FOTOS
Guillermo Torres Campos
Reportero Gráfico
Ha pasado casi un mes desde
la movilización del día 27 de julio. En esa fecha, cientos de ciudadanos (jóvenes
en su mayoría) de distintas tendencias políticas decidieron tomar la calle para
mostrar su rechazo contra la manera como algunos de nuestros “líderes” (la
mayoría) hacen política en nuestro país.
Todo comenzó días antes,
cuando el Congreso de la República, en uno de los episodios más reprobables de
los últimos años, decidió seguir adelante con la “repartija” de los cargos al
Tribunal Constitucional, Banco Central de Reserva y Defensoría del Pueblo,
respectivamente. Las fuerzas políticas en el Parlamento habían acordado
dividirse los cargos en función al peso de cada bancada, y sin importar los
méritos (o deméritos) académicos y/o profesionales de los elegidos, optaron por
elegir a una serie de personalidades “francamente impresentables” (salvo
algunas excepciones).
La nueva asamblea: el
Facebook
Conocida la noticia, la “nueva
sociedad civil del Facebook”, decidió usar esta red social para convocar a una “gran
marcha” que tendría como punto de llegada las puertas del Congreso. Los
organizadores, muchos de ellos anónimos, esperaban convocar a miles de personas
y con ello obligar al Parlamento a que diera marcha atrás y anulara la decisión
horas antes adoptada con gran convicción (“lo
hacemos por el país”, se atrevieron a decir los más sinvergüenzas).
Cinco mil contra la
repartija
¿Cuál fue el resultado real
de esta convocatoria ciudadana? Yo estuve presente en esa marcha, así que a mí
no me pueden vender cuentos, y con bastante desazón debo decir que los asistentes
no superamos las 5000 personas. Por eso me sorprende que algunos “activistas”
disfrazados de periodistas, hayan señalado que
“un mar de gente estaba en las calles a lo largo de toda la avenida Abancay”
protestando contra lo que consideraban una repartija inmunda y rastrera.
No le hemos ganado a nadie
¿Si eran solamente 5000 por qué
entonces el Congreso dio marcha atrás? Como bien lo señaló el politólogo
Alberto Vergara en una entrevista reciente: “parece
ingenuo pensar que el Congreso dio marcha atrás porque había 5000 en la calle”.
Pero, si no fue la presión de la calle, entonces, ¿qué pasó? Muy sencillo. Para
Vergara, como para nosotros, el Congreso retrocede porque está compuesto de
políticos ligeros, novatos e inútiles para todo fin práctico. Debemos recordar,
que durante este mismo año ya se había logrado neutralizar otras iniciativas
legislativas (iguales o más discutibles) sin la participación de la gente en la
calle. En todo caso, si alguna presión efectiva debemos reconocer, esa es la
que impulsan los medios de comunicación masiva.
Por ello debemos tener
cuidado cuando leemos o escuchamos a quienes fungen de líderes de opinión en
nuestro país, ya que muchas veces sus expresiones, lejos de informar y
describir con objetividad (la posible) nuestra realidad no hacen sino proyectar
(sin ningún sustento) lo que su “yo personal” quisiera ver como realidad
concreta. En otras palabras, como dice Vergara: “Hay columnistas-activistas que creen que le están parando los machos
al Tercer Reich y no a Víctor Isla y su combo. Si eso es así, entonces, ¿cuál
es el impacto real de las movilizaciones o las protestas callejeras en la política
peruana? Sobre ello escribiremos próximamente.
Todos protestan por su cada
uno
Pero veamos lo que ocurrió el
día 27 de julio. Ese día también estuve presente en la marcha junto a otros
amigos y conocidos (fue la primera vez que caminé en medio del gas lacrimógeno de
la mano de mi hermana) y aproveché para conversar con varios jóvenes que
portaban carteles, pancartas y banderines. ¿Por qué marchas compañero (a)?
- Porque no quiero que la U,
el equipo de mis amores, se convierta en sociedad anónima.
- Porque soy de la comunidad
LGTB y este Gobierno no ha hecho nada en favor de nuestros derechos.
- Porque soy miembro de la
CGTP y este Gobierno no ha cumplido sus promesas laborales de campaña.
- Porque soy miembro de un
grupo ambientalista y este Gobierno no ha hecho nada por cuidar el ecosistema y
favorece únicamente a las grandes mineras.
- Porque soy fonavista y el
Gobierno no ha cumplido con devolver nuestros aportes.
- Porque soy feminista y el Gobierno
no ha hecho nada para acabar con los feminicidios y la violencia contra la
mujer.
-Porque queremos una nueva
Constitución que derogue a la Constitución de la mafia fujimorista.
- Porque mi enamorado
estudia en la Católica (yo en la de Lima) y me pidió que lo acompañara a esta
marcha.
Más preguntas que respuestas
En realidad, recibí muchas
más respuestas, la pregunta se la hice a aproximadamente 30 personas, pero
transcribo las que rápidamente se me han venido a la mente. Como pueden
apreciar, la demandas que desde la ciudadanía se le hacen al Gobierno (en
realidad muchas cuestiona al Estado mismo) son bastante diversas y
contradictorias. Eso hace muy difícil explicar el motivo principal por el que
los ciudadanos deciden recorrer las calles en la víspera del aniversario
patrio. Pero, a ver, ¿qué cosa crees tú que el Gobierno debe hacer para
solucionar tus problemas? Pues no lo sé, yo sólo quiero que los políticos hagan
su trabajo, me decían los jóvenes. Pero, ¿tú confías en los políticos? No, pero,
¿qué otra cosa podemos hacer?
Un Gobierno débil como el
nuestro, que no cuenta con políticos duchos entre sus filas capaces de defender
sus planteamientos, un país como el Perú, que carece de un sistema de partidos capaces
de canalizar las demandas de la población y hacerlas llegar a sus
representantes por las vías institucionales, debe “dar gracias de que la protesta en la calle no se articule en una
plataforma única de lucha social”, porque de ser así, estamos seguros de que
el Gobierno afrontaría un escenario de crisis del que le sería muy difícil
salir bien librado.
No nos engañemos
Pero quizá la pregunta del millón
no es ¿cuánta gente debe haber en la calle para lograr cambios sociales? La
pregunta es mucho más compleja, ¿cómo puede un Gobierno como el nuestro
responder a la demandas ciudadanas que cada vez se tornan más diversas, inalcanzables,
numerosas y costosas? ¿Cómo mejorar la vida de la gente que protesta si tenemos
un Estado débil y tacaño a la hora de invertir en gasto social? Empecemos
entonces a reflexionar sobre estas interrogantes, antes de vaticinar, de manera
irresponsable, la llegada de una “primavera
chola en nuestro país” liderada por jóvenes acostumbrados a ahorrarse
palabras en el Facebook.
Etiquetas: 27 de julio de 2013, REPARTIJA, Tomar la calle
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