Fútbol y política: el recurso mediático de los eternos vendedores de humo
El fútbol es una pasión inexplicable, creo que nadie sabe a ciencia cierta el porqué de su popularidad a nivel global, ese deporte que nació en Inglaterra, es hoy en día, practicado y seguido como propio por miles de personas en casi todos los rincones de la tierra. El fútbol es así, ilógico, inexplicable, quizá sea esto lo que convierte a este deporte en una especie de juego mágico que durante 90 minutos nos transporta a nuestra niñez, nos hace recuperar ese sueño infantil de convertirnos en el próximo goleador del Real Madrid o en el próximo arquero del Barcelona, para luego despertar y darnos cuenta que los únicos goles que marcaremos a estadio lleno son esos que convertimos en el Maracaná que noche a noche imaginamos mientras dormimos.
Quizá por eso, por la pasión que este deporte genera, por los millones de futbolmaniacos que somos algunos, esta sea muchas veces utilizada como caballito de batalla por los políticos, que aún cuando nunca hayan pisado un campo de fútbol o hayan reído o llorado viendo al equipo de sus amores ganar o perder un campeonato en una definición por penales, utilicen el impacto mediático de este maravilloso deporte para hacer suyas las preferencias de los ilusos hinchas que creen ver en ellos a los defensores del equipo nacional, los verdaderos promotores e iniciadores de una revolución futbolística que coloque al equipo de la selección nacional en el próximo campeonato mundial.
Hace algunos años en el Perú, luego del descalabro deportivo de la selección peruana en el periodo eliminatorio para el mundial de Alemania 2006, la Comisión de Juventud y Deportes del Congreso, presidida en ese entonces por el olvidado Víctor Noriega, citaba al técnico de la selección, el brasileño, campeón de la Copa Libertadores de América con Cruzeiro y San Pablo, respectivamente, Paulo César Autuori, para que sea interrogado sobre el contrato de trabajo que tenía con la Federación Peruana de Fútbol.
Para dicho grupo de trabajo, Autuori había incumplido una de las cláusulas de su contrato, aquella referida al seguimiento que éste, como técnico de la selección mayor, debía hacer al trabajo que se venía realizando en las divisiones inferiores del fútbol inca. No contentos con ello, y valiéndose de la tristeza, desilusión y amargura que el aficionado sentía para con la selección, la recordada comisión pretendía analizar la procedencia del dinero con el que se hacía efectivo el pago de los honorarios del técnico. El presidente de la comisión, lo recuerdo como si fuera ayer, decía que el parlamento del Perú tenía todo el derecho de citar a Autuori y pedirle las explicaciones del caso, ya que se trataba de un asunto de “interés nacional” , que el dinero que cobraba el DT provenían de fondos públicos, y que de ser cierto que el monto ascendía a más de 30 mil dólares se tendrían que tomar acciones legales, ya que en un país pobre como el Perú un entrenador no debería ganar semejante cantidad de verdes.
El final de la historia es conocido, Autuori jamás llegó a presentarse ante la citada comisión, para usar un término futbolístico, les metió un amague mismo Garrincha o Robinho y los dejó a todos tirando cintura, como quedaron los zagueros uruguayos el día en que el Perú le metió un baile a la celeste en pleno Centenario por las eliminatorias a España 82, con presidente de comisión incluido, cajamarquino y paisano mío, por si acaso. ¿Qué lograron los políticos? ¿Qué buscaban los políticos con esta maniobra mediática? Muy simple. La credibilidad del parlamento en ese entonces, situación que no ha variado en nuestros días, estaba por los suelos, se acercaban las elecciones del año 2006, y muchos de ellos querían tentar la reelección, felizmente para el Perú, todos fracasaron.
¿Es el fútbol un tema de interés nacional? ¿Puede una comisión del congreso hurgar en el desarrollo y organización internan de una entidad privada como la Federación Peruana de Fútbol? ¿El dinero que la Federación de fútbol maneja son fondos públicos? Evidentemente no. Tres veces no. El fútbol es, como dicen algunos, “el asunto más importantes de los menos importantes”. El hecho que sea el deporte de las masas no lo convierte en un asunto de interés nacional. Un asunto de interés nacional es la lucha contra la pobreza, la lucha contra el narcotráfico, contra la desnutrición infantil, la generación de nuevos puestos de trabajo, no los resultados deportivos que alcancen los Pizarro, los Farfán, los Guerrero, incluso en su momento, los Cubillas, los Cueto o los Chumpitaz.
Recuerdo esta anécdota ya que hace algunos días, al puro estilo de los congresistas peruanos, tanto el entrenador de Francia durante el Mundial de Sudáfrica, el esotérico, Raymond Domenech como el presidente de la Federación Francesa de Fútbol (después de nuestro Manuelito Burga, seguramente el directivo más pifiado a nivel mundial) Jean-Pierre Escalettes, fueron citados para comparecer ante la comisión de Asuntos Culturales de la Asamblea Nacional (parlamento francés). Según informan los medios, ellos deberán dar explicaciones sobre el porqué del descalabro de la selección del gallito en el último mundial, eliminados en la fase de grupos, además de informar a las altas autoridades del deporte galo sobre los pleitos y arrebatos suscitados entre jugadores y cuerpo técnico durante su estancia en Sudáfrica.
Vuelvo a preguntarme ¿No existe en Francia otro tema de mayor interés que ocupe el tiempo de sus legisladores? ¿Acaso la situación económica en la Unión Europea o la crisis en Grecia no son más importantes que los desafueros de “El Puma” Anelka? ¿Es que los políticos ya no son capaces de imaginar maneras más sofisticadas de aparecer en los medios que no sea colgándose de los calcetines sudorosos de los futbolistas de sus respectivos países? Al parecer no. Leo en algunos medios franceses la indignación que esta iniciativa parlamentaria ha generado en un gran sector de la opinión pública. Francia tiene problemas más importantes, dicen algunos. Esta noticia dará la vuelta al mundo, dicen otros. No existe país alguno en el cual se cometan estas barbaridades, dicen los más exacerbados. Lo siento francesitos, así se los he hecho saber, en el Perú les llevamos algunos años de ventaja en estas lides. Nosotros hasta comisión investigadora nombramos en el 2005 para tocar el mismo tema. Aunque bueno, nosotros discutíamos el descalabro en las eliminatorias, ya que al mundial jamás llegamos. Y jamás llegaremos si mantenemos este tipo de conductas risibles que no son sino muestra de la falta de seriedad en el trabajo a nivel nacional, independientemente del campo del cual estemos hablando, en lo político, lo institucional, lo deportivo, nos comportamos como un equipo chico, un equipo de liga, un equipo de barrio, con el respeto del glorioso “carasucias de Breña” equipo en el cual jugué de chico.
A los jóvenes les digo, no se dejen engañar por tanto vendedor de humo. No se dejen engañar por tanto fariseo que cree que el fútbol y la política se manejan al caballazo. No nos creamos el cuento que el Perú está para organizar juegos panamericanos u olimpiadas en el 2022. Nos falta mucho señores. Pero sobre todo, nos falta seriedad. Es cierto, ideas descabelladas como la comisión Autuori en el Perú ocurren en todos sitios, la prueba de ello es el caso de Francia. Como dicen algunos: “en todo sitio se cuecen habas, el problema es que en el Perú únicamente se cuecen habas”. Díganme con sinceridad, sino fuese Manuel Burga el presidente de la Federación Peruana de Fútbol, y en su lugar estuviese Alan García, ustedes creen que Marcelo Bielsa aceptaría ser entrenador de la blanquirroja. Se imaginan al loco, con lo loco y serio que es para el trabajo, acudiendo al llamado del plancha camisas, el come pollo o la lava pies, yo no lo creo. Lo siento, creo que si seguimos así, lo más razonable es ir ahorrando para comprar el PLASMA o el LCD que nos permita ver el próximo mundial en alta definición, aún cuando ello suponga tolerar las opiniones del “colorado” Fleischman y la narración del “chino” Kanashiro.
Etiquetas: Burga, contrato de Autuori, Escalettes, fúbol y medios de comunicación, fútbol y política
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