martes, 21 de julio de 2009

Los 15 millones de Fujimori y Montesinos


Culpable. Ese fue el veredicto del tribunal presidido por César San Martín en el juicio llevado a cabo al ex presidente Fujimori por los delitos de peculado y falsedad ideológica por el pago de 15 millones de dólares a su ex asesor Vladimiro Montesinos Torres por concepto de Compensación por tiempo de servicio (CTS).


A pesar que el ex presidente se acogió a la figura de la conclusión anticipada, al admitir lo hechos que sustentaban la acusación del Ministerio Público, es decir el pago de la referida cantidad a su ex asesor, la Sala Penal Especial de la Corte Suprema lo condenó ayer a siete años y seis meses de pena privativa de libertad, dos años y diez meses de inhabilitación política y al pago de 3 millones de soles de reparación civil, en una sentencia que pone en evidencia las redes de fraude y corrupción que se tejieron durante su dictatorial gobierno.


La sentencia, que consta de 64 páginas, 59 pies de página y 90 indicaciones, señala que no procedía la aplicación del atenuante de la confesión sincera a Fujimori debido a que éste, en su alocución de defensa del día viernes, no había reconocido su culpa, sino mas bien había cuestionado el desempeño del tribunal, dejando entrever sus dudas sobre la imparcialidad e independencia del mismo, señalando en reiteradas oportunidades que había perdido la fe en la justicia peruana. Del mismo modo, la sentencia deja en claro que los delitos de peculado y falsedad ideológica fueron cometidos por Fujimori de manera directa y dolosa, con un explícito abuso del poder, situación que agrava la pena. “El imputado, conjuntamente con los ya condenados ex ministros Carlos Boloña Behr, Carlos Bergamino Cruz y Federico Salas (condenados todos ellos por este mismo caso), utilizando el Decreto de Urgencia Nº 081-2000, sea apropiaron de 15 millones de dólares de las arcas públicas y entregaron a Montesinos”, se detalla en el presente fallo.


En el inicio del juicio, que comenzó el día lunes de la semana pasada, Fujimori mostró su conformidad con la acusación fiscal, pero de manera parcial. Es decir, Fujimori admitió los hechos materia de acusación, pero rechazó la responsabilidad penal así como la pena de 8 años solicitada por la fiscalía y el pago, de la reparación civil de 2 millones de soles.


Por su parte, la fiscalía sostuvo que Fujimori negoció de manera directa y voluntaria el pago de esta suma de dinero con su ex asesor. Para hacer efectivo el pago, Fujimori firmó un decreto de urgencia, de fecha 19 de setiembre de 2000 (5 días después del destape del video Kouri- Montesinos que ponía en evidencia el lado más siniestro y corrupto del régimen fujimorista y la catadura moral del ex asesor presidencial). El pretexto que utilizó el ex presidente para encubrir tan reprobable operación, era el financiamiento de una supuesta operación militar para acabar con una organización internacional encargada de traficar armas a las FARC (Fuerzas Armas Revolucionarias Colombianas). Años más tarde, todo el Perú sabe que dicha operación fue un fraude, fue una de las tantas mentiras que utilizó Fujimori durante su régimen para mal utilizar el dinero de todos los peruanos y, con ello, proteger a sus más cercanos colaboradores, fue así como Montesinos recibió una CTS de 69, 5 millones de soles, dinero que le fue entregado al ex asesor en la cochera del SIN, el 22 de setiembre de 2000, tal y como se demuestra en la acusación fiscal mediante el testimonio de ex ministros del propio régimen fujimorista que no hacen sino confirmar la responsabilidad penal del ex mandatario. Cabe mencionar que el propio Vladimiro Montesinos ha señalado que dicho dinero estaba destinado a un fondo de contingencia para futuras campañas fujimoristas.


Pero más allá de la trascendencia jurídica que este fallo trae consigo, mostrando las bondades de un tribunal que en todo momento ha actuado de conformidad con el orden legal establecido, emitiendo una sentencia ajustada a derecho, debidamente motivada y carente de todo tipo de reproche que ponga en duda la imparcialidad e independencia de nuestro Poder Judicial, este proceso nos ha dado la oportunidad a todos los peruanos de apreciar la verdadera personalidad y la miseria humana y política del ex mandatario, quién abrumado por el sin número de testimonios y documentos probatorios que acreditaban su responsabilidad penal no tuvo mejor idea que recurrir a la mentira y la farsa para ensayar frente a la audiencia de todo el país su inverosímil tesis de una supuesta conspiración de golpe de estado, que su ex asesor, aquél al cual tantas veces protegió y blindó frente a las continuas denuncias que por corrupción y violación de derechos humanos recibía desde la prensa y la oposición democrática de ese entonces, planeaba con el apoyo de la cúpula de las fuerzas armadas.


Así fue como Fujimori pretendió una vez más burlarse de todos los peruanos, construyendo una historieta que sólo cobra verosimilitud en la mente de una persona que ha perdido todo sentido de la realidad, que ha olvidado, como por arte de magia, el conjunto de declaraciones que brindó destacando la honorable y destacada labor que su ex asesor desarrollaba al servicio del país, que pretende desconocer hechos tan contundentemente comprometedores como la resolución suprema secreta que emitió, cuando el ex jefe de facto del SIN ya había fugado a Panamá, con la que felicitó y reconoció a su ex asesor los servicios brindados prestados al país, prueba que desacredita de manera contundente la pretendida tesis del supuesto golpe de estado.


“Se pretendía perpetrar varios golpes, llegándose a barajar dos opciones: una que pretendía colocar al ministro Carlos Boloña al mando de un gobierno cívico-militar y, la otra, de un gobierno militar con el general José Villanueva Ruesta a la cabeza”, señaló cobardemente Fujimori.


Luego, en un acto que pinta de cuerpo entero la figura de un Fujimori, felón, irresponsable, carente de todo tipo de sentido del honor y el deber, y sin el menor atisbo de vergüenza y decencia política, decidió culpar al ex ministro Boloña de ser la persona que se contactó con el ex asesor para buscar una salida a la crisis, proponiéndole, dentro de su pragmatismo conocido, el pago de la astronómica suma de 15 millones de dólares. Es decir, una vez más, Fujimori pretendió hacernos creer que él no sabía nada, yo no fui, fue Boloña. Yo no trancé el pago, fue mi ministro. Yo no quise pagarle a Montesinos 15 millones de dólares, fui empujado por las circunstancias, yo no robé, yo salve al país de una crisis. Sí señores, este remedo de político, este aprendiz de dictador, este cacaceno de la política, este don nadie que llegó a la presidencia de la república de la mano de un narcotraficante y traidor a la patria como Montesinos, éste japonés que una vez en el Japón decidió candidatear al senado nipón, este cobarde que renunció por fax a la presidencia de nuestro país, sí éste, éste fue nuestro gobernante durante 10 largos años, y hubiesen sido 15 o 20, sino es por el video Kouri y Montesinos, que desató la crisis y le restó toda credibilidad a un gobierno que desde el primer minuto de su mandato se esforzó por devastar la institucionalidad democrática, saquear las arcas del Estado y pisotear el orden constitucional de nuestro Perú. Sin lugar a dudas, un ex presidente, que simboliza y nos trae a la memoria los fantasmas de una de las épocas más tristes de la vida republicana de nuestro país, historia de la cual debemos de aprender todos los peruanos para que ésta no se repita.

Preso de sus díscolas elucubraciones, Fujimori siguió pronunciando un discurso en el cual las mentiras y falsedades se sucedían unas tras otras, cada una más grande y descabellada que la anterior. Dijo que desde la convocatoria a las elecciones de abril del 2000, pensó en renunciar a la presidencia y por eso eligió a Francisco Tudela como vicepresidente, lo que provocó su enemistad con Montesinos. Todos los que hemos seguido a detalle la historia de nuestro país de los últimos años sabemos que este argumento no es más que una de las innumerables mentiras a las que este Judas de la política, capaz de vender su alma por unas cuantas pesetas, nos tuvo acostumbrados durante su decenio.

Una prueba de ello, de que Fujimori una vez más le mintió al país, y de su innegable amistad y complicidad con su ex asesor fue, tal y como lo ha recordado el fiscal Guillén, la conferencia que ambos dan en Palacio de Gobierno, el 21 de agosto del 2000, sobre el tráfico de armas a las FARC, donde Fujimori presenta a su asesor como el cerebro, gran estratega de su régimen y artífice de innumerables operativos contrasuversvios y contra el narcotráfico diseñados por su gobierno. Años mas tarde, todo el Perú sabría que dichos operativos estuvieron teñidos por la sangre de peruanos que siendo inocentes y siendo privados de sus más elementales derechos fueron asesinados, torturados o desaparecidos, tal y como quedó acreditado en el caso Barrios Altos y Cantuta.

Pero, la más sorprendente de todas sus mentiras fue, sin lugar a dudas, aquella en la que sostiene que él mismo, y gracias a un operativo comandado por el propio Fujimori, pudo recuperar los 15 millones en el SIN. Nada más alejado de la verdad, la historia nos revela que antes de viajar a Panamá, Montesinos llevó a cabo una limpieza total del SIN, llevándose consigo todo tipo de pruebas que lo pudiesen incriminar, como videos, equipo de chuponeo y audios. Puede entonces alguien creer que un tipo como Montesinos dejaría olvidado un monto de 15 millones de dólares, y si eso fuera así, porqué entonces en la conferencia de prensa en la cual Fujimori mostró las pertenencias de Montesinos, nunca habló de los supuestos 15 millones de dólares encontrados. ¿Por qué? Por una simple razón, porque esta esa una historia inverosímil, una farsa, una patraña, una pantomima del ex presidente, un relato tan estúpido y descabellado que ni siquiera Carlos Raffo, Kenyi o Keiko creen.

Queda claro entonces, que por más que el abogado de Fujimori se empeñe en recurrir a la tesis de la persecución política, en la cual el Poder Judicial es utilizado por los enemigos de Fujimori para restarle posibilidades políticas a su movimiento de cara a las elecciones del 2011, esta sentencia y, sobre todo, este proceso, no sólo acreditan la responsabilidad penal del ex presidente por delitos de corrupción, por apoderarse de dinero del Estado para ofrecérselo a un tercero, en este caso su socio y asesor Montesinos, también pone de manifiesto la naturaleza de un gobierno que estuvo signado por el fraude y la corrupción de pies a cabeza, y pone en evidencia la miseria de un Fujimori, que agazapado tras las faldas de su primogénita, pretende ser gobierno el 2011.

Rafael Rodríguez Campos

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