sábado, 5 de febrero de 2011

Mercedes Aráoz: la estrellita fugaz del APRA


Existen personas que nacen con una buena estrella, existen otras que nacen estrelladas. La historia de Mercedes Aráoz, hasta la semana pasada candidata a la presidencia de la república por el partido de gobierno, es la historia de una persona que creyó tener una estrella más luminosa que la que en realidad tenía. Es la historia de una candidata independiente que de manera inocente y hasta bobalicona creyó en la palabra y en las “promesas” que algunos cuantos politicastros de segundo orden en el partido aprista le hicieron. Sí Mechita se hará lo que tú digas le decían, sí Mechita tú eres nuestra estrella y como tal te blindaremos, sí Mechita ningún compañerito vinculado a temas de corrupción formará parte de la lista de candidatos al congreso, tu figura debe ser impoluta, tú eres casi una santa virgen en política, nosotros no podemos rodearte de ladrones ni cacacenos, le repetían una y otra vez. Luego de tamaño ofrecimiento, luego de tremenda pasada de franela, luego de tremendo coro de adulones y oportunistas, qué mujer u hombre le podría decir que no al partido de la estrella, sólo algunos; exacto, solo aquellos que conocen alguito de la historia política del partido de Alfonso Ugarte, solo aquellos que ven más allá de lo que la dirección política puso frente a las narices de esta caperucita moderna llamada Mechita, solo aquellos que son capaces de dominar el ego y la ambición de colocar en la tarjetita de presentación: Mechita Aráoz, candidata presidencial por el Partido Aprista en las elecciones 2011.

Pero a Mechita la despertaron de su sueño, pero a diferencia de la bella durmiente, el beso se lo dio un sapo, que no tiene nada de príncipe, pero sí mucho de zorro viejo, de zorro astuto y taimado en este duro oficio de confeccionar listas de candidatos a la medida de los apetitos e intereses personales de algunos cuantos en el partido del pueblo. A estos zorros, porque déjenme decirles que si bien ahora todos quieren linchar a uno solo, son varios los zorros que dejaron sin uvas a Mechita, no le dejaron ni siquiera una sola. Pobre Mechita, pensó que en el partido de Haya de la Torre los acuerdos se respetarían y que la palabra empeñada era ley entre las partes. Qué inocente haz sido Mechita, esa regla funciona en el mundo del Derecho, y siempre fuera de nuestras fronteras, pero las reglas se flexibilizan en el quehacer político, y mucho más cuando la ética y moral de los protagonistas también es flexible, tan flexible como una bolita de plastilina, acaso esa no es la moral de los comodines y adulones Mechita.


Mechita cometió un gran error, pensó que el papá de todos los zorros en el APRA acudiría en su rescate, que la tomaría de la cintura para impedir su tropiezo, nada más alejado de la verdad, el papá, o mejor dicho el amo y señor del APRA la estrelló con tan solo una frase: yo nunca estuve de acuerdo con que alguien que no fuese “compañero” asumiera la responsabilidad de llevar adelante la candidatura del partido, sentenció el patriarca. Qué tal patinada Mechita, tu jefe durante algunos años te dejó sin piso, y cuando lo hizo ni siquiera fingió tristeza o preocupación.


Mechita al final del día renunció, o mejor dicho la obligaron a renunciar, la obligaron todos, no sólo el zorro número 36, otrora número 1, digo todos porque a pesar de las riñas, peleas, zarpazos y demás agresiones, una vez que Mechita decidió abandonar la fiesta, decidió no bailar con nadie en este jaleo chabacano en el que se ha convertido cada elección en nuestro país, luego de un breve silencio, los zorros se sentaron a la mesa, comieron, degustaron, se empacharon de soberbia y de hipocresía, y en un abrazo fraternal decidieron dar la vuelta a la página, soltar una lagrimita por la estrella que se fue, y encender los motores de la maquinaria partidaria para los próximos meses, una maquinaria que todos esperan, les permita por lo menos superar la barrera electoral.


Pero resulta creíble tanta candidez, resulta verosímil tanto derroche de inocencia o estupidez, acaso Mechita, la candidata fugaz, ese será su apelativo por algún tiempo, pensó que le podía ganar la pulseada al “Tío George”, pensó que a una independiente, a una invitada, el partido de gobierno, partido de estructura vertical, partido en el cual una jauría de zorros ladinos manejan las riendas del mismo, haciendo y deshaciendo a placer hace ya bastante tiempo, le daría el sí en todo, acaso pensó que el Secretario General del Partido, ojo el secretario general, no el portero, ni el guachimán de Alfonso Ugarte, ni la recepcionista, ni el encargado de la limpieza del aula magna, se quedaría cruzado de brazos viendo como una visitante de paso lo expulsaba de su casa tildándolo de corrupto. No Mechita, eras una estrella, pero no una estrella tan brillante, tú no eres el patrón, no eres el galán del 85, no eres el hombre del ego colosal, esas exquisiteces solo se las permiten al taita que a pesar de haber escrito al Perú en los libros de historia con la marca de la mayor inflación del siglo pasado, después de la de la segunda guerra mundial, se puso el fajín en el 2006 y pretende hacer lo mismo en el 2016. A ti Mechita solo te concederían algún caprichito, pero en las decisiones de alto vuelo, en esas que queman y que pueden partir las aguas en el partido, tu palabra tendría el peso de una pluma en caída libre.


En qué pensabas Mechita cuando decidiste ser la estrella del APRA en 2011, querías seguir construyendo miles de miles de kilómetros de carretera y continuar la obra del mejor gobierno de la historia, no me digas que crees todo eso, está bien que tu jefe te haya bautizado como su ministra estrella, pero tanta lisonja no te puede enfermar de estupidez. Esta bien ser leal, está bien ser trabajadora, está bien ser una persona agradecida, pero de ahí, a decirle al país que te sentías afortunada de haber sido invitada por el partido de gobierno, partido que tú sabes está lleno de impresentables, impresentables a los cuales tú misma les pediste en estos últimos días su respaldo, es algo que francamente linda con la locura más rayana.


Mechita, no creo que hayas actuado con mala fe. Mechita, tú no eres una arribista, puedes ser inocentona, tonta, primeriza, casi virgen en política, pero honesta eres, eso está fuera de discusión, un error político, una patinada magistral, una decisión apresurada o calenturienta y afiebrada te resultan fregando el currículum vitae de tus últimos años, pasaste de ser la ministra preferida a la candidata fugaz de un partido en crisis, que pretendió utilizar tu figura de mujer inteligente, técnica y honesta para limpiarse la cara, para barrer y disimular un poco la enorme cantidad de estiércol que tanta corrupción gubernamental ha generado en estos años. Mechita, acaso no te diste cuenta, porqué no abriste los ojitos, ningún compañerito podía asumir el reto, o es que algún peruano habría podido escuchar de la boca de estos zorros hablar de lucha contra la corrupción sin sentir arcadas. Y para engatusarte te fueron con el cuento de los sondeos y la encuestas que el partido había hecho, encuestas que revelaban que tú podrías ser, si te lo proponías, la primera presidenta de nuestro país. Lo que no te dijeron Mechita es que las encuestas fueron hechas, y este no es ningún secreto, por una empresa amiga, afín al partido, una empresa especialista en maquillar y manipular cifras, datos y demás. A ti Mechita que eres economista, a ti que de números sabes, o debes saber, te engatusaron con esos mismos numeritos, a ti que durante algunos meses dirigías el rumbo de la economía en el Perú.


Algunos dicen que haz renunciado por una cuestión de principios, que renunciaste porque te desautorizaron. Eso no es cierto Mechita, no es cierto porque en realidad jamás te prometieron nada, los compromisos son promesas cuando uno tiene la sana convicción de cumplirlos, en el partido todo depende, hoy te dicen blanco, mañana te dicen negro, todo depende. Tampoco te desautorizaron, sabes por qué, porque nunca te dieron verdadera autoridad. La lista al congreso la decide la militancia, un aprista, un voto, o es que acaso así no estipula la ley y el estatuto partidario. Qué, acaso creías que dejando fuera de la faena electoral al mayor de los zorros, el te abrazaría y sus seguidores te brindarían todo su apoyo, no pues Mechita, tan caída del palto no pensé que eras.


La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, reza Blades, en una de sus canciones. Todo el despelote que armaron en el partido, con gran colaboración tuya Mechita, nos deja muchas cosas para el análisis. El número 1 terminó siendo el zorro vencido en las internas de hace algunos meses. El zorro vencedor de ese entonces se acomodó en el número 36 en la lista. Los demás zorritos y zorritas luego del toma y daca ya conocido, del juego de fuerzas de siempre en el APRA reciben agradecidos su numerito congresal. Es cierto Mechita, no es lo mismo ser el número 1 que el 36, pero para efectos prácticos es lo mismo. Gracias al voto preferencial, zorro 1 y zorro 36, zorro vencido y vencedor, tienen seguro su curul, así como otro puñado de los más pesados en ese clan. Al final Mechita, la única que quedó tirando cintura, sin piso, más sola que Marco en la ficción, fuiste tú. Los apoyos cesaron, las palabras y los elogios hoy en día ya no se escuchan, los aplausos y los gritos comprados a favor tuyo con los cuales te recibían tus “espontáneos seguidores” en cada caminata no son sino un ingrato recuerdo. Ya ves Mechita, eso les pasa a las caperucitas cuando quieren jugar de igual a igual con el lobo feroz, y en la realidad, en la dura realidad de la política criolla, no ocurre lo que en el cuento o la ficción, aquí Mechita, los finales no son felices. Por lo demás, en el partido, entre los lobos, solo esperan el cambio presidencial, el patrón volverá, el taita regresará, y de un solo carajo pondrá las cosas en su sitio, porque si ya su ego era colosal antes de tu estrellada, luego de este despelote, el único vencedor es el señor Presidente, tu ex jefe, y seguro tu ex amigo Mechita.

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