Mario Vargas Llosa (MVLL), premio Nobel de literatura, acaba de
publicar su nueva novela titulada “Cinco esquinas”. La historia de la novela se
ubica durante los años del gobierno dictatorial de Alberto Fujimori. Como era
de esperarse, dada la coyuntura electoral por la que atraviesa el Perú, algunas
voces -sobre todo aquellas ligadas al fujimorismo- han señalado que la
finalidad de esta novela no ha sido otra que la de minar la candidatura de
Keiko Fujimori en su carrera a la Presidencia del Perú, algo que para cualquier
ciudadano, medianamente culto, resulta, por decirlo menos, un disparate.
Al respecto, el propio
MVLL afirma que el momento de la publicación de su nueva novela es un dato
circunstancial, y que no tiene ninguna relación con el proceso electoral
peruano. Es más, MVLL ha señalado categóricamente que cuando él tiene algo que
decir sobre la situación política del país lo hace mediante ensayos y
artículos. Eso es algo que MVLL ha hecho durante toda su vida, basta leer (algo
que el fujimorista promedio no hace) sus libros “Contra viento y marea”,
“Desafíos a la libertad”, “Sables y utopías”, o sus columnas publicadas en el
diario El País de España, para corroborar ello.
Esto último es importante
subrayar, pues quienes seguimos la obra de MVLL (novelas, ensayos, artículos,
etc.) sabemos que si algo caracteriza a nuestro Nobel es justamente su manera
frontal de decir las cosas cuando se trata de sentar posición frente a
gobiernos dictatoriales (sean de derecha o de izquierda) y líderes políticos
(sean progresistas, liberales, populistas, etc.). Entonces, afirmar –como
interesadamente lo hace el fujimorismo- que un Premio Nobel de literatura como
MVLL, invierte horas de su valioso tiempo en la construcción de una novela con
el objetivo de convertirla en un arma política en el marco de un proceso
electoral, es algo que no resiste el menor análisis.
Ahora bien, con respecto a
la obra, MVLL ha señalado que la idea de esta novela comenzó con una imagen de
dos señoras amigas que de pronto una noche, de una manera impensada para ambas
viven un situación erótica. Luego se fue convirtiendo en una historia policial,
casi un thriller, el mismo que se fue transformando en una especie de mural de
la sociedad peruana en los últimos meses o semanas de la dictadura de Fujimori
y Montesinos.
Asimismo, MVLL afirma que
le gustó la idea de que la historia se llamase “Cinco esquinas”, porque es el
nombre de una zona emblemática de Barrios Altos, que representa también en esta
novela, el desmoronamiento del Perú en la dictadura de Alberto Fujimori, el
terrorismo de Sendero Luminoso, los crímenes del ejército, la corrupción y
resquebrajamiento de la democracia en el Perú.
Además, MVLL advierte, en
la contratapa del libro, que si hay un tema que permea, que impregna toda la
historia, es el periodismo, el periodismo amarillo. La dictadura de Alberto
Fujimori utilizó el periodismo de escándalo como un arma política para desprestigiar
y aniquilar moralmente a todos sus adversarios. Pero al mismo tiempo, en la
novela también está la otra cara, cómo el periodismo, que puede ser algo vil y
sucio, puede convertirse de pronto en un instrumento de liberación, de defensa
moral y cívica de una sociedad. Esas dos caras del periodismo, afirma MVLL, son
uno de los temas centrales de “Cinco esquinas”.
Sobre este mismo tema,
Sally Bowen, la prestigiosa periodista británica, autora del libro “Periodista
al fin y al cabo. 20 años de investigación: Sendero, narcotráfico y política en
el Perú 1988-2008” (una de las obras más vendidas en la Feria del Libro 2015 en
el Perú), afirma que en el Perú de la década de los noventa, como bajo
cualquier régimen autoritario, la prensa jugó un papel significativo que es
difícil sobreestimar e imposible de ignorar. Se trataba, según refiere, de un
juego que podía ser jugado de diversas formas.
Para Sally, algunos
periodistas, eligieron una oposición a todo vapor, y constantemente se referían
al gobierno de Alberto Fujimori como la dictadura y al jefe de Estado como el
dictador. El único y gran inconveniente que esta postura enfrentaba era que
Alberto Fujimori contaba con un amplio e incuestionable respaldo, y se las
había arreglado para legitimarse a sí mismo y a su golpe de 1992, aunque para
ello haya tenido que recurrir a un referéndum más que cuestionable. Por ello,
aquellos que tomaron esta postura de rotunda oposición, entre ellos políticos y
empresarios, además de periodistas, se encontraron firmemente marginados y
excluidos del poder, y algunos debieron pasar años privados de contactos
políticos.
Frente a ellos, recuerda
Sally, estaban aquellos que preferían ser absorbidos por la maquinaria del
poder y reportar y escribir lo que el gobierno les proporcionaba, sin hacer
ninguna verificación y mucho menos intento alguno de presentar un punto de
vista opositor. Para este sector de periodistas, por un largo periodo, esta
postura pareció ser la más exitosa, ya que sus partidarios gozaban de
beneficios como tener acceso a la gente que ostentaba poder, ser invitados a
los viajes del presidente y mantenerse libres de la posibilidad de ser
hostigados.
Por ello, Sally afirma que
mantener una postura crítica durante el gobierno dictatorial de Fujimori,
supuso, para quienes tomaron esta postura, serias dificultades y peligros. Y
nos recuerda, por ejemplo, que en su reporte de 1993, la organización
Reporteros Sin Fronteras colocó al Perú en el tercer lugar de la lista de
países que tenían el mayor número de periodistas prisioneros en todo el mundo
(solamente estaba detrás de Turquía e Irak, y peor que Birmania). O que el
Comité para la protección de Periodistas declaró que los hombres de prensa y
los medios de comunicación encontraban más problemas en el Perú que en cualquier
otro país de Latinoamérica.
Finalmente, y como para
convalidar las afirmaciones que MVLL hace sobre la manera cómo la dictadura de
Alberto Fujimori manipulaba a los medios de comunicación y a los periodistas,
Sally narra en su libro cómo Alberto Fujimori también le bajó el dedo a ella,
ya que luego de ser invitada, junto a otros colegas extranjeros, a acompañar al
otrora presidente a un viaje a Puno (Isla de los Uros), un compañero suyo
publicó en el Financial Times un artículo titulado “La política del poncho en
los Andes”, centrándose en el estilo de Alberto Fujimori, que actuaba más como
un director de medios, que como un presidente. Este artículo, afirma Sally, le
cayó a Fujimori como un balde de agua helada. Tan es así, que esa fue la última
invitación que recibió de Alberto Fujimori, algo que para ella le dejó una
lección evidente: si quieres ser incluida y tener acceso al presidente (como
las geishas), deja de lado la objetividad del periodismo y confabula con su
gente.
Nota: Como no puede ser de otra manera, espero que muchos peruanos lean
esta nueva novela de nuestro Nobel, y que la misma sirva para recordar lo
vivido durante una de las etapas más oscuras de nuestra vida republicana. La
vida se vive mirando hacia adelante, pero se entiende mirando hacia atrás, eso
es algo que los peruanos, sobre todo los más jóvenes, debemos tener presente en
estos tiempos.
Etiquetas: CINCO ESQUINAS, Mario Vargas LLosa
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