viernes, 8 de agosto de 2014

LOS PARTIDOS POLÍTICOS Y LA DEMOCRACIA


Escribo esta columna luego de revisar el portal web del Jurado Nacional de Elecciones. Resulta que hasta el momento, son 13 los “partidos” que han presentado su solicitud de inscripción para participar en las próximas elecciones para la Municipalidad Metropolitana de Lima. Así como lo leen, en nuestro país, tenemos 13  “partidos” que competirán por el Municipio Metropolitano. Una cifra de escándalo, ya que salvo se trate de un lector absolutamente desinformado, todos los peruanos sabemos que la mayoría de estos grupos son cualquier cosa menos auténticos partidos políticos. Digo la mayoría, pues a pesar de las distancias ideológicas que me separan de estas agrupaciones, debo reconocer que tanto el APRA (sobre todo) como el PPC, con sus limitaciones, son los únicos partidos que merecen esa denominación.

¿Qué es un Partido Político?

Según la definición de Sartori, un partido es “cualquier grupo político que se presenta a elecciones y es capaz, por medio de las mismas, de colocar candidatos para cargos públicos”. Si ello es así, entonces, efectivamente, en Lima competirán 13 partidos. Sin embargo, el problema con esta acepción, consiste en decir que un partido que quisiera presentar candidatos a cargos públicos, pero no pudiera hacerlo, sea porque está proscrito o porque no se celebran elecciones, es también un partido. Como se puede apreciar, esta perspectiva -electorera- termina excluyendo a grupos que no compiten en elecciones, y que, sin embargo, se autodenominan y reconocen como partidos (Mainwaring y Scully: 1996).

Entonces, ¿qué es un Partido Político?

Una definición mucho más sustantiva -que no se limita al plano electoral- y que consideramos mucho más certera, es la expuesta por Antonio García Calderón (Weber; Friedrich; Duverger y otros), para este autor, un partido es “una organización estable que tiene como objetivo principal la conquista y el ejercicio del poder político, con el fin de organizar la sociedad y el Estado, de acuerdo con las ideologías e intereses que representa. Ello supone, como señala Duverger, la presencia de 4 elementos constitutivos: 1) Ideología; 2) Organización; 3) Militancia; y 4) Programa.


Ahora bien, queda claro que si aplicamos esta segunda definición al caso de las próximas elecciones ediles, resulta que sólo el APRA y el PPC (ni siquiera el fujimorismo) pueden ser reconocidos como auténticos partidos. Si ello es así, entonces, ¿qué cosa son el resto de agrupaciones que buscan competir en las próximas elecciones? Justamente eso, agrupaciones y/o  grupos de interés -la mayoría de vida efímera- que buscan acceder al poder a través de las elecciones. Bajo esas condiciones, resulta claro que si bien en el Perú los procesos electorales cuentan con la participación de numerosas agrupaciones, estamos muy lejos de contar con un sistema de partidos institucionalizado. Lo más preocupante de todo esto, es que hasta el momento no hemos tomado conciencia de la importancia que tienen los partidos para una democracia, y el riesgo que esta corre cuando los partidos no la sostienen.

¿Por qué son importantes los Partidos Políticos?

Los partidos son importantes pues son los principales agentes de representación política y son virtualmente los únicos actores con acceso a cargos de elección popular en la política democrática. En otras palabras, los partidos dominan la política electoral ya que los gobiernos democráticos son elegidos a través de ellos. Pero los partidos, no solo constituyen el medio a través del cual los gobiernos se forman, sino que su presencia alienta a grupos para organizarse en términos políticos. Así, la manera en que los partidos se organizan para competir en la arena electoral, pero también para hacer política partidaria, terminan por estructurar la forma en que los actores políticos -en general- interactúan.

Por tanto, no es posible reducir el campo de acción de los partidos al momento electoral (si fuese así, en el Perú tendríamos el mayor número de partidos de América Latina), ya que como hemos visto, además de competir en elecciones, cuando los partidos son movimientos estructurados y estables, con una organización que los articula, una ideología que los identifica, un programa que los alienta, y una militancia que les asegura su vigencia social, los partidos logran canalizar y expresar los diversos intereses de la sociedad (políticos, económicos, culturales, etcétera), configurando la agenda política -dándole voz a ciertos intereses y conflictos mientras simultáneamente acallan otros- aumentando o disminuyendo las perspectivas para un gobierno efectivo y una democracia estable (Mainwaring y Scully: 1996).


¿Por qué decimos que el Perú no cuenta con un sistema institucionalizado de partidos?

A pesar de que, como hemos podido apreciar, en el Perú muchos partidos hayan sido reconocidos formalmente como tales, eso no quiere decir que nuestro país cuente con un sistema de partidos institucionalizado -algo que debería preocuparnos a todos-. Sostenemos ello pues en general la institucionalización se refiere a un proceso por el cual una práctica o una organización se hace bien establecida y ampliamente conocida, sino necesariamente aceptada por todos.

En un sistema institucionalizado, los partidos desarrollan expectativas, orientaciones y conductas basadas en la premisa de que esta práctica u organización han de prevalecer en el futuro previsible. Eso quiere decir, como sostiene Samuel Huntington, que la institucionalización es el proceso mediante el cual estas organizaciones adquieren valor, estabilidad y predictibilidad.

En un sistema de partidos institucionalizado no tienen cabida las agrupaciones “vientres de alquiler”, las que “cambian de nombre” como si de ropa interior se tratara (90, 95, 2000 o 2011) o las que “modifican su orientación política sin ningún reparo” (son de centro, derecha, izquierda, arriba o abajo, dependiendo del cliente). En pocas palabras, en un sistema de partidos institucionalizado, la lista de 13 a la que hemos hecho referencia, quedaría reducida a menos de la mitad, sin mayor problema.



¿Qué condiciones debería tener un sistema de partidos para que se le considere institucionalizado?

Para nosotros, siguiendo a los autores ya referidos, para que un sistema de partidos pueda ser considerado institucionalizado, al menos debería cumplir cuatro condiciones:

La primera, y la más importante, es la estabilidad en las reglas y en la naturaleza de la competencia entre partidos. Por tanto, una situación en la que partidos importantes aparecen con regularidad y con la misma rapidez se evaporan (“vientres de alquiler” y/o “aventuras electorales”), no es característica de un sistema institucionalizado de partidos. Donde no existe la estabilidad, la institucionalización es limitada. ¿Cumple nuestro sistema de partidos con esta condición? No.

La segunda, los partidos importantes deben tener raíces más o menos estables en la sociedad; de otro modo, no estructuran las preferencias políticas a lo largo del tiempo, y hay una regularidad limitada en la manera en que la gente vota. Esto se refiere al apego de los ciudadanos a los partidos y a la importancia que cobran las etiquetas partidarias, generando vínculos entre el elector y la organización que terminan por regularizar el sistema político. ¿Cumple nuestro sistema de partidos con esta condición? No.


La tercera, en un sistema de partidos institucionalizado, los actores políticos importantes conceden legitimidad al proceso electoral y a los partidos. Las elites políticas basan su conducta sobre la expectativa de que las elecciones serán la ruta principal que conduce al gobierno. Si esta expectativa se erosiona, entonces la institucionalización se desmorona, ya que los actores políticos empiezan a percibir que las elecciones abiertas no son el proceso real para determinar quién gobierna. ¿Cumple nuestro sistema de partidos con esta condición? No.

Finalmente, en un sistema de partidos institucionalizado, las organizaciones partidarias tienen importancia. Los partidos no están subordinados a los intereses de líderes o caudillos ambiciosos, pues adquieren un valor propio. Constituye un signo de institucionalización la firme implantación de estructuras partidarias, su extensión a un territorio amplio, la estabilidad de su organización, y la observancia de su normativa interna, inclusive por parte de los líderes del partido. Además, los procedimientos del partido se hacen rutinarios, inclusive aquellos vinculados a la elección y al control del partido, como la celebración de elecciones primarias en las cuales se eligen a los candidatos del partido. ¿Cumple nuestro sistema de partidos con esta condición? No.

Estos apuntes nos llevan a afirmar que nuestro país carece de un sistema de partidos institucionalizado, que contribuya a la consolidación de nuestro sistema democrático y del Estado de Derecho. Ahora bien, llegando al término de esta columna queda por hacernos una última pregunta.


¿Por qué es importante institucionalizar un sistema de partidos en el Perú?

La razón parece bastante obvia: Allá donde el sistema de partidos está más institucionalizado, los partidos son actores claves que estructuran el proceso político, donde está menos institucionalizado, los partidos no son tan dominantes, no estructuran tanto el proceso político, y por ende, la política tiende a ser más impredecible. Además, cuando un sistema de partidos no está institucionalizado, la política se torna más errática, y gobernar es también más complicado (el desorden, caos e inestabilidad distinguen a estos sistemas).

De hecho, apuntan Mainwaring y Scully, cuando las instituciones políticas son débiles, las poderosas elites económicas tienden a tener acceso privilegiado a los elaboradores de políticas. Es decir, en ausencia de controles y equilibrios institucionales bien desarrollados, a menudo prevalecen prácticas patrimoniales, las legislaturas se cierran, y los gobiernos terminan doblegándose ante los intereses de los grandes grupos de poder. Entonces, si queremos que el proceso democrático electoral en el Perú recupere su sentido, garantizando que quien resulte ganador será quien verdaderamente ejerza el poder político que la ciudadanía le ha conferido, la única salida es apostar por la institucionalización de nuestro sistema de partidos. Una apuesta de la que muchos hablan, pero que a pocos realmente les interesa hacer.


Nota: los interesados en el tema pueden consultar el libro de Mainwaring y Scully titulado: “La construcción de instituciones democráticas: Sistema de Partidos en América Latina”.

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1 comentarios:

A las 27 de septiembre de 2014, 13:53 , Blogger Unknown ha dicho...

excelente articulo , para el aprendizaje de los partidos politicos

 

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