Esa es la pregunta que muchos ciudadanos me
han hecho durante los últimos días. ¿Por qué apristas, fujimoristas, solidarios
y restauradores no participaron en estas NEM? ¿Acaso estas elecciones no eran
importantes? ¿Por qué si fueron ellos los que impulsaron la revocatoria, ahora
simplemente deciden patear el tablero y no participar? ¿Es que acaso nos
tomaron el pelo? ¿Es que acaso lo único que realmente les interesaba era sacar
a Susana Villarán (SV) del cargo de alcaldesa?
Todas estas preguntas, que cualquier
ciudadano de a pie tiene el derecho de hacerse, explican, de una u otra manera,
la incertidumbre y la desazón con las que muchos ciudadanos hemos ido a votar este
domingo 24 en el marco de las NEM. Recordemos que en esta elección, los vecinos
de Lima teníamos que elegir a los reemplazantes de los 22 regidores que fueron
revocados en la elección de marzo.
La irresponsabilidad de los revocadores
Así, los partidos políticos (revocadores)
estaban en la obligación política de presentar su lista de candidatos y hacer
campaña para lograr colocar al mayor número de estos en el Concejo Municipal de
Lima Metropolitana. Claro, asumiendo que su afán revocador respondía a una sana
preocupación por el buen gobierno municipal, y no simplemente al apetito
político de lograr, vía revocatoria, lo que no habían conseguido en las urnas
en la elección de 2010. Sin embargo, una vez más, los ciudadanos hemos sido testigos
de la crisis por la que atraviesa nuestro sistema de partidos, además del
cinismo y de la falta de coherencia política de quienes apoyaron decididamente
la revocatoria de SV.
Ellos, sí, ellos, apristas, fujimoristas,
solidarios y restauradores, o mejor dicho, Alan García, Keiko Fujimori, Luis
Castañeda y Humberto Lay, líderes de las citadas agrupaciones, al no haber
podido revocar a SV, simplemente decidieron que estas NEM no tenían mayor
importancia para sus “intereses políticos”, y como para ellos los más de 100 millones
de soles invertidos en la revocatoria de marzo no significan absolutamente
nada, prefirieron tomarse un cómodo respiro y dejar que “la desinformación
ciudadana” se apodere del proceso electoral y termine por demostrarnos, como ya
es costumbre, que lo menos importante para nuestros políticos es el
fortalecimiento del sistema democrático.
Los problemas que generan las NEM
Como se sabe, la regla electoral vigente
señala que si se revoca a un tercio del concejo
municipal o consejo regional, se debe convocar a NEM (tal y como ocurrió en
marzo pasado). Ello genera, a mi modo ver, tres consecuencias negativas para
nuestra institucionalidad municipal.
La
primera es que se ha convertido en el principal incentivo para solicitar la
revocatoria (un gran porcentaje de quienes se encuentran comprometidos en el
proceso revocatorio son ex candidatos,
ex alcaldes o agrupaciones enemigas de la autoridad de turno).
La segunda es que crea provisionalidad, pues
entre la revocatoria de una autoridad y las elecciones que permitan elegir a su
reemplazo, el mandato de alcaldes y regidores varía entre seis meses y más de
un año. Esta situación debilita a la institucionalidad municipal pues genera un
fraccionamiento del periodo de mandato en el que difícilmente una autoridad
tiene tiempo suficiente para desarrollar una óptima gestión municipal.
Por último, y
como ha ocurrido en la mayoría de los casos, luego de las NEM (esto también
ocurrirá en Lima), el alcalde, que como SV, se salvó de la revocatoria, termina
perdiendo la mayoría absoluta que obtuvo cuando ganó las elecciones en las que
fue elegido, la misma que en teoría, no necesariamente esto ocurre en la
práctica, le permite gobernar con tranquilidad e implementar el plan de gobierno
municipal que ofreció durante la época de la campaña municipal.
Si
no logran revocar al alcalde entonces no participan en las NEM
Incluso
hay casos en los que municipios con cinco regidores, que son la mayoría en el
país, han terminado con tres o cuatro organizaciones en el concejo municipal,
cuando antes la mayoría tenía cuatro regidores, más el alcalde, y la minoría un
regidor. Situación, que como todos pueden imaginar, genera un profundo caos e
ingobernabilidad a nivel local.
Al parecer, para algunos partidos y
movimientos, entre los cuales podemos contar a apristas, fujimoristas,
solidarios y restauradores, las NEM cobran importancia únicamente cuando el
“paquete electoral”, les permite a los revocadores colocar a un nuevo alcalde
(de los suyos) en el puesto de la autoridad a la que lograron sacar del
municipio. En otras palabras, si los revocadores lograban expulsar del cargo a
SV, estoy seguro que todos estos “partidos” hubiesen invertido ingentes cantidades
de dinero y esfuerzo organizativo para entrar al gobierno municipal, pero por
la puerta falsa, no lo olvidemos.
Un problema político nacional
Pero esta problemática, como lo demuestra la
estadística, se ha venido replicando durante los últimos años en casi todo el
país. Así, por ejemplo, tenemos a las NEM del 2010, en
las que, en determinadas circunscripciones, no se presentó ninguna lista. En
ellas, las autoridades provisionales se convirtieron en permanentes. Asimismo, en
el proceso electoral del pasado 7 de julio se debieron excluir a 14
circunscripciones de las NEM, en la medida en que no se presentaron listas de
candidatos o las que se presentaron fueron declaradas improcedentes.
Así, el balance de 16
años de revocatoria muestra que el incentivo ha sido la realización de las
llamadas NEM. Es decir, el incentivo del control ciudadano encaminado a revocar
a la autoridad fue superado por el adelanto de las elecciones, a través de las NEM,
como se ha manifestado en la última década y media. Por tanto, el balance del
uso otorgado al mecanismo de la revocatoria nos obliga a reformar la normativa
electoral vigente para que su aplicación sea coherente con los propósitos de
participación y control, e impida que oscuros intereses políticos terminen
complotando contra la propia democracia, ya que como hemos advertido, la
revocatoria, en muchos casos, se ha convertido en un arma de venganza que un
sector de opositores usa para liquidar a la autoridad municipal que les resulta
incómoda.
La reforma no debe esperar
Por
eso es importante que el Congreso de la República, apruebe el contenido y
adopte las propuestas más importantes que los tres organismos electorales han
formulado en el Proyecto de Ley Nº
02274-2012/JNE referido a la Nueva Ley de los Derechos de Participación
y Control ciudadanos (Proceso de Revocatoria de Autoridades), una de las cuales
busca justamente eliminar las NEM.
Luego
de haber sido testigos de la irresponsabilidad y la falta de ética política
exhibida por los revocadores, partidos que anteponiendo sus menudos intereses,
decidieron complotar abiertamente contra la institucionalidad democrática,
poniendo en riesgo la gobernabilidad de la ciudad, demostrando, como tantas veces
ha ocurrido en nuestro país, que una de las grandes taras que tenemos como país
es nuestra falta de cultura cívico-democrática y nuestra informalidad política.
Pero en todo caso, resulta positivo que los grandes vencedores en la jornada
del día de ayer hayan sido el PPC (29.6%) y SOMOS PERÚ (25.9%), partidos con
los que tengo profundas diferencias ideológicas y programáticas, pero a los que
debo reconocerles su vocación institucional y su seriedad política en este
proceso.
Finalmente, y volviendo
al tema de las NEM, esperamos que el Congreso de la República las eliminen,
pues ello permitirá acabar con el incentivo perverso de la revocatoria,
evitando que sea utilizada como arma política para forzar nuevas elecciones. Tengamos
presente, que el costo que las NEM generan es, sobre todo, institucional y
político, pero debemos también considerar el ahorro que para el erario nacional
representa la solución que proponemos a esta problemática.
Etiquetas: NUEVAS ELECCIONES MUNICIPALES 2013, REVOCATORIA DE LIMA METROPOLITANA 2013
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