jueves, 17 de junio de 2010

¿Sendero Luminoso vuelve a la universidad?


Hace algunos días, los principales medios de comunicación informan sobre una movilización hecha por un grupo de aproximadamente 50 personas al interior del campus de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Al parecer, y el video de dicha reunión parece así demostrarlo, se trataría de un grupo de jóvenes vinculados a grupos radicales que provistos de afiches, banderas y pancartas marchaban y lanzaban arengas solicitando la amnistía del ex cabecilla terrorista Abimael Guzmán y de otros senderistas condenados, de terroristas a los cuales ellos denominan “presos políticos”.


Según testimonios de algunos profesores y alumnos de dicha casa de estudios, la marcha se llevó a cabo minutos después de culminada la presentación de la exposición de Manuel Fajardo, abogado de Abimael Guzmán, quien señaló que fue invitado por un grupo de estudiantes a participar en una conferencia sobre el pensamiento de José Carlos Mariátegui, y en la cual aprovechó para conversar y plantear la tesis que ya todos conocemos: la necesidad de iniciar un proceso de reconciliación nacional a partir de la promulgación de una ley de amnistía general para los terroristas condenados, incluyendo desde luego, a su cliente Abimael Guzmán.


Como era previsible suponer, las imágenes propaladas han despertado la indignación entre miles de peruanos y peruanas que recordando la época de terror vivida entre las década de los ochenta e inicios de los noventa a causa de la violencia fratricida de Sendero Luminoso, han mostrado su total rechazo y preocupación por la manera cómo grupos vinculados a este movimiento subversivo, desarrollan con absoluta libertad una serie de actividades propagandísticas al interior de la Universidad de San Marcos. Pareciera que las imágenes del pasado, que se creían enterradas, surgen con nuevos bríos entre los estudiantes, pareciera que la labor proselitista de los movimientos de izquierda radical, de movimientos violentistas y fanáticos, que aún pululan en la universidad, cobran nueva fuerza entre algunos estudiantes, me señalaban dos profesores san marquinos amigos míos.


Se conoce que el trabajo político que estos grupos realizan en la actualidad se concentra en la captación de aquellos alumnos de escasos recursos que vistos en la necesidad de recurrir al comedor universitario y a la residencia estudiantil en procura de alimento y vivienda, mantienen, voluntariamente o no, cierto contacto con estos personajes. Ellos aprovechan estos espacios para dar a conocer entre los estudiantes su prédica, una prédica que ya no enarbola las banderas de la lucha armada, o la búsqueda del poder a través del fusil, esta vez se trata de un discurso básicamente político e ideológico, ellos hablan de la necesidad de buscar una salida política al conflicto interno, lo cual no es otra cosa que el pedido de amnistía para los líderes terroristas que fueran en su oportunidad, capturados, juzgados y sentenciados por sus crímenes cometidos contra la sociedad y el Estado.


En ese sentido, creo importante abordar esta problemática desde una doble visión. Una visión básicamente jurídica, la cual nos permita saber si este tipo de prácticas desarrolladas en la universidad constituyen algún tipo de delito. Y a su turno, una visión que aborde la dimensión política del tema, en la cual podamos apreciar cuál es y cuál debe ser la respuesta que la sociedad y el Estado deben brindar a este tipo de fenómenos.


De manera apresurada creo yo, algunos medios de comunicación y algunos representantes de nuestra fauna política (disculpen el término pero a estas alturas me cuesta trabajo creer que en el Perú tenemos “clase política”) se han empeñado en señalar que en dicha concentración estudiantil se han configurado una serie de delitos. Unos hablan del delito de terrorismo, otros del delito de apología del terrorismo, y otros más, sostienen que los participantes no hacen sino incitar a la violencia y el desorden público. Como no todos en el Perú son personas que conozcan de leyes, y como no todo periodista al parecer se esfuerza por investigar más en torno al tema, resulta interesante analizar estas hipótesis, sobre todo, la vinculada a la denominada apología del terrorismo, ya que no se necesita ser un jurisconsulto de fuste para saber que delito de terrorismo o instigación a la violencia y el desorden público en este caso no existen.


Es sabido que el delito de apología se tipifica en el Código Penal como la exaltación de un hecho ilícito o de la persona condenada como autor o partícipe. En ese sentido, se requiere que alguien, de manera expresa, reivindique la realización de un ilícito, terrorista en este caso, o que vanagloria o exalte la figura de un condenado por terrorismo como autor o partícipe. Hecha esta precisión conceptual la pregunta cae por su propio peso: ¿Las arengas hechas por estas personas solicitando la amnistía para los condenados por terrorismo como parte de un proceso de reconciliación nacional supone la reivindicación del delito de terrorismo o la exaltación de la figura de un terrorista? La respuesta es sencilla: no. En principio, si tomamos como referencia lo dado a conocer por los medios, este tipo de práctica no puede ser considerada de ninguna manera como una apología del terrorismo. Entonces, si no estamos frente a un acto de apología del terrorismo ¿Cómo calificar este tipo de conductas? Muy simple: nos guste o no, equivocados o no, fronterizos o no, las personas que han llevado a cabo esta concentración y han emitido este tipo de arengas no han hecho sino ejercer libremente su derecho a la libertad de opinión y expresión consagrados en nuestra Constitución. Por ese lado entonces, no caigamos en el juego de los falsos defensores del orden y la seguridad de siempre, de esos que haciendo gala de su total ignorancia jurídica nos quieren vender el cuento a todos los peruanos que ellos iniciaran acciones legales para perseguir penalmente a estos revoltosos y pedir les caiga “todo el peso de le ley” (a estas alturas me cuesta creer que la ley en el Perú tenga algún peso).


Pero bien, aún cuando los actos descritos no configuren ilícitos penales, es preciso preguntarnos por la relevancia social y política que estos puedan tener. Pero, sobre todo, por la necesidad de fortalecer el trabajo político de los partidos y los movimientos sociales defensores de la Constitución al interior de nuestra sociedad y por la situación de la universidad pública en nuestro país.


Como señaláramos anteriormente, la estrategia de estos grupos es dar a conocer y difundir entre los estudiantes un discurso político e ideológico a partir del cual se reconozca a los senderistas, como auténticos luchadores sociales, que por sus ideales altruistas y revolucionarios purgan condenan injustamente. Frente a ese discurso, frente a esa prédica maniquea, que se esfuerza en distorsionar la realidad, llamando lucha social al asesinato, la extorsión, el secuestro, la violación, los coche bombas, es necesario contraponer en el terreno político una corriente de pensamiento capaz de desnudar la pobreza y carencia intelectual de quienes la promueven. Es necesario, mostrarle al joven estudiante, a ese joven que por fortuna no vivió los años del terror, lo absurdo del pensamiento senderista, demostrando que el fundamentalismo violentista y la búsqueda del poder a través del empleo de las armas únicamente trae como consecuencia la muerte de miles y miles de hombres y mujeres peruanas, la pérdida de millones de dólares en daños materiales, tal y como sucediera en nuestro país durante aquellos años, condenando al país a la miseria, la pobreza y el atraso. En esa tarea, son los partidos políticos los llamados a dar batalla en el campo ideológico, en los medios de comunicación, en las universidades, en los centros de estudios, es necesario difundir un discurso político democrático entre los jóvenes, basado en el respeto, la tolerancia y el pluralismo de ideas.


De otra parte, resulta penoso ver cómo nuestras autoridades, dando muestras de una frivolidad que nos apena más y más cada día, se inculpan las unas a las otras, responsabilizándose por la excarcelación de terroristas, por el fracaso del sistema de inteligencia nacional, por la falta de efectivos policiales y de recursos que hagan posible el seguimiento de aquellos líderes terroristas que siendo liberados puedan caer en la tentación de retomar la lucha. No es posible que estos señores, en lugar de asumir una posición clara y firme frente a la lucha contra el terrorismo, la cual no es únicamente policial o militar, sino también política e ideológica, antepongan sus intereses electorales a la salud democrática de todo nuestro país. Cómo es posible que los comedores y residencia universitarias de la universidad nacional más importante del país como es San Marcos, se hayan convertido, de un tiempo a esta parte, en verdadera tierra de nadie, en la cual un grupo de revoltosos pueda tomar estos espacios, obligando muchas veces, como narran algunos estudiantes, a decenas de alumnos a escucharlos, por temor a sufrir algún tipo de represalia.


Cabe decir sin embargo, que la presencia de estos grupos es bastante reducida, no son sino un puñado de sujetos que mediante arengas y banderas rojas tratan de buscar cierta notoriedad y protagonismo. Ello no obstante, no puede llevarnos a creer que no es necesario asumir una política de lucha frontal contra este tipo de prédica en el debate político. El Perú de la actualidad, el joven de nuestros tiempos, es un individuo menos ideologizado, es un hombre apolítico si se quiere, es básicamente pragmático, en ese sentido, es poco probable, por no decir imposible, que Sendero vuelva a adquirir la fuerza que tuvo en los ochenta. No es cierto que estemos ante un inminente rebrote de Sendero en la universidad peruana, no es cierto que todos o la mayoría de terroristas liberados hayan vuelto a las andadas, y fusil y panfletos en mano sigan exaltando el Marxismo, Leninismo, Maoísmo, Pensamiento Gonzalo. Hoy en día, las huestes de Sendero están identificadas, el Huallaga y el VRAE son las zonas en las que desarrollan sus acciones. Hagámosle conocer a los jóvenes, a los estudiantes de nuestro país, que esos luchadores sociales, a los cuales algunos denominan presos políticos, que esos seudo revolucionarios que aun en nuestro días pintan de rojo e izan algunos trapos en nuestra selva, no son otra cosa que los socios predilectos y sicarios del narcotráfico.

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1 comentarios:

A las 2 de julio de 2010, 0:15 , Blogger miguelino ha dicho...

Bueno Rafael he leido tu comentario y naturalmente tus dotes de abogado empleando los conocimientos tecnicos del derecho no te hacen ni mas ni menos que cualquier otra persona sin titulos pueda opinar,pero por favor LIBREMENTE no como muchos analfabetos que rpiten lo que los medioos de comunicaciòn todo el tiempo pero siempre MANIPULAN ver desfilar personas estudiantes o no NO ES UN DELITO no podemos minimizr el hecho pero tampoco crear PANICO que es lo que mas abunda en el MUNDO a tal punto que todo el mundo pide seguridad para sus vidas!porque no explicas que significa el derecho de reunion,orden publico,apologia del delito y sobretodo que es terrorismo y hasta donde alcanza el terrorismo de Estado con relacion a los ciudadanos.TE LO AGRADECERIAN TUS ALUMNOS y el ciudadano de a pie no solo los pitucos a quienes veo choleando donde vivo en San Isidro como si fuese este sitio un satelite lunar! PON EN PAZ TUS CONOCIMIENTOS sirviendo al mas necesitado sino lo haces no eres un buen abogado ESCRIBE SIN APASIONARTE MUCHO Y SOBRETODO NEUTRALMENTE CON LAS ARMAS DEL DERECHO hombre de leyes!

 

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