El Centro de Estudios Públicos ya lo había
pronosticado, Michelle Bachelet (MB) ganaría la primera vuelta electoral con el
47% de los votos frente a los 8 candidatos restantes, en el marco de la primera
elección general con voto voluntario e inscripción obligatoria en Chile. Cabe
señalar que en estos comicios también fueron elegidos sus 120 diputados y 20 de
los 38 senadores. Así, al escribir este artículo, y habiéndose contabilizado el
83,04% de las mesas de votación, según los datos oficiales publicados por el
Servicio Electoral, la ex presidenta alcanzaba el 46,74% (Nueva Mayoría),
frente a un 25,12% de Evelyn Matthei (EM), candidata oficialista (Alianza
Conservadora) y ex Ministra del Trabajo de Sebastián Piñera.
Habrá segunda vuelta en Chile
Con lo cual, la contienda electoral se
prolongará hasta el 15 de diciembre, fecha en la cual se llevará a cabo la
segunda vuelta presidencial, y en la que al parecer, salvo ocurra un milagro
para EM, MB será nuevamente elegida presidenta de Chile con una amplia ventaja
sobre la candidata derechista. Desde ya, se sabe que el resto de candidatos
presidenciales (6 de los cuales son de centro izquierda) le brindarán su apoyo total
a MB, y que incluso, el derechista independiente Franco Parisi (10,17%), ha
señalado categóricamente que jamás apoyaría la llegada de EM al Palacio de la
Moneda.
Los programas de Gobierno
MB, candidata del bloque opositor de centro
izquierda Nueva Mayoría, centró su propuesta de campaña sobre la base de tres
ejes centrales: 1) Educación de calidad y gratuita para todos los chilenos; 2)
Reforma tributaria profunda (para que los ricos paguen más de lo que ahora
pagan); y 3) Nueva Constitución (que sirva como elemento político y
constitucional para dejar atrás los rezagos pinochetistas todavía vigentes en
la Constitución chilena). Por su parte, la conservadora EM, ofreció llevar
adelante un Gobierno que privilegie tres temas fundamentales: 1) Orden; 2)
Seguridad; y 3) Crecimiento económico. Destacando el impulso económico obtenido
durante el Gobierno del cual ella formó parte como ministra de Estado.
De allí que las palabras que ambas candidatas
pronunciaron luego de conocerse las proyecciones oficiales hayan guardado total
coherencia con las ideas que a lo largo de toda la campaña se encargaron de
explicarle a los electores chilenos.
Diferencias ideológicas
MB, dijo: “esta amplia votación refuerza
nuestra certeza de que Chile puede hacer las transformaciones para ser una
mejor patria. Hoy día los chilenos votaron por una educación de calidad y gratuita,
por una reforma tributaria justa y por una nueva Constitución democrática”.
Además, señaló que “estos resultados demostraban que en Chile no habían dos
lecturas políticas, porque la Nueva Mayoría se había impuesto en las quince
regiones del país y con mayoría absoluta en nueve de ellas, prueba suficiente
de que los chilenos quieren un país desarrollado, justo y solidario para
todos”.
A su turno, EM aprovechó las cámaras para
lanzar duras críticas al programa de Gobierno de la centro izquierdo, al señalar
que MB y sus jueces izquierdistas, protegen con leyes y dictámenes los derechos
de las personas que han cometido delitos (los protestantes), mientras que ellos
se comprometían a defender los derechos de los chilenos que desean vivir en
paz. Además, señaló que el programa de MB eleva el riesgo de perder el progreso
y crecimiento logrado durante el Gobierno de Piñera, todo ello debido a su
propuesta de promulgar una nueva Constitución, algo que para la derecha,
generará un clima de incertidumbre, polarización e inestabilidad para los inversionistas.
Como se puede apreciar, a nivel programático
e ideológico, en Chile, las posiciones antagónicas entre las dos confluencias
partidarias han quedado visiblemente expuestas en este proceso. Así, mientras
la centro izquierda propone un programa de cambio, basado en el fortalecimiento
de los servicios sociales como la educación, la redefinición de la renta
tributaria y la apuesta por un diseño constitucional democrático que quiebre,
entre otras cosas, con ese binominalismo pernicioso que recrea un bipartidismo
ficticio; la centro derecha pretende asegurar valores netamente conservadores
como el orden social, la seguridad jurídica y el crecimiento económico, en el
entendido de que las mejoras sociales caerán por añadidura si el PBI chileno
sigue subiendo.
Chile cuenta con una élite política seria
En todo caso, y para la envidia de muchos en
nuestra región (incluyendo a los peruanos), este proceso electoral ha dejado
constancia del nivel de madurez política de la élite chilena, que cuenta con un
importante contingente de líderes nacionales y locales capaces de debatir
seriamente sobre asuntos programáticos e ideológicos, todo ello en el marco de
una campaña en la cual, a pesar del fragor del debate político, todos los
candidatos, sobre todo los cuatro más representativos, respetaron las reglas
éticas de la competencia electoral democrática, y no dudaron en respaldar las
propuestas de corte institucional destinadas a fortalecer el sistema de
partidos en Chile, por ejemplo. Algo que en un país como el nuestro sería una
verdadera rareza.
El debate constitucional como tema de campaña
Otro dato importante a tomar en
consideración, ha sido la importancia (algo poco usual en nuestras democracias)
que en esta elección ha tenido el debate en torno a la necesidad de reformar o
promulgar una nueva Constitución. Decimos ello pues la mayoría de los
candidatos presentaron (con matices claro está) la vocación de abrir la
discusión en torno a este tema, pues consideran que en Chile ya ha llegado la
hora de cerrar y poner punto final al proceso de transición iniciado con el fin
de la dictadura, luego del referéndum de 1989 en el cual el NO se impuso al SI,
obligando a Pinochet a dejar el poder. Para la clase política chilena, una
nueva Constitución pondría en evidencia el compromiso de las fuerzas políticas
de ese país con el fortalecimiento de las instituciones democráticas y el
respeto pleno por el Estado de Derecho y los derechos humanos.
Nuevos líderes progresistas
Asimismo, estas elecciones han marcado el
surgimiento de nuevos líderes políticos, rostros nuevos que llegan a refrescar
la escena política mapocha, y le aseguran a la democracia de ese país, una
nueva camada de políticos y políticas que apuestan por el camino institucional,
pues consideran que en una democracia la política se hace desde los partidos y
no en contra de ellos. Tal es el caso de la carismática dirigente del
movimiento estudiantil Camila Vallejo, quien fuera presidenta de la Federación
de Estudiantes de la Universidad de Chile en 2011, Gabriel Boric, sucesor de
Vallejo en la Federación de Estudiantes, Giorgio Jackson y Karol Cariola, ambos
líderes de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Concepción.
Este dato no es menor, si tomamos en cuenta
que uno de los grandes problemas de la izquierda latinoamericana, sobre todo en
países como el Perú, es su falta de renovación de cuadros políticos y el casi
nulo surgimiento de nuevos liderazgos. En Chile en cambio, el sector
progresista cuenta ya con una interesante lista de nuevos dirigentes que
seguramente contribuirán con el fortalecimiento de la izquierda chilena, y con
la consolidación de su sistema de partidos.
Esto es algo que debería llamar la atención a
nuestra izquierda, sector que en nuestro país es casi inexistente y que en el
corto tiempo no tiene la menor posibilidad de alcanzar un resultado electoral
importante. ¿Cómo hacer para fortalecer a la izquierda peruana? Esa es la
pregunta que los históricos (prehistóricos en algunos casos) líderes de nuestro
país deberían formularse y tratar de responder más temprano que tarde.
Sin instituciones no hay democracia posible
Si la institucionalidad chilena, junto con la
uruguaya y la costarricense, es la más sólida en Latinoamérica, es porque los
dos grandes bloques partidarios, de centro izquierda y centro derecha,
respectivamente, más allá de sus diferencias conceptuales, apuestan fuertemente
por la defensa del orden democrático, la consolidación de su Estado de Derecho
y la estabilidad de su sistema de partidos.
Quizá, el diseño constitucional chileno tiene
como problema institucional pendiente, la reestructuración de su sistema
electoral, que como ya dijimos, fuerza el establecimiento de un sistema
bipartidista ficticio que en la práctica no existe. En todo caso, la solución
de este problema, seguramente será materia de discusión a partir del 16 de
diciembre, fecha en la cual la centro izquierda chilena volverá a ser Gobierno
de la mano de MB.
Etiquetas: Camila Vallejo, Evelyn Matthei, Michelle Bachelet, presidenciales en Chile
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