martes, 25 de noviembre de 2008

Algunas reflexiones sobre el APEC


APEC, palabra compuesta por cuatro letras, fue sin lugar a dudas el vocablo más escuchado durante los últimos días en nuestro país. Pero qué es exactamente el APEC, por qué es importante para el Perú formar parte de este selecto grupo de países, qué beneficios ha obtenido el Perú con haber sido sede de esta cumbre de lideres mundiales, qué compromisos han asumido los gobiernos durante estos días de encuentro y reuniones del más alto nivel de cara a enfrentar la crisis económica financiera mundial, qué nos falta como país para ser más competitivos en el mercado mundial y así explotar de mejor manera los acuerdos o tratados comerciales en vías de negociación. Todas estas, son sin lugar a dudas, interrogantes que pocos conocen y que intentaremos responder a lo largo de este artículo.


APEC, es el acuerdo de cooperación económica de países del Asia Pacifico que congrega entre sus miembros a las 21 economías más importantes de este parte del globo con la finalidad de promover el intercambio comercial y económico entre sus miembros, a partir de la adopción de medidas gubernamentales conjuntas, que paulatinamente vayan profundizando el proceso de integración económica y comercial entre todos ellos.


En esta oportunidad, el Perú tuvo el encargo de oficiar como país anfitrión de esta cumbre de jefes de Estado, la cual contó con la presencia del más selecto grupo empresarial de las naciones participantes, basta mencionar la presencia del presidente de Freeport, de Microsoft, del HSBC, del Scotiabank, de Telefónica, del FK (socios coreanos de Hunt Oil para Camisea), de Samsung y claro esta del genio chino Jack Ma, hombre que hace diez años formó una empresa con un capital prestado de menos de 3000 dólares y hoy en día amasa una fortuna de miles de millones de dólares. En ese sentido, nuestro país ha sido durante este último fin de semana el foco de la atención mundial, hemos sido, sin lugar a dudas, el país de moda en la región, el país al cual muchos comienzan a conocer y a ver como un interesante centro para la inversión, la cooperación económica y el comercio. Este evento, en términos generales, le ha permitido al gobierno poner en la vitrina mundial la imagen de nuestro país, vender el Perú como producto al mundo, y situarlo en el escenario del interés global, al haber recibido en su territorio a líderes de naciones tan importantes como, Estados Unidos, China, Japón, Corea del Sur, Singapur y otros más.


Pero además, el APEC nos ha dejado compromisos de inversión por cerca de casi 6000 millones de dólares. Tenemos 2000 mil millones de dólares de inversión en Chinalco en Toromocho, para explotar cobre. Otra inversión por 1000 millones de dólares en la industria petroquímica y muchos más, que no hacen sino confirmar el alto grado de interés que nuestro país ha generado en los grandes inversionistas del mundo. Estos son, sin lugar a dudas, datos y cifras que todos debemos de celebrar, si tenemos en cuenta que la promoción de inversiones es el camino transitado por las economías emergentes para la creación de nuevos puestos de trabajo, lcuha contra la pobreza y mejora del nivel de vida de las personas. Además de ello, resulta necesario señalar que de no ser parte de este gran foro mundial no hubiéramos podido avanzar en los acuerdos comerciales que se han logrado y se están logrando establecer con países, tan importantes desde el punto de vista económico, como Singapur, Tailandia, Corea del Sur, Indonesia y, por supuesto, China, país que cuenta con 450 millones de personas con capacidad de compra, hecho que sin lugar dudas hace del gigante asiático un destino de llegada fundamental para nuestras exportaciones, más si se tiene en cuenta, que nuestro primer socio comercial, los Estados Unidos de Norteamérica, cuenta con apenas un mercado de 300 millones de personas.


Ahora bien, y aun cuando el tema de la crisis económica y financiera mundial no estaba considerado como uno de los puntos a tratar en esta cumbre, la grave situación por la que atraviesa el mundo, la necesidad de darle solución inmediata y la ultima reunión en Washington de los países del G-20, sobre todo este último factor, hizo de este tema el centro de la discusión entre los mandatarios y empresarios asistentes a este evento. Es decir, esta cumbre ha servido para definir el modo de encarar la crisis financiera internacional a partir de tres medidas fundamentales: apuesta por el libre mercado, profundización del comercio internacional y rechazo a todo tipo de medida proteccionista como ya esbozaban los países del Mercosur y otras economías las cuales calculan que esta fórmula compuesta por estos tres pilares básicos constituye el mejor camino para detener los efectos de la desaceleración global en sus respetivas naciones. En tal sentido, esta cumbre y el acuerdo adoptado en la misma no ha hecho otra cosa sino respaldar las medidas adoptadas días antes en la reunión del G-20, en la cual las potencias industriales del mundo, mediante la declaración de Washington, se habían comprometido a abstenerse de levantar nuevas barreras a las inversiones o al comercio de bienes y servicios, durante un periodo de 12 meses.


Sin embargo, y sin ánimo de desconocer la importancia de los acuerdos asumidos por estos países, debemos decir que los acuerdos adoptados por APEC, no son obligatorios, no generan responsabilidad internacional por su eventual incumplimiento para aquellos países que no decidan acatarlos a plenitud, y esta es la principal crítica que sus detractores hacen a este foro. En tal sentido, el éxito de la fórmula planteada para superar la crisis económica mundial, dependerá del grado de compromiso político que los gobernantes tengan con el cumplimiento de lo acordado, lo cual puede poner los pelos de punta a más de un lector o analista avispado, ya que ello constituye un cambio en la manera de entender la relación existente entre el Estado y el mercado, entre los economistas y los políticos; el Estado, al cual en años anteriores se le prohibió cualquier tipo de injerencia en la dinámica y los mecanismos autorregulatorios del mercado, hoy en día, se le pide que inyecte dinero en el mismo, que intervenga y que asuma una posición mucho mas protagónica. Lo mismo ocurre en el caso de los políticos, ya que si antes se decía que la economía y las finanzas de un país y más aun del mundo eran demasiado importantes como para confiárselas a los políticos, hoy la gravedad de la crisis hace que las medidas económicas y los acuerdos interestatales sólo puedan tener alguna viabilidad y utilidad concreta si es que se tornan vinculantes, es decir de ejecución obligatoria para los distintos gobiernos, lo cual requiere una voluntad política clara en defensa de la tesis del libre mercado y la negación de todo mecanismo estatista o proteccionismo trasnochado, en buena cuenta hoy la solución migro de bando, paso del ámbito de los economistas al de los impredecibles políticos.


Pero esta semana de APEC fue también la semana de los TLC. Más, si como hemos podido apreciar, este gobierno siguiendo la línea emprendida por el gobierno anterior del Ex Presidente Toledo, se ha empeñado en impulsar el mayor número de acuerdos de cooperación comercial. Por ejemplo, el presidente García concretizó la reunión con su homólogo George w. Bush para la implementación del TLC con el país del Norte. A su vez, se anunció el cierre de la negociación del TLC con la superpotencia China y, finalmente, se dio a conocer el inicio de las negociaciones de un TLC con Corea del Sur, luego de que nuestro presidente condecorara, con la orden de Gran Cruz de Brillantes, a cuanto importante socio comercial pisó Palacio de Gobierno.


Todo ello, es profundamente positivo para el país, creemos en el modelo del libre mercado, del favorecimiento del comercio internacional de bienes y servicios y la promoción de inversiones, pero la sola firma de Tratados de Libre Comercio no nos asegura niveles de desarrollo y bienestar mayor para nuestra población. Es por ello que la suscripción de acuerdos comerciales debe de ir acompañado de una profundización inteligente de un conjunto de reformas destinado a hacer mucho más competitivo a nuestro país. En tal sentido, debemos de tomar el ejemplo de aquellos países (Chile es el ejemplo más cercano) que han sabido aprovechar eficientemente este tipo de acuerdos a partir de la promoción de políticas públicas destinadas a reformar su sistema tributario, reformar el sector educativo con la finalidad de mejorar su capital humano, reformar el sistema de salud y justicia, asumir un rol de lucha frontal contra la corrupción, fortalecer la inversión estatal en infraestructura mediante la construcción de caminos, puertos y aeropuertos, con la finalidad de que la producción llegue rápido y a menor costo a los lugares de salida al exterior, asumir una política de protección del medio ambiente que le permita al gobierno asumir una posición clara de cara a la problemática que trae consigo el cambio climático y el calentamiento global.


A partir de ello, cabria preguntarle a nuestro presidente en qué quedo el tema de la reforma del sector justicia, qué se ha hecho en el campo de la educación, qué ocurrió con el promocionado plan de Sierra Exportadora, qué paso con el denominado Pacto Social entre empresarios y trabajadores creado con la finalidad de reducir el grado de confrontación social existente, en especial en las regiones de explotación minera, qué paso con la hoy desactivada Oficina Nacional Anticorrupción.


Así, podemos decir que nadie con dos dedos de frente puede negar la importancia de la firma de tratados comerciales bien negociados y aprovechados en favor del interés nacional. Pero eso no basta, ellos en sí mismos no constituyen la formula mágica para el despegue del país y la mejora de la economía, ya que como hemos apuntado, nada de esto es suficiente sino viene acompañado de una importante reforma en diversos sectores del Estado, reformas que este gobierno no ha impulsado ni concretado con el mismo entusiasmo con el que defiende el discurso del libre mercado, del libre comercio o de la promoción de inversiones, ya sea por desidia o por incapacidad.


Finalmente, debo decir a manera de conclusión, que la tesis del libre mercado y de la promoción de las libertades económicas debe de estar secundada por la defensa absoluta de las libertades políticas y democráticas. Como diría Ezra Pound: esperemos que el comercio no sea sólo económico, esperemos que la libertad de la cual se habla y se defiende no sólo sea la económica, esperemos que la libertad que se proclama sea plena, que defienda la dignidad de los seres humanos y la libertad en todos sus formas, la política, la religiosa, la de expresión y de conciencia; en tal medida, permítanme preguntar si es que el gigante Chino y los Estados Unidos hubieran firmado una declaración en la cual se comprometen a defender los derechos de todos los ciudadanos del mundo o se comprometen a reducir sus emisiones de dióxido de carbono, teniendo en cuenta que entre ambos se emite mas del 50 % del dióxido del mundo. Yo tengo mis dudas.


Rafael Rodríguez Campos

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lunes, 10 de noviembre de 2008

El sueño de Barack Obama


El senador demócrata Barack Obama se ha convertido en el primer presidente negro en la historia de Estados Unidos tras vencer, luego de una campaña de aproximadamente dos años, en los comicios electorales del pasado 4 de noviembre al republicano John Mc Cain. De esta manera, Obama de 47 años de edad y en su primer período como legislador por el estado de Illinois, se convierte en el presidente estadounidense número 44.

El triunfo de Obama, hijo de un padre keniano y una madre blanca de Kansas, ha marcado un hito, un punto de quiebre en la historia política y social de la nación mas poderosa del mundo. Su victoria se da 40 años después de la muerte de Martin Luther King líder del movimiento por los derechos civiles de la población afromericana.

Pero la victoria de Barack Obama es mucho más que un fenómeno político, es un ejemplo de desarrollo y progreso cultural y social para los americanos y para los ciudadanos del mundo. Como lo hiciera Martin Luther King en agosto de 1963, Obama inicia una gran marcha, una gran cruzada que comandará desde el Palacio Oval de Washington, una caminata en la que quiere y debe de incluir a todos los hombres y mujeres de buena voluntad de los Estados Unidos, blancos, negros, cristianos, protestantes, todos, absolutamente todos. En ese entonces, Martin Luther King dijo “Hoy yo tengo un sueño, que mis cuatro hijos pequeños algún día vivirán en una nación donde no serán juzgados por el color de la piel, sino por la fuerza de sus caracteres”. La cita no deja de ser emocionante y reflexiva, pero las luchas de hoy, no son las de agosto de 1963, ya no se discute sobre la segregación racial en establecimientos, buses o escuelas. Hoy en día, la lucha política se da entre la libertad y la injusticia en todas sus formas, pero al parecer Obama también tiene un sueño, un sueño que ha sabido transmitir a los miles de americanos que le han ofrecido su voto, el sueño de construir una nación que recoja todos los colores, todas las tendencias, todas las expresiones, sueña con un país y un mundo justo en el cual se destierre todo tipo de exclusión y sometimiento, sueña con un país que vuelva a ser la cuna de la libertad y pueda volver a abrazarse con el resto del mundo.

Según la opinión de diversos destacados analistas, es su carácter tranquilo, su voz pausada que genera confianza en sus interlocutores y su facilidad para exponer y comunicar sus ideas, el factor que hizo de este candidato el preferido por los electores americanos. Así, en su larga carrera hacia la Presidencia, el candidato demócrata realizó una orgánica y consistente campaña, logrando cifras récord en recaudación gracias a su carisma personal y a su afán por hacer de su campaña una exposición constante de ideas y propuestas, evitando la confrontación con los sectores mas radicales del republicanismo, los cuales no tardaron en recordarle a la opinión pública su segundo nombre (Hussein), el hecho de haber estudiado en un colegio de Indonesia, el país con mayor población musulmana, su amistad con los palestinos, su inexperiencia en el manejo de la administración pública o la foto en que está vestido de árabe.

“Es la persona más dura y competitiva que conozco, pero también es una persona muy civilizada, y las dos cosas no siempre van de la mano en política”, señaló el estratega de Obama, David Axelrod. En esa misma línea Larry Sábato, politólogo de la Universidad de Virginia, ha elogiado a Obama por haber liderado una campaña magnífica basa en ideas y propuestas concretas, a través de un discurso que busca el consenso y el encuentro amistoso entre los americanos y entre los americanos y el resto del mundo.

Obama basó su campaña prometiendo grandes cambios en la política norteamericana. Busca poner fin a la grave crisis económica (agravada por la subida del petróleo y otras materias primas así como por la crisis en el sector inmobiliario) y a la guerra en Irak, que se prolonga desde el año 2003. El cree que mantener a las tropas en Irak no debilita a Irán, ocasiona pérdidas millonarias, la pérdida de miles hijos de América y que dicha intervención no le ha devuelto la seguridad a los Estados Unidos, perdida desde los atentados del 11 de septiembre de 2001.

Pero ¿Quién es este hombre que hoy en día asombra al mundo al ser el primer afroamericano en comandar los destinos de un país donde el racismo ha tenido bases muy sólidas y arraigadas? ¿Quién es su compañera de vida? ¿Qué importancia tiene la señora Obama en la vida del hombre más poderoso del planeta?

Obama nació el 4 de agosto de 1961 en Honolulu, Hawai, está casado y es abogado de profesión. Vivió hasta los seis años en Honolulu. Después se fue con su madre a Yakarta (Indonesia) y regresó a Honolulu cuando tenía 10 años, donde fue criado por sus abuelos maternos hasta los 19 años. Es cristiano, de la iglesia Congregacional (United Church of Christ) y es actualmente Senador por Illinois, es el quinto legislador afroamericano en el senado de los Estados Unidos y el segundo demócrata. En 1983 se licenció en Ciencias Políticas por la Universidad de Columbia (New York). En 1991 logró el Doctorado Cum Lude en Derecho de Harvard. En 1996 decide ingresar a la política siendo elegido legislador por el estado de Illinois. Para finalmente ser elegido en noviembre de 2004 senador por dicho estado.

Con esta historia personal, presentó Obama su candidatura a las elecciones primarias del Partido Demócrata logrando la nominación presidencial tras una dura competencia frente a la ex primera dama Hillary Clinton, la cual 4 meses antes de las primarias aparecía en las encuestas y sondeos de opinión como una candidata imbatible al interior del partido azul, la misma que conociendo los resultados no tardó en reconocer el talento y los méritos personales de este candidato que comenzaba a contagiar de esperanza e ilusión a la nación de las barras y las estrellas, convirtiéndose de ese modo en el primer afroamericano en liderar a uno de los dos partidos más importantes de los Estados Unidos para las elecciones de este pasado 4 de noviembre.

Su esposa, Michelle Obama, de 44 años, ha dicho que el terreno de la política queda en manos de su esposo, que su prioridad es ejercer el papel de madre de sus hijas: Malla, de 10 años, y Sasha, de siete.

Michelle, se crió en un barrio de obreros al sur de Chicago. Su padre fue empleado de la compañía municipal de agua. Su mamá era ama de casa, y gracias a sus cuidados y esfuerzo, ella y su hermano mayor, Craig, obtuvieron becas para estudiar en la prestigiosa Universidad de Princeton. Michelle estudió después en la Facultad de Derecho de Harvard, al igual que Barack y, luego, trabajó para un prestigioso estudio de abogados y en la alcaldía de Chicago. La pareja Obama se casó en 1992 y, según se ha podido saber a través de los medios, han mantenido siempre una relación cariñosa y de mucho afecto, de complicidad y compañerismo. Según el propio Barack Obama, su mujer es la “roca”, la fuente de su fortaleza y la inspiración de sus sueños.

El día anterior a las elecciones amaneció más temprano de lo acostumbrado para la pareja Obama y para la familia Mc Cain. Ambos candidatos protagonizaron una serie de mítines desde las primeras horas del día en los estados indecisos que definirían la suerte de demócratas y republicanos.

Mc Cain amaneció en Florida iniciando así un último recorrido de 20 horas de viaje que culminó en horas de la noche en Arizona, después de haber pasado por Pensilvania, Indiana, Tennessee, Nuevo México y Nevada.

Obama, por su parte, también inició su jornada en Florida, estado en el cual ambos candidatos estaban empatados de acuerdo a las encuestas, allí recibió la mala noticia de que su abuela materna, Madelyn Dunham, había falleció en Hawai, a los 86 años, a raíz de un cáncer avanzado, para luego visitar Carolina del Norte, cerrando su campaña por la noche en un mitin en Virginia.

Tal y como lo habían pronosticado los analistas la batalla final se libraría en los estados en los que Bush ganó en el 2004, como Ohio, Iowa, Florida, Virginia, Carolina del Norte.

Miles y miles de personas se volcaron a las urnas el 4 de noviembre registrando una cifra récord de participación ciudadana y recaudación económica para las respectivas campañas. Frente al proceso del 2000, en el 2004 hubo un aumento de 11% de la participación electoral; esa vez votó el 62% de los ciudadanos aptos para hacerlo. Ahora, en el proceso del 2008, se calcula en más de 70%, lo que representaría un salto espectacular, un porcentaje solo comparable con la votación presidencial de 1908. Con respecto al costo de las respectivas campañas, esta también superó todas las estadísticas anteriores, registrándose un costo que rondaría los 2400 millones de dólares.

Conocidos los resultados de los estados considerados claves por los analistas y sabiéndose el virtual Presidente de los Estados Unidos de América, el demócrata compareció ante más de 240000 almas en la ciudad de Chicago, Barack Obama, lleno de emoción dijo que su elección “es la respuesta a las peticiones de muchos y que representa que el cambio ha llegado”.

En los primeros minutos de su discurso, el nuevo Presidente afirmó que con su victoria los estadounidenses “han enviado un mensaje al mundo. Que no somos una colección de estados rojos (republicanos) o azules (demócratas). Somos y siempre seremos los Estados Unidos de América”, sentenció.

Obama es conciente que su elección representa un hito en la historia de los Estados Unidos, que muchas esperanzas se han depositado en su persona y que la luz de los reflectores de todo el mundo se posarán sobre su figura. Y ello porque, tal y como señalamos en líneas anteriores, la figura de un afroamericano en la Casa Blanca significa un vuelco cultural sustantivo para la sociedad de ese país.

Es innegable que, las tendencias racistas se han debilitado durante los últimos años en el país del norte, incluso los gobiernos de los Bush han contado con importantes funcionarios afroamericanos. Son los casos del general Colin Powell, presidente del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas durante la guerra del Golfo Pérsico y, después, secretario de Estado, y el de Condoleezza Rice, actual secretaria de Estado del presidente George W. Bush. Pero, sin lugar a dudas, nada se compara con lo que hoy acontece en los Estados Unidos, hace 40 años hubiera sido casi un delirio sostener que llegaría el día que un afroamericano hijo de un inmigrante negro y de religión musulmana se sentaría en el sillón presidencial de la Casa Blanca.

Ahora bien, es importante para efectos del presente análisis preguntarnos por la clave del éxito electoral de Obama en las presentes elecciones. En ese sentido, convengo con aquellas voces que sin desconocer las enormes capacidades políticas del candidato demócrata, como su indiscutible oratoria, su carisma personal y su versatilidad de ideas y propuestas en los diversos frentes de acción gubernamental, señalan que el problema del Partido Republicano y su posterior derrota, no fue el candidato Mc Cain, el problema era Bush. Como dice el internacionalista Farid Kahatt “no había como ganar estas elecciones siendo del mismo partido que el Presidente Bush”, el hombre que deja como herencia un terrible crisis económica, 10 millones de desempleados en el país de los sueños, dos guerras absolutamente impopulares en Irák y Afganistán, la cual está siendo perdida y que además ha dejado una cifra terrorífica de muertos y mutilados, además de millonarias pérdidas económicas.

La testarudez de Bush en el manejo del conflicto en el Medio Oriente, la crisis económica que atraviesa el pueblo americano, su mala reacción ante el devastador paso del huracán “Katrina”, que desoló Nueva Orleáns en agosto de 2005, y su discurso confrontacional y carente de ideas inteligentes y razonables, fue el pasivo que era imposible que Mc Cain u otro republicano pudiese revertir. Otro de los problemas que enfrentó el republicano en su campaña fue el estilo ultaconservador que su partido asumió en el afán de defender a un indefendible como Bush.

Asimismo, es necesario preguntarnos por el futuro de las relaciones y el impacto que la presidencia de Obama traerá en los países de América Latina y el Medio Oriente.

En tal medida, el hecho de que el tema de la relación con Latinoamérica haya estado ausente en esta campaña electoral – salvo lo referido a la reforma migratoria- nos hace pensar que la región no estará dentro del conjunto de prioridades en materia de política exterior para la próxima administración demócrata. No obstante, todo parece señalar que la relación con la región seguirá siendo básicamente comercial, aún cuando Obama, haya sido un opositor bastante crítico del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Colombia, que está pendiente de aprobación legislativa junto con los de Panamá y de Corea del Sur. Con relación a Cuba y Venezuela, países ambos que de un tiempo a esta parte se han convertido en la piedra en el zapato del gobierno americano, Obama dijo que levantará ciertas sanciones impuestas por Bush a Cuba, aunque no el embargo. Además, señaló que permitirá viajes de familia y envíos de remesas ilimitados a Cuba con el fin de que los familiares (de exiliados) gocen de una mayor autonomía frente al gobierno de los Castro y exigirá la liberación de los presos políticos, la libertad de prensa y evidencias de avances hacia la democracia como condición para levantar el embargo a la isla.

Con relación al Medio Oriente son dos las propuestas básicas planteadas por Obama. Sobre Irak, propone el retiro mensual de brigadas hasta el 2010 y en cuanto a Afganistán, piensa enviar al menos dos brigadas adicionales.

A partir de ello, y teniendo presente que la victoria demócrata en las presidenciales se ha extendido al Congreso, Obama podrá contar con el apoyo político de ambas cámaras, la de representantes y senadores, en las cuales alcanzó mayoría, algo que sólo ocurrió con Bill Clinton, al la hora de implementar las reformas y medidas prioritarias en su administración, tales como la retirada de las tropas estadounidenses en Irak, ampliar los recortes tributarios para la clase media, la expansión de la cobertura médica para los niños y la aprobación de un segundo plan de estímulo

Sin lugar a dudas la tarea que le espera al nuevo presidente resulta dura y complicada, Obama tendrá que demostrar que su país sigue siendo el de la mayor capacidad para adaptarse al cambio y vencer democráticamente los problemas que como nación le toca enfrentar y, si puede, combatir y vencer a sus propios demonios, como el racismo, la intolerancia, el militarismo, el expansionismo desmedido, la xenofobia y el aislacionismo.

La victoria de Obama nos deja con la sensación de que aún es posible ilusionarse y entender el quehacer político como aquella búsqueda continua del bien común, como medio para el encuentro entre los hombres y como forma para acabar con los divisionismos. En palabras de Obama, esta victoria nos muestra “que una voz puede cambiar un cuarto, que una voz puede cambiar una ciudad, que una voz puede cambiar un estado, que una voz puede cambiar un país y que una voz puede cambiar el mundo”, cuando los sueños de un hombre logran instalarse en las mentes y corazones de los hombres y mujeres que lo rodean.

Rafael Rodríguez Campos


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