jueves, 6 de septiembre de 2012

La fiesta del cine en Lima


 
Entre el 3 y 11 de agosto se llevó a cabo el 16 Festival de Cine de Lima. Durante una semana la ciudad se convirtió en la capital del cine de nuestro continente: Lima respiró cine y este se contagió de Lima. Esta edición ha sido diferente, así lo han señalado sus organizadores y los medios especializados, pues la expectativa que el evento despertó entre nuestros cinéfilos y público en general ha sido mucho mayor a la de otros años. En un país donde el público suele ser tan ajeno a presentaciones de este tipo en donde la cultura y el buen gusto se imponen sobre la mediocridad de los multicines, un dato así merecía una mención especial.

A lo largo de los últimos años nuestro festival ha conseguido consolidarse como un importante espacio de reunión cinematográfica para los latinoamericanos. El evento, tal como lo afirman los organizadores, permite una comunicación inmediata para la exhibición y adquisición de películas de gran factura que quizá jamás tengan un espacio en nuestras salas tan acostumbradas a Batman, El Hombre araña, Los Vengadores y otros productos del cine hollywoodense en los cuales los efectos especiales y las peleas entre superhéroes reemplazan a los buenos diálogos, la técnica cinematográfica, el manejo de las cámaras, la fotografía o la capacidad interpretativa de actores que no requieren de trajes de super-hombres para quedar registrados en nuestra memoria.

En esta edición la brasileña Historias que solo existen cuando son recordadas de Julia Murat, se convirtió en la absoluta ganadora del evento, tras alcanzar el Trofeo Spondylus a Mejor Película. Asimismo, El estudiante y Cuates de Australia, fueron reconocidas como la mejor película y el mejor documental, por la Crítica Internacional, respectivamente. A su turno, la película de Gabriela Yepes Dar, recibir y devolver, recibió el premio de preferencia del público.

Con respecto a las actuaciones en este Festival, la crítica ha sido unánime en señalar que nunca la premiación a mejor actor y mejor actriz, respectivamente, fue tan justa. El jurado premió a Francisca Gavilán como mejor actriz por su actuación en Violeta se fue a los cielos de Andrés Wood (esta es una película que no se puede dejar de ver). Para luego, colocar en manos de Rodrigo Santoro el premio de mejor actor por su notable trabajo en Heleno de José Henrique Fonseca.

Este año el Festival también sirvió para rendir homenaje a dos grandes personalidades del cine latinoamericano. El primero de ellos fue Jorge Vignati, gran director, fotógrafo, camarógrafo y realizador de cine peruano, quien ha trabajado en numerosos documentales realizados por importantes productoras como la National Geographic y Discovery Channel. El segundo, ya fallecido, fue el cineasta chileno Raúl Ruiz Pino, quien a sus 70 años y luego de más de 113 películas realizadas en todos los formatos, dejó este mundo el 19 de agosto del año pasado.

Finalmente, y aunque no aparezca entre las películas galardonadas en esta oportunidad, no puedo dejar de recomendar la visualización de Paisajes devorados, película de Eliseo Subiela, a la cual la crítica ha tildado de inclasificable, pues es una mezcla entre la ficción y el falso documental. ¿Quién es Remoro Barroso? ¿Acaso este loco interno en un manicomio es el gran cineasta argentino que desapareció sin dejar rastro? Son las preguntas sobre las cuales gira esta cinta en la cual los diálogos y la actuación del genial Fernando Birri la vuelven imperdible.

Este artículo ha sido publicado en el N° 55, edición agosto 2012, de LA LEY, periódico mensual del grupo editorial Gaceta Jurídica.

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