¿Te
arrepientes de haber votado por Ollanta Humala (OH) en la segunda vuelta de
2011?
Es la
pregunta que durante estos 4 años de Gobierno me han formulado familiares, amigos,
alumnos y gente en las redes sociales. Mi respuesta es la siguiente: No. Creo,
como siempre lo he señalado, que mi voto fue más anti-keiko que pro-Humala, ya
que para mí, como para la mayoría de los peruanos en la elección pasada, Keiko
Fujimori y su movimiento representaban una amenaza mucho mayor para la
democracia y el Estado de Derecho en el Perú.
¿Acaso
OH no presentaba también un discurso populista anti-sistema peligroso para la
democracia y la economía en el Perú?
Sí,
les respondo a mis interlocutores, pero era únicamente eso: un discurso. Creo
que quienes vaticinaban que OH seguiría la línea populista, estatizante y
autoritaria de Hugo Chávez y de los países bolivarianos se equivocaron
rotundamente. Yo, jamás creí en esa hipótesis, pues consideré que las
condiciones estructurales del Perú en 2011 no eran las que encontró Hugo Chávez
en Venezuela (aguda crisis económica, política, institucional y vacío de
poder).
Además,
ni OH ni su partido gozaban del respaldo político necesario para dirigir al país
rumbo al socialismo del siglo XXI. Para mí, la presión ejercida por los grupos
de interés (grandes conglomerados económicos, la prensa, la Iglesia y las
Fuerzas Armadas, entre otros) harían que el nuevo presidente, más temprano que tarde,
abandone, tal y como ocurrió, los planteamientos expuestos en su ya olvidada
“Gran Transformación”:
¿Entonces,
crees que el Gobierno de OH ha sido bueno?
No,
naturalmente no. Nadie que tenga un mínimo de formación política y tenga acceso
a información básica podría afirmar ello. El Gobierno de OH ha sido, como
señala Levitsky, más o menos lo que se esperaba, un Gobierno mediocre, sin
capacidad política, débil e impopular. Se trata de un Gobierno que nunca
encontró un rumbo político, que abandonó su posición de izquierda pero que no
terminó siendo de derecha, como equivocadamente afirman algunos “imparciales”
analistas. Como alguna vez dijo un partidario del PRI mexicano: este Gobierno
no ha sido ni de izquierda ni de derecha, sino todo lo contrario.
En
todo caso, lo que sí ha ocurrido con este Gobierno (lo señalé hace dos años) es
que políticamente terminó quedándose absolutamente solo. Se trata de una soledad
que se inició con el alejamiento de Salomón Lerner luego del conflicto social
desatado en Conga (Cajamarca) y terminó privando al presidente del apoyo y
consejo de los asesores que lo habían acompañado durante la elección de 2011 -y
muchos desde la de 2006-. Eso, para un
presidente con escasa experiencia, carente de un partido que lo blinde
políticamente y le ofrezca cuadros para asumir responsabilidades al interior
del Ejecutivo fue un grave error.
¿Pero otros presidentes como
Alejandro Toledo no contaban al llegar al Gobierno con un partido político
sólido que los apoye?
Eso es cierto, pero la virtud de AT,
al que ahora resulta impopular reconocerle algún mérito, fue convocar a
personalidades con mucho mayor peso y prestigio político para integrarse a su
Gobierno y ayudarlo a hacer política. En otras palabras, AT entendió que si no
construía –o al menos trataba- de forjar alianzas y coaliciones, su régimen
quizás se hubiese desplomado antes de acabar su mandato.
¿Es responsable el presidente OH de
la soledad política en la que se encuentra?
Sí, absolutamente. El presidente
jamás comprendió la complejidad de las funciones de Gobierno ni la importancia
del liderazgo a la hora de convocar aliados que le permitieran avanzar con una
agenda política mínima capaz de concretizar algunas –todas es imposible- las
reformas estructurales que el país necesitaba. El, estoy seguro, sabía que no
contaba al interior de su partido (el término partido en este caso es una
exageración del lenguaje) con voceros políticos de fuste que salieran a los
medios a defender las decisiones del Gobierno, impulsar las reformas (las que
tímidamente formularon) o blindarlo políticamente de los ataques de los rivales
de turno: el fujimorismo y el aprismo, básicamente.
Sin embargo, y a pesar de reconocer
la debilidad de su partido, el presidente no hizo otra cosa que ir alejando de
su círculo inmediato a su mejor gente, para finalmente, quedarse al lado de la
única persona en quien confía: Nadine Heredia, su esposa. El problema con este
comportamiento es que para gobernar un país tan difícil como el Perú no bastan
los consejos de la persona con la que se comparte el lecho matrimonial, se
requiere de personalidades que perteneciendo a diversos sectores -democráticos
todos, claro está- le aseguren al Gobierno cierta tranquilidad y fuerza para
resistir el desgaste de 5 largos años de mandato. Pero para ello, el presidente
OH debía convocar a las mejores personas, algo que jamás hizo, o en el peor de
los casos, jamás le interesó hacer.
La mayor prueba de esta debilidad y
soledad política ha sido lo ocurrido en el Congreso el día 26JUL2015 con la
elección de la Nueva Mesa Directiva para el periodo 2015-2016. Para comenzar,
el partido de Gobierno no tuvo la suficiente capacidad como para presentar un
candidato/ta propio que le permita asegurar la conducción del Parlamento en
este último tramo. Como lo ha señalado el propio ex vicepresidente, Omar
Chehade, el Gobierno perdió este partido por walk-over. Pero lo más alarmante
para el oficialismo, es que la lista ganadora de Luis Ibérico terminó
imponiéndose a la que apoyaba el presidente OH por una diferencia (15 votos)
que ni el más entusiasta de sus aliados hubiese imaginado. ¿Por qué ocurrió
eso? Porque varios de los que antes votaban con el Gobierno esta vez le dieron
la espalda –incluso parlamentarios del propio nacionalismo-.
Finalmente, ¿Por qué era importante
ganar la Mesa Directiva del Parlamento?
La respuesta es muy simple: quien
controla la Mesa Directiva controla la agenda del Congreso, y por ende, tiene
la facultad de decidir qué temas se debaten y qué temas no. Como bien lo ha
señalado mi amigo y colega Heber Campos Bernal, en un año
electoral donde golpear y atacar al Gobierno
se convertirá en el pan de cada día, tener el control de la agenda del
Parlamento significa tener la potestad de herir más o menos al Gobierno. Pero al mismo tiempo, garantiza que las
críticas y los golpes que puedan recibir los líderes (candidatos en 2016) de la
oposición sean mínimas.
Entonces, señores del Gobierno, comprenden
ahora por qué era importante ganar esta elección, por qué era importante
controlar la Mesa Directiva como sí lo hizo el APRA durante sus 5 años de
Gobierno. ¿Por qué creen que en estas Fiestas Patrias son los fujimoristas y los
apristas los que más celebran?
Etiquetas: Keiko Fujimori, nadine heredia, Ollanta Humala
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