En diciembre del año pasado (06/12),
luego del trabajo conjunto llevado a cabo entre los organismos electorales -JNE,
ONPE y RENIEC-, se propuso una iniciativa legislativa (Proyecto de Ley N°
3060/2013) que tiene por objetivo central fortalecer a los partidos políticos
creando el marco adecuado para su desarrollo en mejores condiciones de
institucionalidad, democracia interna, equidad y transparencia, así lo señalan los
organismos electorales, autores de esta iniciativa.
Formalmente, este Proyecto de una Nueva
Ley de Partidos Políticos, consta de la respectiva Exposición de Motivos (la
parte más interesante del documento) y de un cuerpo legal compuesto por
cuarenta y un (41) artículos y cinco (5) Disposiciones Finales, Transitorias y
Derogatorias.
Ahora bien, en esta oportunidad,
resumiremos brevemente dos de las partes más importantes de este Proyecto: 1)
El diagnóstico (problemas del sistema partidista peruano); y 2) Las soluciones
que el Proyecto recoge.
1) El
diagnóstico (problemas del sistema partidista peruano)
El Proyecto nos recuerda que la
importancia de los partidos es de tal envergadura que no existe sistema
político en el que no estén presentes. Más, cuando una de las particularidades
del sistema democrático, es que la única vía de acceso al poder, son las
elecciones abiertas y competitivas. Así, los partidos se interrelacionan,
creando un sistema que se fortalece o
debilita en función del número que lo compone y la calidad de esa relación. Es
más, la calidad de la democracia está también en función de la calidad del
funcionamiento del sistema de partidos. Sin embargo, es claro que en el Perú
las funciones de los partidos se cumplen solo parcialmente.
El Proyecto prueba que en nuestro país
los partidos han crecido en número, pero no en la calidad de su funcionamiento.
Todos sabemos que la valoración que se tiene de ellos, por parte de la
ciudadanía, es muy baja. Esto es un grave problema pues este pobre desempeño
tiene impacto en la evaluación que tiene la ciudadanía sobre sus instituciones
representativas, así como de la propia democracia.
De esta manera, refieren los
organismos electorales, la alta o baja presencia de los partidos genera varios
efectos en el sistema político, tanto en la canalización de intereses, la
representación política, la intermediación entre la sociedad y el Estado, así
como la construcción de las relaciones entre los poderes ejecutivo, legislativo
y de los gobiernos sub nacionales.
Pero, ¿cuáles son los problemas por
los que atraviesa del sistema de partidos peruano? Para los organismos
electorales, son cinco (5) los problemas más importantes que afronta el sistema
partidario en el Perú. Estos son:
Primer
problema: Fraccionamiento partidario
En el Perú el número de partidos ha
crecido sin que exista mejora en la calidad de la representación. Cuando un
sistema tiene un número alto de partidos (más de 5), la funcionalidad del
sistema recibe un impacto negativo, siendo muy difícil que las fuerzas
políticas lleguen a generar acuerdos políticos. Con ello, la posibilidad de
crear mayorías, variable que influye positivamente en gobernabilidad, disminuye
considerablemente.
Así por ejemplo, el actual parlamento
se instaló con tan solo 6 organizaciones políticas que lograron superar la
valla electoral, no obstante ello, debido a las alianzas electorales, el número
de partidos con representación parlamentaria ascendió a 14.
Esto tiene un importante efecto pues
no solo genera problemas en la conformación de la Mesa Directiva, la Agenda
Legislativa, las comisiones parlamentarias o la calidad de las leyes, sino que
dificulta el ejercicio de la competencia legislativa del Congreso de la
República, pues los grupos parlamentarios con los que se deben generar las
mayorías requeridas para la aprobación de normas son numerosos y poco
cohesionados.
Segundo
problema: Bajo nivel organizativo
Los partidos tienen serios problemas
para afiliar nuevos miembros y mantener a los ya inscritos. En los últimos años
se ha acentuado la deserción de sus cuadros en la medida que la organización
política no ofrece incentivos para generar el compromiso políticos de estos. También
se ha identificado que el número de afiliados crece en época electoral, pero
decrece abruptamente fuera de ese periodo. Ello hace que los partidos no sean
otra cosa que débiles máquinas electorales.
Así, una evidencia de estas
debilidades partidarias son las grandes dificultades que presentan las
organizaciones partidarias para mantener locales abiertos, lo que en términos
generales implica una ausencia cotidiana del partido político en la vida de la
sociedad. En otras palabras, estamos frente a partidos que no hacen vida
partidaria, más allá del periodo previo a un proceso electoral.
Tercer
problema: Bajo nivel de cohesión interna y disciplina partidaria
Existen estímulos en el sistema
electoral para la representación individual en detrimento de los partidos. Por
ejemplo, el voto preferencial genera en el congresista la idea de que el poder
delgado no se lo debe al partido, sino a su relación con el elector. Eso hace
que esta autonomía (mal entendida) genere una fuerte resistencia a seguir las
normas partidarias y la cohesión se ve resentida en la precaria vida de la
bancada partidaria. Si esto es así, entonces no debería sorprendernos el alto
número de congresistas que deciden dejar las filas de las bancadas con las
cuales llegaron al parlamento. Tránsfugas –disidentes, es el eufemismo- les
llaman.
Cuarto
problema: Distancia entre la representación nacional y provincial
Si los partidos tienen por función
integrar los diversos intereses de los electores, su radio de acción debe ser
nacional, lo que quiere decir que su representación llegue también a los
niveles sub nacionales.
Sin embargo, en nuestro país los
partidos nacionales, que tienen la totalidad de la representación en el
Congreso, cuando compiten en elecciones regionales y municipales, solo
consiguen 1 de cada 5 votos válidos, mientras que las organizaciones de alcance
regional (departamental) obtienen el resto.
No se necesita ser brujo para afirmar
que en este Proceso de Elecciones Regionales y Municipales del 05 de octubre
próximo, los partidos nacionales volverán
ser barridos de la escena regional y local.
Quinto
problema: Alto personalismo
Si bien los partidos producen líderes
que encabezan los diversos proyectos políticos, es evidente que una
organización que no trasciende a sus fundadores es una organización que depende
exclusivamente de ellos. Más aún, si en la organización, las decisiones las
toma una sola persona -acompañada de su camarilla- estamos frente a una
organización que difícilmente podrá cumplir las funciones propias de los
partidos. Esto se aprecia claramente en el manejo de la democracia interna de
la organización política.
Nuestro país, en este punto, ofrece
una larga lista de partidos que han aparecido y desaparecido en corto tiempo,
porque apostaron su futuro a la suerte de su líder y fundador. Como es
evidente, el alto personalismo complota severamente contra la consolidación de
una institución partidaria.
2) Las
soluciones que el Proyecto recoge
La propuesta presentada por los organismos
electorales presenta 4 soluciones para la problemática antes descrita. Estas
son:
Para
el fraccionamiento partidario y la debilidad organizativa
Si el problema es el fraccionamiento y
debilidad organizativa, se puede observar que los requisitos de inscripción no
son suficientes para desincentivar a grupos que carecen de un mínimo de
organización.
Además, si bien la ley exige la
presentación de firmas de adherentes y de comités provinciales de militantes,
resulta que en ambos casos los requisitos no han sido filtros efectivos para
impedir el incremento de los partidos inscritos. Asimismo, se ha verificado que
muchas de las firmas presentadas son válidas pero no necesariamente verdaderas,
por tanto no reflejan la voluntad de una persona de adherirse a una
organización política. Por lo que se plantea la implementación del sistema de
verificación biométrica (huella digital) para lograr mayor precisión en la
identificación.
El Proyecto también señala que una vez
inscrito el partido en el listado de personas que suscriben el acta de
constitución del comité se convierta de manera inmediata en el padrón de
afiliados. Además, se prevé que este número de afiliados mínimo inicial sea un
requisito de permanencia en el registro con ello se generan incentivos para que
las organizaciones se esfuercen por mantener una base mínima de militancia.
Para
la representación nacional y subnacional
Como se sabe, los partidos políticos,
la única organización política que tiene habilitada la representación de
candidatos al Congreso de la República, han reducido progresivamente su fuerza
electoral en el ámbito regional y municipal (solo alcanzan 1 voto de 5 en estos
espacios).
Lo que se observa en este ámbito es la
creciente proliferación de organizaciones de alcance regional, provincial y
distrital, lo que lleva a una atomización partidaria extrema. ¿A qué se debe
ello? Una de las causas son las menores exigencias formales de inscripción, y
por el contrario, mayores incentivos para su permanencia a nivel sub nacional.
¿Es un problema la creación de
agrupaciones regionales? No necesariamente. El verdadero problema es que la
mayoría de estas organizaciones políticas no han perdurado en el tiempo y han
desarrollado un personalismo marcado en sus dirigencias, reproduciendo y
potenciando muchos de los males que padecen –como ya se señaló- los partidos
nacionales. Esto es un problema mayúsculo si tomamos en cuenta que ingentes
recursos públicos regionales (transferencias del tesoro público y canon)
terminan en manos de organizaciones que no practican la democracia interna y no
muestran el origen de sus financiamientos.
Para
asegurar la democracia interna
En nuestro país, se observa que los
partidos presentan una gran resistencia para poner en práctica mecanismos
idóneos para producir elecciones internas limpias, competitivas e
incuestionables. Es frecuente encontrar organismos electorales internos que no
cuentan con marcos normativos e institucionales que garanticen su imparcialidad
y eficiencia, reglas de juego inestables, ausencia de mecanismos de protección
para las opciones que no alcanzan la mayoría y finalmente, resultados
cuestionados que no se reflejan necesariamente en las candidaturas que se
presentan ante las autoridades electorales.
Frente a este panorama, el Proyecto
propone, en primer lugar, la adopción de garantías normativas para que las
elecciones internas sean más legítimas. Del mismo modo, se establecen también
las disposiciones mínimas que deberá contener el Reglamento Electoral., entre
ellas, las garantías para los candidatos en competencia, las condiciones que
permiten que las autoridades ejerzan sus funciones con autonomía y los
mecanismos que aseguren el debido proceso.
En cuanto a las elecciones de
candidatos, el Proyecto dispone la intervención obligatoria de los organismos
electorales a nivel nacional -JNE, ONPE y RENIEC-; pues estos organismos otorgan
confianza y legitimidad, así como certeza a los resultados electorales. En esa
línea, el Proyecto establece que el resultado y orden de ubicación de los
candidatos definidos por la voluntad del electorado interno se constituye en la
lista a ser presentada para su inscripción ante el JNE y no puede ser
modificada por ninguna instancia.
Para
el financiamiento de los Partidos Políticos
Los continuos procesos electorales, la
mayor competencia y la centralización de la campaña en los medios han
ocasionado que los costos de la actividad política se incrementen
sustantivamente. En otras palabras, el encarecimiento de la política actual, ha
hecho casi imposible que los partidos mantengan vigencia a partir de los
mecanismos tradicionales de financiamiento (aportes de sus afiliados). Esto
hace que los partidos dependan -en gran medida- de los grandes flujos de dinero
provenientes de donantes con poder económico, o en casos extremos, de dinero de
fuente ilegal (narcotráfico, contrabando, y otras actividades criminales).
Lo que el Proyecto plantea en este
terreno es la figura del financiamiento público directo supeditado a la
disponibilidad presupuestal. Este es un mecanismo usado en muchas democracias,
el mismo que es entendido como un componente de las políticas destinadas al
fortalecimiento institucional de los partidos pues, disminuye la intervención o
injerencia de intereses económicos particulares en las funciones partidarias.
Un
pesimismo justificado
Resulta claro que a nivel nacional, existe
un consenso, más o menos general y estable, en torno al diagnóstico de la problemática
partidaria hecha por los organismos electorales y a las soluciones propuestas en
el Proyecto. Sin embargo, -esa es la pregunta que me hacen alumnos y colegas-
¿Es posible que este Proyecto sea aprobado por el Congreso de la República? Leo
la columna de hoy (25/08/2014) de Carlos Meléndez, y debo confesar que la misma
me ayuda a responder la pregunta que acá planteamos.
Este politólogo dice lo siguiente: “En
el Perú, disculpen la crueldad, el intelectual está condenado a ser pesimista.
Existe una división natural entre intelectuales (pesimistas por naturaleza) y
políticos y tecnócratas (optimistas por obligación)”. No obstante ello, espero
que los políticos hagan que me coma mi pesimismo, y aprueben este Proyecto que
es –por muchas razones- mejor que la actual Ley de Partidos Políticos.
Nota: Resulta necesario reconocer
el esfuerzo hecho por los tres organismos electorales -JNE, ONPE y RENIEC- en
el diseño, elaboración y presentación de este Proyecto de Ley.
Etiquetas: NUEVA LEY DE PARTIDOS POLITICOS
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