¿Y ahora quién podrá defendernos? : el operativo policial en el Santuario Histórico de Pómac
Muchos han sido los errores cometidos en el operativo al que se hace mención, errores que hoy en día enlutecen a dos humildes familias de nuestro país, la del suboficial Carlos Peralta Padilla y la del suboficial, Fernando Hidalgo Ibarra, respectivamente. Sin embargo, ha sido la improvisación el sello que ha marcado a este operativo. Por un lado, podemos sostener con absoluta contundencia que la labor de inteligencia operativa y estratégica falló, no se contó con una adecuada apreciación de inteligencia que permitiera prever un ataque a las fuerzas del orden con armas de fuego de largo alcance y así poder tomar todas las medidas correspondientes como la presencia de un mayor número de vehículos blindados para enfrentar a los invasores, la presencia de un mayor número de policías armados, el uso de chalecos antibalas y no sólo de chalecos antimotines o un adecuado sistema de comunicación entre los efectivos que fueron enviados a cumplir con dicha misión. Por el otro, la falta de recursos logísticos en el marco del operativo ha quedado más que clara, todos los peruanos hemos de recordar las imágenes de los policías reclamando agua y alimentos para aplacar su sed y hambre en un lugar en el cual a esas horas del día la temperatura marcaba los 36º; recursos que les fueron entregados con sumo retraso, hecho que confirma lo que para todos es una verdad innegable, que el operativo estuvo tan mal diseñado que las autoridades tuvieron que esperar el reclamo de los policías para recién llegar al lugar con agua y alimentos: una porción de arroz y unas latas de atún., situación que ha sido reconocida por el mismísimo ministro del Ambiente, Antonio Brack, quién señaló que él mismo ordenó que enviaran dinero desde Lima para solucionar el problema, y que no encuentra explicación alguna al porqué de la demora, esperemos que las investigaciones que se lleven a cabo arrojen resultados y datos claros y así nos permitan encontrar a los verdaderos responsables de tal desatino y tan supina ineficiencia.
A pesar de todo ello, resulta casi indignante escuchar a nuestras principales autoridades políticas tratar de tapar el sol con un dedo y decir sin mayor rubor en el rostro que el operativo policial fue todo un éxito pues se consiguió desalojar a los invasores y por lo tanto resulta exagerado pedir la renuncia del ministro del Interior. En ese tono se pronunció nuestro presidente, al ser consultado por la prensa en torno a la posible salida del actual ministro “No de ninguna manera. La meta de desalojar 5, 800 hectáreas, movilizando 1,500 efectivos, ha sido cumplida. Que aparece un asesino y victima dos policías es terrible, hay que sancionarlo y, si es posible, eliminarlo. Pero sacar de allí que el operativo no funcionó… eso habría que hacer con los ministros del Interior que durante 10 años, se negaron, por cobardía, a proceder a ese desalojo”, respondió. Pero eso no es todo, a nuestro presidente no se le pudo ocurrir mejor idea para respaldar a nuestros policías y levantarles la moral, diciéndoles que el suyo es un trabajo duro, así que nada de quejarse si hace un calor de más de 30º y no hay carpas para protegerse, o si deben de esperar casi 12 horas por una botella de agua y unas cuantas latas de atún para calmar necesidades tan humanas como la sed y el hambre, al parecer, el presidente parece entender que los policías no son seres humanos, que no requieren de agua y alimento, que no necesitan guarecerse ante un sol tan inclemente como el de Pómac, ya que sólo necesitan su valor y su coraje, para desarrollar con eficacia y éxito un operativo de esta magnitud, estoy casi seguro, que después de este tipo de declaraciones, miles de miles de jóvenes se sentirán más que motivados en formar parte de nuestra PNP, ojalá que alguno de ellos resulte ser algún familiar del presidente o quizá del actual ministro del Interior.
Pero si el Presidente tuvo declaraciones tan infelices como las que acabamos de reproducir, el ministro del Interior no quiso quedarse atrás y decidió competir palmo a palmo por el premio a la declaración más descabellada del 2009, y al parecer, si es que a García no se le ocurre nombrar a Susy Díaz en la cartera de la Mujer o a Tongo en el despacho de Educación, Hernani tiene el premio asegurado. Consultado por la muerte de los dos suboficiales en la operación señaló con la más absurda y absoluta estultez lo siguiente “La labor de inteligencia no falló, por supuesto que ha habido labor de inteligencia, ampliamente, pero el presidente Kennedy, con toda la inteligencia, con todos los superagentes, fue asesinado, Hay imprevistos que se presentan en cualquier momento. En 35 años yo nunca había visto un desalojo con francotiradores”. Esta sin lugar a dudas, es la frase que enerva e indigna a todos los peruanos, no sólo a los familiares de los policías caídos en el operativo, que ven en Hernani a un ministro indolente e incapaz de asumir una responsabilidad tan indiscutible como la precariedad de su gestión, sino a todos los que nos sentimos conmovidos cuando alguien muere en nuestra patria, en especial, cuando se trata de aquellos que día a día se juegan la vida por el orden y la seguridad de la sociedad, como lo son todos los policías de nuestro país.
Que los recursos con los cuales cuenta la policía son precarios es verdad, que no todos los efectivos se encuentran capacitados es verdad también, que el operativo era de alto riesgo no sólo por la cantidad de terreno en discusión sino por el número de pobladores ahí afincados es también algo que nadie discute, pero de ahí, a que el ministro tenga la desfachatez de decir que la aparición de francotiradores fue fortuita, que la presencia de hombres infiltrados y con armas era un riesgo que no se podía prever, es algo inaceptable, que linda con la locura y la mayor estupidez. Todos los especialistas en Inteligencia, entre ellos diversos ex oficiales de la policía, coinciden en señalar que no hay nada fortuito cuando se hace un plan de operaciones, más cuando desde el año 2002 se identificó a personas que traficaban con armas en la zona, lo cual hacía presagiar que se iba a encontrar elementos armados, y por ende la presencia de personal con chalecos antibalas o vehículos blindados, eran medidas que todos , salvo Hernani, consideran debieron tomarse en cuenta para asegurar el éxito de la operación y la integridad del personal policial. Señor ministro, si la presencia de francotiradores y pobladores armados no se puede prever entonces ¿Para qué sirve la Inteligencia?
A todas luces la posición del Gobierno resulta confusa en torno a este punto vinculado al equipamiento con el cual el personal policial contó para el operativo, por un lado el Ministerio del Interior, informaba, a través de un comunicado oficial, que el personal de la PNP no portaba armas, excepto para lanzamiento de gases lacrimógenos. Sin embargo, en declaraciones a la prensa, el Primer Ministro trató de salvar su responsabilidad, negando en todos los tonos e idiomas, que de su boca haya salido la orden para que los policías enfrentaran desarmados a los invasores. A partir de ello, queda claro que los únicos peruanos en este país a los cuales les cuesta, ya sea por soberbia o incapacidad, reconocer el fracaso del operativo son el Presidente de la República y el ministro del Interior.
Sí, somos de la opinión que el ministro del Interior debe poner su cargo a disposición, debe presentar su renuncia irrevocable al cargo, no por lo acontecido en Pómac, o no solamente por ello, sino por que en estos tres meses de su gestión ha demostrado una absoluta incapacidad para esbozar un coherente plan de lucha contra la delincuencia, la inseguridad ciudadana y la lucha contra la corrupción al interior de la institución policial.
Como muestra de ello basta señalar 5 razones puntuales que justifican nuestra posición:
1.- En junio del año pasado, había señalado que el director de la Policía debía de renunciar por haber permitido el “moqueguazo”. Pero en octubre, cuando ya había asumido el encargo ministerial, ocurrió el segundo “moqueguazo” que dejó un muerto y más de 60 heridos, y Hernani, bien gracias, se hizo de la vista gorda, jamás dio explicaciones, jamás hizo un mea culpa, y muy por el contrario se dedicó únicamente a anunciar cambios en el comando institucional de la policía.
2.- El actual ministro ha llevado a cabo una serie de cambios en cuanto al comando institucional sin tomar en cuenta su trayectoria, su desempeño, su importancia o su hoja de vida, para muestra lo ocurrido con el general Víctor Ordinola Ruiz, anterior jefe de la Segunda Región Policial (con sede en Lambayeque), considerado como un buen jefe operativo pero que al ser cuñado del otrora ex jefe de la PNP, general Gustavo Carrión, con quien el actual ministro tiene una conocidísima pugna y enemistad personal habría sido removido del cargo sin mayor fundamento que los miedos y odios del actual ministro.
3.- Otro crítica que se le hace al ministro es el haber pasado al retiro a oficiales que tenían techo para seguir ascendiendo y peor aún, pasar al retiro este año a policías que habían recibido cursos de especialización y profesionalización, todos ellos financiados por el estado, es decir por todos los peruanos.
4.- Durante su gestión se denunció el manejo irregular del combustible y del rancho para el personal, sin embargo, el ministro en lugar de brindar explicaciones ante la ciudadanía y la opinión pública, se escuda señalando que la corrupción es un problema generalizado, que data de años en la institución policial y que seguramente se trata de unos cuantos malos policías, a los cuales en un plazo prudencial, les ha de caer todo el peso de la ley, lo preocupante es que al parecer el ministro no cuenta con ningún plan de lucha contra la corrupción y reforma total al interior de su sector.
5.- Finalmente, al ser preguntando por el problema de la interceptación telefónica no supo dar mejor respuesta que aconsejarle a sus colegas ministros que no hablen cosas importantes por teléfono, como si esa fuera la respuesta que la ciudadanía espera de un hombre de estado como lo es un ministro de gobierno.
Sin lugar a dudas, el incidente en Pómac y el comportamiento del ministro del Interior, debiera llevarnos a hacer una reflexión mas de fondo, una reflexión en torno a qué tan recomendable resulta ser para la salud institucional de la PNP el hecho de que el ministro del Interior sea un general en retiro, el cual muchas veces utiliza el cargo para pagar favores personales, dar rienda suelta a sus odios más íntimos, favorecer a sus amigos o pasar al retiro a aquellos que seguramente no forman parte de su agenda de personas más allegadas. En ese sentido, compartimos la opinión de analistas, que señalan que este encargo de ministro del Interior debe recaer en un civil con idoneidad y autoridad política, que no confunda sus labores con la de los jefes institucionales de la policía, que no traslade sus odios y conflictos más egoístas a la institución y que sea capaz de marcar con coherencia y objetivad la política del gobierno en materia de seguridad y orden interno.
Desde acá, le pedimos al ministro Hernani, de muestras de humildad y responsabilidad política, y ya que ha resultado ser un conocedor de la historia haciéndonos recordar el asesinato de Kennedy, le refrescamos la memoria, la cual a veces es muy frágil, y lo invitamos a recordar que en 1981 la muerte de un universitario provocó la renuncia del ministro del Interior José María de la Jara y Ureta, quién asumió con entereza y valentía el desacierto suyo o el de quienes en ese momento tenía bajo su mando. Seguramente, la gestión del ministro de la Jara no fue de las mejores en la historia, pero demostró con su renuncia que el ministro de esta cartera debe tener el tino necesario para darse cuenta, cuando su presencia es mas perjudicial que positiva para su sector. Señor ministro, ahórrese papelones y renuncie.
Rafael Rodríguez Campos.
Etiquetas: Antonio Brack, Bosque de Pómac, Carlos Peralta Padilla, Fernando Hidalgo Ibarra, francotiradores en Pómac, inteligencia operativa y estratégica, Remigio Hernani Meloni, Víctor Ordinola
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