Luego de la primera vuelta, algunos analistas, sobre todo los de derecha, decían que PPK no debía acercarse a Verónika Mendoza, que PPK no debía dialogar con la izquierda. Ellos sostenían que los votos de la izquierda harían que PPK pierda fuerza en el centro, incluso, llegaron a decir que Verónika Mendoza le daría el abrazo del oso ya que su presencia terminaría por espantar a sus electores de la primera vuelta. Hoy sabemos que esos analistas estaban absolutamente equivocados.
Como se recuerda, hasta antes del segundo debate presidencial, las encuestadoras le daban a Fujimori entre 5 y 6 puntos de ventaja sobre PPK. Bajo ese escenario, qué cómodo hubiera sido para Verónika Mendoza mantener la “neutralidad” y anunciar que no apoyaría a ningún candidato. Qué cómodo hubiera sido para ella actuar como Alfredo Barnechea, el candidato presidencial de Acción Popular que jamás entendió que en esta segunda vuelta el Perú se jugaba su democracia. Sí Alfredo, aunque no lo creas, los demócratas esperábamos más de ti.
Cuando Verónika Mendoza y la izquierda entendieron que PPK, por sí mismo, no podía vencer a Fujimori, decidieron salir a las calles, movilizar a la gente, y apoyar públicamente a PPK. Como ya lo dije, sólo Alfredo Barnechea, y bueno, Gregorio Santos, decidieron ponerse de perfil, mirar al cielo, y silbar esperando el fatal desenlace. Pero Verónika Mendoza no hizo eso, y su movimiento, el Frente Amplio, tampoco. Si PPK logró imponerse en el sur es porque a pesar de sus errores, Verónika Mendoza decidió darle su respaldo. En ese sentido, podemos afirmar que PPK también le debe la presidencia a Verónika Mendoza y a todos los sectores progresistas que decidieron apoyarlo. Ello, como veremos a continuación, tiene un doble mérito.
A pesar de haber recibido terribles calificativos por parte de PPK en la primera vuelta, Verónika Mendoza, como ella misma lo señaló, entendió que en la segunda vuelta lo importante no eran los agravios personales recibidos por PPK. Ella comprendió que primero estaba el Perú, y que las disputas personales debían posponerse hasta pasada la segunda vuelta. Entendamos entonces que ella no apoyó a PPK, sino que apostó por la democracia. Decidió jugársela cuando muchos habían perdido la esperanza. Ese fue su primer mérito.
Verónika Mendoza demostró que la izquierda, con todos sus errores y equivocaciones, es capaz de poner al Perú por encima de su agenda particular. El pueblo los eligió para ser oposición, pero antes de ser oposición, el pueblo los eligió para defender la democracia. Y no sólo fue Verónika Mendoza, sino también sus más importantes voceros los que apoyaron a PPK. Es decir, logró hacerle comprender a los suyos que la democracia en el Perú debía defenderse, y que la única manera de hacerlo era votar por PPK. Ese fue su segundo mérito.
Algunos han señalado que Verónika Mendoza decidió apoyar a PPK a cambio de algún ministerio. Incluso publican en las redes sociales que Verónika Mendoza le estaría exigiendo a PPK formar un gabinete de centro-izquierda. Nada más alejado de la realidad. Ella no quiere ni debe ser parte de este Gobierno. Si ella quiere ser una candidata fuerte el 2021 entonces lo que debe hacer es alejarse lo más posible del Gobierno. Ella lo sabe, y estoy seguro que así lo hará.
Verónika Mendoza ha demostrado liderazgo. Eso es innegable. Pero ahora tiene un reto mucho más grande pues debe lograr que su bancada se comporte como una posición leal y democrática. Y al mismo tiempo, debe recorrer todo el país con el objetivo de formar y consolidar un verdadero frente de centro izquierda capaz de imponerse en las urnas el 2021. Para ello, debe alejarse de aquellas personas que generan temor e inquietud en la gente. Verónika Mendoza tiene que entender que para ganar la presidencia del Perú no sólo necesita los votos de la izquierda sino también el apoyo del centro. Y para ello, debe rodearse de gente que tenga una trayectoria democrática inmaculada y un prestigio profesional irrebatible capaz de generar confianza en la gran mayoría de los electores.
Creo que Verónika Mendoza, junto a otros y otras dirigentes de izquierda, tiene la gran oportunidad de modernizar a la izquierda peruana. Si se lo propone, puede ser la gran lideresa de un movimiento como el Frente Amplio en Uruguay o la Concertación en Chile. La izquierda sabe que es una figura nacional y que sus posibilidades de alcanzar el poder dependen de lo que ella haga. Ellos saben que un importante sector del electorado en el Perú reclama y exige una propuesta de centro izquierda. Esperemos que la construcción de ese gran movimiento popular comience en 2016. El Perú se lo agradecerá, ya que nuestro país, como cualquier otra democracia joven, necesita de una izquierda fuerte, democrática y moderna. El Perú requiere de una izquierda que sea capaz de decirle no a los radicalismos y no a la violencia. Dependerá de ella demostrarnos si es capaz o no de asumir ese reto.
Finalmente, y antes de dar por cerrada la página de la segunda vuelta. Me parece oportuno plantear las siguientes preguntas: ¿Qué hubiera pasado si era Verónika Mendoza, y no PPK, la que pasara a la segunda vuelta? ¿Habría PPK apoyado a Verónika Mendoza? ¿Los ppkausas que le exigían a la izquierda apoyar a PPK habrían hecho lo propio con Verónika Mendoza? Con absoluta sinceridad, yo creo que no. Verónika Mendoza también sabe eso. Por eso lo hecho por ella en esta segunda vuelta es tremendamente meritorio. Porque aun sabiendo que el favor no hubiera sido correspondido, igualmente decidió jugársela por nuestra democracia cerrándole el paso al autoritarismo populista.
1 comentarios:
Hola Rafael, muy interesante tu artículo. Tengo unas dudas, crees que pueda ser un gobierno exitoso el de ppk? crees que el fujimorismo tendría mas opciones para el 2021 siendo una oposición radical o siendo una aliado que se gane con los créditos de los aciertos de ese gobierno?
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