APUNTES JURÍDICOS Y
POLÍTICOS PARA ENTENDER ESTE PROCESO
1.
La Corte Internacional de Justicia de la Haya (CIJ) es el máximo
tribunal a nivel mundial, y se encuentra compuesta por 15 jueces (todos destacados
juristas) elegidos por la Asamblea General y el Consejo de Seguridad de las
Naciones Unidas por un periodo de 9 años (renovables), procurando siempre que
los principales sistemas jurídicos del mundo estén representados. Cabe señalar
que para este proceso, Gilbert Guillaume (francés) fue el juez ad hoc que
representó al Perú, mientras que Francisco Orrego (chileno) hizo lo propio por
su país.
2. La sentencia de la
CIJ ha establecido una nueva frontera marítima entre Perú y Chile, fijando una
línea paralela en las primeras 80 millas desde el Hito N° 1 (tesis chilena),
para luego, a partir de la milla 80 proyectar una línea equidistante hasta las
200 millas (tesis peruana). En otras palabras, lo que la CIJ ha hecho en este
fallo es acoger (en la medida de lo posible) las posiciones jurídicas presentadas
por ambos países. De ese modo, ha logrado que ninguno de ellos se sienta
completamente vencedor ni vencido. Algo, que sin lugar a dudas, ayudará en el
proceso de implementación del fallo, más si se toma en cuenta el antecedente del
caso Nicaragua versus Colombia.
3. Lo que
ambas cancillerías deben buscar ahora es la pronta implementación del fallo de
la CIJ para evitar cualquier problema político futuro relacionado con su
ejecución. Decimos esto pues a pesar del compromiso asumido por ambos gobiernos
de cumplir con lo dispuesto por la CIJ, siempre existirá el riesgo de que
determinados sectores busquen entorpecer este proceso intentando obtener
réditos políticos a partir de acciones y discursos nacionalistas.
4.
De acuerdo al cálculo hecho por los especialistas peruanos el Perú
ha obtenido aproximadamente 50 mil km2 de soberanía marítima. Es decir, 21 mil
km2 de los 38554 km2 del triángulo interno en controversia, además de los 28
mil km2 del triángulo externo, que si bien nunca fueron reclamos por Chile como
parte de su soberanía marina, eran considerados como altamar y no como territorio
peruano tal y como ha quedado establecido después del fallo. No obstante ello,
es preciso señalar que la CIJ ha señalado que Chile preserva libertades de
navegación marítima y aérea sobre estos 21 mil km2.
5.
A su turno, la sentencia le da la razón a Chile cuando señala que
el punto de partida para la delimitación de la frontera marítima es la
prolongación del paralelo geográfico que atraviesa el Hito N° 1. Por tanto, el
fallo le concede a Chile una soberanía marítima que se extiende hasta la altura
de las 80 millas, otorgándole a Arica el control del mar adyacente a sus
costas.
6.
Sobre este punto, los pronósticos previos a la emisión del fallo
señalaban que la tesis del paralelo (chilena) sería recogida como máximo hasta
la milla 12. Sin embargo, la CIJ terminó adoptando el planteamiento chileno
hasta la milla 80 básicamente por dos razones: 1) Porque durante años esta
tesis fue aceptada como norma por el Perú; y 2) Porque durante todo ese tiempo
se registraron capturas y multas a embarcaciones peruanas justamente hasta la
milla 80. En otras palabras, durante todo este periodo, Chile ejerció
“soberanía material” sobre toda esta porción de mar, y el Perú lo aceptó
tácitamente.
7.
Ahora bien, lo que es importante destacar es que en el fallo de la
CIJ solo se hace referencia a la frontera marítima (tomándose como punto el
Hito N° 1), pero que en ningún momento se hace alusión a la frontera terrestre.
Esta aclaración es fundamental hacerla, sobre todo teniendo en cuenta las
declaraciones del presidente chileno Sebastián Piñera, quien luego de conocido
el fallo, afirmó que la sentencia le otorgaba a Chile el dominio sobre el
llamado “triángulo terrestre”. En tal sentido, no está de más precisarle a la
cancillería chilena que la frontera terrestre entre su país y el nuestro comienza
en el Punto de la Concordia, tal y como se estableció en el Tratado de Ancón de
1929.
8.
¿Quiénes ganan y quiénes pierden con este fallo de la CIJ? Es la
pregunta que muchos se hacen tomando en consideración la especial situación de
los pescadores artesanales de Tacna y Arica. Sobre el particular, cabría decir
que luego de conocida la sentencia de la CIJ, Tacna permanecerá con costa seca,
y por tanto, los pescadores artesanales tacneños no podrán acceder a faenar en
las primeras 80 millas. Vale decir que en ese espacio marítimo se concentran
320 mil toneladas de anchoveta y jurel (aproximadamente), que a su vez
representan, más de 2500 millones de dólares anuales.
9.
Por tanto, eso quiere decir que el presidente chileno Sebastián
Piñera no falta a la verdad cuando afirma que en términos pesqueros Chile no ha
perdido nada porque su pesca se lleva a cabo dentro de las primeras 60 millas,
las mismas que de acuerdo al fallo de la CIJ, han quedado bajo su soberanía,
específicamente dentro de la llamada “zona económica exclusiva chilena”.
10.
Esto explica de alguna manera las declaraciones del presidente
Ollanta Humala, quien luego de escuchar el fallo, y sabiendo del impacto que
este tendría sobre la pesca artesanal de los tacneños, se dirigió al Ministro
de Economía diciéndole que “había llegado la hora de apoyar más a Tacna”.
Esperemos que esta decisión política adoptada por el Gobierno con respecto a
Tacna se extienda a otros lugares de frontera, pues para nadie es un secreto
que estas zonas presentan aún elevados índices de pobreza y atraso. Además, es
claro que Tacna debe convertirse en un polo de desarrollo para el sur del país,
pues de ese modo, podremos avanzar de mejor manera y en mejores términos, en el
proceso de integración comercial y económica con Chile.
11.
Visto así el caso, sostenemos, como lo han hecho otros, que el
fallo arroja un saldo a favor del Perú. Decimos ello pues de los 65 mil km2 que
demandaba nuestro país, la CIJ le ha otorgado 50 mil km2 (más del 75% del territorio
de mar solicitado). En ese sentido, no compartimos la opinión de aquellos que
sostienen que la CIJ arribó a una solución salomónica pues adoptó también parte
de la tesis chilena. Lo que los ciudadanos deben comprender es que en este tipo
de procesos es casi imposible que la CIJ le conceda a un país todo lo que este
solicita. Además, debemos tener presente que la CIJ nos ha concedido una
porción de mar que antes estaba en manos de Chile, y ese es un triunfo peruano
que no podemos desconocer sin caer en la mezquindad. En todo caso, es
responsabilidad nuestra aprovechar al máximo estos 50 mil km2 que hemos
obtenido, explotando de manera adecuada los recursos que esta porción de mar
nos ofrece.
12.
A pesar de las reacciones que cierto sector de la clase política
peruana y chilena hayan presentado luego conocida la sentencia, resulta
importante para la paz de la región, que el presidente peruano y chileno, e
incluso, la presidenta elegida Michelle Bachelet, se hayan comprometido a
cumplir lo dispuesto por la CIJ en los términos expuestos en el fallo. Este es
un mensaje y una muestra de madurez política, de respeto por el marco normativo
internacional y de respaldo a la labor desarrollada por organismos
jurisdiccionales internacionales como la CIJ, que tiene la gran responsabilidad
de solucionar pacíficamente las controversias suscitadas entre los Estados.
Esto constituye un gran avance para el mundo entero, sobre todo si se toma en
cuenta la experiencia vivida en el siglo XIX y XX; y la actitud que otros
estados como Colombia, por ejemplo, asumieron en casos similares a este.
13.
Ahora bien, y tomando en
consideración el resultado positivo obtenido por el Perú en este caso, es justo
reconocer el mérito de todos aquellos que participaron en este proceso
fortaleciendo la posición jurídica que nuestro país defendió ante la CIJ. En tal
sentido, nosotros creemos que si tuviésemos que nominar a una institución como
el gran artífice de esta victoria jurídica, esa tendría que ser, sin lugar a
dudas, la Cancillería peruana, representada por el agente peruano en La Haya,
el embajador Allan Wagner. Nuestra cancillería ha demostrado a lo largo de todo
este proceso un nivel mayúsculo de prudencia, profesionalismo y visión de
Estado.
14.
Prueba de lo antes señalado, han sido las declaraciones de Allan
Wagner, quien luego de emitido el fallo, agradeció el apoyo recibido por los
tres presidentes democráticos que respaldaron nuestra posición jurídica. Eso
quiere decir, que lejos de la chatura política a la que nos tienen
acostumbrados nuestros gobernantes, en este caso puntual, Ollanta Humala, Alan
García y Alejandro Toledo, estuvieron a la altura de las circunstancias, pues a
pesar de los vaivenes de la política doméstica, condujeron este proceso como
una política de Estado a largo plazo, colocando los intereses del país por
encima de los apetitos e intereses políticos de grupo.
15.
Sin embargo (en esto debemos reconocer la madurez de la clase
política chilena), una vez pronunciado el fallo, y a pesar de que los líderes
políticos peruanos se comprometieron a “no declarar” sino hasta después de que
lo hiciera el presidente Ollanta Humala, en nuestro país, el ex presidente Alan
García, víctima, una vez más, de su ego y afán de protagonismo, se apresuró, y
en un ataque de incontinencia verbal, pasó a declarar a la prensa como si él
fuera el presidente en ejercicio. Distinto fue lo que ocurrió en Chile, país en
donde la presidenta electa Michelle Bachelet, esperó prudentemente las
declaraciones del presidente Sebastián Piñera para luego pronunciarse
comprometiéndose a ejecutar con prontitud el fallo.
16.
La actitud de Michelle Bachelet fue la correcta, pues es eso lo
que se espera de un estadista, más aun teniendo en cuenta que es el presidente
en funciones, y no los candidatos presidenciales, los que manejan la política
exterior de los Estados. Son este tipo de conductas políticas, las que marcan la
diferencia que existe entre un país que respeta la institucionalidad como
Chile, y otro como el Perú, en donde los egos personales suelen superponerse a
la majestad de las investiduras. Mal por Alan García, que siendo ex presidente
de la República, se comportó de manera irresponsable e imprudente, como lo ha
hecho en más de una oportunidad.
17.
Finalmente, esperemos, como creo lo deseamos la mayoría de
peruanos y chilenos, que el fallo de la CIJ ponga fin a un periodo de odio,
revancha y desconfianza entre ambos países. Ha llegado la hora, como bien lo
apunta el historiador Nelson Manrique, de superar ese nacionalismo negativo que
nos ha perseguido desde el siglo XIX, pues si bien puede ser útil para forjar
la unidad entre los peruanos, este supone la descalificación del otro, del
distinto, del extranjero, del chileno, específicamente. Ha llegado el momento de
construir un nacionalismo positivo, afirma el historiador, que nos permita
construir un país donde haya iguales oportunidades para todos, donde todos
puedan realizar sus sueños. Un nacionalismo que nos ayude a consolidar los
lazos de fraternidad entre los peruanos, pero que al mismo tiempo, no nos
impida establecer puentes de entendimiento e integración con los países
hermanos, pues de esa integración depende nuestro futuro en este mundo
globalizado.
Etiquetas: Alan García, Alejando Toledo, Corte Internacional de Justicia de la Haya, Límites marítimos entre Perú y Chile, Michelle Bachelet, Ollanta Humala, Sebastián Piñera, Tacna. Arica
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