso electoral ha dejado constancia del nivel de madurez política de la élite chilena, que cuenta con un importante contingente de líderes nacionales y locales capaces de debatir seriamente sobre asuntos programáticos e ideológicos, todo ello en el marco de una campaña en la cual, a pesar del fragor del debate político, todos los candidatos, sobre todo los cuatro más representativos, respetaron las reglas éticas de la competencia electoral democrática, y no dudaron en respaldar las propuestas de corte institucional destinadas a fortalecer el sistema de partidos en Chile, por ejemplo. Algo que en un país como el nuestro sería una verdadera rareza.

El debate constitucional como tema de campaña

Otro dato importante a tomar en consideración, ha sido la importancia (algo poco usual en nuestras democracias) que en esta elección ha tenido el debate en torno a la necesidad de reformar o promulgar una nueva Constitución. Decimos ello pues la mayoría de los candidatos presentaron (con matices claro está) la vocación de abrir la discusión en torno a este tema, pues consideran que en Chile ya ha llegado la hora de cerrar y poner punto final al proceso de transición iniciado con el fin de la dictadura, luego del referéndum de 1989 en el cual el NO se impuso al SI, obligando a Pinochet a dejar el poder. Para la clase política chilena, una nueva Constitución pondría en evidencia el compromiso de las fuerzas políticas de ese país con el fortalecimiento de las instituciones democráticas y el respeto pleno por el Estado de Derecho y los derechos humanos.


Nuevos líderes progresistas

Asimismo, estas elecciones han marcado el surgimiento de nuevos líderes políticos, rostros nuevos que llegan a refrescar la escena política mapocha, y le aseguran a la democracia de ese país, una nueva camada de políticos y políticas que apuestan por el camino institucional, pues consideran que en una democracia la política se hace desde los partidos y no en contra de ellos. Tal es el caso de la carismática dirigente del movimiento estudiantil Camila Vallejo, quien fuera presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile en 2011, Gabriel Boric, sucesor de Vallejo en la Federación de Estudiantes, Giorgio Jackson y Karol Cariola, ambos líderes de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Concepción.

Este dato no es menor, si tomamos en cuenta que uno de los grandes problemas de la izquierda latinoamericana, sobre todo en países como el Perú, es su falta de renovación de cuadros políticos y el casi nulo surgimiento de nuevos liderazgos. En Chile en cambio, el sector progresista cuenta ya con una interesante lista de nuevos dirigentes que seguramente contribuirán con el fortalecimiento de la izquierda chilena, y con la consolidación de su sistema de partidos.


Esto es algo que debería llamar la atención a nuestra izquierda, sector que en nuestro país es casi inexistente y que en el corto tiempo no tiene la menor posibilidad de alcanzar un resultado electoral importante. ¿Cómo hacer para fortalecer a la izquierda peruana? Esa es la pregunta que los históricos (prehistóricos en algunos casos) líderes de nuestro país deberían formularse y tratar de responder más temprano que tarde.

Sin instituciones no hay democracia posible

Si la institucionalidad chilena, junto con la uruguaya y la costarricense, es la más sólida en Latinoamérica, es porque los dos grandes bloques partidarios, de centro izquierda y centro derecha, respectivamente, más allá de sus diferencias conceptuales, apuestan fuertemente por la defensa del orden democrático, la consolidación de su Estado de Derecho y la estabilidad de su sistema de partidos.



Quizá, el diseño constitucional chileno tiene como problema institucional pendiente, la reestructuración de su sistema electoral, que como ya dijimos, fuerza el establecimiento de un sistema bipartidista ficticio que en la práctica no existe. En todo caso, la solución de este problema, seguramente será materia de discusión a partir del 16 de diciembre, fecha en la cual la centro izquierda chilena volverá a ser Gobierno de la mano de MB. 

Etiquetas: , , ,

jueves, 14 de noviembre de 2013

LA FUJIMORISTA MARTHA CHÁVEZ: GOLPISTA Y DEFENSORA DE VIOLADORES DE DERECHOS HUMANOS


Es ya una vergüenza para nuestra democracia el que alguien como Martha Chávez, una de las más fanáticas defensoras de la dictadura, haya sido elegida como congresista en el año 2011. Su elección debió preocuparnos a todos, pues ello demostró que en nuestro país aún existe un importante sector de peruanos que cree que para gobernar es necesario acabar con el Estado de Derecho, manipular a las instituciones públicas, violar el principio de separación de poderes, atropellar los derechos de la gente, corromper a las Fuerzas Armadas y perseguir a los opositores del régimen, todo ello para favorecer a una cleptocracia infame e inmunda como aquella a la que esta señora sirvió con tanto esmero. 
De golpista a defensora de derechos humanos
Pero como las cosas en el Perú siempre pueden ponerse peor, hace unos días el Parlamento decidió nombrar a esta propagandista del autoritarismo como “Coordinadora del grupo de trabajo de Derechos Humanos del Congreso de la República”. Es decir, la persona que respaldó, entre otras infamias, el retiro del Perú de la Competencia Contenciosa de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en la época más dura de la dictadura, será ahora la encargada de darle seguimiento y aprobación a las respuestas que el Estado brinde en los organismos internacionales, ante las denuncias que se presenten en estas instancias. ¿No les parece esto una verdadera afrenta a nuestra dignidad? ¿Qué penitencia estaremos pagando todos los peruanos para soportar este vejamen?
Estimados lectores, ¿qué otra misión creen ustedes que deberá cumplir esta representante del fujimorismo más reaccionario en este grupo de trabajo? En el colmo de la sinrazón, porque no existe otra manera para referirnos a este desatino, la persona que acusó de terroristas a los miembros de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), y que ha dicho en numerosas oportunidades que el Informe Final de la CVR (a pesar de no haberlo leído, de eso estoy seguro), debe ser tirado a la basura, también tendrá el encargo de monitorear la implementación de las recomendaciones de la CVR. ¿Garantiza objetividad esta señora? Claro que no.
En otras palabras, a la persona que sistemáticamente atacó e insultó con bajezas e injurias a los comisionados, y denostó del contenido del Informe, sin mayor argumento que sus propias fobias y complejos fascistas, se la premia confiándole la gran responsabilidad de evaluar las políticas que el Estado ha adoptado durante los últimos años en materia de derechos humanos.

La defensora del Grupo Colina no puede ser coordinadora de Derechos Humanos
Con justa razón los defensores de los derechos humanos han protestado enérgicamente en contra de este nombramiento. Con justa razón diversas voces de la sociedad civil han señalado que esta señora no tiene la autoridad moral para asumir este cargo. Con justa razón los que creen en la democracia y en la defensa de las libertades fundamentales han puesto el grito en el cielo luego de conocer que una de las representantes del fujimorismo más prepotente y autoritario será la encargada de velar por los derechos humanos en el Perú.
Por ello, este columnista se suma humildemente a la lista de ciudadanos que creen que alguien que se encargó de justificar los crímenes más terribles cometidos por la dictadura, a la que ella sirvió con complacencia (incluyendo los crímenes perpetrados por el Grupo Colina), no puede ser la representante en materia de derechos humanos del Parlamento peruano. Pretender ello, es casi como proponer a Vladimiro Montesinos para el cargo de “Zar Anticorrupción”, confiándole a este criminal la misión de evaluar la política pública de nuestro Estado. Si algo de dignidad nos queda a los peruanos, no podemos permitir tamaña lisura. No podemos quedarnos callados, no podemos permitir que los acólitos del dictador se sigan burlando de todos nosotros.


Martha Chávez y su desquiciado golpismo
Nadie que dice creer en los derechos humanos (ella lo dice) y en la defensa del Estado de Derecho, puede, al mismo tiempo, avalar la ruptura del orden constitucional en nuestro país. Bueno, esta señora es un caso extraño, raro, digno de un estudio clínico (doble personalidad política es el cuadro médico), pues esta fujimorista reivindica el golpe de estado del 5 de abril de 1992, bajo el falaz argumento de que “era una medida necesaria para iniciar los cambios estructurales del país”, cuando todos sabemos que el Parlamento en esos años, en más de una oportunidad, colaboró con el gobierno de Alberto Fujimori aprobando paquetes legislativos en materia económica y de seguridad, demostrando que la tesis del obstruccionismo sólo habitaba en la mente maléfica de los golpistas. ¿Cómo alguien puede defender los derechos humanos y, a su vez, avalar los atropellos de un régimen golpista y abusivo como al que ella sirvió?
Pero digamos que esta señora ha evolucionado, que su golpismo de otrora ya quedó en el pasado, y que ahora es una “fujimorista democrática” (algo así como ser homofóbico y tolerante a la vez). Si ello es así, entonces, ¿cómo explicamos el que esta misma señora, durante la última campaña, haya señalado que un nuevo autogolpe era posible si el fujimorismo no lograba la mayoría parlamentaria porque ello podía generar un desgobierno? No podemos explicarlo, y no podemos hacerlo porque esta señora sigue siendo la misma golpista de siempre, la misma solícita militante del pensamiento más antidemocrático de nuestra política nacional, la hija predilecta de la derecha más intransigente de nuestro país. De esa derecha rancia y caduca que siempre aplaudió a los dictadores que defendían sus intereses.


Martha Chávez y su desprecio por la Constitución
Esta señora suele sufrir de amnesia y olvido selectivo. En el año 1995 señaló que la Constitución de 1993 no permitía una segunda reelección de Alberto Fujimori, y que por tanto, de acuerdo al orden jurídico vigente en ese entonces, el autócrata no sería candidato en el año 2000. Pero esa convicción le duró muy poco, pues fue ella misma la que respaldó vehementemente la promulgación de la denominada “Ley de Interpretación Auténtica”, la misma que le permitió a Alberto Fujimori candidatear en el año 2000.
El escándalo fue tan grande, que cuando esta ley llegó a manos del Tribunal Constitucional, este colegiado falló en contra de esta norma. ¿Qué hizo entonces esta señora? Ella, junto a otros adictos al régimen autocrático, destituyó de sus cargos a los tres magistrados, que en defensa del orden constitucional, se opusieron a la tercera elección del tirano. Es decir, la señora terminó castigando a quienes “defendieron la Constitución que ella elaboró y que ella misma pisoteó cuantas veces el fujimontesinismo se lo ordenó”.


Martha Chávez y Vladimiro Montesinos
Esta señora, como todos lo deben recordar, se encargó siempre, ya sea como Presidenta del Congreso, o como Presidenta de la Comisión de Defensa, de frenar todas las investigaciones en contra de Vladimiro Montesinos. Así lo hizo en el año de 1997, cuando luego de que algunos medios denunciaran al asesor de liderar una red de espionaje telefónico, se encargó de blindarlo, e incluso, dijo que no podía citar “a la mano derecha del Presidente” en calidad de investigado porque eso pondría en peligro su seguridad personal y la de todo el país.
¿No sabía esta señora que Vladimiro Montesinos había sido dado de baja del ejército por vender información secreta? ¿No sabía que Vladimiro Montesinos repartía dinero público para comprar las conciencias de militares y policías corruptos? ¿No sabía que Vladimiro Montesinos usaba a las entidades del Estado para perseguir a los opositores? ¿En qué país vivía esta señora? Seguro en tontilandia.
Pero alguna "virtud" debemos reconocerle a esta señora: su enorme lealtad a Vladimiro Montesinos. En el año 2000, luego de que el video Kouri-Montesinos (compra de congresistas tránsfugas) fuera difundido, en el colmo del cinismo, la señora pidió un peritaje para este vídeo bajo el siguiente argumento: “en la película Forrest Gump se hizo montajes con presidentes muertos”. ¿Tanto desprecio sentía esta señora por la inteligencia de los peruanos? No, no era desprecio, era la muestra más palpable de los vínculos de esta señora con el lado más siniestro de la dictadura. Tanto fue así, que ella misma señaló que siempre defendería al asesor aunque luego la acusaran de montesinista. Para ella, un ladrón y asesino como Vladimiro Montesinos era un héroe nacional.


Martha Chávez y los derechos humanos
La señora fue siempre una de las más insignes defensoras de la impunidad para los violadores de derechos humanos en nuestra patria. Así, luego de que se conocieran los crímenes atroces de La Cantuta y Barrios Altos, ella se encargó de diseñar toda una estrategia legal para encubrir a los sanguinarios criminales del Grupo Colina. En 1994, votó a favor de la “Ley Cantuta” para evitar que los criminales fuesen juzgados en el fuero civil. Luego, votó a favor de las Leyes de Amnistía, beneficiando a estos asesinos condenados por violaciones contra los derechos humanos. Incluso, en el colmo de la infamia, se atrevió a decir que las personas asesinadas eran terroristas, y que los estudiantes se habían autosecuestrado, tratando de justificar los asesinatos del Grupo Colina. Sobre este punto, es necesario recordar que en ninguno de los dos casos, ni la DINCOTE (Dirección Nacional contra el Terrorismo) ni el Poder Judicial lograron encontrar siquiera indicios que hicieran pensar que las víctimas del Grupo Colina eran terroristas.


La memoria histórica que no debemos perder
La persona que durante tantos años se encargó de avalar y justificar las acciones de un régimen corrupto, las violaciones de derechos humanos, los despojos, los atentados contra la institucionalidad, el socavamiento del orden constitucional y el deterioro del Estado de Derecho, no puede ser nombrada “Coordinadora del grupo de trabajo de Derechos Humanos del Congreso de la República”.


Los pueblos deben tener memoria, los que fuimos testigos del sinnúmero de tropelías cometidas por la dictadura tenemos la responsabilidad de recordarles a los peruanos, sobre todo a los más jóvenes, el profundo daño que la autocracia fujimorista le hizo al país, esa será la única manera de exorcizar nuestros demonios, esa será la única forma de curarnos como sociedad y estar preparados para el futuro, porque el Perú con el que todos soñamos debe ser un país libre, justo y solidario, en donde todos podamos convivir en un clima de paz y tolerancia, de respeto y consideración mutua, algo que ninguna dictadura, ni de derecha ni de izquierda puede ofrecer, algo que la autocracia fujimorista que ella aplaudió nos negó durante una década. 

Etiquetas: , , , , , , ,

jueves, 7 de noviembre de 2013

LA OLIGARQUÍA EN EL PERÚ Y AMÉRICA LATINA


No recuerdo exactamente la primera vez que escuché la palabra “oligarquía”, lo que sí recuerdo es que en la mayoría de las veces, quien la pronuncia lo hace asignándole una connotación peyorativa. También recuerdo las clases de historia en el colegio, la profesora a cargo del dictado de este curso usaba siempre este término para hacer alusión a una clase social y/o económica en particular: los terratenientes. Quizás por ello, yo creí durante largo tiempo que “ser un oligarca” significaba formar parte de una clase (los ricos) en contraposición de las grandes mayorías de la patria (los pobres).

Sin embargo, luego de revisar libros y lecturas, y gracias a la orientación de algunos buenos profesores (Sinesio López, Henry Pease, y especialmente Piero Corvetto) me he podido dar cuenta de que el concepto que usualmente se maneja de oligarquía (en medios de comunicación y publicaciones) no es necesariamente el más correcto, por ello, en esta oportunidad, trataré de abordar este tema, advirtiendo que en América Latina la oligarquía ha sido un proceso que se consolidó básicamente entre los años 1880 y 1930 (en el Perú, la oligarquía llegó a su fin recién a fines de los sesenta).

¿Qué debemos entender por oligarquía?

La oligarquía es una forma de ejercicio de la dominación política por un grupo minoritario perteneciente a clases sociales que detentan poder económico y social (Waldo Ansaldi). También podemos conceptualizar a la oligarquía como una forma política e institucionalizada más o menos centralizada que asumió el Estado en países periféricos, en la fase capitalista de exportación de materias primas y alimentos, cuando estuvo en manos de las élites señoriales (Sinesio López).


Características generales de la oligarquía latinoamericana

Para algunos especialistas (Corvetto Salinas), la oligarquía latinoamericana presentó básicamente cuatro grandes características:

1)    Fue un sistema de dominación excluyente que le negó a las grandes mayorías la posibilidad de participar en el proceso de deliberación política, económica y social.

2)    Tuvo como actor principal a la clase terrateniente, pues fueron los titulares de la propiedad de la tierra los protagonistas de excepción en este proceso. El poder económico y social que la clase terrateniente llegó a tener, le permitió consolidar su hegemonía en un sistema político al que lograron poner al servicio de sus intereses.

3)    Apostó por un modelo económico hacia afuera que privilegió la exportación de materias primas (minerales) y alimentos (cereales, azúcar, caña y otros productos) al mercado exterior, sentando las bases de lo que hoy conocemos con el nombre de economías abiertas, generando una enorme brecha (enclaves) entre los sectores vinculados al mercado exterior (tecnificado) y los sectores de producción local (artesanal).

4)    Consolidó su posición privilegiada a partir de la construcción de una red de relaciones parentales y familiares que hizo del matrimonio el instrumento fundamental para garantizar, consolidar y ampliar su poder político y económico a futuro (sólo se casaban entre ellos).

¿Qué tipo de estado construyó la oligarquía latinoamericana?

Los estados oligárquicos latinoamericanos fueron siempre sistemas de dominación racial, étnica y social, de las élites criollas, señoriales y terratenientes sobre sociedades multiculturales, cuya población fue sometida por medio de relaciones de servidumbre y discriminación étnica (Sinesio López).  Eso explica el tipo de estado que la oligarquía construyó, el mismo que  respondía exclusivamente a sus demandas, y que garantizó y protegió sus intereses como si estos representaran a toda la nación. Así, podemos decir que el estado oligárquico se caracterizó por lo siguiente:

1)    Fue un estado patrimonialista pues estuvo al servicio de los intereses de la oligarquía en detrimento de las demandas de los sectores populares excluidos.

2)     Fue un estado que se desarrolló en el marco de una sociedad altamente jerarquizada, en donde las relaciones sociales respondían a criterios de servidumbre y sumisión (terrateniente-siervo).

3)    Fue un estado que apostó por la consolidación de su aparato público, centrando su atención principalmente en dos instituciones: a) La burocracia; y b) Las Fuerzas Armadas.

4)    Fue un estado que buscó progresivamente ganar autonomía e independencia frente al poder religioso.

5)    Fue un estado políticamente excluyente que limitó severamente la ciudadanía, pues el reconocimiento y ejercicio de derechos civiles y políticos (también sociales y económicos) se circunscribió a un pequeño  y reducido grupo de la sociedad (la oligarquía). Basta recordar que en el Perú, por ejemplo, luego de las reformas electorales promulgadas por Nicolás de Piérola (fines del siglo XIX e inicios del XX), el padrón electoral representaba a apenas el 2% de la población de ese entonces (Corvetto Salinas).

Como podemos apreciar, la oligarquía construyó un modelo de estado abiertamente antidemocrático, en donde unos pocos eran considerados ciudadanos, frente a una inmensa mayoría de excluidos, muchos de los cuales vivían en condiciones de servidumbre y bajo el yugo del patrón terrateniente siempre proclive a cometer abusos y vejámenes en contra de éstos.


La oligarquía en el Perú

A diferencia de lo que ocurrió en la mayoría de países de América Latina, en el Perú, el proceso oligárquico se inició tardíamente, y por ello nuestro país tuvo a la oligarquía más duradera del continente, pues debemos recordar que fue el Gobierno de Velasco Alvarado (recién a fines de los sesenta) el que terminó por quebrarle el espinazo a la oligarquía nacional (Pease García). No obstante ello, podemos dividir al proceso oligárquico peruano en tres grandes etapas (Corvetto Salinas):

1)    Primera etapa (1890-1930): la oligarquía ejerce hegemónicamente y de manera directa el poder político (a través del Partido Civil) y económico.

2)    Segunda etapa (1930-1968): la oligarquía ejerce el poder “desde el balcón”, es decir, conserva su poder económico intacto, pero ejerce el poder político de manera indirecta, por intermedio de caudillos civiles y militares a quienes apoya y financia. Recordemos que el gobierno de Augusto B. Leguía se había encargado de liquidar políticamente al Partido Civil (el partido de los oligarcas). Por eso se dice que la oligarquía en esta segunda etapa se vio obligada a gobernar “desde el balcón”.

3)    Tercera etapa (1968-1990): la oligarquía ha sido prácticamente extinguida, sin embargo, muchas familias y grupos que la conformaron, lograron preservar ciertas cuotas de poder económico que años más tarde les permitieron convertirse en actores del proceso político con capacidad de presión y acción.


Características de la oligarquía en el Perú

Como ya lo señalara anteriormente, la oligarquía peruana fue la última en aparecer en nuestra región. Así, en el caso de nuestro país, la oligarquía surgió a fines del siglo XIX durante el gobierno de Nicolás de Piérola y estuvo formada por un grupo aproximado de 25 familias (la oligarquía estaba compuesta por las familias limeñas que semana a semana socializaban en el “Club Nacional”). Del mismo modo, nuestra oligarquía presentó una marcada influencia europea y tuvo como actor político al Partido Civil (fundado por Manuel Pardo y Lavalle en 1872) y como actores sociales y económicos a los terratenientes, quienes gracias a sus lazos de parentesco y familiaridad, forjados a lo largo de los años, lograron fortalecer endógenamente su poder político. Finalmente, podemos decir que en el caso peruano, la oligarquía presentó tres ámbitos centrales de desarrollo: 1) En Lima, fue el Club Nacional el espacio predilecto de los oligarcas; 2) En la costa norte, la oligarquía estuvo representada por los terratenientes del azúcar y la caña; y 3) En la sierra sur, la oligarquía estuvo conformada por los terratenientes vinculados al negocio de la lana.

La herencia oligárquica en América Latina

Nos guste o no, fue la oligarquía la que sentó las bases para la construcción del estado moderno en nuestro continente. Pero además de ello, implementó una serie de medidas que terminaron por cambiarles el rostro a los países latinoamericanos.

La oligarquía apostó por un proceso de apertura comercial y exportación que modernizó nuestra región. Fue esa modernidad la que posibilitó el proceso de industrialización, el mismo que a su vez, abrió el camino para la gran migración y urbanización, permitiendo la aparición nuevos actores sociales, que exigían una mayor participación en la vida política latinoamericana, como las clases medias emergentes, los intelectuales, los nuevos comerciantes, pero sobre todo, los sindicatos y obreros, que a la larga se convertirían en la punta de lanza de los movimientos y partidos populistas que se enfrentaron y acabaron con el proceso oligárquico latinoamericano.


La huella oligárquica que nuestras democracias no han borrado

En el campo económico, el modelo hacia afuera que promovió la oligarquía, basado únicamente en la exportación de materias primas, afianzó una economía dependiente, con escaso valor agregado, carente de una política de industrialización nacional capaz de diversificar su oferta económica para volverla más competitiva; preservando la presencia de enclaves generadores de desigualdad social y económica todavía vigentes en muchos países de América Latina.

En el campo político, las formas oligárquicas de entender y hacer política (mando-obediencia), logró consolidar una tradición y vocación autoritaria que sigue vigente, y que genera, entre muchas otras cosas, una profunda y marcada brecha entre quienes tienen la posibilidad real de hacer valer sus derechos dentro del marco jurídico-político del Estado de Derecho y aquellos sectores mayoritarios que han sido históricamente excluidos.


Así, la exclusión económica y política, que fue el sello característico de la oligarquía, ha impedido que nuestro continente construya una ciudadanía capaz de promover la participación de las grandes mayorías en el proceso político, en condiciones de igualdad y libertad. Esa es la herencia oligárquica que nos acompaña hasta nuestros días, ese es el presente que la oligarquía forjó en el pasado y que las democracias latinoamericanas tienen la obligación de superar en el futuro para la construcción de auténticas repúblicas democráticas. Esa es la huella oligárquica que la política latinoamericana no ha logrado borrar.

Etiquetas: , ,