El domingo 06DIC2015,
luego de 17 largos años, la oposición venezolana logró recuperar la mayoría de
los escaños en el Parlamento. La Mesa de la Unidad Democrática (MUD) alcanzó
algo que parecía imposible: vencer al chavismo en las urnas, a pesar de las innumerables
irregularidades registradas durante todo el proceso electoral. Así, según el
reporte oficial del Consejo Nacional Electoral (CNE), la MUD logró el 67,07% de
los votos frente al 32, 93% obtenido por el Partido Socialista Unido de
Venezuela (PSUV).
En otras palabras, los
7.707.442 de votos obtenidos por la oposición le permitieron alcanzar la
mayoría calificada de 2/3 del número total de escaños en la Asamblea. Es decir,
la oposición contará a partir del 05ENE2016 con 112 parlamentarios contra 55 del
chavismo. Con lo cual, y como explicaremos a continuación, la oposición tendrá
el poder constitucional necesario para ir desmontando progresivamente la maraña
legal creada por el chavismo.
La importancia de la mayoría calificada
Al cierre de la jornada
electoral en Venezuela, la misma que fue ilegalmente aplazada por la Presidenta
del CNE, Tibisay Lucena, en una clara violación a la legislación electoral de
ese país, la oposición esperaba no solamente imponerse en los comicios, sino
también, alcanzar la mayoría calificada para equilibrar la relación con el
Gobierno, caracterizada durante el chavismo por la confrontación y el
autoritarismo oficialista. Así, a los 109 escaños obtenidos directamente por la
oposición, se sumaron los 3 de la representación indígena, la misma que según
la Constitución Venezolana, se divide en tres regiones: Occidente, Sur y
Oriente.
Para la oposición era
fundamental alcanzar la mayoría calificada pues solo así tendría el poder
suficiente como para impulsar un referéndum revocatorio, una reforma
constitucional, censurar a los integrantes del Gabinete ministerial y al
vicepresidente de la República, o inclusive, convocar a una Asamblea
Constituyente. Eso quiere decir que la oposición podrá corregir o dejar sin
efecto la mayoría de las reformas impuestas por el chavismo.
Además, si uno revisa la
Constitución venezolana, podrá darse cuenta que la oposición también podrá
designar a altos funcionarios del Estado como el Fiscal de la Nación, el
Defensor del Pueblo, los Magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, o los
miembros del Consejo Nacional Electoral. Sin lugar a dudas, esta actual
correlación de fuerzas abre un nuevo escenario político en Venezuela en el cual
la oposición, por primera vez en mucho tiempo, podrá controlar los desvaríos de
un Gobierno que se ha caracterizado por su prepotencia e incompetencia.
La reacción del chavismo
El chavismo sabe lo que ha
perdido, sabía que el futuro de su movimiento estaba en juego en estas
elecciones parlamentarias, por eso no debe sorprendernos la reacción que
Nicolás Maduro ha tenido luego de conocida su derrota. Como tampoco debe
sorprendernos la falta de cultura democrática puesta de manifiesto en sus
declaraciones, culpando a “los malos de la derecha por yanqui” de haber
impulsado la contra-revolución. ¿Hará alguna vez un me culpa Nicolás Maduro? Yo
creo que no.
Al respecto, algunos
“izquierdistas” (varios son mis amigos) consideran que el chavismo ha
reconocido cabalmente su derrota, y que ello prueba que Venezuela jamás fue un
gobierno autoritario, y mucho menos una dictadura. En lo personal, creo que
esta afirmación es errada. El chavismo nunca fue un movimiento democrático, y
su Gobierno, como el de Alberto Fujimori en el Perú, siempre se caracterizó por
violar sistemáticamente los principios de la democracia representativa, pues no
solo vulneró los derechos y las libertades fundamentales de los ciudadanos,
sino también arremetió contra las instituciones democráticas, socavándolas y
restándoles legitimidad.
Para algunos analistas,
cuya opinión comparto, Nicolás Maduro se ha visto obligado a reconocer el
triunfo de la oposición, pues no solo ha perdido fuerza a nivel social, sino
también porque la diferencia (3 a 1) en las urnas ha sido lo suficientemente
grande como para atreverse a torcer la voluntad popular. Un clara muestra de
ello ha sido lo ocurrido en Marcos Pérez Jiménez, un barrio ubicado en una de
las zonas más peligrosas de Caracas, que cuenta con más de 300 mil habitantes,
y que a lo largo de los últimos años se había convertido en un verdadero
bastión del chavismo. Bueno, los resultados electorales indican que en ese
otrora fortín del PSUV también ganó la oposición.
La grave crisis económica
Pero más allá de la
victoria de la oposición, ahora lo que corresponde, como bien lo han señalado
algunos líderes de la MUD como Henrique Capriles (su partido Primero Justicia
es la primera mayoría en la MUD), es consolidar la transición democrática, y al
mismo tiempo, resolver la grave crisis económica por la que atraviesa
Venezuela.
Sobre este punto, vale la
pena señalar que las cifras económicas del chavismo son desastrosas.
Actualmente, las reservas internacionales están en la cifra más baja de su
historia y el gasto público alcanzó la alucinante cifra de 60 mil millones de
dólares en 2014. Sin embargo, el Gobierno chavista despilfarró 12 mil millones
de dólares para favorecer a Hugo Chávez en su última campaña presidencial,
además de regalar petróleo de manera indiscriminada como parte de su política
diplomática.
En otras palabras, durante
el chavismo, la política económica se adoptó sin ningún tipo de racionalidad.
De allí que en la actualidad, y a pesar de haber tenido una renta petrolera
millonaria, la gente tenga que hacer colas todas las mañanas para comprar productos
de primera necesidad, además de registrar una de las mayores tasas de inflación
de la región, a pesar de haber implementado una política de control de precios
y cambio desde 2003, a sabiendas de lo dañinas que resultan estas medidas para
la salud económica de un país. O es que acaso el chavismo desconocía, por
ejemplo, el descalabro económico vivido en el Perú durante el primer gobierno
de Alan García, producto justamente de la adopción de medidas populistas y
estatistas, que frenan la iniciativa privada y ahuyentan la inversión nacional
y extranjera.
Consolidar la transición
Ahora bien, siendo este el
escenario, es fundamental que la oposición mantenga la unidad, evitando las
pugnas internas entre sus principales referentes. La MUD debe entender que lo
más importante ahora es consolidar la transición y asegurar la llegada de un
presidente democrático al Palacio de Miraflores. Por ello, resulta clave que
las personas que sean elegidas para formar la nueva Junta Directiva en el
Parlamento sean políticos con una visión de Estado, capaces de establecer
acuerdos (también con el chavismo) con el objetivo de viabilizar el cambio de
régimen en un clima de tranquilidad y paz social.
En otras palabras, de nada
le servirá a la MUD haber ganado la mayoría parlamentaria sino es capaz de
entender que en política todo tiene un espacio y tiempo, y que ahora, los
políticos, más allá de sus odios y revanchas personales, deben buscar que la
ciudadanía (inclusive la chavista) se comprometa con el proceso de transición democrática.
Así, lo peor que le podría suceder a Venezuela, es volver a un escenario de
confrontación y polarización social, que frene la transición, tan solo porque
la oposición quiere apresurar el ajuste de cuentas para hoy, cuando bien podría
esperar a mañana. Porque en política, todas las cuentas tarde o temprano se
pagan, y el chavismo, o mejor dicho, la cúpula que condujo a Venezuela al
descalabro en el que se encuentra, también deberá cumplir su penitencia.
Etiquetas: CAPRILES, LA TRANSICION VENEZOLANA, LEOPOLDO LOPEZ, MADURO, MUD