jueves, 2 de septiembre de 2010

La verdad de las mentiras: medios de comunicación y democracia


Llego a Lima luego de un breve viaje por el norte del país y veo con estupor y hasta con un poco de asco la portada de un diario en la cual, al puro estilo de los panfletos que empezaron a colorear de rojo y amarillo los puestos de periódico de nuestra ciudad durante la década de los noventa, se pretende manipular y sembrar el miedo en los electores, apelando a todas las artes de la guerra sucia y mediática a la cual todos, incluso, el director de este medio, tildábamos en aquel entonces de herramientas de embrutecimiento colectivo, digitadas desde el Servicio de Inteligencia Nacional, destinadas a perpetuar al dictador de ese entonces en su trono, demoliendo sistemáticamente a cuanto opositor le salía al frente. Para estos mercaderes de la información la ética periodística no era sino un curso de primeros ciclos el cual se debe sortear si o si; aun cuando el hacerlo pueda costar algún regalito, dádiva o prebenda para el profesorcito de turno de algún instituto de tres por medio o de una universidad del más alto rango. Total, a diferencia de los periódicos, panfletos o revistas, los valores éticos no se compran en el supermercado de la esquina. No sorprendía entonces que estos medios apelasen a la difamación, la injuria, la calumnia para lograr sus objetivos, aunque ello supusiese el desconocimiento del sacramento más importante de la labor periodística: la búsqueda de la verdad informativa y la transparencia en el quehacer diario.

Algunos ilusos pensamos que con la recuperación de la democracia estos medios serían heridos de muerte. Qué tontos fuimos algunos en pensar eso, qué falta de capacidad demostramos para identificar la real magnitud de la herencia de don Alberto y don Vladimiro, el agravio, el insulto, la mentira, eran ya parte del quehacer político y periodístico de nuestro país, y nosotros ni siquiera nos habíamos dado cuenta de ello. Gracias señores mafiosos he dicho varias veces, no sólo se levantaron en peso al país, no sólo se llenaron los bolsillos con los millones de dólares provenientes del proceso de privatización, también nos convirtieron en una sociedad en la cual los medios de comunicación no tienen el menor reparo al momento de lanzar estiércol con ventilador a cambio de unas monedas o en defensa de sus intereses particulares, intereses tantas veces contrarios a los de la nación. Acá no se trata de buscar la verdad de la información, tampoco se trata de tener respeto por el lector difundiendo datos previamente verificados, tampoco se trata de evitar caer en el populismo o demagogia mediática apelando al fotomontaje para convertir a algunas figuras políticas en diablos y a otras en angelitos vestidos siempre de blanco. Acá de lo que se trata es de hacer lo que el patrón quiere, de canjear ética por popularidad, de bajarse el pantalón y renunciar a los principios éticos más elementales si lo que está en juego son los intereses de los grupos de poder de siempre.


Este diario nos da un primicia calientita, o al menos eso pretende hacer, utilizando unas reveladoras fotos jamás antes vista, las cuales muestran a la candidata que va segunda en las preferencias electorales de cara a las elecciones municipales de octubre con el brazo levantado y el puño en alto, pretende poner en alerta a los votantes y darle un mensaje a toda la ciudadanía: no voten por esta señora marxista, hermana de los radicales de izquierda y prima de los terrucos, no se dan cuenta que saluda igualito que Abimael, Evo, Chávez o Fidel, ese ha sido el mensaje, no nos hagamos los tontos, no nos hagamos los Chichi Valenzuela. Qué flaco favor le hace este diario a la inteligencia de todos los peruanos. Me pregunto: qué pensarán los hermanos de otras latitudes que hoy en día visitan nuestro suelo. Debemos ser el hazme reír de todos ellos. Qué clase de sociedad es esta en la cual los medios, sin ningún tipo de pudor ni vergüenza, manipulan la información, la maquillan, la prostituyen, con el único afán de bajarle la llanta, por medios absolutamente reñidos con la ética y la decencia, al candidato o candidata, en este caso, que no comparte su misma línea política o ideológica. Aunque creo que hablar de ideología y programas en este caso resulta una exageración, qué ideología puede tener un señor, que jactándose de ser periodista, no es más que un mentiroso, un titiritero de medias verdades, puestas al servicio del grupo de poder que hace algún tiempo lo emplea.


Pero el asunto va más allá del olor a hollín al cual nos tiene acostumbrados la prensa escrita, claro que sí, la podredumbre y el aroma a alcantarilla ahora también se siente en internet. La señora, que hace algún tiempo tenía un programa de televisión con nombre de película de Hitchcock, la misma que tuvo que dejar la tele y retirarse a sus cuarteles de invierno luego de tildar de terrorista a una estudiante san marquina sin prueba alguna, vuelve por el mismo sendero, un sendero que en su caso si es luminoso, pues se ilumina con la cantidad de desatinos y torpezas en las cuales ella y su equipo periodístico suelen incurrir cuando de atacar al político de enfrente se trata. Presa de los odios y complejos de alguien que hasta ahora no entiende que el pluralismo y la tolerancia son principios básicos y necesarios en una democracia, que ser demócrata no solo es oponerse a Fujimori y sus secuaces, sino a toda forma de amponería política, persevera en el error. Para ella, demócratas son únicamente los que piensan, sienten y viven como ella. El que no comparte el pensamiento Chichi, gracias a la vida yo no sufro de ese mal, son terroristas, violentistas o revoltosos. Ahora me explico porque perdió la mordacidad e ironía exhibida en el gobierno de Toledo el primer día que García asumiera la presidencia. Chichi tiene un mérito, es la lectora más acérrima del Perro del Hortelano. Chichi dejó de ser Chichi, ella se convirtió en la vocera de García. Pruébenme lo contrario.


Por eso Chichi ahora tilda de terroristas, de defensores de movimientos terroristas como las FARC a 5 personas vinculadas al proyecto político de la candidata a la cual el medio de comunicación escrito trató de hacer ver como la quinta espada del marxismo, leninismo, maoísmo, gonzalismo, pensamiento Villarán. Muestra la prueba Chichi, muestra la firma de los militantes del MNI que se pronunciaron a favor de las FARC. Qué ocurrencia, ni ella, ni los pelotudos que trabajan a su lado confirmaron la información. Una vez más, los medios se burlan, se burlan de los candidatos, si, pero también de todos nosotros. Pero qué importa, total se trata de lectores y ciudadanos tercermundistas deben pensar estos fariseos disfrazados de periodistas. Me apena por Chichi, nadie duda de su trabajo durante la época oscura del fujimorismo, el problema es que de un tiempo a esta parte, se ha convertido en el más claro ejemplo de lo que un periodista ético y responsable no debe ser. Si alguien quiere saber qué significa patinar periodísticamente, consiga los videos de la entrevista que sostuvo con Villarán o del reportaje en el cual llamó terrorista a una joven poeta de San Marcos. Se los recomiendo.


Pero volviendo al asunto del diario. De ese diario que el día de ayer convirtió en letrina a su portada, sin mayor reparo, pudor o vergüenza. Me quedan algunas dudas que me gustaría compartir con ustedes. Dicen los voceros de dicho medio de comunicación que su compromiso es con la estabilidad de nuestro sistema democrático. Que es necesario mantener los ojos bien abiertos sobre la persona que aspira llegar al sillón de Pizarro y sobre la gente que la acompaña. Dicen que ellos no se casan con nadie, que se deben al lector. Dicen que su labor como periodistas es hurgar e identificar hasta los agujeros de las pantaletas de las candidatas. Yo digo que no les creo. Digo que cuando se trata de hacer periodismo de investigación y emitir juicios de valor suelen ser bastante complacientes con algunas y muy punzantes con otras. Digo que cuando a la otra candidata se le enrostró el haber recibido dinero de manos de un procesado por narcotráfico decidieron maquillar la noticia, e incluso hacer defensa de la labor que todo abogado realiza. Dijeron en su momento que los abogados no están obligados a defender únicamente a los buenos, y que cualquier persona, por más narcotraficante que esta sea, tiene derecho a contar con la defensa y patrocinio de un letrado. Lo que no dijeron es si resulta ético defender a una persona, sobre la cual hace más de 20 años existen fundadas sospechas de sus vínculos con el negocio de las drogas, y tampoco dijeron si resulta ético que la mujer que se dice ser la representante de la moral y la decencia en el país, haya decidido, mucho tiempo después de asumir su defensa judicial y de conocer el historial de Cataño, ser su empleada en la aerolínea de su propiedad. Qué hubiera ocurrido si la que hubiera recibido el dinero de manos de este angelito hubiera sido la Villarán y no la Flores. Seguramente la hubieran llamado, además de terrorista, aliada de los narcos y enemiga de la juventud en nuestro país.


En una democracia los medios de comunicación cumplen una misión fundamental. Los medios de comunicación ponen a disposición de las grandes mayorías la información necesaria para la formación de la opinión pública. Si esa labor es de por sí importante, lo es más en periodos cercanos a los comicios electorales, en los cuales es necesario que el ciudadano esté adecuadamente informado para poder ejercer responsablemente su voto. Por eso la importancia de exigirle a los medios un comportamiento ético y transparente. Por eso la necesidad de exigir rigurosidad y objetividad en la información que se propala. No dudo que en aras de la libertad de expresión y opinión de las cuales todos gozamos los medios de comunicación, escritos, radiales o televisivos, puedan apoyar a los candidatos de su preferencia. Tomar partido por un candidato en una democracia es algo legítimo. Lo que no se puede hacer es convertir a la libertad de expresión en libertinaje puro, convirtiendo a la libertad de prensa en la mejor excusa para agraviar, vejar, difamar al candidato que no es de nuestro agrado. El compromiso de todo periodista está ligado a la defensa de sus ideales y principios, pero sobre todo, su compromiso está ligado con la verdad. Hacer de la información un medio de embrutecimiento colectivo es envilecer la naturaleza de un quehacer que debe estar siempre enfocada al fortalecimiento de los valores que el sistema democrático reclama: verdad, tolerancia y pluralismo. Ojalá Valenzuela y Mariátegui puedan reflexionar sobre sus acciones. La historia y el tiempo han sido siempre los mejores jueces. Espero que el veredicto para ellos no sea condenatorio.

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