En marzo de 2003, en medio
de la cobertura mediática que la guerra de Irak generó en todo el mundo, el
gobierno dictatorial de los Castro, inició la mayor persecución política en contra
de disidentes y opositores a su régimen de los últimos años. Este operativo,
conocido como la “Primavera Negra”, tuvo como fatal desenlace la detención y
condena de 75 hombres, entre intelectuales y periodistas.
La “Primavera Negra”
A estos hombres se les
acusó de haber violado la Ley N° 88, “Ley de Protección de la Independencia
Nacional y la Economía de Cuba”, conocida por la disidencia y bautizada por
organismos internacionales de protección de los derechos humanos como la “Ley
Mordaza”. Para la dictadura cubana esta ley tenía como finalidad tipificar y
sancionar aquellos hechos dirigidos a apoyar, facilitar, o colaborar con los
objetivos de la Ley "Helms-Burton", el bloqueo y la guerra económica
contra el pueblo y su revolución, encaminados a quebrantar el orden interno,
desestabilizar el país y liquidar al Estado Socialista y la independencia de
Cuba.
En otras palabras, esta
ley le otorgaba a la dictadura castrista la posibilidad de arrestar y
sentenciar a toda persona que se atreviera a expresar públicamente su
disconformidad con la manera autocrática de gobernar de los Castro. Dicho de
otro modo, todo ciudadano cubano que no adoptase como suyo el discurso revolucionario
de Fidel, y que al mismo tiempo, se atreviese a cuestionar el proceder del
dictador, corría el riesgo de ser arrestado y condenado a penas que fluctuaban entre
los 10 y 25 años de cárcel (cabe precisar que se presentaron casos como el de
Lorenzo Enrique Copello Castillo o Harold Alcala Aramburo en los cuales las
sanciones fueron mucho más severas, pena de muerte y cadena perpetua,
respectivamente).
Las “Damas de Blanco”
Como es lógico suponer,
esta arremetida de la dictadura cubana contra sus propios ciudadanos, sin otra
justificación que el dogmatismo de un régimen totalitario que se negó a
reconocerles el derecho a ser libres, a pensar, sentir y opinar de manera
autónoma e independiente, motivó la protesta y movilización de diversos grupos tanto
dentro como fuera de Cuba.
Uno de los grupos que
mayor protagonismo adquirió durante estos años, debido a su constante lucha e
infatigable resistencia, la misma que fue puesta a prueba en cientos de
oportunidades, es el grupo conocido como las “Damas de Blanco”. Este movimiento
agrupa a las esposas, madres e hijas de los disidentes cubanos arrestados
durante este operativo.
Así ha quedado demostrado
desde el 2010, ya que a pesar de la persecución y la constante campaña de
difamación de la cual fueron víctimas, las “Damas de Blanco” recibieron el
apoyo de la comunidad internacional en general; incluso, en marzo de ese año,
en ciudades como Madrid, New York, Miami y Los Ángeles, se llevaron a cabo
desfiles y manifestaciones respaldando su labor y reivindicando el enorme
esfuerzo desplegado por estas mujeres, siempre en defensa de la libertad de los
prisioneros de la Primavera Negra.
Sin embargo, y como ya lo
señalamos, a pesar de las simpatías que este movimiento femenino había despertado a nivel global, fue justamente en
marzo de 2010, con motivo de la conmemoración de los 7 años de la “Primavera
Negra”, que la dictadura castrista volvió a cometer un serie de actos de
persecución y agravio en contra de estas mujeres. Según se supo en aquel
entonces, la hostilización se volvió cada vez más fuerte, el régimen castrista arremetió
contra ellas con brutalidad, incluso agrediéndolas físicamente, poniendo en
riesgo sus vidas y la integridad de sus familias.
Guillermo Fariñas
Es bajo esas
circunstancias que surgió la figura del cubano Guillermo Fariñas, perseguido
político y disidente al igual que los 75 detenidos en marzo de 2003, quien a
pesar del terror que se vivía en la isla, decidió iniciar una huelga de hambre
exigiendo la inmediata liberación de la totalidad de los presos políticos, a
los cuales el gobierno dictatorial insistía en tratar como delincuentes
comunes, tildándolos de vendepatria o mercenarios al servicio del imperio,
adjetivos propios del lenguaje intolerante y totalitario de los Castro.
Como lo hizo Orlando
Zapata (pero con mejor suerte), o quizá en honor a la memoria de este mártir de
la libertad en Cuba, fallecido en febrero de 2010, luego de una huelga de hambre
de 80 días, Guillermo Fariñas decidió dejarse morir y optó por dar una última
largada en defensa de la libertad en su país. En otras palabras, eligió morir
por todos los presos de conciencia, y por los que probablemente habrían de
adquirir dicha condición si la persecución por razones de ideas se mantenía
férrea en la isla, tal y como sigue ocurriendo en la actualidad, ya que aunque
el octogenario Fidel repose plácidamente el algún lugar de la isla, la voluntad
de los Castro sigue siendo la ley que se impone por encima de cualquier otra en
Cuba.
Pero la suerte de
Guillermo Fariñas fue otra, ya que su lucha, sumada a la presión ejercida por
algunas organizaciones de derechos humanos y al impacto y descrédito que la
dictadura Castrista sufrió tras la muerte de Orlando Zapata, rindió sus frutos,
todo ello pesar de algunas declaraciones
vertidas por el gobierno castrista en las cuales señalaba de manera categórica que
no liberaría a estos presos políticos, hombres a los que llamaba proyanquis y
enemigos de la revolución, ya que hoy sabemos que durante los últimos años
muchos de ellos han obtenido su libertad, gracias a la acción y el valor de
hombres que como Guillermo Fariñas, estuvieron dispuestos a sacrificar su propia
vida por la libertad de sus prójimos.
Orlando Zapata luchó por la
liberación de estos hombres
Hoy, 11 años después de
las detenciones de la “Primavera Negra”, luego de una serie de negociaciones
internacionales y de la presión ejercida por diversos organismos de derechos
humanos en el mundo, se sabe que todos los periodistas han sido ya liberados,
todo ello a partir del acuerdo adoptado entre el gobierno Castrista y la
Iglesia Católica suscrito en julio de 2010, el cual, vale la pena señalar, fue
promovido e impulsado por la diplomacia española.
Los primeros en recibir
esta “gracia”, porque así llamaron a esta decisión los incomprensiblemente
adictos al régimen dictatorial cubano, fueron aquellos que llenos de tristeza y
dolor aceptaron ser exiliados a otro país una vez fuera de las cárceles
cubanas. Otros, conocidos como el “Grupo de los 13”, se convirtieron en los
auténticos símbolos de la resistencia en Cuba, pues no aceptaron dicho
ofrecimiento, y decidieron seguir luchando, pues no creían en otra liberación
sino en aquella que les permitiera retornar a sus hogares en su amada Cuba. Hoy
sabemos, de acuerdo a un informe elaborado por Carlos Lauría en 2011, que el
“Grupo de los 13” también alcanzó su libertad, y que algunos de ellos cumplieron
su sueño de beber café sentados a la mesa con sus familias en suelo cubano.
Como han señalado
intelectuales y periodistas de todo el mundo, parece que en las horas de mayor
tristeza y calamidad, el valor y el coraje humano se ponen siempre a prueba, sólo
algunos espíritus superlativos salen victoriosos, y la historia, más temprano que
tarde termina por reconocerles dicha entrega. Ello le ocurrió Guillermo Fariñas
el 21 de octubre de 2010. Ya en su casa de Santa Clara, recuperándose luego de
134 días durante los cuales no probó bocado alguno, y luego de ser sometido a
una delicada cirugía, lleno de cansancio, ese que sólo han experimentado
aquellos hombres que hacen del sacrificio y la entrega por el prójimo su sino
de vida, le llegó la noticia de haber sido reconocido con el premio Sájarov del
Parlamento Europeo, premio otorgado a personas que han luchado en defensa de la
libertad y los derechos humanos en el mundo.
La continua lucha de Guillermo Fariñas
Cuentan algunos medios que
cuando a Guillermo Fariñas se le preguntó si estaría dispuesto a volver a
asumir el reto, iniciar una huelga de hambre, o dejarse morir por un ideal, él,
con la misma humildad y convicción que siempre lo caracterizaron contestó: Sí,
lo volvería a hacer. Estamos seguros que lo volvería a hacer, pues quizá, como
dice Yoani Sánchez, en un país en el cual la protesta cívica está penalizada
con penas de 20 a 25 años, el cuerpo, el morir de hambre, el dejarse morir una
y mil veces, sea la única forma de luchar por la libertad y de sentirse
auténticamente libres.
Hoy, Guillermo Fariñas sigue luchando, lo hace desde el 2013 al
frente de la Unión Patriótica de Cuba, una organización disidente de la isla
que aboga por la lucha pacífica pero firme en contra de cualquier violación de
las libertades civiles en la isla. Son justamente este tipo de luchas y actos
de valentía constante los que hacen que historias de hombres como Guillermo
Fariñas nunca sean olvidadas, pues son este tipo de personas las que nos hacen
recuperar la fe en los demás, y abrigar la esperanza de un mundo mejor, uno en
el cual los hombres y las mujeres estemos libres de las ataduras y cadenas que
nos quieren ser impuestas por aquellos gobiernos que se creen con el derecho de
violar la libertad humana en aras de una supuesta “revolución o transformación socialista”,
la misma que no es otra cosa que el engaño de una infame dictadura.
Etiquetas: Guillermo Fariñas, la primavera negra, las Damas de Blanco
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