viernes, 7 de febrero de 2014

EL CASO PERÚ-CHILE ANTE LA HAYA


 APUNTES JURÍDICOS Y POLÍTICOS PARA ENTENDER ESTE PROCESO



1.    La Corte Internacional de Justicia de la Haya (CIJ) es el máximo tribunal a nivel mundial, y se encuentra compuesta por 15 jueces (todos destacados juristas) elegidos por la Asamblea General y el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas por un periodo de 9 años (renovables), procurando siempre que los principales sistemas jurídicos del mundo estén representados. Cabe señalar que para este proceso, Gilbert Guillaume (francés) fue el juez ad hoc que representó al Perú, mientras que Francisco Orrego (chileno) hizo lo propio por su país.
2.    La sentencia de la CIJ ha establecido una nueva frontera marítima entre Perú y Chile, fijando una línea paralela en las primeras 80 millas desde el Hito N° 1 (tesis chilena), para luego, a partir de la milla 80 proyectar una línea equidistante hasta las 200 millas (tesis peruana). En otras palabras, lo que la CIJ ha hecho en este fallo es acoger (en la medida de lo posible) las posiciones jurídicas presentadas por ambos países. De ese modo, ha logrado que ninguno de ellos se sienta completamente vencedor ni vencido. Algo, que sin lugar a dudas, ayudará en el proceso de implementación del fallo, más si se toma en cuenta el antecedente del caso Nicaragua versus Colombia.
3.    Lo que ambas cancillerías deben buscar ahora es la pronta implementación del fallo de la CIJ para evitar cualquier problema político futuro relacionado con su ejecución. Decimos esto pues a pesar del compromiso asumido por ambos gobiernos de cumplir con lo dispuesto por la CIJ, siempre existirá el riesgo de que determinados sectores busquen entorpecer este proceso intentando obtener réditos políticos a partir de acciones y discursos nacionalistas.


4.    De acuerdo al cálculo hecho por los especialistas peruanos el Perú ha obtenido aproximadamente 50 mil km2 de soberanía marítima. Es decir, 21 mil km2 de los 38554 km2 del triángulo interno en controversia, además de los 28 mil km2 del triángulo externo, que si bien nunca fueron reclamos por Chile como parte de su soberanía marina, eran considerados como altamar y no como territorio peruano tal y como ha quedado establecido después del fallo. No obstante ello, es preciso señalar que la CIJ ha señalado que Chile preserva libertades de navegación marítima y aérea sobre estos 21 mil km2.
5.    A su turno, la sentencia le da la razón a Chile cuando señala que el punto de partida para la delimitación de la frontera marítima es la prolongación del paralelo geográfico que atraviesa el Hito N° 1. Por tanto, el fallo le concede a Chile una soberanía marítima que se extiende hasta la altura de las 80 millas, otorgándole a Arica el control del mar adyacente a sus costas.
6.    Sobre este punto, los pronósticos previos a la emisión del fallo señalaban que la tesis del paralelo (chilena) sería recogida como máximo hasta la milla 12. Sin embargo, la CIJ terminó adoptando el planteamiento chileno hasta la milla 80 básicamente por dos razones: 1) Porque durante años esta tesis fue aceptada como norma por el Perú; y 2) Porque durante todo ese tiempo se registraron capturas y multas a embarcaciones peruanas justamente hasta la milla 80. En otras palabras, durante todo este periodo, Chile ejerció “soberanía material” sobre toda esta porción de mar, y el Perú lo aceptó tácitamente.


7.    Ahora bien, lo que es importante destacar es que en el fallo de la CIJ solo se hace referencia a la frontera marítima (tomándose como punto el Hito N° 1), pero que en ningún momento se hace alusión a la frontera terrestre. Esta aclaración es fundamental hacerla, sobre todo teniendo en cuenta las declaraciones del presidente chileno Sebastián Piñera, quien luego de conocido el fallo, afirmó que la sentencia le otorgaba a Chile el dominio sobre el llamado “triángulo terrestre”. En tal sentido, no está de más precisarle a la cancillería chilena que la frontera terrestre entre su país y el nuestro comienza en el Punto de la Concordia, tal y como se estableció en el Tratado de Ancón de 1929.
8.    ¿Quiénes ganan y quiénes pierden con este fallo de la CIJ? Es la pregunta que muchos se hacen tomando en consideración la especial situación de los pescadores artesanales de Tacna y Arica. Sobre el particular, cabría decir que luego de conocida la sentencia de la CIJ, Tacna permanecerá con costa seca, y por tanto, los pescadores artesanales tacneños no podrán acceder a faenar en las primeras 80 millas. Vale decir que en ese espacio marítimo se concentran 320 mil toneladas de anchoveta y jurel (aproximadamente), que a su vez representan, más de 2500 millones de dólares anuales.
9.    Por tanto, eso quiere decir que el presidente chileno Sebastián Piñera no falta a la verdad cuando afirma que en términos pesqueros Chile no ha perdido nada porque su pesca se lleva a cabo dentro de las primeras 60 millas, las mismas que de acuerdo al fallo de la CIJ, han quedado bajo su soberanía, específicamente dentro de la llamada “zona económica exclusiva chilena”.


10. Esto explica de alguna manera las declaraciones del presidente Ollanta Humala, quien luego de escuchar el fallo, y sabiendo del impacto que este tendría sobre la pesca artesanal de los tacneños, se dirigió al Ministro de Economía diciéndole que “había llegado la hora de apoyar más a Tacna”. Esperemos que esta decisión política adoptada por el Gobierno con respecto a Tacna se extienda a otros lugares de frontera, pues para nadie es un secreto que estas zonas presentan aún elevados índices de pobreza y atraso. Además, es claro que Tacna debe convertirse en un polo de desarrollo para el sur del país, pues de ese modo, podremos avanzar de mejor manera y en mejores términos, en el proceso de integración comercial y económica con Chile.
11. Visto así el caso, sostenemos, como lo han hecho otros, que el fallo arroja un saldo a favor del Perú. Decimos ello pues de los 65 mil km2 que demandaba nuestro país, la CIJ le ha otorgado 50 mil km2 (más del 75% del territorio de mar solicitado). En ese sentido, no compartimos la opinión de aquellos que sostienen que la CIJ arribó a una solución salomónica pues adoptó también parte de la tesis chilena. Lo que los ciudadanos deben comprender es que en este tipo de procesos es casi imposible que la CIJ le conceda a un país todo lo que este solicita. Además, debemos tener presente que la CIJ nos ha concedido una porción de mar que antes estaba en manos de Chile, y ese es un triunfo peruano que no podemos desconocer sin caer en la mezquindad. En todo caso, es responsabilidad nuestra aprovechar al máximo estos 50 mil km2 que hemos obtenido, explotando de manera adecuada los recursos que esta porción de mar nos ofrece.
12. A pesar de las reacciones que cierto sector de la clase política peruana y chilena hayan presentado luego conocida la sentencia, resulta importante para la paz de la región, que el presidente peruano y chileno, e incluso, la presidenta elegida Michelle Bachelet, se hayan comprometido a cumplir lo dispuesto por la CIJ en los términos expuestos en el fallo. Este es un mensaje y una muestra de madurez política, de respeto por el marco normativo internacional y de respaldo a la labor desarrollada por organismos jurisdiccionales internacionales como la CIJ, que tiene la gran responsabilidad de solucionar pacíficamente las controversias suscitadas entre los Estados. Esto constituye un gran avance para el mundo entero, sobre todo si se toma en cuenta la experiencia vivida en el siglo XIX y XX; y la actitud que otros estados como Colombia, por ejemplo, asumieron en casos similares a este.


13.  Ahora bien, y tomando en consideración el resultado positivo obtenido por el Perú en este caso, es justo reconocer el mérito de todos aquellos que participaron en este proceso fortaleciendo la posición jurídica que nuestro país defendió ante la CIJ. En tal sentido, nosotros creemos que si tuviésemos que nominar a una institución como el gran artífice de esta victoria jurídica, esa tendría que ser, sin lugar a dudas, la Cancillería peruana, representada por el agente peruano en La Haya, el embajador Allan Wagner. Nuestra cancillería ha demostrado a lo largo de todo este proceso un nivel mayúsculo de prudencia, profesionalismo y visión de Estado.
14. Prueba de lo antes señalado, han sido las declaraciones de Allan Wagner, quien luego de emitido el fallo, agradeció el apoyo recibido por los tres presidentes democráticos que respaldaron nuestra posición jurídica. Eso quiere decir, que lejos de la chatura política a la que nos tienen acostumbrados nuestros gobernantes, en este caso puntual, Ollanta Humala, Alan García y Alejandro Toledo, estuvieron a la altura de las circunstancias, pues a pesar de los vaivenes de la política doméstica, condujeron este proceso como una política de Estado a largo plazo, colocando los intereses del país por encima de los apetitos e intereses políticos de grupo.


15. Sin embargo (en esto debemos reconocer la madurez de la clase política chilena), una vez pronunciado el fallo, y a pesar de que los líderes políticos peruanos se comprometieron a “no declarar” sino hasta después de que lo hiciera el presidente Ollanta Humala, en nuestro país, el ex presidente Alan García, víctima, una vez más, de su ego y afán de protagonismo, se apresuró, y en un ataque de incontinencia verbal, pasó a declarar a la prensa como si él fuera el presidente en ejercicio. Distinto fue lo que ocurrió en Chile, país en donde la presidenta electa Michelle Bachelet, esperó prudentemente las declaraciones del presidente Sebastián Piñera para luego pronunciarse comprometiéndose a ejecutar con prontitud el fallo.
16. La actitud de Michelle Bachelet fue la correcta, pues es eso lo que se espera de un estadista, más aun teniendo en cuenta que es el presidente en funciones, y no los candidatos presidenciales, los que manejan la política exterior de los Estados. Son este tipo de conductas políticas, las que marcan la diferencia que existe entre un país que respeta la institucionalidad como Chile, y otro como el Perú, en donde los egos personales suelen superponerse a la majestad de las investiduras. Mal por Alan García, que siendo ex presidente de la República, se comportó de manera irresponsable e imprudente, como lo ha hecho en más de una oportunidad.

17. Finalmente, esperemos, como creo lo deseamos la mayoría de peruanos y chilenos, que el fallo de la CIJ ponga fin a un periodo de odio, revancha y desconfianza entre ambos países. Ha llegado la hora, como bien lo apunta el historiador Nelson Manrique, de superar ese nacionalismo negativo que nos ha perseguido desde el siglo XIX, pues si bien puede ser útil para forjar la unidad entre los peruanos, este supone la descalificación del otro, del distinto, del extranjero, del chileno, específicamente. Ha llegado el momento de construir un nacionalismo positivo, afirma el historiador, que nos permita construir un país donde haya iguales oportunidades para todos, donde todos puedan realizar sus sueños. Un nacionalismo que nos ayude a consolidar los lazos de fraternidad entre los peruanos, pero que al mismo tiempo, no nos impida establecer puentes de entendimiento e integración con los países hermanos, pues de esa integración depende nuestro futuro en este mundo globalizado.

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