La revocatoria a la alcaldesa de Lima, Susana Villarán
El año 2012 ha comenzado, un año nuevo que seguramente nos traerá más de una sorpresa en el terreno político. Cuántos nuevos escándalos serán denunciados por los medios de comunicación, cuántos políticos caerán en desgracia, cuántas alianzas se acabarán y cuántas nuevas se forjaran durante estos 365 días. Y como para ratificar aquello de que en el Perú es casi imposible morir de aburrimiento, algunos de nuestros compatriotas, algunos de los vecinos de la comuna limeña han dado inicio a una campaña de movilización ciudadana cuyo único objetivo es lograr la revocatoria del mandato de la actual alcaldesa de Lima Metropolitana, Susana Villarán.
Como todos saben, el lunes 2 de enero del corriente, empezó la venta de los kits electorales, conjunto de documentos y formatos que la autoridad exige para dar inicio al proceso de recolección de firmas que haga posible la revocación de la autoridad edil. Ese mismo día, fueron 7 los grupos que adquirieron los kits (S/. 79,13 soles cada uno). Uno de los adquirientes, y principal promotor de la revocatoria de Villarán, es el abogado y ex empleado de la Municipalidad Metropolitana de Lima, durante el periodo de gestión de Luis Castañeda Lossio, Marco Tulio Gutiérrez. Este dato es importante, pues más allá de las razones, atendibles o no, que impulsan a estos ciudadanos a solicitar la revocatoria de la autoridad, es importante, creo yo, conocer la trayectoria, los vínculos políticos y los intereses detrás de las personas que están encabezando esta campaña.
De acuerdo a lo establecido en la legislación vigente, para el caso puntual de la alcaldesa de Lima, se requiere la recolección de 400 mil firmas, todas ellas certificadas por la autoridad competente para poder hacer formal la solicitud de revocatoria. Sólo después de haber cumplido con este requisito, será el Jurado Nacional de Elecciones el órgano encargado de programar oficialmente dicha consulta ciudadana para el día 30 de septiembre. Es decir, en caso los impulsores de esta iniciativa cumplan con los requisitos formales previstos en la ley, los vecinos de Lima volveremos a las urnas en el mes de septiembre para respaldar o no la gestión de la actual alcaldesa.
Sobre el proceso de revocatoria podríamos decir muchas cosas. En principio podríamos abordar el tema desde una perspectiva netamente política, o también, y esa me parece la opción más recomendable, podríamos aprovechar la cobertura que este tema ha generado para informar a la ciudadanía en torno a la naturaleza y alcances de esta figura jurídica y constitucional. Es importante hacer ello pues el ciudadano, al menos eso es lo que se desea en las democracias avanzadas, debe conocer cuál es la importancia y el valor de este tipo de consultas populares al interior de los sistemas constitucionales; y al mismo tiempo, debe de tomar conciencia en torno a los riesgos que el uso irresponsable de este mecanismo puede traer consigo para la gobernabilidad y el orden de la ciudad.
¿Qué es la revocatoria y cuál es su finalidad?
La revocatoria es un mecanismo que posibilita el derecho de participación política de los ciudadanos en la toma de decisiones de poder público. Este mecanismo tiene por finalidad remover o destituir de su cargo a una autoridad elegida antes de la culminación de su periodo de gobierno o mandato. Es un mecanismo de participación política directa expresamente reconocido por nuestra Constitución y por la Ley Nº 26300, Ley de Participación y Control Ciudadanos, al igual que otros de similar naturaleza como la remoción de funcionarios, el referéndum normativo, la rendición de cuentas, la iniciativa legislativa o los cabildos abiertos.
¿Cuál es el origen histórico de este mecanismo?
La revocación es una figura jurídica que nace en el derecho anglosajón y cuya regulación ha merecido un importante tratamiento debido a la necesidad de buscar un equilibrio entre el poder de los ciudadanos, el mismo que se expresa a través de su respaldo o rechazo a la labor de la autoridad sometida a este mecanismo, la cual puede ser cesada de su cargo, y el deber del Estado de garantizar el orden y la continuidad en el desempeño del cargo de todas y cada una de las autoridades públicas. Así por ejemplo, en el caso de los Estados Unidos, tenemos que la revocación procede en algunos Estados, y opera frente a algunas autoridades como por ejemplo gobernadores, alcaldes o concejales con ciertas limitaciones previstas expresamente en la ley.
¿Qué otros países en la región han recogido este mecanismo de participación?
En Latinoamérica podemos encontrar dos grandes grupos de países. En el primer grupo aparecen aquellos que no contemplan esta figura como Chile, Uruguay o Costa Rica. Y un segundo grupo, del cual forma parte el Perú, en donde la figura de la revocatoria aparece reconocida pero presenta diversos alcances dependiendo de la opción política de cada Estado. Estamos hablando de países como Venezuela, Bolivia, Ecuador y Colombia.
¿Qué autoridades pueden ser revocadas en el Perú?
De acuerdo al orden jurídico vigente, en el Perú únicamente pueden ser revocadas las siguientes autoridades: Presidentes Regionales, Consejeros Regionales, Alcaldes y Regidores. La revocatoria no opera frente a otro tipo de autoridades elegidas de manera directa como son: el Presidente de la República o los Congresistas.
¿Cuándo se puede solicitar y realizar la consulta revocatoria o referéndum revocatorio?
En el Perú, el pedido y realización de la revocatoria no pueden hacerse efectivos ni en el primer ni en el último año de la gestión de la autoridad cuestionada. Para el caso de la alcaldesa de Lima, ésta únicamente podría ser revocada en el segundo (2012) o tercer año (2013) de su periodo edil.
¿El pedido o solicitud de revocatoria de autoridades requiere ser motivado?
Podríamos decir que no. Es cierto que la solicitud de revocatoria siempre consigna las razones que motivan dicho pedido. Sin embargo, las autoridades competentes no pueden analizar la verosimilitud de lo afirmado o verificar la validez de dichas afirmaciones. En otras palabras, se trata de un mecanismo eminentemente político por medio del cual los ciudadanos, impulsados por razones objetivas o subjetivas, eso no importa, ratifican o no su confianza en la autoridad sometida a evaluación.
¿Cuál es el requisito exigido para revocar a una autoridad o, como se pretende en este caso, a la Alcaldesa de Lima?
En nuestro país el acto revocatorio se consuma si el 50% o un número mayor de electores hábiles del padrón electoral de Lima Metropolitana concurre al acto de sufragio. Y luego, si la mitad más uno de los votos válidamente emitidos respalda la opción revocatoria.
¿Cuándo se llevó a cabo el último proceso revocatorio en el Perú?
En noviembre de 2009, se realizó el último referéndum revocatorio, dando como resultado la revocación de 67 alcaldes y 271 regidores. Fueron 72 distritos los que sometieron a esta consulta a sus autoridades locales.
Habiendo dado algunos alcances en torno a la naturaleza, finalidad y alcances de este mecanismo de participación y de la manera cómo ha sido concebido en nuestro país, pasemos a continuación a hacer algunos apuntes en torno a las motivaciones y a la conveniencia política de llevar adelante este mecanismo para el caso de Susana Villarán.
Los ciudadanos debemos de partir por reconocer que ninguna autoridad logrará colmar absolutamente todas nuestras expectativas en el corto plazo. Los ciudadanos, y qué decir de los vecinos de esta gran urbe, debemos reconocer que llevar adelante una gestión exitosa en nuestro medio es una tarea titánica. La escasez de recursos, la falta de voluntad política de los actores, las miles de demandas sociales no atendidas a lo largo de la historia, la falta de institucionalidad y la ausencia de una cultura cívica y democrática son factores que entorpecen el quehacer diario de cualquier autoridad. En ese sentido, creo importante hacernos un par preguntas: ¿Cuáles son los criterios para catalogar a una gestión de ineficiente? ¿Bajo qué parámetros podemos juzgar la labor o el desempeño de la alcaldesa de Lima?
Según palabras del señor Gutiérrez, refrendadas por voces como las del señor Luis Castañeda Lossio, ex Alcalde de Lima, quien afirmó que él sería el primero en firmar la solicitud de revocatoria, o la del ex candidato a la alcaldía de la ciudad en las últimas elecciones, Alex Kouri, “la gente considera que Susana Villarán ha incumplido su programa de gobierno”, y en tal medida, ante dicho incumplimiento, el proceso de revocatoria resulta justificado”. Si ello fuese cierto, me gustaría hacer una doble pregunta al respecto ¿Cómo se puede incumplir el programa de gobierno previsto para 4 años de gestión cuando sólo ha transcurrido el primer año? ¿No es acaso esta posición algo apresurada e irresponsable? Yo creo que sí.
Debemos de tener en consideración un dato que parece olvidar el grupo de impulsores de la revocatoria de Villarán. Durante su primer año de gestión, la señora Villarán tuvo la mala suerte de cruzarse con la celebración de una elección presidencial que paralizó el país durante los seis primeros meses del año debido al temor que los resultados generaron en los actores políticos y económicos nacionales e internacionales. Este es un dato que no debemos dejar de tomar en consideración al momento de hacer nuestros juicios. A pesar de ello, y las cifras así lo evidencian, la señora Villarán ejecutó el 72,6% del presupuesto total de la Municipalidad Metropolitana de Lima, porcentaje mayor al 67% que en su momento ejecutara el ex alcalde, Luis Castañeda, hoy promotor de la revocatoria, en el año 2007 (primer año de su segunda gestión como alcalde).
Otra de las críticas que se le hacen a la gestión de Susana Villarán es su falta de capacidad para la construcción de obras de infraestructura. Dicho de otro modo, para algunos, la gestión de un alcalde se mide en función de las toneladas de concreto o cemento que logra inaugurar, pintando de amarillo (recuerden que era el color favorito del ex alcalde) y llenando de placas con inscripciones “Lucho lo hizo” toda la ciudad. Es decir, un alcalde es más eficiente, realiza una mejor gestión, en la medida que construya el mayor número de losas deportivas, escaleras, calles y plazas, independientemente de si estas edificaciones se llevan a cabo en los tiempos previstos o con transparencia en el manejo de los recursos.
Si se trata de hacer ese tipo de juicios, indudablemente Susana Villarán sale muy mal parada. Eso no quiere decir que su gestión sea mala, simplemente que se trata de una política con otro estilo y con otra manera de entender los problemas de la ciudad. Susana Villarán ha decidido asumir el reto de hacer frente a dos problemas vitales para la viabilidad de Lima, dos problemas que durante muchos años, por puro cálculo político, ninguna autoridad edil quiso enfrentar: seguridad ciudadana y reordenamiento vehicular. Basta con recordar la cobardía exhibida por la gestión anterior en el caso de las “revisiones técnicas” para darnos una idea del porqué este asunto merece nuestra mayor atención. Y claro, al enfrentarse a ciertos grupos de interés, no es de extrañar que sean estos mismos, los transportistas, los comerciantes ambulantes del Centro de Lima, de Mesa Redonda, del Mercado Mayorista, los mismos actores que hoy en día piden la cabeza de la alcaldesa.
Pero además, el estilo de Villarán es muy diferente al de su antecesor. Esta es una gestión que apuesta por la transparencia, que siempre está llana a explicar a la ciudadanía cada uno de sus pasos, que no teme dar la cara ante los medios de comunicación, que respeta el derecho que tiene la población a estar informada, que no cae en ese mutismo absurdo al cual nos tuvo acostumbrados Luis Castañeda Lossio a los limeños durante los 8 años de gestión.
Al mismo tiempo, la gestión de Villarán entiende que la relación con la comunidad debe de darse de modo horizontal y participativo. Es posible que la figura que Villarán proyecta no calce con el modelo publicitario, empresarial o de gestión corporativa que tanto parece valorar cierto sector de poder de la ciudad, pero de allí, a tildar a la alcaldesa de ociosa, de asambleísta, de politiquera me parece existe una distancia muy grande. Eso no quiere decir, como afirman algunos analistas que la señora no sea eficiente o práctica, quiere decir que en su escala de prioridades figura el fortalecimiento del lado humano de la gestión, el apoyo y el contacto con los más pobres, la promoción de la participación vecinal, la presencia municipal en la comunidad, mediante la recuperación de espacios públicos o espacios para el esparcimiento de la familia o el encuentro entre los limeños como son los museos y los teatros, y no únicamente el frió y duro cemento. Y no por ello, deja de atender los grandes proyectos que su antecesor le heredó, pues a pesar de las mentiras que día a día se repiten, sólo dos de los proyectos heredados han sido paralizados. Y tantos otros siguen su curso como el caso del proyecto Cerro Verde.
Lima no era un paraíso hace un año, y tampoco se ha convertido en Bagdad, Kabul, Juárez o Caracas durante el año de gestión de Villarán. Es cierto que quizá la gestión de la alcaldesa debería mejorar su perfomance comunicacional y dar a conocer de modo más inteligente sus logros, objetivos o medidas adoptadas, pero no por ello podemos dejar de reconocerle méritos como los antes descritos. No creo, y quiero ser honesto en ello, que existan razones de fondo que justifiquen la revocatoria de Villarán, no creo que la supuesta ineficiencia de Susana sea motivo suficiente para llevar a la ciudad a un periodo de polarización e inestabilidad política de por lo menos un año, no creo que Lima pueda darse el lujo de paralizar su desarrollo por la sola voluntad de algunos que habiendo perdido la oportunidad de conducir la ciudad o el país en las urnas desean patear el tablero, desconocer las reglas democráticas usando la cándida excusa de estar preocupados por el futuro de la ciudad, y de no hacer sino aquello que el ordenamiento permite. ¡Vamos señores! ¿Quién les cree? Yo no. ¿Y ustedes?
Rafael Rodríguez Campos
Escribe en www.muladarnews.com columna de opinión sobre temas de actualidad nacional e internacional
Etiquetas: Luis Castañeda Lossio, Marco Tulio Gutiérrez, revocatoria municipal, Susana Villarán y Lourdes Flores
1 comentarios:
Vaya una justificación para absurda, la elección paralizó seis meses todo? De donde sacan ese dato tan fidedigno? Es que acaso los contribuyentes de la ciudad no siguieron pagando sus tributos?? El presupuesto asignado no se pudo ejecutar en esos seis meses? Que hicieron entonces durante ese tiempo? Esperar sentados? Eso no es muestra suficiente de incapacidad? A confesión de parte. . . . . .
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