lunes, 2 de septiembre de 2013

NO NOS HAGAMOS ILUSIONES: NO HAY PRIMAVERA CHOLA


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Guillermo Torres Campos
Reportero Gráfico

Ha pasado casi un mes desde la movilización del día 27 de julio. En esa fecha, cientos de ciudadanos (jóvenes en su mayoría) de distintas tendencias políticas decidieron tomar la calle para mostrar su rechazo contra la manera como algunos de nuestros “líderes” (la mayoría) hacen política en nuestro país.

Todo comenzó días antes, cuando el Congreso de la República, en uno de los episodios más reprobables de los últimos años, decidió seguir adelante con la “repartija” de los cargos al Tribunal Constitucional, Banco Central de Reserva y Defensoría del Pueblo, respectivamente. Las fuerzas políticas en el Parlamento habían acordado dividirse los cargos en función al peso de cada bancada, y sin importar los méritos (o deméritos) académicos y/o profesionales de los elegidos, optaron por elegir a una serie de personalidades “francamente impresentables” (salvo algunas excepciones).

La nueva asamblea: el Facebook

Conocida la noticia, la “nueva sociedad civil del Facebook”, decidió usar esta red social para convocar a una “gran marcha” que tendría como punto de llegada las puertas del Congreso. Los organizadores, muchos de ellos anónimos, esperaban convocar a miles de personas y con ello obligar al Parlamento a que diera marcha atrás y anulara la decisión horas antes adoptada con gran convicción (“lo hacemos por el país”, se atrevieron a decir los más sinvergüenzas).


Cinco mil contra la repartija

¿Cuál fue el resultado real de esta convocatoria ciudadana? Yo estuve presente en esa marcha, así que a mí no me pueden vender cuentos, y con bastante desazón debo decir que los asistentes no superamos las 5000 personas. Por eso me sorprende que algunos “activistas” disfrazados de periodistas, hayan señalado que “un mar de gente estaba en las calles a lo largo de toda la avenida Abancay” protestando contra lo que consideraban una repartija inmunda y rastrera.

No le hemos ganado a nadie

¿Si eran solamente 5000 por qué entonces el Congreso dio marcha atrás? Como bien lo señaló el politólogo Alberto Vergara en una entrevista reciente: “parece ingenuo pensar que el Congreso dio marcha atrás porque había 5000 en la calle”. Pero, si no fue la presión de la calle, entonces, ¿qué pasó? Muy sencillo. Para Vergara, como para nosotros, el Congreso retrocede porque está compuesto de políticos ligeros, novatos e inútiles para todo fin práctico. Debemos recordar, que durante este mismo año ya se había logrado neutralizar otras iniciativas legislativas (iguales o más discutibles) sin la participación de la gente en la calle. En todo caso, si alguna presión efectiva debemos reconocer, esa es la que impulsan los medios de comunicación masiva.

Por ello debemos tener cuidado cuando leemos o escuchamos a quienes fungen de líderes de opinión en nuestro país, ya que muchas veces sus expresiones, lejos de informar y describir con objetividad (la posible) nuestra realidad no hacen sino proyectar (sin ningún sustento) lo que su “yo personal” quisiera ver como realidad concreta. En otras palabras, como dice Vergara: “Hay columnistas-activistas que creen que le están parando los machos al Tercer Reich y no a Víctor Isla y su combo. Si eso es así, entonces, ¿cuál es el impacto real de las movilizaciones o las protestas callejeras en la política peruana? Sobre ello escribiremos próximamente.



Todos protestan por su cada uno

Pero veamos lo que ocurrió el día 27 de julio. Ese día también estuve presente en la marcha junto a otros amigos y conocidos (fue la primera vez que caminé en medio del gas lacrimógeno de la mano de mi hermana) y aproveché para conversar con varios jóvenes que portaban carteles, pancartas y banderines. ¿Por qué marchas compañero (a)?

- Porque no quiero que la U, el equipo de mis amores, se convierta en sociedad anónima.

- Porque soy de la comunidad LGTB y este Gobierno no ha hecho nada en favor de nuestros derechos.

- Porque soy miembro de la CGTP y este Gobierno no ha cumplido sus promesas laborales de campaña.

- Porque soy miembro de un grupo ambientalista y este Gobierno no ha hecho nada por cuidar el ecosistema y favorece únicamente a las grandes mineras.


- Porque soy fonavista y el Gobierno no ha cumplido con devolver nuestros aportes.

- Porque soy feminista y el Gobierno no ha hecho nada para acabar con los feminicidios y la violencia contra la mujer.

-Porque queremos una nueva Constitución que derogue a la Constitución de la mafia fujimorista.

- Porque mi enamorado estudia en la Católica (yo en la de Lima) y me pidió que lo acompañara a esta marcha.



Más preguntas que respuestas

En realidad, recibí muchas más respuestas, la pregunta se la hice a aproximadamente 30 personas, pero transcribo las que rápidamente se me han venido a la mente. Como pueden apreciar, la demandas que desde la ciudadanía se le hacen al Gobierno (en realidad muchas cuestiona al Estado mismo) son bastante diversas y contradictorias. Eso hace muy difícil explicar el motivo principal por el que los ciudadanos deciden recorrer las calles en la víspera del aniversario patrio. Pero, a ver, ¿qué cosa crees tú que el Gobierno debe hacer para solucionar tus problemas? Pues no lo sé, yo sólo quiero que los políticos hagan su trabajo, me decían los jóvenes. Pero, ¿tú confías en los políticos? No, pero, ¿qué otra cosa podemos hacer?




Un Gobierno débil como el nuestro, que no cuenta con políticos duchos entre sus filas capaces de defender sus planteamientos, un país como el Perú, que carece de un sistema de partidos capaces de canalizar las demandas de la población y hacerlas llegar a sus representantes por las vías institucionales, debe “dar gracias de que la protesta en la calle no se articule en una plataforma única de lucha social”, porque de ser así, estamos seguros de que el Gobierno afrontaría un escenario de crisis del que le sería muy difícil salir bien librado.

No nos engañemos

Pero quizá la pregunta del millón no es ¿cuánta gente debe haber en la calle para lograr cambios sociales? La pregunta es mucho más compleja, ¿cómo puede un Gobierno como el nuestro responder a la demandas ciudadanas que cada vez se tornan más diversas, inalcanzables, numerosas y costosas? ¿Cómo mejorar la vida de la gente que protesta si tenemos un Estado débil y tacaño a la hora de invertir en gasto social? Empecemos entonces a reflexionar sobre estas interrogantes, antes de vaticinar, de manera irresponsable, la llegada de una “primavera chola en nuestro país” liderada por jóvenes acostumbrados a ahorrarse palabras en el Facebook. 

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