Es ya una
vergüenza para nuestra democracia el que alguien como Martha Chávez, una de las
más fanáticas defensoras de la dictadura, haya sido elegida como congresista en
el año 2011. Su elección debió preocuparnos a todos, pues ello demostró que en
nuestro país aún existe un importante sector de peruanos que cree que para
gobernar es necesario acabar con el Estado de Derecho, manipular a las
instituciones públicas, violar el principio de separación de poderes,
atropellar los derechos de la gente, corromper a las Fuerzas Armadas y
perseguir a los opositores del régimen, todo ello para favorecer a una
cleptocracia infame e inmunda como aquella a la que esta señora sirvió con
tanto esmero.
De
golpista a defensora de derechos humanos
Pero como
las cosas en el Perú siempre pueden ponerse peor, hace unos días el Parlamento
decidió nombrar a esta propagandista del autoritarismo como “Coordinadora del
grupo de trabajo de Derechos Humanos del Congreso de la República”. Es decir,
la persona que respaldó, entre otras infamias, el retiro del Perú de la
Competencia Contenciosa de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en la
época más dura de la dictadura, será ahora la encargada de darle seguimiento y
aprobación a las respuestas que el Estado brinde en los organismos
internacionales, ante las denuncias que se presenten en estas instancias. ¿No
les parece esto una verdadera afrenta a nuestra dignidad? ¿Qué penitencia
estaremos pagando todos los peruanos para soportar este vejamen?
Estimados
lectores, ¿qué otra misión creen ustedes que deberá cumplir esta representante
del fujimorismo más reaccionario en este grupo de trabajo? En el colmo de la
sinrazón, porque no existe otra manera para referirnos a este desatino, la
persona que acusó de terroristas a los miembros de la Comisión de la Verdad y
Reconciliación (CVR), y que ha dicho en numerosas oportunidades que el Informe
Final de la CVR (a pesar de no haberlo leído, de eso estoy seguro), debe ser
tirado a la basura, también tendrá el encargo de monitorear la implementación
de las recomendaciones de la CVR. ¿Garantiza objetividad esta señora? Claro que
no.
En otras
palabras, a la persona que sistemáticamente atacó e insultó con bajezas e
injurias a los comisionados, y denostó del contenido del Informe, sin mayor
argumento que sus propias fobias y complejos fascistas, se la premia
confiándole la gran responsabilidad de evaluar las políticas que el Estado ha
adoptado durante los últimos años en materia de derechos humanos.
La
defensora del Grupo Colina no puede ser coordinadora de Derechos Humanos
Con justa
razón los defensores de los derechos humanos han protestado enérgicamente en
contra de este nombramiento. Con justa razón diversas voces de la sociedad
civil han señalado que esta señora no tiene la autoridad moral para asumir este
cargo. Con justa razón los que creen en la democracia y en la defensa de las
libertades fundamentales han puesto el grito en el cielo luego de conocer que
una de las representantes del fujimorismo más prepotente y autoritario será la
encargada de velar por los derechos humanos en el Perú.
Por ello,
este columnista se suma humildemente a la lista de ciudadanos que creen que
alguien que se encargó de justificar los crímenes más terribles cometidos por
la dictadura, a la que ella sirvió con complacencia (incluyendo los crímenes
perpetrados por el Grupo Colina), no puede ser la representante en materia de
derechos humanos del Parlamento peruano. Pretender ello, es casi como proponer
a Vladimiro Montesinos para el cargo de “Zar Anticorrupción”, confiándole a
este criminal la misión de evaluar la política pública de nuestro Estado. Si
algo de dignidad nos queda a los peruanos, no podemos permitir tamaña lisura.
No podemos quedarnos callados, no podemos permitir que los acólitos del
dictador se sigan burlando de todos nosotros.
Martha
Chávez y su desquiciado golpismo
Nadie que
dice creer en los derechos humanos (ella lo dice) y en la defensa del Estado de
Derecho, puede, al mismo tiempo, avalar la ruptura del orden constitucional en
nuestro país. Bueno, esta señora es un caso extraño, raro, digno de un estudio
clínico (doble personalidad política es el cuadro médico), pues esta
fujimorista reivindica el golpe de estado del 5 de abril de 1992, bajo el falaz
argumento de que “era una medida necesaria para iniciar los cambios estructurales
del país”, cuando todos sabemos que el Parlamento en esos años, en más de una
oportunidad, colaboró con el gobierno de Alberto Fujimori aprobando paquetes
legislativos en materia económica y de seguridad, demostrando que la tesis del
obstruccionismo sólo habitaba en la mente maléfica de los golpistas. ¿Cómo
alguien puede defender los derechos humanos y, a su vez, avalar los atropellos
de un régimen golpista y abusivo como al que ella sirvió?
Pero digamos
que esta señora ha evolucionado, que su golpismo de otrora ya quedó en el
pasado, y que ahora es una “fujimorista democrática” (algo así como ser
homofóbico y tolerante a la vez). Si ello es así, entonces, ¿cómo explicamos el
que esta misma señora, durante la última campaña, haya señalado que un nuevo
autogolpe era posible si el fujimorismo no lograba la mayoría parlamentaria
porque ello podía generar un desgobierno? No podemos explicarlo, y no podemos
hacerlo porque esta señora sigue siendo la misma golpista de siempre, la misma
solícita militante del pensamiento más antidemocrático de nuestra política
nacional, la hija predilecta de la derecha más intransigente de nuestro país.
De esa derecha rancia y caduca que siempre aplaudió a los dictadores que
defendían sus intereses.
Martha
Chávez y su desprecio por la Constitución
Esta señora
suele sufrir de amnesia y olvido selectivo. En el año 1995 señaló que la
Constitución de 1993 no permitía una segunda reelección de Alberto Fujimori, y
que por tanto, de acuerdo al orden jurídico vigente en ese entonces, el
autócrata no sería candidato en el año 2000. Pero esa convicción le duró muy
poco, pues fue ella misma la que respaldó vehementemente la promulgación de la
denominada “Ley de Interpretación Auténtica”, la misma que le permitió a
Alberto Fujimori candidatear en el año 2000.
El escándalo
fue tan grande, que cuando esta ley llegó a manos del Tribunal Constitucional,
este colegiado falló en contra de esta norma. ¿Qué hizo entonces esta señora?
Ella, junto a otros adictos al régimen autocrático, destituyó de sus cargos a
los tres magistrados, que en defensa del orden constitucional, se opusieron a
la tercera elección del tirano. Es decir, la señora terminó castigando a
quienes “defendieron la Constitución que ella elaboró y que ella misma pisoteó
cuantas veces el fujimontesinismo se lo ordenó”.
Martha
Chávez y Vladimiro Montesinos
Esta señora,
como todos lo deben recordar, se encargó siempre, ya sea como Presidenta del
Congreso, o como Presidenta de la Comisión de Defensa, de frenar todas las
investigaciones en contra de Vladimiro Montesinos. Así lo hizo en el año de
1997, cuando luego de que algunos medios denunciaran al asesor de liderar una
red de espionaje telefónico, se encargó de blindarlo, e incluso, dijo que no
podía citar “a la mano derecha del Presidente” en calidad de investigado porque
eso pondría en peligro su seguridad personal y la de todo el país.
¿No sabía
esta señora que Vladimiro Montesinos había sido dado de baja del ejército por
vender información secreta? ¿No sabía que Vladimiro Montesinos repartía dinero
público para comprar las conciencias de militares y policías corruptos? ¿No
sabía que Vladimiro Montesinos usaba a las entidades del Estado para perseguir
a los opositores? ¿En qué país vivía esta señora? Seguro en tontilandia.
Pero alguna
"virtud" debemos reconocerle a esta señora: su enorme lealtad a
Vladimiro Montesinos. En el año 2000, luego de que el video Kouri-Montesinos
(compra de congresistas tránsfugas) fuera difundido, en el colmo del cinismo,
la señora pidió un peritaje para este vídeo bajo el siguiente argumento: “en la
película Forrest Gump se hizo montajes con presidentes muertos”. ¿Tanto
desprecio sentía esta señora por la inteligencia de los peruanos? No, no era
desprecio, era la muestra más palpable de los vínculos de esta señora con el
lado más siniestro de la dictadura. Tanto fue así, que ella misma señaló que
siempre defendería al asesor aunque luego la acusaran de montesinista. Para
ella, un ladrón y asesino como Vladimiro Montesinos era un héroe nacional.
Martha
Chávez y los derechos humanos
La señora
fue siempre una de las más insignes defensoras de la impunidad para los
violadores de derechos humanos en nuestra patria. Así, luego de que se
conocieran los crímenes atroces de La Cantuta y Barrios Altos, ella se encargó
de diseñar toda una estrategia legal para encubrir a los sanguinarios
criminales del Grupo Colina. En 1994, votó a favor de la “Ley Cantuta” para
evitar que los criminales fuesen juzgados en el fuero civil. Luego, votó a
favor de las Leyes de Amnistía, beneficiando a estos asesinos condenados por
violaciones contra los derechos humanos. Incluso, en el colmo de la infamia, se
atrevió a decir que las personas asesinadas eran terroristas, y que los
estudiantes se habían autosecuestrado, tratando de justificar los asesinatos
del Grupo Colina. Sobre este punto, es necesario recordar que en ninguno de los
dos casos, ni la DINCOTE (Dirección Nacional contra el Terrorismo) ni el Poder
Judicial lograron encontrar siquiera indicios que hicieran pensar que las
víctimas del Grupo Colina eran terroristas.
La
memoria histórica que no debemos perder
La persona
que durante tantos años se encargó de avalar y justificar las acciones de un
régimen corrupto, las violaciones de derechos humanos, los despojos, los
atentados contra la institucionalidad, el socavamiento del orden constitucional
y el deterioro del Estado de Derecho, no puede ser nombrada “Coordinadora del
grupo de trabajo de Derechos Humanos del Congreso de la República”.
Los pueblos
deben tener memoria, los que fuimos testigos del sinnúmero de tropelías
cometidas por la dictadura tenemos la responsabilidad de recordarles a los
peruanos, sobre todo a los más jóvenes, el profundo daño que la autocracia
fujimorista le hizo al país, esa será la única manera de exorcizar nuestros
demonios, esa será la única forma de curarnos como sociedad y estar preparados
para el futuro, porque el Perú con el que todos soñamos debe ser un país libre,
justo y solidario, en donde todos podamos convivir en un clima de paz y
tolerancia, de respeto y consideración mutua, algo que ninguna dictadura, ni de
derecha ni de izquierda puede ofrecer, algo que la autocracia fujimorista que
ella aplaudió nos negó durante una década.
Etiquetas: Alberto Fujimori, Barrios Altos, Cantuta, Fujimori y reelección, Grupo Colina, Ley de Amnistía, Martha Chávez, Vladimiro Montesinos
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