martes, 22 de diciembre de 2009

Homofobia en los institutos de formación policial


Hace algunas semanas el Tribunal Constitucional de nuestro país, mediante resolución Nº. 0926- 2007/AA (Proceso de Amparo) ordenó a la Escuela Técnica Superior de la Policía Nacional de Puente Piedra reincorporar a C.F.A.D (por respeto a la privacidad del ciudadano solo nos referiremos a él utilizando sus iniciales), como alumno de dicha institución educativa, por considerar que durante el proceso administrativo sancionador seguido en su contra por la supuesta comisión de falta grave contra la moral y el decoro de la institución policial por haber mantenido relaciones homosexuales en más de una oportunidad dentro y fuera de las instalaciones institucionales entre los meses de octubre de 2002 y septiembre de 2003, se le vulneraron sus derechos a la dignidad humana, su integridad personal, el derecho a la intimidad personal, el derecho al libre desarrollo de la personalidad, el derecho a no ser sometido a tratos degradantes, así como a no ser privado de su derecho de defensa.


Esta sentencia es sumamente importante no sólo por las consideraciones jurídicas que en ella se analizan en torno a las garantías procesales que toda persona sometida a un proceso sancionador deba poder ejercer, sino sobre todo, por el trasfondo social y político que puede desprenderse del análisis de los hechos que en ella se condensan.


La historia se inicia el 16 de octubre de 2003 fecha en la cual el Director de Instrucción y Doctrina de la PNP decide separar a C.F.A.D y al ciudadano R.E.C.P por tener una relación sentimental de pareja y por mantener relaciones sexuales en más de una oportunidad en los baños de la institución, conducta que constituye una falta muy grave contra la moral policial y el decoro de la institución.


Ahora bien, antes de continuar con el análisis de tan controvertido fallo, debemos dejar en claro, en opinión que es asumida también por el Tribunal Constitucional, que las relaciones sexuales practicadas en lo locales de trabajo o estudio, constituyen faltas graves que deben ser sancionadas de acuerdo con las normas y reglamentos correspondientes, en un marco de respeto pleno por los principios constitucionales y los derechos fundamentales de los seres humanos. Todo ello, independientemente de si se trata de relaciones practicadas por parejas heterosexuales u homosexuales, ya que la obligación de respeto en los centros de formación y de trabajo es fundamental para que exista un ambiente de consideración y de profesionalismo entre las personas que lo integran.


Sin embargo, de la revisión del presente caso, debemos señalar que existen dudas en torno a cuál fue el objetivo final que persiguió la institución en este proceso sancionador que culminó con la separación de C.F.A.D. Es decir, lo que debemos de determinar es si el proceso al cual hacemos mención estaba encaminado a investigar y sancionar una relación sexual cometida dentro de la escuela policial, finalidad que goza de cobertura legal y constitucional, o si tenía como fin sancionar al alumno por su supuesta opción sexual, hecho que constituiría un agrave afectación a sus derechos fundamentales y una vulneración a los principios constitucionales que fundamentan nuestro sistema democrático, como la tolerancia, el pluralismo y la libertad de cada individuado para elegir el plan de vida que mejor prefiera dentro del cual la dimensión sexual y afectiva cobran una relevancia capital. Nos animamos a creer que el proceso materia de análisis encubre, a pesar del supuesto respeto de las garantías del debido proceso, una evidente práctica homofóbica y por tanto discriminatoria al interior de la institución policial. Veamos.


Al revisar el caso nos encontramos con que la sanción impuesta al alumno C.F.A.D tuvo como base tres elementos de prueba: el testimonio de los alumnos implicados, los cuales en un primer momento reconocieron haber practicado relaciones sexuales al interior de la institución educativa, para luego, retrotraerse de las mismas (como sabe el más lego estudiante de Derecho del mundo, la sola confesión inculpatoria de una persona no constituye prueba plena para sancionar a ésta, por ello se exige que dicha declaración de responsabilidad esté acompañada de otros medios probatorios), un informe psicológico que acredite si los alumnos presentaban tendencias homosexuales y un informe de proctoscopia que verificara la presencia de lesiones en la zona anal que acreditaran su condición homosexual.


De lo dicho, queda claro que ni el informe psicológico ni el informe de proctoscopia constituye elementos de juicio suficiente que acrediten la comisión de la falta grave que al alumno se le imputa la práctica de relaciones homosexuales al interior de la institución educativa. Más allá de ello, y tomando como referencia lo expuesto por el Tribunal, preocupa que una prueba o práctica para determinar la comisión de falta haya estado vinculada con la realización de una pericia psicológica, puesto que podría sugerir que dentro de la escuela policial se mantiene la absurda creencia que la homosexualidad es fruto de un trastorno o deficiencia mental, visión que ha sido superada hace muchos años en las sociedades más modernas del mundo.


Asimismo, somos de la opinión que el sólo hecho de someter a una persona a un examen psicológico y una pericia física con la finalidad de acreditar su condición homosexual no solo constituye una afectación grave a su derecho a la dignidad sino también una vulneración peligrosa de su derecho a la intimidad, al libre desarrollo de su personalidad y a su identidad sexual, puesto que nadie puede ser obligado de manera directa (declarar bajo algún tipo de presión) o de manera indirecta (sometiéndolo a exámenes psicológicos) a dar cuenta o poner en conocimiento de terceros la opción sexual que uno de manera libre y voluntaria posee como ser humano.


Dicho ello, podemos afirmar que tanto la pericia como el examen físico fueron parte de una investigación que jamás tuvo como finalidad probar la realización de prácticas sexuales al interior de la institución educativa por parte de los implicados sino la de mostrar la condición homosexual de ambos jóvenes y a partir de ello imponerles una sanción. En tal sentido, queda claro que lo que se estimó como inconstitucional y antidemocrático en este caso, es que a partir de un injerencia arbitraria en la esfera más íntima de la persona humana, se considere ilegítima la opción o preferencia sexual de una persona y, a partir de allí, ésta sea pasible de una sanción.


Esta forma de proceder en el Estado, y en especial en una institución tan importante como la Policía Nacional del Perú, no hace sino confirmar aquello que durante muchos años algunas personas hemos tratado de combatir, me refiero a la creencia absurda de ver en la homosexualidad a una especie de enfermedad, anormalidad o anomalía que debe ser curada o combatida. Destaco la precisión que hace el Tribunal al señalar que tanto la homosexualidad, como la heterosexualidad o el celibato constituyen opciones legítimas cuya decisión corresponde única y exclusivamente al fuero íntimo de la persona. Y ello porque el derecho a la identidad sexual nos otorga a todos los seres humanos la posibilidad de vivir nuestra sexualidad de la manera cómo nosotros mejores prefiramos, siempre y cuando ello no ponga en peligro otros bienes como la moral, las buenas costumbres o el derecho de terceros, ya que como se sabe no existe derecho sobre la tierra que no encuentre en los derechos de los demás a los más firmes y legítimos límites.


A modo de conclusión, quisiera reiterar aquello que en otras oportunidades ya he señalado, y es que la condición homosexual de un ser humano no significa que puede ser visto como una suerte de menoscabo en su calidad moral, profesional, intelectual o ética. La opción sexual de una persona no puede ser tomada como un impedimento o un elemento que impida su desempeño idóneo en el manejo de armas o en el comportamiento disciplinado y ordenado que los institutos armas y policiales exigen. Decir ello supondría sostener que la capacidad para que una persona se desempeñe como policía o militar depende de los gustos de alcoba que esta tenga, como si la sola condición de heterosexual garantizara la calidad moral y profesional de la persona que decide vestir un uniforme.


Casos como el que hemos comentado en esta oportunidad, no hacen sino mostrar al Perú como una sociedad todavía bastante atrasada, una sociedad pacata, de mentalidad provinciana, cuyos juicios de moral y ética están impresos por un tufillo de intolerancia hacia lo diferente más que evidentes y hasta amenazantes. Seguimos siendo una sociedad en la cual el perjuicio y la estrechez mental siguen siendo los principales obstáculos en el camino hacia la construcción de una sociedad mucho más libre, justa, inclusiva y democrática. Así, con patrones mentales como los expuestos por los efectivos de la policía encargados de juzgar a estos jóvenes, no nos queda sino esperar sanciones disciplinarias que más allá de tutelar la moral y el decoro de la institución policial, terminen por encubrir prácticas homofóbicas y discriminatorias, hoy en día inaceptables por representar la negación más evidente de la democracia.



Rafael Rodríguez Campos.

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jueves, 10 de diciembre de 2009

Las elecciones en Bolivia


Como era de esperarse el presidente de Bolivia, Evo morales, fue reelecto en los comicios electorales celebrados el último domingo en el hermano país del altiplano. Tal y como lo habían pronosticado las encuestas durante los últimos días, el Movimiento al Socialismo (MAS), liderado por el actual presidente, recibió una arrollador respaldo, de acuerdo a los sondeos a boca de urna, Morales fue reelecto con más del 60% de los votos, frente a un 23% de su más cercano perseguidor, el líder de la derecha Manfred Reyes Villa y un 10% del empresario Samuel Doria Medina.


Pero más allá del categórico triunfo alcanzado en la carrera hacia la presidencia de Bolivia, tanto Morales como los partidarios del MAS aun esperan los resultados oficiales para saber si en esta oportunidad el respaldo electoral les permitirá asegurar una mayoría en el legislativo, ya que para alcanzar dicho objetivo en el Senado, el partido oficialista requiere obtener dos tercios de los escaños de la cámara, algo que hasta este momento aun no se puede establecer, teniendo en cuenta que los resultados oficiales aun se darán a conocer en los próximos días.


Sin embargo, y aun cuando no estemos en condiciones de determinar si Morales alcanzará la mayoría en el parlamento o no, es preciso reflexionar en torno a cuáles son los factores que han jugado a favor de Morales en estas elecciones, ya que independientemente de las diferencias políticas y económicas que se puedan tener respecto al denominado socialismo de siglo XXI asumido como estandarte por Evo y otros presidentes de la región, nadie puede desconocer el espaldarazo popular que Evo ha recibido de parte de la mayoría del pueblo boliviano.


Señalan los más importantes analistas políticos bolivianos, que Morales ha logrado granjearse el apoyo del cual hoy en día goza partir de medidas o políticas dirigidas básicamente a aliviar el malestar económico y social por el cual atraviesa la mayoría de ciudadanos bolivianos (debemos tener en cuenta que Bolivia es el país en Sudamérica que registra la mayor tasa de pobreza en la región). Así, para muchos, tanto la estatización de la economía, como la creación de bonos para estudiantes, madres y ancianos, y la política de subsidios emprendida por Morales desde que asumiera la presidencia de su país, han sido factores fundamentales para asegurar la reelección presidencial.


Sin lugar a dudas, las políticas asumidas por Morales gozan de un notable respaldo, no obstante ello, las principales críticas que la oposición le ha hecho a lo largo de toda la campaña han estado vinculadas a la permanente campaña de desprestigio y desacreditación que sus partidarios emprendieron contra la clase empresarial y la mal llamada nacionalización de los hidrocarburos (la cual no es otra cosa que una arbitraria expropiación o estatización de corte Velasquista, para poner un ejemplo más cercano a la realidad nuestra), que ha traído como consecuencia el distanciamiento de la inversión extranjera en grandes proyectos vinculados a los sectores mineros, hidroeléctricos y de litio., proyectos que sin el concurso del capital extranjero no podrán ser llevados a cabo, debido a la enorme inversión que estos exigen, inversión que dadas las condiciones económicas de Bolivia no podrá ser costeada por el Estado únicamente.


Otro dato que es importante destacar ha sido el clima de tranquilidad y paz que se ha vivido durante los comicios y la masiva participación del electorado boliviano, cabe destacar que esta ha sido la primera elección en la cual bolivianos residentes en el extranjero han podido emitir su voto, se estima que en esta oportunidad fueron cerca de 170 000 los que ejercieron su derecho de sufragio desde países como Argentina, Brasil y los Estados Unidos.


Ahora bien, y a pesar de los temores que pudieron haber surgido en las últimas semanas en cuanto a las garantías de transparencia que el proceso electoral boliviano ofrecía, y a pesar de la presencia de uno que otro hecho aislado de enfrentamiento entre partidarios del oficialismo y militantes de la oposición, tanto la misión de observadores de la Organización de Estados Americanos como su par en la Comunidad Europea, han señalado que la jornada electoral fue llevada sin mayores sobresaltos en un clima de paz y armonía, hecho que sin lugar a dudas le otorga una mayor credibilidad y legitimidad al sistema político boliviano y fortalece su institucionalidad democrática.


Lo preocupante en todo caso, fueron las declaraciones que el reelecto presidente de Bolivia hiciera en Cochabamba luego de conocidos los resultados extraoficiales, declaraciones en las cuales deja abierta la posibilidad de postular a un tercer periodo presidencial, es decir lanzarse a la re-reelección, al señalar que de conformidad con la nueva Constitución que fuera promulgada en febrero de este año, su actual reelección podría ser entendida como la primera, y en ese sentido, el camino hacia un nuevo periodo de gobierno queda abierto, teniendo en cuenta que la nueva Constitución solo admite la reelección por una sola vez (para los desmemoriados en nuestro país cabe recordarles que este fue el mismo argumento utilizado por Fujimori para lanzar su candidatura en el año 2000 a pesar de haber ejercido el cargo de presidente durante dos periodos anteriores de manera consecutiva 1990-1995 y 1995- 2000).


En todo caso, la presente reelección de Morales en Bolivia, marca el inicio de una nueva etapa en el proceso político del hermano país altiplánico, un proceso que definitivamente está marcado por una reconfiguración de las fuerzas políticas en el parlamento. Todo parece indicar que en esta oportunidad, la mayoría parlamentaria le dará a Morales una mayor capacidad de acción en su intención de realizar reformas profundas a nivel constitucional, reformas vinculadas a la explotación de los recursos naturales, el fortalecimiento de las autonomías, la reelección presidencial o la reestructuración de los organismos constitucionales como el Tribunal Constitucional boliviano (el mismo que durante estos últimos tiempos no se ha caracterizado precisamente por su independencia e imparcialidad frente al régimen de turno). Esperemos que los temores de la oposición, vinculados al establecimiento de un gobierno autoritario en suelo boliviano, no se concreticen en la realidad, esperemos que aún cuando el pueblo boliviano le haya otorgado a Morales un mayoritario respaldo, este sea respetuoso de las instituciones democráticas y del Estado de Derecho.


Solo para finalizar, resta decir que en esta ocasión, la historia le ha dado a Morales la inmejorable oportunidad para construir una sociedad mucho más justa e inclusiva, para ello deberá tener la capacidad de convocar y tender puentes de diálogo con los representantes de la oposición y de los sectores industriales y empresariales a los cuales tantas veces ha puesto contra las cuerdas, dejando de lado su ya conocido discurso confrontacional, mediante el cual, apelando a las diferencias étnicas, raciales o sociales presentes en su país, acrecienta el nivel de fragmentación y desajuste estructural que hace una buena cantidad de años le impiden a Bolivia consolidar su sistema político y su institucionalidad democrática, en esa labor resultará fundamental el nivel de participación y apertura que el gobierno tenga al momento de enfrentar las críticas que tanto partidos opositores como medios de comunicación le propinen, en un clima de respeto absoluto por los derechos civiles y las libertades políticas como la libertad de expresión, piedra fundamental en la construcción de una sociedad más libre y democrática.

Rafael Rodríguez Campos.

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jueves, 3 de diciembre de 2009

La Iglesia Católica y las minorías sexuales


Una vez más las altas autoridades del Vaticano, en este caso su ex Ministro de Salud, cardenal Javier Lozano Barragán, sorprenden al mundo con declaraciones que ponen de manifiesto el clima de intolerancia y homofobia aún presentes en el seno de la Iglesia Católica. “Los homosexuales y transexuales no entrarán jamás en el reino de los cielos”, manifestó el cardenal.


A renglón seguido, tratando de justificar sus alucinantes declaraciones, no tuvo mejor idea que recurrir a lo dicho por San Pablo hace casi 2000 años para señalar que “uno no nace homosexual, sino que se convierte. Por razones diferentes, de educación o porque la propia identidad no se desarrolló durante la adolescencia. Puede que ellos no sean culpables, pero actuar contra la naturaleza y la dignidad del cuerpo no les garantiza entrar en el reino de los cielos”, manifestó el afiebrado cardenal.


Pero las declaraciones fueron más allá, luego de señalar el homosexualismo es un desorden, dijo también que los homosexuales son unos pecadores, y que es justamente ello lo que no les garantiza su ingreso en el reino del señor. No obstante ello, y como para que su intervención no sea catalogada como intolerante a la luz de los nuevos tiempos, instó a los hombres y mujeres del mundo a no cometer actos de discriminación contra ellos ya que el deber de los católicos es tratarlos con respeto y compasión.


Seguramente, al igual que yo, todos nos preguntaremos ¿Cómo un hombre con este tipo de complejos y limitaciones espirituales pudo haber llegado a ser una voz autorizada en las altas esferas del Vaticano, desempeñándose como Ministro de Salud?¿Cómo alguien que llama pecadores y tilda de desviados a personas que presentan una opción sexual distinta a la heterosexual puede luego hacer una llamado contra la discriminación de las minorías sexuales? ¿Cómo alguien puede decir que las puertas del cielo están cerradas para algunos hombres llamándolos pecadores y al mismo tiempo hablar de compasión y respeto por esos mismos hombres?


Sin lugar a dudas son preguntas que nos deben de invitar a una profunda reflexión en torno a la relación existente entre la religión, sus principios y dogmas, y la compatibilidad de estos con la construcción de una sociedad libre y democrática, en la cual las personas sean tratadas con dignidad, más allá de las diferencias sociales, religiosas, étnicas, o sexuales existentes. En un mundo en el cual los índices de violencia y discriminación parecen no descender, en un mundo en el cual la posibilidad de identificarse con el prójimo y colaborar de manera solidaria con su desarrollo y progreso es una tarea pendiente, en un mundo en el cual las diferencias interpersonales han servido para construir muros insalvables entres los seres humanos; declaraciones como las vertidas por este anacrónico cardenal no parecen contribuir con la concreción del mensaje de Cristo basado en el amor y respeto por el prójimo.


¿Qué autoridad tiene este mortal para decirle al mundo entero quién debe o quién no entrar en el reino de los cielos? Ninguna ¿Qué autoridad tiene este prócer de la discriminación para tildar de desviados o anormales a quienes viven de manera heterodoxa? Ninguna ¿Algún católico que cree en el mensaje de amor de Jesucristo puede estar de acuerdo con declaraciones que lo único que hacen es perpetuar las diferencias entre los seres humanos a partir de un conservadurismo rancio y una homofobia contraria a todo principio de pluralismo y tolerancia propios de las sociedades libres e igualitarias? No ninguno.


Evidentemente estas declaraciones traerán consigo una enorme polémica, el sentimiento de rechazo y repulsión hacia éstas ha sido tal que el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, ha tenido que salir a tratar de bajarle la temperatura al problema señalando que la iglesia no promueve ningún tipo de acción discriminatoria contra esta minoría sexual, instando a todos los hombres a tratarse con respeto. Me pregunto si éstas declaraciones responden a una reflexión sincera por parte de la máxima autoridad católica o no son más que un recurso mediático para frenar la andanada de críticas que semejante absurdo le ha ocasionada a la imagen del catolicismo en el mundo.


Lo preocupante del tema es que este tipo de opiniones no forman parte de la corriente de pensamiento minoritaria dentro de la Iglesia, de tiempo en tiempo todos somos testigos de una serie de hechos que ponen en tela de juicio el nivel de apertura del catolicismo para adaptar sus preceptos más añejos a las necesidades de los nuevos tiempos. Quizá este factor sea el que explique el éxodo masivo que desde hace algunas décadas atraviesa la Iglesia Católica, con la migración continua de sus fieles hacia otras iglesias o confesiones. Prueba de ello es el continuo fortalecimiento de la Iglesia Cristiana o Evangélica en nuestro continente, teniendo como ejemplo emblemático el caso de Brasil, país en el cual la Iglesia Evangélica ha experimentado un crecimiento exponencial en cuanto al número de seguidores.


Como no puede ser de otro modo, nuestro país también forma parte de este fenómeno, durante las últimas décadas el número de católicos que ha decidido migrar hacia otros credos ha ido en aumento, la posición intolerante del catolicismo en temas como la unión civil entre personas del mismo sexo, la eutanasia, la legalización del aborto por razones terapéuticas y/o eugenésicas, las políticas de planificación familiar, la difusión de la educación sexual en los colegios, es vista como un factor que disuade a los peruanos y peruanas al momento de adscribir su fe a una iglesia que permaneciendo ciega y sorda frente a una realidad que la desborda pretende regular la conducta humana apelando a principios que han dejado de tener vigencia hace mucho tiempo atrás.


En todo caso, y esta opinión es la de alguien que ejerce su derecho democrático a cuestionar la existencia de cualquier divinidad, sea católica, musulmana, israelí o hindú, creo que la pregunta que debemos de hacernos todos los latinoamericanos gira en torno a la labor o el rol que en los últimos años una institución tan importante como la Iglesia Católica ha desarrollado en el proceso de consolidación democrática de nuestra América Latina. Debemos preguntarnos si este tipo de autoridades religiosas, que profesan un discurso que genera un mayor antagonismo en nuestras sociedades, resultan positivas no sólo para la construcción de una sociedad mucho más libre, inclusiva y justa, sino también para la difusión del mensaje de amor que Dios, en caso este exista, quiso difundir entre los hombres a través de Jesucristo.




Rafael Rodríguez Campos

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