Los
sondeos de opinión ya lo habían pronosticado, Evo Morales (EM), actual presidente
de Bolivia, arrasaría en las elecciones presidenciales de octubre. Y así fue,
EM no sólo venció en primera vuelta, sino confirmó su liderazgo y abrumador
respaldo popular en el país altiplánico, alcanzando su tercer periodo de
gobierno (2015-2020).
A
pocos minutos del cierre de la jornada electoral, las encuestas a boca de urna (TV
Unitel y otras) le daban la victoria con más del 60%. Samuel Doria Medina (SDM),
el candidato opositor de la centro-derechista Unidad Demócrata, apenas había
alcanzado el 24%. Ante la noticia, un emocionado EM, desde el balcón del Palacio
Quemado, se dirigió a la multitud diciendo: “Este es el sentimiento de
liberación de nuestros pueblos. ¿Hasta cuándo seguir sometidos al imperio o al
sistema capitalista? Este triunfo es un triunfo de los antiimperialistas y los anticolonialistas”, señaló.
De ese modo,
EM consiguió una victoria histórica (recordemos en 2009 logró su primera
reelección con un 64%), al convertirse en el primer
líder boliviano que gobernará por tres períodos consecutivos, gracias al apoyo de las grandes mayorías de
ese país, el mismo que según los analistas, le permitirá seguir con su “proceso
de cambio”, iniciado, como se recuerda, con la nacionalización de sectores
clave como telecomunicaciones, minería e hidrocarburos. “Aquí había a
debate dos programas, la nacionalización o la privatización. Con más de 60%
ganó la nacionalización”, fueron las palabras que pronunció EM, celebrando su
arrollador triunfo.
Asimismo,
los resultados oficiales confirmaron algo que para muchos resulta ser la
verdadera victoria electoral del Movimiento al Socialismo (MAS), el partido
oficialista logró revalidar su mayoría absoluta en la Asamblea Nacional al
imponerse en 8 de 9 departamentos, incluyendo la región oriental de Santa Cruz,
otrora bastión de la oposición boliviana, la misma que en esta oportunidad,
sólo triunfó en el amazónico departamento de Beni. Eso quiere decir, que el MAS
tendrá el control de la Cámara de Diputados y Senadores, al obtener los dos
tercios del Parlamento, objetivo que le permitirá consolidar la llamada
“revolución democrática y cultural”.
Evo
Morales
El
actual presidente de 54 años, es hijo de dos humildes campesinos, nació en la
pobre comunidad aimara de Isallavi. Durante su infancia se dedicó a las labores
de pastoreo de llamas. Luego, en su adolescencia, migró a la ciudad, donde se
desempeñó como panadero, ladrillero y músico para solventar el pago de los
estudios que nunca terminó. También se interesó por el deporte, y si bien no
logró destacar como futbolista, esta afición le abrió las puertas del
sindicalismo en la década de 1980. Así, al cabo de unos años, pasó de ser secretario
deportivo a liderar las poderosas federaciones cocaleras de El Chapare, cargo
que lo catapultó a la Presidencia de Bolivia en 2005, cuando logró imponerse con el 54% de los votos.
Pero
EM, como otros líderes en la región, se ha convertido en un personaje que
polariza tanto a la academia como a la opinión pública. Para algunos, EM es un
presidente humilde, trabajador y honesto, que conoce de cerca la pobreza y se
preocupa por el bienestar de los de abajo. Para otros, EM no es otra cosa que
un caudillo autoritario y sectario, que de forma plebiscitaria logró convalidar
sus decisiones, incluso las más polémicas como el cambio de Constitución, convirtiéndose,
de ese modo, en una amenaza para la democracia y el Estado de Derecho en
Bolivia.
El
Gobierno de Evo Morales
Para
organismos multilaterales como el Banco Mundial, EM, a pesar de su discurso
revolucionario, ha mantenido la prudencia fiscal, ganándose los aplausos de
Wall Street al haber logrado un crecimiento económico sostenido, fortalecido
las reservas internacionales y alcanzado la mayor tasa de inversión extranjera
de Sudamérica en relación al tamaño de su economía. Además de incrementar el
salario mínimo, y profundizar los programas sociales, medidas que le han
permitido preservar la tranquilidad en Bolivia, reduciendo el nivel de conflictividad
y movilización social de anteriores gobiernos. “Lo que ha sucedido en Bolivia
es una combinación de un favorable entorno económico exterior con una gestión que ha permitido
aprovecharlo”, dijo
Faris Hadad-Zervos, del Banco
Mundial. En todo caso, es importante señalar que buena parte
del crecimiento, un 5% anual los últimos diez años, proviene de la demanda
interna creciente en este país.
Pero
no todos son elogios para EM. Para Maggy Talavera, una de las analistas más
duras y críticas con el gobierno de EM, lo que está en juego en este proceso es
algo más que el crecimiento económico o la tranquilidad fiscal. Para ella, lo
que Bolivia se jugará hasta el 2020 es la plena vigencia de las libertades
democráticas, del Estado de Derecho, la alternancia en el poder, las garantías
constitucionales irrestrictas y la libertad de expresión de los bolivianos,
sean o no militantes del MAS.
Por
tanto, serán estos los ámbitos en donde EM tendrá que demostrar si es un
gobernante democrático, que ejerce el poder de acuerdo a la Constitución y a
las leyes, como señalan sus defensores, o si por el contrario, termina confirmando
los temores de una oposición que lo acusa de practicar el populismo y el
clientelismo como estrategias que le aseguran el apoyo de la población, incluso
a costa del fortalecimiento institucional de su país.
Una débil oposición
En
un proceso electoral, el candidato que resulta vencedor, en este caso EM, lo es
tanto gracias a sus virtudes, las mismas que fortalecen su imagen, como a las
debilidades de sus competidores. Así, para muchos analistas en Bolivia, la
figura de EM creció y se afianzó durante las elecciones en la medida que al
frente tuvo a una frágil oposición. Eso cobra mayor relevancia si tomamos en
cuenta que el empresario cementero Samuel Doria Medina, no pudo forjar una
alianza capaz de aglutinar a todos los partidos de oposición. Eso explica su
derrota, la tercera consecutiva que sufre ante EM, ya que como se recordará, el
líder del MAS también lo venció en las elecciones de 2005 y 2009,
respectivamente.
El debate electoral en Bolivia
Analistas
y medios de comunicación internacionales han coincidido en señalar que los 5
temas que tomaron en cuenta los bolivianos al momento de decidir su voto en
estas elecciones fueron los siguientes: 1) El liderazgo de EM; 2) El
crecimiento económico; 3) La reducción de la pobreza; 4) El costo de vida; y 5)
Los derechos de las mujeres. Repasemos rápidamente cada uno de ellos.
1) Evo Morales y el MAS
La
popularidad de EM es incuestionable en Bolivia. Más ahora, ya que durante su
actual Gobierno, el líder del MAS logró sumar, a su ya tradicional apoyo entre
los indígenas y los bolivianos más podres, el respaldo de un importante
contingente de empresarios e intelectuales de clase media, debido “básicamente”
al auspicioso desempeño económico (empresarios) y a la profundización de
reformas sociales tantas veces postergadas (progresismo intelectual).
Esta
suma de voluntades pro MAS se ha confirmado en estos comicios, ya que incluso en
Santa Cruz, un tradicional bastión opositor, EM logró imponerse en las urnas,
algo que muchos líderes opositores temían, de allí la necesidad que existía de
formar una alianza electoral con un candidato de verdadera unidad, que liderara
a toda la oposición boliviana, algo que como sabemos, jamás pudo concretarse.
2) El crecimiento económico
Desde
2006, Bolivia ha crecido a un ritmo del 5% anual. Ahora cuenta con una
proyección de aumento del Producto Bruto Interno del 5,5% para 2014,
convirtiéndose, según cifras del Fondo Monetario Internacional, en el país con
mejor desempeño económico de la región. Si a eso le sumamos el que actualmente
las reservas internacionales bolivianas se encuentran en un nivel sin
precedentes en su historia (48%), es lógico pensar que el grueso de los
bolivianos haya decidido renovarle su confianza a EM para un tercer mandato.
3) La reducción de la pobreza
Pero
si el crecimiento económico fue un factor importante en esta campaña, fue la
reducción de la pobreza el verdadero puntal del MAS en este proceso. El
Instituto de Estadística de Bolivia, señaló que mientras en 2005 casi 60% de la
población boliviana vivía en la pobreza, en 2011 esta cifra se redujo a 45%, y
que la pobreza extrema se redujo en un 15%, situación que favorece a los miles
de bolivianos que durante muchos años se sintieron excluidos por presidentes a
los cuales acusan de haberlos traicionado una vez que llegaron al poder. Eso
explica por qué gran parte de la campaña oficialista se centró en destacar los
logros económicos y la reducción de la pobreza alcanzada por el gobierno a
partir de la puesta en práctica de programas sociales a favor de los sectores
populares e históricamente postergados de Bolivia.
4) El costo de vida
“La
Paz construye”, es uno de los slogans que se ha difundido durante los últimos
meses en Bolivia. En esta ciudad, nuevas construcciones se levantan y modernos
supermercados abren sus puertas. Según el Ministerio de Economía, la llegada de
ingresos ha multiplicado el consumo entre los bolivianos. Eso explica por qué
de 100 supermercados que había en 2006 se pasó a más de 400 en 2014.
Sin
embargo, la tasa de inflación boliviana ronda el 6.5% anual, siendo el precio
de la gasolina una de las mayores preocupaciones, más si se toma en cuenta que
EM se ha comprometido en campaña a que no habrá ningún “gasolinazo” o subida de
precio de este producto durante su próximo gobierno, a diferencia de lo que
habían señalado todos los demás candidatos.
5) La Participación de la mujer
Bolivia,
según las Naciones Unidas, se encuentra entre los 5 países de América Latina
con paridad de género en política. Eso explica por qué durante buena parte de
la campaña electoral los candidatos se han mostrado rodeados de mujeres, tanto
en los mítines como en sus listas.
Sin
embargo, de acuerdo a las cifras de la Organización Panamericana de la Salud,
Bolivia se ubica a la cabeza de la lista de 13 países de Latinoamérica con más
casos de violencia física contra mujeres y es el segundo en cuanto a violencia
sexual (el primero es el Perú). Del mismo modo, en lo que va del año 157
mujeres han muerto de manera violenta (muchos casos de feminicidio), 32 más que
en el mismo periodo en 2013, según el informe del Centro de Información y
Desarrollo de la Mujer.
En
todo caso, queda claro que la lucha por los derechos de las mujeres en Bolivia
ha dejado de ser un asunto impulsado únicamente por grupos feministas, y se ha
convertido en un tema de interés nacional. De hecho, durante este proceso se
llevó a cabo la campaña “Machista, fuera de la lista”, que terminó con la
renuncia de dos candidatos al Parlamento envueltos en casos de violencia contra
las mujeres.
Evo Morales (2015-2020)
El
actual presidente ha prometido durante la última campaña, consolidar los
programas sociales y aumentar el rol del Estado en la economía para prolongar
la bonanza económica que le ha permitido llevar a la pobreza a mínimos
históricos durante sus dos primeros gobiernos. Ahora bien, además de lo ya expuesto, creo
necesario señalar cuáles son -desde nuestra óptica- los dos grandes retos que
EM deberá afrontar durante su tercer gobierno.
El
primero, sin lugar a dudas, está relacionado a la seguridad y el narcotráfico,
dos problemas que EM no ha logrado resolver, y para los que al parecer tendrá
que convocar a expertos y personalidades ajenas al MAS, capaces de idear un
plan y estrategia que le permita afrontar con éxito ambos frentes.
Como
se sabe, si bien Bolivia tiene una tasa de homicidios por debajo de la media en
la región (12 por cada 100 mil habitantes), las autoridades reconocen que la
sensación de inseguridad ha crecido, especialmente en ciudades como Santa Cruz,
capital industrial y económica de ese país. Entonces, si esta situación no
mejora, seguramente la oposición empezará a disparar en contra de su gobierno,
exigiendo, como ya lo ha hecho, el endurecimiento de las penas (incluyendo la
cadena perpetua), además de destinar el 4% de las reservas internacionales para
combatir a la criminalidad.
El
segundo, como lo anticipamos, está vinculado a la institucionalidad democrática
y al respeto por el orden constitucional establecido. ¿A qué nos referimos
específicamente? La Constitución boliviana no permite otra reelección. Eso
quiere decir que EM no podría ser candidato en 2020. Sin embargo, la oposición
cree que la hegemonía del MAS en los organismos de poder lo hace proclive al
autoritarismo, y por ello, temen que llegado el momento, y ante la ausencia de
un sucesor (EM no tiene hoy en día a un heredero político), su mayoría
parlamentaria, decida alterar las reglas de juego constitucionales y
electorales, para luego, apelando al plebiscito popular (al puro estilo de
Alberto Fujimori o Hugo Chávez) modificar la Constitución y prolongar su
mandato hasta el bicentenario en 2025.
¿Qué
pasará en Bolivia durante el tercer gobierno de EM? Es algo que iremos descubriendo
con el correr del tiempo, pero sin lugar a dudas, Bolivia se convierte en un
país cuyo proceso político debe ser mirado con muchísima atención por los
analistas de la región. Mirar a Bolivia sin anteojeras ideológicas es la única
manera de entender el complejo proceso de transformación social que viene
atravesando ese país desde 2005.
Etiquetas: Evo Morales, MAS
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