martes, 3 de diciembre de 2013

¿POR QUÉ NO PARTICIPARON LOS PARTIDOS POLÍTICOS REVOCADORES EN ESTAS ELECCIONES?

Esa es la pregunta que muchos ciudadanos me han hecho durante los últimos días. ¿Por qué apristas, fujimoristas, solidarios y restauradores no participaron en estas NEM? ¿Acaso estas elecciones no eran importantes? ¿Por qué si fueron ellos los que impulsaron la revocatoria, ahora simplemente deciden patear el tablero y no participar? ¿Es que acaso nos tomaron el pelo? ¿Es que acaso lo único que realmente les interesaba era sacar a Susana Villarán (SV) del cargo de alcaldesa?
Todas estas preguntas, que cualquier ciudadano de a pie tiene el derecho de hacerse, explican, de una u otra manera, la incertidumbre y la desazón con las que muchos ciudadanos hemos ido a votar este domingo 24 en el marco de las NEM. Recordemos que en esta elección, los vecinos de Lima teníamos que elegir a los reemplazantes de los 22 regidores que fueron revocados en la elección de marzo.
La irresponsabilidad de los revocadores
Así, los partidos políticos (revocadores) estaban en la obligación política de presentar su lista de candidatos y hacer campaña para lograr colocar al mayor número de estos en el Concejo Municipal de Lima Metropolitana. Claro, asumiendo que su afán revocador respondía a una sana preocupación por el buen gobierno municipal, y no simplemente al apetito político de lograr, vía revocatoria, lo que no habían conseguido en las urnas en la elección de 2010. Sin embargo, una vez más, los ciudadanos hemos sido testigos de la crisis por la que atraviesa nuestro sistema de partidos, además del cinismo y de la falta de coherencia política de quienes apoyaron decididamente la revocatoria de SV.
Ellos, sí, ellos, apristas, fujimoristas, solidarios y restauradores, o mejor dicho, Alan García, Keiko Fujimori, Luis Castañeda y Humberto Lay, líderes de las citadas agrupaciones, al no haber podido revocar a SV, simplemente decidieron que estas NEM no tenían mayor importancia para sus “intereses políticos”, y como para ellos los más de 100 millones de soles invertidos en la revocatoria de marzo no significan absolutamente nada, prefirieron tomarse un cómodo respiro y dejar que “la desinformación ciudadana” se apodere del proceso electoral y termine por demostrarnos, como ya es costumbre, que lo menos importante para nuestros políticos es el fortalecimiento del sistema democrático.
Los problemas que generan las NEM
Como se sabe, la regla electoral vigente señala que si se revoca a un tercio del concejo municipal o consejo regional, se debe convocar a NEM (tal y como ocurrió en marzo pasado). Ello genera, a mi modo ver, tres consecuencias negativas para nuestra institucionalidad municipal.
La primera es que se ha convertido en el principal incentivo para solicitar la revocatoria (un gran porcentaje de quienes se encuentran comprometidos en el proceso revocatorio  son ex candidatos, ex alcaldes o agrupaciones enemigas de la autoridad de turno).
La segunda es que crea provisionalidad, pues entre la revocatoria de una autoridad y las elecciones que permitan elegir a su reemplazo, el mandato de alcaldes y regidores varía entre seis meses y más de un año. Esta situación debilita a la institucionalidad municipal pues genera un fraccionamiento del periodo de mandato en el que difícilmente una autoridad tiene tiempo suficiente para desarrollar una óptima gestión municipal.
Por último, y como ha ocurrido en la mayoría de los casos, luego de las NEM (esto también ocurrirá en Lima), el alcalde, que como SV, se salvó de la revocatoria, termina perdiendo la mayoría absoluta que obtuvo cuando ganó las elecciones en las que fue elegido, la misma que en teoría, no necesariamente esto ocurre en la práctica, le permite gobernar con tranquilidad e implementar el plan de gobierno municipal que ofreció durante la época de la campaña municipal.
Si no logran revocar al alcalde entonces no participan en las NEM
Incluso hay casos en los que municipios con cinco regidores, que son la mayoría en el país, han terminado con tres o cuatro organizaciones en el concejo municipal, cuando antes la mayoría tenía cuatro regidores, más el alcalde, y la minoría un regidor. Situación, que como todos pueden imaginar, genera un profundo caos e ingobernabilidad a nivel local.
Al parecer, para algunos partidos y movimientos, entre los cuales podemos contar a apristas, fujimoristas, solidarios y restauradores, las NEM cobran importancia únicamente cuando el “paquete electoral”, les permite a los revocadores colocar a un nuevo alcalde (de los suyos) en el puesto de la autoridad a la que lograron sacar del municipio. En otras palabras, si los revocadores lograban expulsar del cargo a SV, estoy seguro que todos estos “partidos” hubiesen invertido ingentes cantidades de dinero y esfuerzo organizativo para entrar al gobierno municipal, pero por la puerta falsa, no lo olvidemos.
Un problema político nacional
Pero esta problemática, como lo demuestra la estadística, se ha venido replicando durante los últimos años en casi todo el país. Así, por ejemplo, tenemos a las NEM del 2010, en las que, en determinadas circunscripciones, no se presentó ninguna lista. En ellas, las autoridades provisionales se convirtieron en permanentes. Asimismo, en el proceso electoral del pasado 7 de julio se debieron excluir a 14 circunscripciones de las NEM, en la medida en que no se presentaron listas de candidatos o las que se presentaron fueron declaradas improcedentes.
Así, el balance de 16 años de revocatoria muestra que el incentivo ha sido la realización de las llamadas NEM. Es decir, el incentivo del control ciudadano encaminado a revocar a la autoridad fue superado por el adelanto de las elecciones, a través de las NEM, como se ha manifestado en la última década y media. Por tanto, el balance del uso otorgado al mecanismo de la revocatoria nos obliga a reformar la normativa electoral vigente para que su aplicación sea coherente con los propósitos de participación y control, e impida que oscuros intereses políticos terminen complotando contra la propia democracia, ya que como hemos advertido, la revocatoria, en muchos casos, se ha convertido en un arma de venganza que un sector de opositores usa para liquidar a la autoridad municipal que les resulta incómoda.


La reforma no debe esperar

Por eso es importante que el Congreso de la República, apruebe el contenido y adopte las propuestas más importantes que los tres organismos electorales han formulado en el Proyecto de Ley Nº  02274-2012/JNE referido a la Nueva Ley de los Derechos de Participación y Control ciudadanos (Proceso de Revocatoria de Autoridades), una de las cuales busca justamente eliminar las NEM.


Luego de haber sido testigos de la irresponsabilidad y la falta de ética política exhibida por los revocadores, partidos que anteponiendo sus menudos intereses, decidieron complotar abiertamente contra la institucionalidad democrática, poniendo en riesgo la gobernabilidad de la ciudad, demostrando, como tantas veces ha ocurrido en nuestro país, que una de las grandes taras que tenemos como país es nuestra falta de cultura cívico-democrática y nuestra informalidad política. Pero en todo caso, resulta positivo que los grandes vencedores en la jornada del día de ayer hayan sido el PPC (29.6%) y SOMOS PERÚ (25.9%), partidos con los que tengo profundas diferencias ideológicas y programáticas, pero a los que debo reconocerles su vocación institucional y su seriedad política en este proceso.



Finalmente, y volviendo al tema de las NEM, esperamos que el Congreso de la República las eliminen, pues ello permitirá acabar con el incentivo perverso de la revocatoria, evitando que sea utilizada como arma política para forzar nuevas elecciones. Tengamos presente, que el costo que las NEM generan es, sobre todo, institucional y político, pero debemos también considerar el ahorro que para el erario nacional representa la solución que proponemos a esta problemática.

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