“Julian Asannge es un profesional de la comunicación que lucha por las libertades informativas. Él compartió información confidencial que afectó a algunos países. Existen indicios de que estos países quieren tomar represalias que ponen en peligro su integridad, además de estar latente la posibilidad de su extradición a un tercer país en el cual no se respeten sus derechos”, esos fueron los argumentos que expuso el canciller de Ecuador, Eduardo Patiño, para justificar la decisión de su país de otorgar el asilo político a este ciudadano australiano. Acto seguido, el canciller sostuvo que esperaba que dicha decisión no debilite los lazos de amistad con el Reino Unido, por cuanto comparten similares preocupaciones y objetivos.
La respuesta británica
Días después de este anuncio, el Reino Unido remitió una comunicación formal al país sudamericano en la cual señaló que si Quito no entregaba al “ex pirata informático”, quien lleva ya dos meses refugiado en su sede diplomática en Londres, enviarían un último aviso antes de ingresar a la embajada y capturar a Assange.
La ley del Reino Unido y el salvoconducto
Un representante de la corona británica señaló que si bien la ley de su país permite tomar por asalto la embajada ecuatoriana si antes se comunicó de la medida al Ecuador, ellos no desean recurrir a la fuerza para solucionar este impasse. No obstante ello, también recordó que Assange podría ser detenido por la policía inglesa durante el trayecto al aeropuerto por haber incumplido las condiciones de su libertad bajo fianza. Asimismo, debemos tener presente que para que el fundador de Wikileaks deje el territorio británico el “Gobierno de la Reina” debe otorgarle un salvoconducto que le permita dejar la embajada de Ecuador en Londres, dirigirse al aeropuerto y partir rumbo a Sudamérica. Algo que en opinión de los analistas es casi imposible.
La reacción de los periodistas latinoamericanos
La bloguera cubana Yoani Sánchez, ha señalado que este caso es particularmente paradójico pues siendo Assange una especie de “héroe que lucha en una cruzada por la información”, ha solicitado asilo a un Gobierno que tiene una política rígida y agresiva frente a los medios de comunicación. Assange, ese “Robin Hood de la información que muchos creen que es, ha sido cobijado en el castillo feudal de un Gobierno que refuerza las barreras para que el periodismo no curiosee en su interior”, sentenció la creadora de “Generación Y”.
En esa misma línea, la Asociación ecuatoriana de Editores de Periódicos (AEDEP), afirmó que detrás de la concesión de este asilo hay una operación política tramada por el mismo Presidente Rafael Correa, para reparar su dañada imagen que en asuntos de libertad de expresión tiene en la comunidad internacional.
Para un sector importante de la prensa norteña, el Gobierno de su país está usando a una “celebridad” como Assange para lavarle la cara al régimen. Como se recuerda el Presidente ecuatoriano fue duramente criticado por el juicio que este le inició al diario El Universo al que acusó de haberlo calumniado en un editorial, así como por el enjuiciamiento de dos periodistas que hicieron público un libro en el cual se daba cuenta de los contratos que el hermano del presidente firmó con el Estado.
Los delitos que pesan contra Assange
Contra lo que algunas personas puedan creer, la justicia sueca no está pidiendo la extradición de Assange por cuestiones vinculadas a la comisión de delitos informáticos. En agosto de 2010, la fiscal Maria Haljebo ordenó arrestar al fundador de Wikileaks acusándolo de la violación de Anna Ardin. En septiembre de ese mismo año, la fiscal superior Marianne Ny, reiteró este criterio ordenando la reapertura de las investigaciones contra Assange por el presunto delito de violación sexual contra Anna Ardin y por el de acoso sexual contra Sofia Wilen, acusándolo de haber forzado a una de las víctimas a mantener relaciones sexuales mientras esta dormía, sin usar preservativo.
El reconocimiento internacional del asilo político
El Reino Unido no reconoce la validez jurídica de esta institución. ¿A qué se debe ello? En el Derecho Internacional existe una diferencia entre el asilo diplomático y el asilo político. El primero de ellos es otorgado en una misión diplomática (Assange refugiado en la embajada ecuatoriana en Londres), el mismo que genera la ficción de la extraterritorialidad. En cambio, el segundo es el asilo que un país le otorga a una persona en su territorio soberano (es el que pretende Assange viajando al Ecuador en calidad de asilado).
Este último mecanismo, lamentablemente para los intereses de Assange, no está presente en la Convención de Viena de Relaciones Diplomáticas de 1961. Es por esta razón que Gran Bretaña no lo reconoce como una figura válida del Derecho Internacional Público exigible y oponible a todos los Estados. Ello muy a pesar de que en América Latina, por razones históricas sí haya sido oportunamente regulado a partir de una práctica recíproca entre los Estados.
No obstante ello, siguiendo la opinión de especialistas en la materia, más allá de discutir si lo que opera en este caso es un asilo diplomático o político, deberíamos recurrir a la figura genérica del refugio, más si se entiende que este opera para la protección de personas que no habiendo salido del país se enfrentan a una situación de posible indefensión y peligro.
El conflicto diplomático desatado
El Gobierno del Ecuador ha señalado que la amenaza británica de irrumpir en su sede diplomática es un acto hostil, inamistoso e intolerable, que incluso podría ser considerada en términos jurídicos y políticos como una real violación a su soberanía. De concretarse esta amenaza, afirmó el canciller de ese país, se daría inicio a una contra ofensiva diplomática contundente.
El asilo político, el otorgamiento de este beneficio siempre ocasionará fricciones entre los países. Es cierto que se trata de una decisión soberana, pero qué duda cabe que cuando esta es tomada, lo es porque se considera que existe un país que no garantiza la vida e integridad de las personas que han solicitado el asilo. El malestar británico y sueco es entendible, sin embargo, resulta inaceptable que en pleno siglo XXI un país amenace a otro con ingresar violentamente a su sede diplomática. Como señala el internacionalista Oscar Vidarte, esta actitud es una muestra evidente de esa identidad colonial que la nueva Europa ha intentado ir dejando atrás a lo largo de los últimos años.
El tema jurídico de fondo
Lo importante en este caso, es preguntarse si Julian Assange es realmente un perseguido político o simplemente una persona acusada de delitos sexuales que debe ser llevada ante los tribunales suecos para su debido enjuiciamiento. Y al mismo tiempo, definir si los derechos de Julian Assange serán adecuadamente respetados en este país y si existe o no la posibilidad de que este sea finalmente extraditado a los Estados Unidos, país en el cual el mencionado Assange no es precisamente el hombre más popular. Ello es así teniendo en cuenta que fue la propia cancillería ecuatoriana la que señaló que no había recibido garantías de Suecia ni el Reino Unido de que Assange no sería extraditado a este país donde su vida correría peligro porque debe responder por la filtración de miles de cables diplomáticos y datos militares secretos de Washington.
Rafael Rodríguez Campos
Este artículo ha sido publicado en el N° 55, edición agosto 2012, de LA LEY, periódico mensual del grupo editorial Gaceta Jurídica.
Etiquetas: asilo político a Julian Assange, embajada ecuatoriana., extradición, Wikileaks
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