jueves, 8 de noviembre de 2012

Barack Obama y las minorías sexuales en USA





Hace un par de días en los Estados Unidos se celebraron las elecciones presidenciales. El presidente Barack Obama logró la reelección imponiéndose al candidato republicano Mitt Romney. Pero más allá de la pugna histórica entre demócratas y republicanos por llegar a la Casa Blanca, en esta elección también se le consultó a la población sobre la legalización del matrimonio entre homosexuales en Estados como Mayne, Maryland y Washington. En los tres estados el resultado fue favorable para las minorías sexuales, la población mayoritaria respaldó el derecho de las parejas de un mismo sexo a contraer nupcias y con ello abrió un nuevo capítulo en la historia de este país.

Los resultados han sido bastante ajustados, la victoria se dio por muy escaso margen en todos ellos, pero se trata de una conquista que marca un hito en un país que desde la década de los noventa se había pronunciado en contra de varias propuestas sobre esta materia. Estas uniones homosexuales ya habían sido aprobadas en seis Estados pero por otras vías diferentes a la consulta popular. He allí la connotación histórica de lo ocurrido, pues en esta elección fueron los ciudadanos los que mediante el voto directo decidieron respaldar la iniciativa, a diferencia de lo ocurrido en los otros en donde la misma fue aprobada por legisladores o tribunales.

En palabras de la presidente de la Campaña por los Derechos Humanos, Chadd Griffin,  “esta votación muestra un cambio en el pensamiento estadounidense respecto a los homosexuales, un cambio que debe permanecer”. El año 2012, afirma esta activista, será siempre recordado como el tiempo en el que de verdad Estados Unidos comenzó un movimiento real por los derechos de los gays, lesbianas, bisexuales y transexuales.

Pero quizá este giro ideológico en torno a tan polémico tema no hubiese sido posible sin el apoyo público que la comunidad homosexual recibió de parte del presidente reelecto Barack Obama. El presidente con absoluta convicción y firmeza señaló que los tiempos de cambio habían llegado a Norteamérica y que había llegado la hora de darles la oportunidad a todos los ciudadanos a ser felices de la manera como ellos elijan. Este pronunciamiento público a favor de esta causa lo hizo en el mes de mayo, y hace dos días, en la noche en la que era declarado vencedor en las elecciones presidenciales, durante su discurso, volvió a referirse a las minorías cuando dijo: “Cualquiera, sea blanco o negro, gay o heterosexual, latino o asiático, discapacitado o no, es parte fundamental de este país”.

Pero las sorpresas en estas elecciones no acaban allí, pues en Wisconsin, los ciudadanos de este estado eligieron a la demócrata Tammy Baldwin para que los represente en el Senado. Este suceso no tendría nada de novedoso en la larga trayectoria política de esta mujer de 50 años, si no fuese por el hecho de que Baldwin se convertirá en la primera senadora norteamericana en haber reconocido públicamente su homosexualidad. La llegada de una mujer homosexual al Senado es una muestra evidente de este tiempo de cambio que está experimentando la sociedad, sobre todo teniendo en cuenta que el Senado siempre se ha caracterizado por su posición más conservadora y tradicional frente al avance de la corriente liberal de la Cámara Baja.

Es importante mencionar sobre este punto, que los ciudadanos, al momento de elegir, evaluaron el desempeño y talento de la misma (diferenciando lo íntimo de lo político) exhibido durante sus años como miembro de la Cámara de Representantes desde 1999, años durante los cuales caracterizó su gestión por sus esfuerzos vinculados en sacar adelante temas como la cobertura de sanidad pública y la lucha contra el racismo y la discriminación.

Estados Unidos vuelve a dar lecciones de apertura y tolerancia al mundo. Los ciudadanos de estos tres estados elevaron a nueve el número de lugares donde el matrimonio homosexual es legal, entre los que destacan: Connecticut, Iowa, Massachusetts, New Hampshire, Vermont, Nueva York y ahora Mayne, Maryland y Washington, respectivamente. Y al mismo tiempo, eligen por primera vez como representante al Senado a una persona que declaró su homosexualidad a pesar de lo que muchos analistas le habían recomendado.

El mundo está cambiando, qué duda cabe. Las últimas décadas han significado una etapa de permanente apertura civil y política. Las minorías en todo el mundo han ido adquiriendo paulatinamente mayor reconocimiento y respeto por el ejercicio de sus derechos y libertades. Esta elección, como lo señaláramos en líneas anteriores, es un punto de quiebre en la historia política de los Estados Unidos, pues evidencia la llegada de tiempos en los cuales la tolerancia, el pluralismo y el respeto por la libertad y autonomía de las personas se comienzan a imponer sobre los prejuicios y la hipocresía de un sector ultramontano que sigue dividiendo y juzgando a los hombres y mujeres por su opción sexual y no por su valor personal.

Quizá, haya llegado también la hora de que en América Latina, y sobre todo en el Perú, iniciemos un proceso de debate serio y respetuoso sobre la posibilidad de legalizar el matrimonio homosexual y el aborto, sin caer en fanatismos religiosos o fundamentalismos morales que dividan al país instalando la discordia y el ataque entre liberales y conservadores.




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